de los Gracos y de Sila, digamos entre el 133 y el 80 a J.C.), a exaltar las gestas de las
ilustres prosapias de las cuales procedían”.
A la inversa, personalmente no tengo dudas que así como en ocasiones las
narraciones fueron desvirtuadas para exaltar la memoria de algún grupo gentilicio, en otras
debió haber sucedido precisamente lo contrario. Y muchas versiones históricas, teñidas de
parcialidad, no debieron haber tenido otro fin que desprestigiar a los adversarios.
Es que el historiador clásico, griego o latino, no concibe la historia como lo
hacemos hoy. Para ellos se trataba de un género literario, dominado ora por el espíritu
retórico, ora por el trágico, ora por el afán moralizador. Rara vez, excepción hecha de
Polibio, se preocuparon más por la verdad real, que por la narración literaria en sí misma.
No olvidemos tampoco la vanidad nacionalista, que nos presenta como nacidas en
Roma ciertas instituciones de origen mucho más antiguo. Los comicios centuriados y la
división en tribus aparecen como invento de Servio Tulio, sin embargo, ¿no existían ya en
la Atenas de varios siglos atrás institutos parecidos?
Otro fenómeno que también confunde es la denominada “concentración histórica”,
merced a la cual se agrupan en torno a personajes determinados, sucesos y disposiciones
políticas y sociales que, quizás, demoraron décadas en desarrollarse.
De esta manera, a Rómulo se le atribuye todo lo atinente a la organización política
primitiva, incluidas cuestiones como la división entre patricios y plebeyos, o la división del
pueblo en gens, que de ninguna manera pudieron surgir de la voluntad de un monarca, o de
un legislador. Numa Pompilio concentra en su persona la totalidad de lo que hace al culto
público y su organización, así como la de los colegios sacerdotales. Servio Tulio resulta el
artífice de las garantías ciudadanas. Las XII Tablas son el compendio de los principios
jurídicos primitivos, aunque éstos hubieran existido ya con anterioridad. Los tribunos de la
plebe en fin, son los autores de cuanta iniciativa grata a la masa popular existió en los
primeros años de la era republicana.
Hechas estas salvedades, vayamos a una brevísima alusión a los historiadores que
arriba he mencionado.
Comienzo por Polibio, pese a que no se refiera en su obra –al menos en la parte de
ella que ha llegado a nosotros- a la fundación de Roma, ni al primer reparto de tierras. La
narración que él hace comienza “con la Olimpíada ciento veintinueve”, según refiere el