Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 43-56
ISSN 2469-0775
EL ASALTO DE LO IMPENSADO
Era digital y cultura de la conectividad
Lucrecia Aboslaiman
Revista Pelícano Vol. 7 (2021)Págs. 43-54
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Era digital y cultura de la conectividad
Digital age and culture of connectivity
Lucrecia Aboslaiman
1
Resumen
Las sociedades contemporáneas, caracterizadas por la globalización de los
intercambios económicos, por la fluidez y flexibilidad en los procesos de
producción, distribución y consumo, plantean a los ciudadanos nuevos
estímulos y posibilidades, a la vez que nuevos desafíos y nuevas
incertidumbres por la rapidez, profundidad y extensión de los cambios en todos
los ámbitos de la vida y las costumbres. Los contextos signados por la
integración y desintegración de los mercados; la amenaza global al medio
ambiente; la inestabilidad de los estados y la emergencia de instancias políticas
supranacionales, frágiles y desdibujadas; la masiva migración de las
poblaciones y la ubicuidad de las nuevas tecnologías de la comunicación
conforman en su conjunto una nueva era global de interdependencia,
fundamentalmente urbana, donde viven, yuxtapuestos, grupos humanos
diferentes y desiguales. En cuanto a la complejidad de las brechas digitales
consideramos que la falta de acceso a las herramientas básicas para poder
utilizar internet y acceder a una cursada virtual es uno de los mayores
obstáculos que van desde la provisión de servicio y el contar con una
computadora hasta la velocidad de la conexión.
1
Abogada. Docente por Concurso de Introducción al Derecho. Autora y Docente de la Mat.
Opcional: “La condición humana y el derecho” publicada por OCW-UNC. Facultad de Derecho
y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de rdoba e Investigadora Categorizada por
Secyt-Nación. Investigadora Categorizada 3 por Secyt Nación. Publicista. Evaluadora
ORCID: 0009-0003-3489-6485 Correo electrónico: lucrecia.aboslaiman@unc.edu.ar
Artículo publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-
CompartirIgual. © Universidad Católica de Córdoba
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Palabras clave: Era digital, Cultura de la conectividad, Brecha digital, Pedagogía
crítica
Summary
Contemporary societies, characterized by the globalization of economic
exchanges, by fluidity and flexibility in the processes of production, distribution
and consumption, present citizens with new stimuli and possibilities, as well as
new challenges and new uncertainties due to speed, depth and extent of
changes in all areas of life and customs. The contexts marked by the integration
and disintegration of the markets; the global threat to the environment; the
instability of states and the emergence of supranational, fragile and blurred
political instances; the massive migration of populations and the ubiquity of
new communication technologies together make up a new global era of
interdependence, fundamentally urban, where different and unequal human
groups live, juxtaposed. Regarding the complexity of the digital gaps, we
consider that the lack of access to the basic tools to be able to use the Internet
and access a virtual course is one of the biggest obstacles that range from the
provision of services and having a computer to the connection speed.
Keywords: Digital age, Culture of connectivity, Digital divide, Critical
pedagogy
Introducción
Procuraremos compartir una caracterización de la denominada era
digital y de la cultura de la conectividad, es decir, la configuración cultural en
usos y prácticas sociales articuladas en torno de las TIC en el ámbito
universitario y cuya incorporación trascienda la mera instrumentalidad, desde
una mirada más amplia acerca del impacto de los recursos digitales en los
aprendizajes de los estudiantes. Preguntarse acerca de cómo impacta este
escenario digital en la construcción de conocimientos es fundamental, ya que no
podemos abordar el mismo sin pensar en la cultura digital, es decir, en las
relaciones entre las personas que comprenden la mediación tecnológica, que las
habilita, de forma ubicua, a convertirse en productores de contenidos y no sólo
en consumidores de información. Para que esto suceda es imprescindible el
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desarrollo de nuevos saberes, de nuevas formas de lectura: de textos, íconos,
imágenes y signos que nos conducen a reflexionar sobre las prácticas educativas
en estos nuevos escenarios.
1. La era digital
En primer lugar, nos proponemos conceptualizar lo que entendemos
por la era digital y su importancia en los escenarios educativos.
Se suele definir era digital como:
• El período actual en la historia de la humanidad caracterizado por el
cambio producido en el siglo XXI que lleva de la industria tradicional a una
economía basada en la tecnología de la información y la comunicación (TIC).
El período en el que las tecnologías digitales juegan un papel
preponderante en la formación y regulación de los comportamientos y
prácticas de las sociedades, comunidades, organizaciones, grupos e
individuos, en casi todos los aspectos de la vida cotidiana.
La era actual en la que la tecnología incrementa la velocidad y la
amplitud de la circulación de conocimiento en la sociedad y la economía.
La era de la información se caracteriza como sostiene el sociólogo
Manuel Castells (2009) por la primacía del valor de la información sobre el
valor de las materias primas, el trabajo y el esfuerzo físico. Así, en la nueva
sociedad digital el eje de atención económico, político y social se traslada de
la gestión de las materias primas a la gestión de la información.
Las sociedades contemporáneas, caracterizadas por la globalización de
los intercambios económicos, por la fluidez y flexibilidad en los procesos de
producción, distribución y consumo, plantean a los ciudadanos nuevos
estímulos y posibilidades, a la vez que nuevos desafíos y nuevas
incertidumbres por la rapidez, profundidad y extensión de los cambios en
todos los ámbitos de la vida y las costumbres. Los contextos signados por la
integración y desintegración de los mercados; la amenaza global al medio
ambiente; la inestabilidad de los estados y la emergencia de instancias
políticas supranacionales, frágiles y desdibujadas; la masiva migración de las
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poblaciones y la ubicuidad de las nuevas tecnologías de la comunicación
conforman en su conjunto una nueva era global de interdependencia,
fundamentalmente urbana, donde viven, yuxtapuestos, grupos humanos
diferentes y desiguales.
1.1. Algunas características de la era digital que impactan en la enseñanza
universitaria
Interactividad de la comunicación, entendida como un diálogo
entre los participantes (individuos o grupos) mediante las TIC. Es decir, la
comunicación interactiva es aquella en que el receptor tiene la capacidad para
tomar decisiones y regular el flujo de la información. La capacidad del receptor
para tomar decisiones dependerá en gran medida de la estructuración de la
información proporcionada por el medio.
Consumo y producción de contenidos por parte de los usuarios
(prosumidores). En términos de Manuel Castells, autocomunicación de masas, ya
que los contenidos producidos por los usuarios tienen potencialmente un
alcance masivo.
• Superación de las limitaciones de espacio y de fronteras geográficas.
Incremento en la posibilidad de una producción comunicacional mediática
alternativa a la centralización de los medios masivos tradicionales.
Acceso permanente a los contenidos, aunque esta posibilidad depende de
factores como la accesibilidad a las TIC, la calidad de la conectividad y el
dominio de los conocimientos necesarios.
• Intercambio intensivo de contenidos muy variados.
Big Data, acumulación de datos en conjuntos o combinaciones de
conjuntos de datos (estructurados o no estructurados) en gran volumen,
complejidad, variabilidad y velocidad de crecimiento. Los datos se han
transformado en un capital muy importante.
Convergencia, la posibilidad de acceder a un mismo contenido en
diversos dispositivos gracias a la conectividad.
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Ampliación de la libertad de información con respecto a la
producción de los medios masivos tradicionales, que está regulada por
normas, códigos y estándares profesionales.
Nuevas fuentes de influencia, puesto que la capacidad de influir a
gran escala estaba concentrada antes en los medios masivos tradicionales (los
youtubers e influencers como fenómenos de la era digital).
• Hipertextualidad, el acceso a los contenidos se realiza a través de los
vínculos (links) a las fuentes, la “cultura del cliqueo”.
En la era digital, nos preguntamos, qué deberíamos tener en cuenta al
planificar una clase o un proyecto de enseñanza.
Si bien la denominada era digital abrió nuevos horizontes
comunicacionales que dieron la idea de un mundo más pequeño o cercano
gracias a la inmediatez que producen las ventajas antes mencionadas,
también encierra algunos riesgos o peligros que es necesario conocer para
tener en cuenta cuando pensamos en nuestras clases y los modos de
aprendizaje de los estudiantes universitarios. Entre esos riesgos o peligros,
los docentes consideramos los modos en que el flujo permanente e intensivo
de información puede producir una sobrecarga, saturación y desborde de los
estudiantes. Es decir, a veces cuando sobreabundamos en el envío de
consignas, archivos, aclaraciones, se logra el efecto contrario del objetivo que
perseguían todos estos mensajes. Por otra parte, la catarata informacional que
circula en el ciberespacio, en ocasiones, no permite chequear toda la
información recibida y este hecho también contribuye con la difusión de
noticias falsas (fake news). A esto último, se suman los llamados trolls,
usuarios de identidad desconocida que publican en redes y plataformas
contenidos polémicos, agresivos o sensibles para otros usuarios. Los trolls se
inmiscuyen en foros, comunidades de usuarios y en redes sociales y generan
debates que nada tienen que ver con el tema de discusión ni con el espacio
que invaden.
Otro tipo particular de erosión de la privacidad provocada por los
usos de las tecnologías digitales consiste en la vigilancia y control que se
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ejerce a través de los grandes conjuntos de datos (Big Data) acumulados a
partir del uso de las TIC. Los riesgos y peligros que hemos mencionado,
entre otros, generan situaciones ajenas a las propuestas de enseñanza que es
necesario considerar al momento de incluir estos recursos en las
planificaciones o en las consignas de indagación en las redes sobre un tema
del programa.
En cuanto a estas nuevas sociabilidades electrónicas, la absorción de la
vida cotidiana por los usos informales de las TIC puede producir además de
un comportamiento adictivo la fragmentación y superficialidad de las
relaciones interpersonales. En efecto, es posible que la sobreabundancia y la
intensidad de contactos resulten en interacciones con un marcado sesgo
individualista. Resulta importante evitar que suceda en la enseñanza y
aprendizaje en la universidad cuando nos referimos a la construcción
colectiva de conocimientos. Por otro lado, las tecnologías digitales se han
integrado totalmente a la comunicación y se han convertido en un
componente ineludible dentro de los procesos de construcción de
significados individuales y colectivos en el ámbito educativo. De este hecho,
resulta una nueva configuración cultural comúnmente denominada cultura de
la conectividad. Esta realidad interpela a la institución educativa en general, y
a la universitaria en particular, en cuanto a la integración de las ciberculturas
en los entornos de aprendizaje y los diseños curriculares.
En el contexto de la era digital y la cultura de la conectividad, la enseñanza se
encuentra ante al reto de articular estos dos planos, de modo de atender a los
marcos de percepción, la producción de sentido y la construcción de
identidades que surgen a través de dispositivos virtuales como las
plataformas y las redes sociales.
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2. La brecha digital
Se denomina brecha digital al conjunto de obstáculos que existen para
el acceso y el uso igualitario de las TIC. Estos obstáculos se definen en los
siguientes puntos:
la disponibilidad de recursos tecnológicos y de una infraestructura
de telecomunicaciones y redes, la accesibilidad a los servicios tecnológicos
y la calidad de estos (por ejemplo, la calidad de la conectividad) y las
habilidades y conocimientos necesarios para el uso adecuado de las TIC.
Cuando estos obstáculos afectan a los usuarios, surgen desigualdades
que abren brechas, divisiones por inequidad en el uso y acceso a las TIC.
Las brechas digitales tienen su correlato en las desigualdades
socioeconómicas y de infraestructura en sociedades como las nuestras.
También estas brechas digitales se producen por las diferencias
generacionales. Autores como Marc Prensky hablan de nativos digitales y de
inmigrantes digitales, para hacer referencia a quienes nacieron y se
desenvuelven con holgura en los tiempos de la era digital, en contraste y
tensión con aquellos que pertenecen a otras generaciones y, por falta de
familiaridad o, a veces, por desconocimiento, tienen más dificultades para
usar las TIC, situación a la que nos enfrentamos frecuentemente en el campo
de la docencia.
En el camino hacia la superación de las brechas digitales, el Estado
tiene un papel fundamental a través del diseño e implementación de políticas
económicas, culturales y educativas que apunten a amortiguar las
desigualdades estructurales que hoy afectan más que nunca a las y los
docentes, los y las estudiantes y a sus familias.
3. La cultura digital y las identidades en la universidad
Las tecnologías digitales y los usos asociados a ellas han tomado un
papel integrado e integrador en la sociedad, hecho que pone en evidencia o
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constituye valores, normas y códigos que, en su conjunto, generan una
configuración cultural cuyo eje está hoy en las TIC.
Una definición que podría sintetizar diferentes visiones y/o puntos de
vista sobre el concepto de cultura (Geertz, 1991; Williams, 2000, y Aime, 2015,
entre otros), puede caracterizarlo como el sistema compartido propio de un
colectivo humano (grupo, comunidad, sociedad) de creencias, valores,
prácticas, códigos, producciones simbólicas y materiales, formas de ocupar el
tiempo y el espacio, en un momento socio-histórico determinado, que
funciona como marco para la generación de sentido y la elaboración de
identidades.
Entonces, tomando como referencia esta definición muy general,
podemos decir que las tecnologías de la era digital se constituyen hoy como
un componente integral de la comunicación humana y en foco de los
procesos de significación en la cotidianidad a escala global, de manera tal
que nuestro comportamiento, percepción e interpretación del modo de vida
irradia a partir de las interacciones mediadas por tecnologías. La cultura
digital es una cultura de la conectividad, en la que las relaciones sociales se
han tecnologizado en alto grado.
En este contexto, es importante preguntarse sobre la incidencia de esta
configuración cultural cuyo núcleo son las tecnologías digitales sobre la
educación desde una perspectiva crítica de la enseñanza y del aprendizaje,
pensando en esta cuestión más alde la incorporación instrumental de las
herramientas tecnológicas. De este modo, las TIC, no deberían concebirse
como elementos exógenos a la enseñanza universitaria, sino como portadoras
de una racionalidad que implica nuevas maneras de construcción y
producción del conocimiento.
En general, la tradición presencial no consideró estas herramientas
aun sabiendo que los estudiantes las manejan en su vida social. En los casos
en que se han utilizado las plataformas de las facultades ha sido más bien
como apoyo a la presencialidad y, sobre todo, como espacio para compartir
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bibliografía y entregar trabajos escritos de modo de no colapsar las casillas de
mail de los docentes.
Ante este panorama, el desafío que se plantea no es si usarlas o no,
sino cómo usarlas y, por lo tanto, se hace necesario un modelo de uso
pedagógico reflexivo y de apropiación educativa de las TIC que incorpore la
experiencia de los estudiantes en el manejo de estos dispositivos. Un ejemplo
del uso y el manejo de las TIC que tienen nuestros estudiantes puede
verificarse en las historias y transmisiones en vivo de redes sociales como
Instagram y Facebook, que habitualmente contienen registros visuales y
audiovisuales fragmentarios de la vida cotidiana de sus usuarios, pero cuyo
uso se ha ido diversificando hasta incluir otro tipo de contenidos, como
materiales de divulgación cultural, entrevistas, actuaciones artísticas,
etcétera. Este modelo debería tener como base el hecho de que los
dispositivos de la era digital al igual que los medios de comunicación
tradicionales no se consideren solo en su aspecto tecnológico, sino también
como la condición de posibilidad de un entramado de usos sociales
generadores de sentido y conocimiento, premisa fundamental para superar
la idea de la mera implementación instrumental.
Poner el acento en las prácticas y conocimientos digitales de los
estudiantes dentro de un modelo de apropiación educativa de las TIC en la
universidad implica el reconocimiento de cómo la categoría estudiantes
universitarios está atravesada por las culturas juveniles, puesto que el
estudiantado está conformado por sujetos que combinan identificaciones
propias de las juventudes de su época con identidades construidas a partir
de su condición de estudiantes universitarios. No obstante, es necesario
remarcar que hablar de juventudes responde a la realidad de que la juventud
no constituye un colectivo homogéneo, ni es una categoría que pueda
definirse desde un enfoque esencialista, sino desde una perspectiva que lo
considere como lo que es: una construcción sociocultural, cuyos límites no
son fijos ni universales, ni tampoco definibles exclusivamente por la edad. En
este sentido, los estudiantes universitarios como sujetos históricos han sido
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representados en distintos períodos en función de imaginarios elaborados en
cada época, como, por ejemplo, privilegiados por el acceso a la formación
profesional, revolucionarios o nativos digitales. Pero estas visiones no deben
circunscribir una mirada lineal que impida reconocer la diversidad de
experiencias que atraviesan actualmente las juventudes universitarias, en
particular la etiqueta nativos digitales cuya aplicación desconoce no solo esa
diversidad, sino también las desigualdades puestas de manifiesto en las
denominadas brechas digitales, consecuencias de las inequidades que persisten
abiertas en las sociedades y culturas del mundo contemporáneo.
El gran desafío de la cibercultura en la educación universitaria no está
tanto en el paso de la presencialidad a la modalidad virtual, sino en su
inclusión en procesos pedagógicos que generen un diálogo de saberes y
conocimientos entre docentes y estudiantes mediados por estas tecnologías.
Para esto se requiere un uso planificado de las TIC que conciba la
participación reflexiva de los actores involucrados como garantía de los
procesos de educativos, puesto que las mediaciones son espacios y formas de
uso de las tecnologías donde se resignifican y transforman los escenarios
sociales y culturales.
4. La interfaz educativa universitaria y la innovación digital
La teoría de la interfaz elaborada por Carlos A. Scolari (2019) podría
ser un marco posible para plantear la apropiación y el uso de la cultura
digital en el ámbito universitario.
Una interfaz puede definirse como una red de actores o agentes
humanos y tecnológicos que interactúan y mantienen distintos tipos de
relaciones entre sí, dentro de una serie de procesos. Las interfaces
constituyen espacios de interacción, conforman un ecosistema, están
expuestas a una dinámica de transformación, y tanto su diseño, como uso
son prácticas políticas.
Un rediseño de la interfaz educativa universitaria a través de
innovaciones que impliquen la incorporación de las TIC y las culturas
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digitales asociadas a ellas llevará a introducir nuevos actores tecnológicos y a
desplegar procesos de convergencia con otras interfaces, como la modalidad
virtual. Un ejemplo posible es pensar una situación en la que los estudiantes
deban crear un canal de YouTube, con producción de contenidos
relacionados con los temas del programa curricular. Pero lo más relevante es
la puesta en práctica de relaciones en favor de una educación dialogal, tal
como el mismo Scolari (2019) señala:
La gran transformación pendiente en las interfaces educativas no
vendrá por el lado de sus actores sino por el cambio en la relación
entre los actores humanos, algo que ya sostenía Paulo Freire hace
medio siglo cuando proponía pasar de una educación monológica a
otra dialógica y horizontal. […] No es para descartable que la gran
transformación de las interfaces educativas nazca de la convergencia
con otras interfaces (p.11).
El camino desde un aula extendida mediante la incorporación de
tecnologías digitales hasta los recursos virtuales de la educación a distancia y
el e-learning es un continuum. En este tránsito se desarrollan procesos de
convergencia aquellos que ocurren cuando dos o más actores o interfaces
confluyen para generar una nueva interfaz, como es el caso de las alas
virtuales y procesos de inclusión, caracterizados por la incorporación de un
actor (u otra interfaz) a una interfaz mayor, como sería el caso del uso
pedagógico de una plataforma digital como YouTube.
Conclusión
Retomando lo planteado en la introducción y a partir de una definición
que podría sintetizar diferentes visiones y/o puntos de vista sobre el concepto
de cultura (Geertz, 1991; Williams, 2000, y Aime, 2015, entre otros), se la puede
caracterizar como el sistema compartido propio de un colectivo humano
(grupo, comunidad, sociedad) de creencias, valores, prácticas, códigos,
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producciones simbólicas y materiales, formas de ocupar el tiempo y el espacio,
en un momento socio histórico determinado, que funciona como marco para la
generación de sentido y la elaboración de identidades.
A partir de esta definición muy general, podemos decir que las
tecnologías de la era digital se constituyen hoy como un componente integral de
la comunicación humana y en foco de los procesos de significación en la
cotidianidad a escala global, de manera tal que nuestro comportamiento,
percepción e interpretación del modo de vida irradia a partir de las
interacciones mediadas por tecnologías.
En este contexto, es importante preguntarse sobre la incidencia de esta
configuración cultural cuyo núcleo son las tecnologías digitales sobre la
educación desde una perspectiva crítica de la enseñanza y del aprendizaje,
pensando en esta cuestión más allá de la incorporación instrumental de las
herramientas tecnológicas. De este modo, las TIC, se concebirían no como
elementos exógenos a la enseñanza universitaria, sino como portadoras de una
racionalidad que implica nuevas maneras de construcción y producción del
conocimiento.
El gran desafío de la cibercultura en la educación universitaria no está
tanto en el paso de la presencialidad a la modalidad virtual, sino en su inclusión
en procesos pedagógicos que generen un diálogo de saberes y conocimientos
entre docentes y estudiantes mediados por estas tecnologías. Para esto se
requiere un uso planificado de las TIC que conciba la participación reflexiva de
los actores involucrados como garantía de los procesos de educativos, puesto
que las mediaciones son espacios y formas de uso de las tecnologías donde se
resignifican y transforman los escenarios sociales y culturales.
En el proceso de enseñanza aprendizaje se plantea el desafío de
interactuar con un contenido, mediado por el uso de las tecnologías, lo que
implica que tanto docentes como alumnos se conviertan en protagonistas
activos en la construcción del conocimiento, un camino que estamos transitando
en esta sociedad mediada por el uso de las tecnologías.
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Queda mucho camino por transitar en este escenario digital que nos
invita a reflexionar y asumir nuevos desafíos en una cultura digital donde la
virtualización de la enseñanza nos convoca a pensar en procesos educativos
centrados en el diálogo entre los actores, el conocimiento y los recursos
tecnológicos.
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