Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775
EL ASALTO DE LO IMPENSADO
La conciencia anti-ecológica y la encíclica Laudato sì (pp. 6-26)
Humberto Miguel Yáñez, S.J.
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 6
La conciencia anti-ecológica y la encíclica
Laudato
The anti-ecological conscience ande the encyclical Laudato sì
Humberto Miguel Yáñez, S.J.
1
Resumen
La Encíclica Laudato asume uno de los grandes desafíos actuales, el cuidado
de la “Casa Común”, amenazada por el paradigma tecnocrático que promueve
una economía extractivista aliada al colonialismo que daña el ambiente y
excluye del progreso a las poblaciones originarias. El Sínodo Panamazónico
(2019) fue una oportunidad de escucha de la sabiduría de los pueblos
originarios, necesaria para superar una mentalidad utilitarista fruto de un
capitalismo salvaje que impulsa una economía que absolutiza la ganancia en
desmedro de las consecuencias sociales y ambientales. Ante el cambio climático
y sus trágicas consecuencias, se hace necesario concientizar a la sociedad
proponiendo prácticas virtuosas capaces de crear una cultura respetuosa del
medio ambiente y de la dignidad de los s vulnerables, de superar la
conciencia aislada, y de promover una auténtica conversión ecológica.
Palabras clave: Paradigma tecnocrático, cambio climático, concientización,
conversión ecológica
Abstract
The Encyclical Laudato takes up one of today's great challenges, the care of
the "Common Home", threatened by the technocratic paradigm that promotes
an extractivist economy allied to colonialism that damages the environment and
excludes native populations from progress. The Pan-Amazonian Synod (2019)
was an opportunity to listen to the wisdom of the native peoples, necessary to
overcome an utilitarian mentality resulting from a savage capitalism that
1
Profesor ordinario de teología moral en la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) e
invitado en la Universidad Católica de Córdoba (Argentina). Gasson Chair en el Boston College
(2021-2022). Perito del Sínodo Especial para la Amazonía (2019). Miembro Ordinario de la
Pontificia Academia de la Vida y consultor del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
ORCID: 0009-0002-9911-5854 Correo electrónico: yanez@unigre.it
Artículo publicado bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-
CompartirIgual. © Universidad Católica de Córdoba
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 7
promotes an economy that maximizes profit to the detriment of social and
environmental consequences. In the face of climate change and its tragic
consequences, it is necessary to raise awareness in society by proposing
virtuous practices capable of creating a culture that respects the environment
and the dignity of the most vulnerable, overcoming an isolated consciousness,
and promoting an authentic ecological conversion.
Keywords: technocratic paradigm, climate change, awareness raising,
ecological conversion
Introducción
La Amazonia constituye la mayor selva tropical del mundo, la cual produce
una quinta parte del oxígeno que respiramos, y cuenta con un 20% de las
reservas de agua dulce del mundo. No se trata sólo de un paraíso natural, ya
que en la región viven además unos 35 millones de personas, de las que unos 3
millones son indígenas. Conforman una población multiétnica con alrededor de
230 lenguas, culturas y espiritualidades diversas (Nobre et al., 2016)
2
.
La Amazonia es un Bioma en contexto global, contribuye para los servicios
ambientales más allá de la Cuenca Hidrográfica, fertiliza los suelos, equilibra
los ciclos de las lluvias en la América del Sur y en el mundo, contribuye en la
alimentación de todas las formas de vida y permite mantener estilos de vida y
culturas de miles de comunidades indígenas, campesinos, afrodescendientes,
ribereños y de las ciudades. Esta realidad calificada como el “pulmón del
mundo” se encuentra amenazada tanto por los efectos del cambio climático
como por la creciente presión de las madereras, la minería, la ganadería o la
agricultura intensiva de monocultivos. Los impactos que ocurren en la
destrucción de la cuenca panamazónica tiene efectos sobre el equilibrio de las
estaciones y esto afecta la dinámica de fertilidad y reproducción de la fauna y
2
También se puede consultar: «The Fate of the Amazon Forests: land-use and climate change
risks and the need of a novel sustainable development paradigm», Proceedings of the National
Academy of Sciences U.S.A., 113(39), September 2016; Saatchi, S. S, Harris, N. L., Brown, S.,
Lefsky, M., Mitchard, E. T., Salas, W., et al., «Benchmark map of forest carbon stocks in tropical
regions across three continents» (2011), Proceedings of the National Academy of Sciences U.S.A.,
108(24), June 2011. (Cit. Sínodo de Obispos, Asamblea Especial para la Región Panamazónica,
Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Instrumentum laboris (2019),
Ciudad del Vaticano: LEV, n.9, nota 3).
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 8
flora, lo que impacta directamente en la dinámica de todas las comunidades
amazónicas (Charity et al., 2016).
Para impulsar su preservación y relanzar la presencia de la Iglesia en los
territorios de la región panamazónica (Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia,
Venezuela, Guyana, Guyana Francesa y Surinam), el papa Francisco convocó
un Sínodo de Obispos en el Vaticano, del 6 al 27 de octubre de 2019, bajo el
lema: “Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.
El Sínodo trataba de responder a una doble urgencia: la del territorio,
amenazado por el calentamiento global y los intereses económicos, y la de la
Iglesia católica, con una presencia insuficiente en la zona y la necesidad de
afrontar el desafío de la inculturación en los pueblos indígenas.
El pontificado de Francisco comienza con la escucha del sensus fidei
3
como
modo de ejercitar un magisterio de carácter eminentemente pastoral que no
termina dentro de la comunidad eclesial, sino que es el presupuesto ineludible
para cumplir su misión evangelizadora a través del diálogo. En esta dinámica
de escucha, la Iglesia está llamada a confrontarse con el grito de la tierra y el
grito de los pobres (LS 49), ejes hermenéuticos de la encíclica Laudato sì (LS).
Ya desde la etapa preparatoria del Sínodo, a través de las consultas a las
comunidades amazónicas, se pone de manifiesto lo que los pueblos originarios
pueden enseñarnos, en cuanto Iglesia y en cuanto sociedad tecnológica y
científica.
En este sentido, la encíclica LS
4
y el Documento de trabajo (IL)
5
, el
Documento del final del nodo Panamazónico (DFSP)
6
y Querida Amazonia
3
“La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede
equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido
sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando «desde los Obispos hasta los últimos fieles
laicos» presta su consentimiento universal en las cosas de fe y costumbres” (LG 12).
4
Francisco, Carta encíclica Laudato sobre el cuidado de la casa común (2015) (LS).
5
Sínodo de Obispos, Asamblea Especial para la Región Panamazónica, Amazonía: nuevos caminos
para la Iglesia y para una ecología integral. Instrumentum laboris (2019). (IL)
6
Sínodo Amazónico, Asamblea Especial para la región Panamazónica, Documento final:
Amazonía: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral (2019). (DFSP)
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 9
(QA)
7
brindan instrumentos hermenéuticos para analizar críticamente el
paradigma tecnocrático imperante.
Desde esta perspectiva, presentaré el paradigma tecnocrático que genera una
conciencia aislada, un ciudadano productor-consumidor, como consecuencia de
una economía extractivista que busca aumentar el capital a toda costa,
agrediendo el ambiente natural, cultural y las poblaciones originarias,
provocando el cambio climático y los refugiados ambientales, valiéndose del
progreso tecnológico. Mi contribución se desarrollará en tres puntos: cuáles son
los obstáculos respecto a una conciencia ecológica, algunas líneas para pensar la
conversión ecológica, y finalmente, cómo llegar a una conciencia ecológica.
1. ¿Cuáles son los obstáculos que se evidencian en el despertar de una
conciencia ecológica? ¿Que obstruye la conciencia ecológica?
Presento a continuación cuatro puntos: la conciencia aislada, el paradigma
tecnocrático, la idolatría y el pecado ecológico. Los dos primeros son de carácter
antropológico, y los dos segundos, teológico.
1.1. La conciencia aislada
El Papa Francisco ya en Evangelii gaudium (EG) ofrece un diagnóstico del
mundo en el cual viven los cristianos, caracterizado por el consumismo, el
hedonismo y «la conciencia aislada» clausurada en «los propios intereses» (EG
2), y se continúa en el Capítulo 2, I (Algunos desafíos del mundo actual: nn.52-
67), comenzando por la crítica a una economía que genera injusticia y exclusión,
que gobierna en lugar de servir, provoca la desigualdad social, como
consecuencia de la idolatría del dinero.
Con la modernidad toma carta de ciudadanía un proceso caracterizado por la
emergencia del sujeto que ha supuesto una revolución copernicana en la
comprensión de lo humano, en la percepción del conocimiento autoreflexivo y
en la creciente sensibilidad por la dignidad del sujeto humano. La confianza en
7
Francisco, Exhortación Apostólica Postsinodal Querida Amazonia (2020). (QA)
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 10
la razón llevó a desarrollar sobre todo las ciencias experimentales que
proporcionaron los instrumentos para un progreso de la humanidad basado en
la ciencia y la tecnología.
Desde el punto de vista sociológico, las estructuras tradicionales de
convivencia, basadas en modelos económicos estáticos de producción, fueron
cambiando a través de sucesivos pasajes que fueron de lo rural a la
industrialización, llegando a una etapa postindustrial, caracterizada por la
movilidad social y la inestabilidad laboral, lo cual ha generado nuevas formas
de pobreza.
El resultado es un vínculo comunitario débil, un sujeto cuyas relaciones
interpersonales resultan variables, ya que las instituciones tradicionales basadas
en modelos económicos de producción mayormente superados, han entrado en
crisis, dejando en muchas ocasiones al sujeto a la intemperie.
Los referentes culturales son cambiantes, la movilidad humana y la
concentración de la población en las ciudades ha llevado a una nueva
conformación social de tipo multicultural y multireligiosa, con el fenómeno
creciente del pluralismo a diversos niveles, sobre todo religioso y moral.
La encíclica LS indica al menos tres obstáculos para una vida en plenitud que
tienen que ver con nuestra cultura. El primero de carácter antropológico, es la
conciencia aislada, como acabamos de mencionar en Evangelii gaudium, que es lo
opuesto a la relacionalidad como dimensión constitutiva del ser personal.
Conciencia aislada a causa de una cultura tremendamente individualista como
consecuencia de un liberalismo que se manifiesta a diversos niveles: político,
económico, que produce una cultura de tipo liberal-capitalista donde el sujeto
se privilegia a mismo debilitando su vinculación, cayendo en un egoísmo
ético que se desentiende de su responsabilidad relacional.
El sujeto es modelado por su capacidad de producir y de consumir. La
cultura consumista invade todos los aspectos de la vida personal y social.
Valemos cuanto producimos y cuanto consumimos. Por ello, vivimos en una
carrera sin freno para producir más, para consumir más. El consumismo, que es
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 11
el motor de la economía capitalista, se hace cultura y transmite valores que
rigen la actuación de las personas.
1.2. El paradigma tecnocrático
El ser humano del siglo XXI ha nacido en un entorno ciudadano y
tecnológico. La humanidad se concentra en las ciudades. Es un hecho que
quienes viven en las ciudades no tienen contacto directo con la naturaleza. Por
ello nos preguntamos: ¿sería posible integrar la conciencia ecológica en una
conciencia ciudadana y predominantemente tecnológica?
La Encíclica LS señala el rápido y creciente desarrollo de la tecnología y la
ciencia en los últimos doscientos años, que ha dado a los seres humanos “un
tremendo poder”, pero advierte que “nada garantiza que lo utilicen bien”. El
Papa se pregunta: “¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto
poder?” (LS 104). Todavía están frescas en la memoria de la gente las
atrocidades perpetradas en las guerras del siglo XX, y la reciente guerra entre
Rusia y Ucrania, para las que reclama “una ética sólida, una cultura y una
espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida
abnegación”(LS 105).
El desarrollo tecnológico echa mano a la economía capitalista liberal que
busca la maximización del beneficio promoviendo “«un superdesarrollo
derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones
persistentes de miseria deshumanizadora»”
8
que genera un estilo de vida que
se vuelve insostenible (LS 161). Ya Ignacio Ellacuría en los años 90 proponía una
civilización de la pobreza, ya que decía que el estilo de vida occidental era
inmoral porque no era universalizable, y por tanto lo consideraba injusto,
además de contaminante, con el riesgo de agotar recursos que serán necesarios
para las generaciones futuras (González, 1997).
La tecnología es un gran invento humano y es muy importante para el
progreso de la humanidad. La tecnología y la ciencia trabajan juntas para
8
LS 109; Benedicto XVI, Caritas in veritate, 35.
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 12
superar los problemas y hacer la vida humana más cómoda y permitir el
progreso. El Papa Francisco en LS advierte sobre la fascinación cultural de las
tecnologías que puede hacer que éstas se conviertan en ídolos y, como
consecuencia, se vuelvan contra la dignidad personal y obstaculicen las
relaciones interpersonales (McKim, 2019, p. 229).
1.2.1. Economía extractivista y colonialismo
Durante el Sínodo Amazónico, la Iglesia ha escuchado el clamor de los
pueblos amazónicos, denunciando las actividades extractivas de una economía
explotadora basada en una ideología colonialista. La ideología del colonialismo
ha justificado los abusos por parte de los colonos a los pueblos nativos, y hoy en
día hay nuevas formas de colonización a través de la economía o los medios de
comunicación. La economía extractiva se diferencia del extractivismo
tradicional por el uso de nuevas tecnologías que aceleran y aumentan su
capacidad destructiva al mismo tiempo que aumentan los ingresos de las
empresas. Francisco advirtió que cuando sólo cuenta la maximización de los
beneficios, se bloquea el desarrollo humano integral y se provoca la exclusión
social (LS 109). El Pontífice en LS denunció su lógica interna: cuando la
tecnología es dominada por un mercado que todo lo gobierna, tiende a
promover una visión explotadora de la tierra (McKim, 2019, p. 227).
El investigador brasileño Carlos Nobre, miembro de la Academia Nacional
de Ciencias, quien fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2007,
advirtió del riesgo de sabanización de más del 50% de la selva amazónica si el
extractivismo sigue adelante. Ahora mismo, la Amazonia ha perdido al menos
el 20% de su selva y se acerca al punto de no retorno.
1.2.2. La contaminación ambiental
La contaminación ambiental ha ido en aumento desde los años 70 y ha
provocado el cambio climático, causando efectos negativos directos sobre la
salud de la población mundial, especialmente en el Sur Global. El Papa
Francisco advirtió:
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 13
Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o
político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o
en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos
negativos del cambio climático (LS 26).
De hecho, alguna multinacional del petróleo fue acusada de mentir a sus
accionistas sobre los malos efectos de su contaminación petrolífera,
promoviendo “fake news” elaboradas por “eco escépticos” pseudocientíficos
durante los años 90 (Conway & Oreskes, 2012, citado en Micallef, 2017, pp. 142-
146).
Hoy sabemos que “la combustión de combustibles fósiles es la principal
causa tanto” de la contaminación del medio ambiente como del cambio
climático (Landrigan, 2018, citado en Landrigan 2021, p. 53). Hay
contaminación del aire, el suelo y el agua provocada por productos químicos
tóxicos y pesticidas. Los océanos y los ríos se contaminan con metales pesados,
plásticos y otros productos químicos. El suelo está siendo contaminado con
productos químicos por la agricultura mecanizada y las explotaciones mineras.
La contaminación atmosférica causada por el dióxido de carbono (CO2) es el
principal agente del cambio climático que provoca el aumento de la
temperatura, la desertización de algunas zonas de la tierra y el aumento de la
temperatura de la superficie del mar y el deshielo de los glaciares, olas de calor,
fuertes tormentas y huracanes, sequías e incendios forestales, destruyendo los
ecosistemas, y está íntimamente ligada al cambio climático global. Según la
Comisión Lancet, la contaminación es la mayor causa medioambiental de
enfermedad y muerte en el mundo, provocando 9 millones de muertes
prematuras en 2015 (Das & Horton, 2018, pp. 407-408).
Sin embargo, los esfuerzos para convertir la energía producida por fuentes
de combustibles fósiles en energía renovable siguen siendo insuficientes. Los
gobiernos han descuidado el establecimiento de políticas de seguridad para
controlar la contaminación, y el interés de las empresas ha prevalecido sobre el
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 14
interés de los pueblos indígenas y las poblaciones locales y mundiales, sobre
todo sobre las personas más vulnerables, como los pobres y los niños.
1.3. La tentación de la idolatría
El tercer aspecto es teológico, precisamente lo que la Biblia llama idolatría. Se
trata de la absolutización del tener y del poder como raíces del pecado
estructural, como ya indicaba Juan Pablo II en Sollicitudo rei sociales (n.37). Es
también la base del paradigma tecnocrático criticado por LS que combina la
absolutización de la técnica y de la economía, es decir, del capital. Esto
configura una economía extractivista, como apareció claro en el nodo del
Amazonas (IL 45-46; 51-54), ya en el Documento de Trabajo, el daño que
produce en el Amazonas y también en la Argentina. Es una economía que busca
la ganancia a toda costa, sin importarle las personas que viven en el lugar, ni el
resto de los habitantes del planeta, y con tal de ganar más, se llega a la
depredación de la naturaleza causando daños irreparables a la naturaleza y a
los seres humanos que la habitan, destruyendo los ecosistemas, y contaminando
el ambiente. Efectivamente, la economía extractivista viene haciendo extragos
en el mundo, también en la Argentina, aliada de la ideología colonialista.
Podemos ver películas como “Quebracho” o la “Patagonia rebelde” donde se
expone lo que ya venía ocurriendo en el siglo XIX en la Argentina, y es lo que
ocurre hoy en el Amazonas y otras regiones del planeta. Se trata de una
economía que devasta el territorio, lo despoja de los recursos naturales y
contamina agua, territorio y aire, obligando a sus habitantes a emigrar hacia las
grandes ciudades perdiendo sus recursos naturales y culturales, empujándolos
hacia la pobreza y la miseria.
La idolatría es contraria a la relacionalidad: el ídolo, como autoproyección,
justifica la injusticia, apoya la opresión mediante una ideología que la justifica.
La idolatría no es más que una falsa religiosidad que conlleva una falta de
moral personal y social. El hombre pierde su percepción de la creaturalidad
para constituirse como creador de sí mismo y juez último de los demás:
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 15
[...] acabaríamos adorando a otros poderes del mundo, o nos
pondríamos en el lugar del Señor, hasta el punto de pretender pisotear
la realidad creada por Él sin conocer límites (LS 75).
En efecto, el pecado ha roto la armonía en la creación (LS 66), la
relacionalidad se convierte en competición y la administración de la creación en
posesión y explotación sin límites:
La armonía entre el Creador, la humanidad y toda la creación se ha
destruido porque hemos pretendido ocupar el lugar de Dios,
negándonos a reconocernos como criaturas limitadas (LS 6).
El ser humano, llamado por Dios a ser “administrador responsable” (LS 116),
guardián y trabajador, “colaborador de Dios en la obra de la creación” (LS 117)
en una tierra que es un don para todos, se convierte en cambio en “dominador y
destructor” (LS 67), “gobernante absoluto de la tierra” (LS 75), lo que configura
un “antropocentrismo despótico” (LS 68). De hecho, al entrar en una relación de
dominación y explotación con la “naturaleza-creación”, el hombre sienta las
bases para una relación de dominación y explotación de su prójimo.
1.4. El pecado ecológico
Todo esto es lo que teológicamente podemos llamar el “pecado ecológico”.
La acción humana, en vez de contribuir a un desarrollo sostenible e integral (LS
12), destruye, hiere y mata a la naturaleza, a los seres que la componen, incluso
al ser humano, de modo especial a los pobres, a aquellos que viven en situación
de gran vulnerabilidad, y que por causa, ya sea de la depredación como del
cambio climático, tienen que abandonar su hábitat para trasladarse a las
grandes ciudades y vivir en las periferias en villas miserias, fabelas, muchas
veces al lado de basurales y lugares contaminados por los desechos industriales,
como las márgenes de ríos, pantanos, etc. En estos lugares tampoco pueden
encontrar un trabajo digno, pierden su propia cultura, y son absorbidos por la
cultura liberal post moderna perdiendo su propia identidad, que los reduce a
ser productores o consumidores. De este modo pierden el propio horizonte
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 16
cultural, cuyo resultado es la despersonalización, y la pobreza, por no hablar de
la miseria
A partir de la década de 1970, el proceso de desarrollo de las favelas
constituye un factor decisivo en la explosión urbana de la Amazonia. Los
barrios pobres de las periferias amazónicas muestran problemas sociales
abundantes, peligros en cuanto a la sanidad pública y deficiencias en la
estructura física. La producción de periferias y favelas implica la existencia de
amplios sectores poblacionales excluidos de los derechos esenciales, y esa
dinámica provoca, fundamentalmente, los modelos de urbanización adoptados
en la región amazónica. Se trata de repensar el modelo vigente de desarrollo
urbano adoptado, dejando resonar en la ciudad las voces sofocadas
provenientes de las periferias, favelas y villas miserias.
La preocupación del magisterio de la Iglesia por lo social se ha ampliado a la
preocupación por el medio ambiente; en palabras del Papa Francisco, “la crisis
[...] es una única y compleja crisis socioambiental” (LS 139). De hecho, al
entablar una relación de dominación y explotación con la “naturaleza-creación”,
el ser humano sienta las bases para una relación de dominación y explotación
de su vecino.
1.4.1. Consumismo
En la Evangelii gaudium, el Pontífice ya advirtió sobre una de las
consecuencias de esta mentalidad, a saber, la nueva idolatría del dinero, que
“reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo(EG 55). Es
“un consumismo sin ética y sin sentido social y medioambiental” (LS 219). Y
concluye: este estilo de vida se vuelve violento y destructivo (LS 204). Se
denuncia “que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista
compulsivo” y “la gente acaba abrumada por la vorágine de compras y gastos
superfluos” (LS 203), cayendo en “un estilo de vida consumista” que “pocos
pueden sostener” (LS 204.215).
De hecho, el consumismo tiene en su base al menos dos puntos
cuestionables: por un lado, crea necesidades superfluas, y por otro, no tiene
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 17
límites, por lo que no es universalizable (Cortina, 2002; Cortina & Carreras,
2004; Micheletti, 2010). En resumen, el consumismo fomenta la
autorreferencialidad, aísla la conciencia y aumenta la codicia (LS 204).
El mito de la omnipotencia de la ciencia y la tecnología, del predominio del
capital sobre el trabajo sustentan un estilo de vida basado en un consumismo
ilimitado que provoca contaminación y cambios en nuestro clima global y
perjudica la vida de las personas más vulnerables del mundo.
Hoy día más que nunca estamos llamados a examinar nuestra relación con los
bienes materiales de modo que su posesión esté siempre al servicio de la
realización personal y del bien común. El consumismo es una forma de
comportarse que expresa un egoísmo irracional. La propaganda trastoca la propia
valoración llenando el propio vacío existencial con la posesión de bienes. El
Papa Francisco advierte: “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más
necesita objetos para comprar, poseer y consumir” (LS 204). El consumo se erige
en forma de vida, en cultura. Por ello, el consumismo provoca el debilitamiento
de la estimativa valórica y en su lugar incita a la posesión ilimitada como forma
de ser. La persona es valorada por el tener. La relación interpersonal y el cultivo
de los valores se eclipsa, y se desata la competencia desenfrenada por poseer un
estatus de vida signado por la apariencia.
Existe un vínculo entre producción y consumo en la economía capitalista
globalizada. El instrumento es la publicidad a través de los medios de
comunicación. Ésta persuade a la gente para que compre más de lo que
necesita. Este tipo de práctica permite el crecimiento de la economía y del
empleo, pero fomenta el consumo excesivo y acarrea consecuencias nefastas
para el medio ambiente. Además, está la cuestión de la justicia y del
ecologismo, ambas indicadas en la encíclica Laudato . En el mundo
globalizado, las empresas extienden sus sucursales al Sur Global, donde eluden
toda regulación en materia de contaminación y derechos sociales (Dale, 2021,
pp. 12-13).
Este estilo de vida centrado en el tener y no en el ser, lleva a las personas tras
“el afán de ganancia exclusiva” (SRS 37), y promueve un progreso económico
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 18
sólo para unos pocos que descuida la dimensión espiritual y comunitaria del ser
humano. “Un aspecto fundamental de la raíz del pecado del ser humano está en
desvincularse de la naturaleza y no reconocerla como parte suya, explotarla sin
límites, rompiendo así la alianza originaria con la creación y con Dios (cf. Gn
3,5). (cf. LS 66)” (IL 99).
El Magisterio advierte del alcance del “pecado ecológico”:
Que los seres humanos destruyan la diversidad biológica de la creación
de Dios; que los seres humanos comprometan la integridad de la tierra
y contribuyan al cambio climático despojando a la tierra de sus bosques
naturales o destruyendo sus humedales; que los seres humanos
contaminen las aguas, el suelo, el aire: todos estos son pecados.
[Porque] un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros
mismos y un pecado contra Dios (LS 8)
Cuando “el ser humano se declara autónomo de la realidad y se constituye
en dominador absoluto, la misma base de su existencia se desmorona” (LS 117).
La idolatría del dinero, del poder y del placer, que lleva a un consumo
desmedido y a una “cultura del despilfarro” (LS 22), son las raíces del pecado
que se manifiesta en actos que provocan contaminación y destrucción de la
armonía del medio ambiente.
Precisamente por eso, el Documento Final de la Asamblea Especial del
Sínodo de los Obispos para la Región Amazónica en el nº 82 recordaba:
Proponemos definir el pecado ecológico como una acción u omisión
contra Dios, el prójimo, la comunidad y el medio ambiente. Es un
pecado contra las generaciones futuras y se manifiesta en actos y
hábitos de contaminación y destrucción de la armonía del medio
ambiente, transgresiones contra los principios de interdependencia y
ruptura de las redes de solidaridad entre las criaturas (cf. Catecismo de
la Iglesia Católica, 340-344) y contra la virtud de la justicia.
Y en LS 66, leemos:
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 19
Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo
externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el
pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado
fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios,
negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho
desnaturalizó también el mandato de « dominar » la tierra (cf. Gn 1,28)
y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15). Como resultado, la relación
originariamente armoniosa entre el ser humano y la naturaleza se
transformó en un conflicto (cf. Gn 3,17-19).
Y citando al Patriarca Bartolomé, la Encíclica invitaba a la conversión:
El Patriarca Bartolomé se ha referido particularmente a la necesidad de
que cada uno se arrepienta de sus propias maneras de dañar el planeta,
porque, «en la medida en que todos generamos pequeños daños
ecológicos», estamos llamados a reconocer «nuestra contribución
pequeña o grande a la desfiguración y destrucción de la creación». (LS
8)
2. La conversión ecológica
Hay una sola crisis que es socio ambiental. Lo social, el ambiente, la justicia,
todo está interconectado, pero a la vez muy amenazado por el paradigma de
desarrollo imperante. Los pueblos indígenas en su cosmovisión tienen una
propuesta para aportar en la construcción de un mejor futuro para la
humanidad, el mundo y especialmente para los que son opción preferencial
desde la fe cristiana, los pobres. Esa propuesta se denomina en las culturas
originarias como Buen Vivir. El IL mostraba la propuesta del “Buen vivir”
propia de los pueblos originarios, retomada por el Documento Final y por QA
(n.8). Se trata de un estilo de vida contemplativo, en íntima relación con la
naturaleza creada y con la comunidad (QA, 10), expresado en la primera parte
del IL: el territorio, el tiempo y la cultura son presentados como configuradores
de la identidad de las comunidades, con un profundo sentido del misterio que
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 20
se manifiesta en todo ello. Sus características, entre ellas, son: la conectividad
(todo está conectado), el principio del equilibrio y su carácter de
comunitariedad, que orientan diferentes valores; se pueden resumir como el
anhelo de una vida en armonía con todos los seres, con los demás hombres y
mujeres, con Dios y las fuerzas espirituales, con la naturaleza en sus infinitas
manifestaciones y con uno mismo. Existe una comprensión de la totalidad
desde un carácter relacional-trascendente. El territorio se comprende desde una
doble realidad: material y espiritual, intrínsecamente integrada. Este es el modo
holístico de vida que nos transmiten los pueblos indígenas de la Panamazonía.
Por ello es necesario promover una actitud contemplativa que ayude a entrar en
comunión con Dios a través de su creación, reconociendo en ella un don que ha
de ser acogido y valorado en mismo. De allí el aprecio y respeto por cada ser,
que se traduce en respeto por la biodiversidad y los ecosistemas.
¿Cómo afrontar la crisis ambiental y social?
QA, en el n.15 habla de “indignarse y pedir perdón”. Ya la teología de la
liberación hablaba de la indignación ética” frente a la injusticia social (Lois &
Barbero, 1988). Y QA afirma: “no nos hace bien que nos anestesien la conciencia
social”. Puede ayudar recurrir al concepto de “concientización” de Pablo Freire
(1975), que lo entendía como el despertar de la conciencia social como un
proceso comunitario. A través de prácticas que hagan frente a la contaminación
ambiental y provoquen una resistencia profética, acompañada de narraciones
que susciten y acompañen procesos de regeneración ambiental y social, para
“reconocer formas de explotación humana, de atropello y de muerte” (QA, 16),
pueden ayudar a crear una conciencia del necesario cuidado de la casa común.
Para ello es necesario crear alianzas. En este sentido, el IL proponía asumir las
narraciones de los pueblos originarios como parte de la catequesis y de la
evangelización. Ellas expresan una sabiduría ancestral que, como vieron los
padres de la Iglesia en los comienzos de la evangelización, pueden contener
“semillas del Verbo” que preparan a recibir la Palabra de Dios.
Francisco valora la sabiduría ancestral de los pueblos originarios (QA, 32),
pobres, a los cuales es necesario recurrir para afrontarla, cosa que en ambientes
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 21
ilustrados puede sonar absurdo, pero propone integrar también los
conocimientos técnicos contemporáneos (QA, 51). Un caso típico es el de la
salud, tratada en el cap. VII del IL. Los pueblos originarios conocen las
propiedades terapéuticas de las plantas de la selva tropical mejor que nadie.
Ellos recurren a la sabiduría de los ancestros para su utilización respetando y
preservando las diversas especies. Cuando la industria farmacéutica entra a
explotar estos recursos, lo hace de modo compulsivo, despojando a la selva de
estos recursos y a sus habitantes, los cuales luego tendrán que pagar por el
producto que contiene la substancia curativa de estas plantas que son
patrimonio de los pueblos originarios. La propuesta del magisterio de
Francisco, en cambio, es la alianza entre los saberes ancestrales y los nuevos
conocimientos científicos para que interactúen en favor de la salud de sus
habitantes respetando el ambiente natural y cultural. Y es que no se trata sólo
de preservar el ambiente natural, sino también la cultura propia de cada
pueblo, en una dinámica de diálogo intercultural que afronte la tendencia
propia de la globalización, a nivelar las culturas en una única cultura
consumista, hedonista y pragmática.
La conversión supone agudizar el proceso de escucha para crecer y ahondar
en la concientización que tiene que continuar creciendo en la sociedad y en la
comunidad eclesial. Todos conocemos figuras de la sociedad civil que son
protagonistas de este proceso de concientización. Sería bueno que también la
Iglesia se sumara a estas voces, desde su perspectiva holística, uniendo a la
justicia ecológica la justicia social, como único camino de lograr una justicia
universal que haga posible una ecología integral (Tatay, 2018). Para ello es
necesario generar nuevas prácticas, hay muchas iniciativas por parte de
comunidades que se están realizando, diverso de los discursos por parte de
políticos que se quedan en meras promesas sin una realización eficaz, como se
ha visto en las diversas COP (21, 22, etc). Entre ellas, iniciativas muy simples,
como plantar árboles para contrarrestar la deforestación, como la economía de
pequeñas comunidades que tratan de llevar a cabo una producción limpia, libre
de contaminación y que sea justa, es decir, el ecocomercio que une la
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 22
producción limpia con la justicia de sus trabajadores, generando una economía
solidaria, donde productores y consumidores buscan apoyar estos
emprendimientos; los primeros, arriesgando su capital, y los segundos, tal vez
renunciando a comprar más barato para pagar una calidad que redunda en
beneficio social y ambiental. En Europa y EEUU hay una reflexión acerca de la
importancia del “voto de la billetera”, es decir, cómo a través del consumo se
genera una política, se “vota” por aquellos que se considera tienen
emprendimientos ecosolidarios (Becchetti, 2008).
En las últimas décadas ha surgido una ética del consumo. Entrelazaba
economía y política. Algunos estudiosos propusieron un “consumidor político”.
Las personas se convierten en consumidores conscientes. El consumismo
político vincula a las personas en asociaciones de la sociedad civil. Esto
compromete a las personas en la política, en la sociedad y la economía, creando
capital social. Daniel Dale (2021) había propuesto un "Buycotting", que es la
práctica de comprar a empresas que se alinean con los valores morales de uno.
Por ello es importante concientizar a la sociedad y a la comunidad cristiana
que comprar no es inocuo, sino que tenemos una responsabilidad ética muy
importante, unido a la propuesta del LS (nn.222-227) de la “feliz sobriedad”.
Frente al consumismo, el desafío es el consumo justo. Es decir, promover aquel
consumo de bienes necesarios para una vida donde las personas puedan
realizarse en la mutua donación de y de sus bienes. El consumo justo no se
rige sólo por el beneficio personal, sino que procura apoyar a aquellas empresas
y compañías que no sacrifican los derechos de sus empleados ni tampoco al
medio ambiente para lograr un precio más competitivo en el mercado.
Necesitamos, por nuestro bien y el de los más pobres (Alvarez, 2013), educar
nuestro consumo hacia la promoción de formas de vida humanizantes y
humanizadoras. Para ello, será fundamental el ejercicio de nuestra capacidad
crítica y la asociación con otros
para promover acciones liberadoras que hagan frente a la tiranía del
mercado. QA propone crear redes de solidaridad y desarrollo (QA, 17), de las
cuales la teología puede ser su inspiradora, su acompañante, su legitimadora.
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 23
3. ¿Qué es la conciencia ecológica?
La experiencia moral es siempre intersubjetiva, comunitaria y también tiene
un efecto en la “naturaleza-creación” (LS 208). Con algunos autores que que
dialogan con el personalismo relacional, podríamos afirmar que Evangelii
gaudium se centra en la experiencia básica de moralidad personal que es el
reconocimiento del otro como persona. La relacionalidad pertenece a la
experiencia de conciencia de modo originario. La conciencia de sí es estimulada
por el reconocimiento que el otro ejercita sobre mi conciencia, la cual adquiere
identidad personal cuando entra en relación interpersonal. Cuando se respeta a
la persona, también se respeta su hábitat, su entorno natural y cultural al que
está constitutivamente ligado. Por lo tanto, la humanización implica el “respeto-
cuidado” de la “naturaleza-criatura”.
Hablar de conciencia ecológica (Yáñez, 2017, pp. 295-317) significa
comprendernos desde nuestra relacionalidad, y como dice la encíclica LS (16,
42, 112, 117, 118, 138), “todo está conectado”, somos seres en relación, por lo
tanto, en relación interpersonal, comunitaria, en relación con nosotros mismos,
en relación con Dios, nuestra dimensión trascendente, y por supuesto, la
relación con el creado, o con la naturaleza. Justamente la novedad de LS es
tomar esta dimensión de relacionalidad que ya la ética filosófica sobre todo
contemporánea de Levinas, Ricoeur, y otros, han trabajado, y que la ética
teológica ha recibido (Yáñez, 2014, pp. 49-61), para prolongar la reflexión hacia
nuestra relacionalidad con toda la naturaleza creada; somos parte de ella, y eso
se da a través de la corporeidad. Nos dice LS que somos de alguna manera el
aire que respiramos, el agua que bebemos. O sea, somos materia
espiritualizada, y esa materia es precisamente parte de todo un cosmos de
alguna manera inanimado o animado de una manera diversa, con el cual
nosotros estamos originariamente vinculados, entrelazados.
Entonces, de esta dimensión constitutiva del ser humano, nace nuestra
dimensión ética, somos seres éticos porque tenemos una responsabilidad sobre
nuestra actuación; esa actuación que se da precisamente a todos los niveles y
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 24
que va a tener también un efecto a todos los niveles. Lo que nosotros hacemos
repercute en los demás, así como lo que hacen los otros repercute en nosotros
mismos.
Uno de los problemas de nuestra civilización, es que la vida ciudadana no se
da en contacto directo con la naturaleza, se da mediado a través de lo que la
civilización ha construído a través de la tecnología, la cultura, modificando la
naturaleza creada. Surge entonces una distancia entre el ser humano y la
naturaleza creada, por lo que hemos perdido la conciencia originaria de
pertenencia a la naturaleza creada que tenía el ser humano cuando vivía más en
contacto con ella, como por ejemplo en la sociedad agrícola ganadera pre
industrial. Esa conciencia estamos llamados a recuperar por las consecuencias
que trae no considerar la naturaleza creada como parte nuestra y nosotros como
parte de ella. El sueño de la felicidad no lo podremos alcanzar sino cultivando
nuestra relacionalidad a todos los niveles en los que nuestra vida transcurre,
recuperando nuestra capacidad contemplativa que nos lleve a superar una
visión utilitarista del entorno, para dejar surgir la dimensión mistérica de una
naturaleza que posee en misma las huellas del Creador provocando “estupor
y maravilla” (LS 11).
Referencias bibliográficas
Álvarez P. (2013). Cuidar la creación, defender al pobre”, Sal Terrae: Revista de
teología pastoral, Tomo 101, Nº 1175, 2013, 119-132.
Becchetti L. (2008). Il voto nel portafoglio: cambiare consumo e risparmio per cambiare
l'economia, Trento: Il Margine.
Charity, S., Dudley, N., Oliveira, D. y S. Stolton (ed.) (2016). Living Amazon Report
2016: A regional approach to conservation in the Amazon, Brasi lia Quito: WWF
Living Amazon Initiative.
Cortina A. (2002). Por una ética del consumo. La ciudadanía del consumidor en un
mundo global. Madrid: Santillana.
Cortina A. Carreras I. (2004), Consumo... luego existo. Cuadernos CJ 123.
(www.fespinal.com).
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 25
Dale D. (2021). The Structures of Virtue and Vice, Washington D.C.: Georgetown
University Press.
Das P. –Horton R. (2018). Pollution, Health and the planet: time for decisive
action, The Lancet, Volume 391, Issue 10119, 39 February 2018,
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(17)32588-
6/fulltext
Francisco (2015). Carta encíclica Laudato sì sobre el cuidado de la casa común.
Francisco (2020). Exhortación Apostólica Postsinodal Querida Amazonia.
Freire P. (1975). Pedagogia do oprimido, Rio de Janeiro: Paz e Terra.
González A. (1997). Fundamentos filosóficos de una civilización de la pobreza,
en Estudios Centroamericanos 583, 417-426.
Landrigan Ph. J. (2021). Pollution, Climate Change, and Global Public Health:
Social Justice and Common Good, en Ethical Challenges in Global Public Health.
Climate Change, Pollution, and the Health of the Poor, ed. By Philip J. Landrigan
and Andrea Vicini, SJ, Oregon: Pickwick Publications.
Lois J. - Barbero J. L. (1988). Ética cristiana de la liberación en América Latina,
Moralia 10, 91-118.
McKim R. (2019). “Opposing the technocratic paradigmand appreciating the
small things‟“, en R. McKim (Ed.), Laudato Si’ and the Environment: Pope Francis
Green Encyclical, New York: Routlege.
Micallef, R. (2017) «Laudato si basa su una vera scienza? Trasmettere un
messaggio etico nell‟era della manipolazione e della polarizzazione
commerciale dell‟opinione pubblica», en H.M. Yáñez, Laudato sì. Linee di
lettura interdisciplinare per la cura della casa comune, Roma: GBPress, 141-170.
Micheletti M. (2010), Political virtue and shopping. Individuals, Consumerism, and
Collective Action, New York: Palgrave Macmillan.
Nobre, C. A., Sampaio, G., Borma, L. S., Castilla-Rubio, J. C., Silva, J. S., Cardoso,
M., et al. (2016), «The Fate of the Amazon Forests: land-use and climate change
risks and the need of a novel sustainable development paradigm», Proceedings of
the National Academy of Sciences U.S.A., 113(39).
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775 Página 26
Saatchi, S. S, Harris, N. L., Brown, S., Lefsky, M., Mitchard, E. T., Salas, W., et al.
(2011). “Benchmark map of forest carbon stocks in tropical regions across three
continents”, Proceedings of the National Academy of Sciences U.S.A., 108(24).
Sínodo de Obispos, Asamblea Especial para la región Panamazónica (2019).
Documento final: Amazonía: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología
integral, Ciudad del Vaticano.
Sínodo de Obispos, Asamblea Especial para la Región Panamazónica (2019).
Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Instrumentum
laboris, Ciudad del Vaticano.
Tatay J. (2018). Ecología integral. La recepción católica del reto de la sostenibilidad,
Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.
Yáñez H.M. (2014). Indifferenza o solidarietà. La moralità personale come
cammino di riconoscimento, in Rivista di Teologia morale 46, n.181, 49-61.
Yáñez H.M. (2017). Laudato sì. Linee di lettura interdisciplinare per la cura della casa
comune, Roma: GBPress.
Revista Pelícano Vol. 7 (2021) Págs. 6-26
ISSN 2469-0775