Revista
Pelícano
vol.5 (2019) - 98
Revista Pelícano
Vol. 5.
El vuelo del Pelícano
ISSN 2469-0775
pelicano.ucc.edu.ar
Agosto 2019 Córdoba
Cristián del Campo SJ
Superior Provincial de la Compañía de Jesús
en Chile.
DOI:
https://doi.org/10.22529/p.2019.5.06
Presentación informe Renato Poblete
Barth
1
Renato Poblete Barth Report
Presentation
I. Introducción
Buenas tardes, mi nombre es Cristián del
Campo, Superior Provincial de la
Compañía de Jesús en Chile. Me
acompaña María de los Ángeles Solar,
directora del Centro de Prevención de
Abusos Sexuales y Reparación de la
Compañía de Jesús.
Agradecemos su presencia que nos
ayuda a transmitir a la opinión pública el
resultado de la investigación interna, que
se ha llevado a cabo por los abusos
sexuales denunciados contra el fallecido
sacerdote Renato Poblete Barth.
Daremos a conocer los hallazgos y las
conclusiones más importantes de esta
investigación. A su vez, compartiremos
los pasos que daremos en nuestro
compromiso de reparación en este caso, y
en los otros dos casos que hemos
anunciado recientemente su resolución,
referidos a Jaime Guzmán Astaburuaga y
Leonel Ibacahe Ortiz.
1
El artículo original se encuentra publicado en
https://jesuitas.cl/jesuitas/wp-
content/uploads/2019/07/Presentaci%C3%B3n-
Informe-RPB.pdf
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II. Sobre la investigación
1. Duración y metodología
La investigación comenzó el día 12 de enero de 2019 y el informe final fue entregado a
como Superior Provincial de la Compañía de Jesús, la tarde del viernes 26 de julio. El
informe final tiene un total de 407 páginas, más anexos. Se entrevistaron a 102 personas, y
se realizaron otro tipo de diligencias complementarias, tales como análisis de documentos,
recepción de testimonios vía correo electrónico e inspección de lugares.
No podemos dejar de mencionar la complejidad que ha significado investigar hechos
donde el denunciado se encuentra fallecido.
2. Equipo
La investigación fue liderada de manera independiente por el abogado penalista de la
Universidad de Chile, Sr. Waldo Bown. Sirvió como notaria, la abogada Victoria Carvajal.
El abogado Bown tuvo la asesoría de un comité compuesto por la Sra. Daniela Bolívar,
académica de la escuela de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
experta en el trabajo con víctimas de abuso; el Sr. Álvaro Soto, académico de la escuela de
psicología de la Universidad Alberto Hurtado, especialista en dinámicas organizacionales; y
la Sra. Anastasía Assimakópulos, profesora de derecho canónico de la Universidad de Los
Andes. Al mismo tiempo, queremos transparentar que esta investigación, como cualquier
investigación canónica que llevamos adelante, es financiada por la misma Compañía de
Jesús.
III. Resultados de la investigación
1. Testimonios de víctimas
Esta investigación comenzó gracias a la denuncia de la Sra. Marcela Aranda y
posteriormente recibió el testimonio de 21 mujeres más que sufrieron alguna experiencia de
abuso sexual por parte del sacerdote Renato Poblete Barth, hechos ocurridos entre los años
1960 y 2008. Dentro de las víctimas mencionadas, existen 4 personas que eran menores de
18 años cuando ocurrieron los hechos denunciados.
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2. Tipo de abuso
De esos 22 testimonios, uno es el de la Sra. Marcela Aranda. Otros 16, se refieren a abusos
sexuales de mujeres mayores de edad consistentes en un abordaje sexual inesperado y
violento, en que intempestivamente se intenta besar y tocar a la víctima. Además, 4 de estos
22 casos corresponden a abusos sexuales de menores de 18 años por parte del indagado,
referidos fundamentalmente a besos y tocaciones de connotación sexual. En estos 4 casos
de menores los abusos se generaron en un marco de relaciones de dependencia psicológica,
moral o económica con las familias de las víctimas. A cada una de estas víctimas se les dio
los datos de contacto del fiscal correspondiente. El último caso, para completar los 22, se
refiere a una relación estable y aparentemente consentida, en que la víctima ha ido
elaborando recientemente la situación abusiva en la que se encontraba. En este sentido, el
informe llegó al convencimiento que, en el período de 48 años entre 1960 y 2008, Renato
Poblete Barth mantuvo 6 relaciones estables por algún período de tiempo. No todas estas
relaciones están planteadas como denuncias o testimonios en este proceso, pero el
investigador estima la existencia de aspectos abusivos en al menos 5 de ellas.
La investigación también recogió informaciones que darían cuenta de otras personas que
podrían haber sufrido abusos por parte de Renato Poblete Barth. En esos eventuales casos
de abusos, no se pudo tener el testimonio de la posible víctima, porque no se logró
contactarla, se encontraba fallecida, o bien, siendo contactada, no quiso declarar.
3. Valoración de los hechos denunciados
Tal como señala el investigador, el informe plantea sus conclusiones sobre la base de tres
criterios en relación con las denuncias: la plausibilidad de cada hecho, la credibilidad del
relato de la persona denunciante, y la corroboración mediante antecedentes probatorios
externos.
En cuanto al caso de la denunciante Sra. Marcela Aranda, que dio origen a esta
investigación, todos los hechos descritos por ella han sido considerados plausibles y su
relato creíble. En el caso de los abusos sexuales, éstos han podido ser corroborados con
otras evidencias, tales como patrones comunes de conductas del acusado y testigos que
confirmaron la relación que existió entre la víctima y el indagado. En el caso de los tres
abortos denunciados, aún cuando no se conoció de otros casos que involucraran abortos, el
investigador consideró que en al menos uno de ellos habría antecedentes que corroboran la
participación de Renato Poblete Barth. Respecto de la denuncia de violaciones grupales, la
investigación no conoció de otros casos de abusos o violaciones de carácter grupal, ni
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encontró antecedentes externos que los pudieran corroborar. Dada la gravedad de esta
denuncia, que el testimonio de la Sra. Marcela Aranda ha sido considerado plausible y
creíble en su integridad, y el hecho de que en su declaración señala que estos hechos
podrían involucrar a terceras personas vivas, presentaremos estos antecedentes a la
brevedad al Ministerio Público, para que investigue con todas las herramientas de las que
dispone y sancione a quienes pudieran resultar responsables.
En cuanto al resto de las víctimas, la investigación consideró que todos los testimonios
eran pausibles y creíbles y, en algunos casos, pudo corroborar esto con los testimonios de
terceras personas u otro tipo de elementos externos que confirmaron los hechos.
4. Patrón del abuso
Esta investigación ha demostrado de manera contundente que Renato Poblete Barth abusó
de manera reiterada, grave y sistemática, amparado en el poder que le otorgaba su
condición de sacerdote, en el dinero que manejó de manera personal, y en el prestigio que
su labor apostólica le otorgó durante sus años como sacerdote. Tal como señala el informe,
las conductas de abuso de poder, de conciencia, sexual y otros delitos, cometidos por Renato Poblete Barth
se sostuvieron en una suerte de ‘doble vida’, amparado en su imagen pública de persona de bien […]. El
abuso, transversalmente, lo realizó desde la posición de poder que le dio esa imagen, su enorme red de
contactos, y el poder económico que tuvo al manejar autónomamente importantes sumas de dinero durante
muchos años.
Los testimonios de las víctimas recolectados en el proceso de investigación dan cuenta
de la dinámica establecida por Renato Poblete Barth. Una dinámica de violencia, de abuso
de poder y de manipulación emocional y psicológica de las víctimas y sus familias, que
facilitó su obrar y el silencio tanto de víctimas como de otras personas. La investigación
pudo determinar los patrones de conducta utilizados por el sacerdote, tales como la
focalización en personas con vulnerabilidades económicas o emocionales, la ayuda
económica sistemática, la posición de poder social y religioso, la utilización de la confianza
con el entorno familiar de las víctimas, las demostraciones de poder y la violencia de
género, entre otras.
Todo esto nos parece de la mayor gravedad, ya que, como nos ha ido mostrando la
experiencia clínica, la agresión sexual es uno de los tipos de agresión más devastadores que
puede sufrir un ser humano, ya que afecta todas las dimensiones de la persona. Existe un
profundo daño a nivel emocional, relacional, sexual y, en el caso del abuso sexual en el
contexto eclesial, también a nivel espiritual.
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Somos conscientes de este grave daño, y por ello, tal como lo han solicitado la mayoría
de las víctimas, honraremos nuestro compromiso de confidencialidad con ellas. En nuestro
país son los Tribunales los llamados a dictar justicia y establecer responsabilidades. Por
esto, las instamos, a que de acuerdo a sus propios tiempos y procesos, ejerzan este derecho
en las instancias correspondientes. Como Compañía de Jesús colaboraremos en todo lo que
sea necesario.
IV. Responsabilidad de terceros
Junto con el esclarecimiento de los hechos denunciados, también le fue solicitado al
investigador pronunciarse respecto de eventuales responsabilidades de terceras personas,
así como de responsabilidades institucionales de la Compañía de Jesús.
1. Responsabilidades Individuales
La investigación recogió diversos antecedentes que dan cuenta de que existió un número
significativo de personas, jesuitas y laicos, que tuvieron alguna información de
comportamientos inadecuados de connotación sexual del sacerdote Renato Poblete Barth,
los que fueron conocidos de primera fuente, por terceras personas, o a modo de rumor.
Aquí me referiré en específico a los resultados del informe en cuanto a las
responsabilidades de miembros de la Compañía de Jesús.
El informe del abogado Waldo Bown señala que no se encontró ningún caso de un
jesuita que haya tomado conocimiento de abuso de menores, violaciones, ni abortos.
Ninguna víctima señaló haber comentado este tipo de delitos a algún jesuita. En este
sentido, luego de recoger los antecedentes, el investigador no acreditó la existencia de
encubrimiento, tal como se lo entiende comúnmente en el ordenamiento jurídico chileno,
sin desconocer que corresponde al Ministerio Público y a los Tribunales de Justicia
establecer su existencia, por lo que pondremos estos antecedentes en conocimiento de la
Fiscalía.
Sin embargo, el informe señaló que algunos jesuitas habrían recibido algún tipo de
información, la mayoría consistente en rumores o comentarios de terceros, lo que
implicaría una responsabilidad ética en su actuar. La investigación pudo acreditar que, al
menos en dos casos, un jesuita recibió información directa de parte de una víctima.
Respecto a uno de ellos, este recibió expresas instrucciones de parte de la víctima de no
comunicar la información recibida; el otro se refiere a uno de los jesuitas públicamente
mencionados, el del P. Juan Ochagavía. La investigación señala que el P. Ochagavía habría
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hecho llegar los antecedentes que disponía al Superior Provincial de la época. Y justamente
esta situación muestra como lo señalaré más adelante de qué manera los canales
institucionales fallaron, ya que el gobierno provincial minimizó los hechos o no activó con
la debida diligencia los resguardos que permitieran detener las situaciones abusivas. Las
responsabilidades individuales e institucionales están íntimamente conectadas. Con todo, el
investigador concluyó que la conducta del P. Juan Ochagavía fue negligente en cuanto al
seguimiento de la información que recibió y en el cuidado de la víctima.
2. Responsabilidades como Compañía de Jesús
Así como la investigación determinó responsabilidades éticas de algunos jesuitas, también
determinó responsabilidades éticas de tipo institucional, que se desprenden de las
dinámicas organizacionales de la Compañía de Jesús. Señala que, si bien éstas no son causas
directas de los hechos denunciados, operaron como facilitadores o bien como medidas
ineficaces para evitar las conductas de abuso de poder, de conciencia y sexuales cometidas
por Renato Poblete Barth.
El informe hace referencia a una serie de omisiones y faltas de mecanismos de control y
supervisión institucionales que facilitaron la ocurrencia de los hechos denunciados, a saber,
una mirada permisiva hacia conductas de Renato Poblete Barth que estaban en el límite de
lo ético en relación con el manejo del dinero, el poder y su relación con mujeres; una
estructura organizacional que fue ineficaz para evitar y enfrentar situaciones de abuso, es
decir, falta de instancias de mayor control, como códigos de conducta que definieran más
precisamente estándares profesionales de actuación de los sacerdotes y religiosos; prácticas
culturales que dificultaron la detección temprana de las conductas abusivas, como por
ejemplo, la defensa corporativa o la exaltación del logro y la autonomía individual.
V. Perdón
Luego de conocer los hallazgos más importantes de esta investigación, quiero hacer un
reconocimiento de nuestra responsabilidad institucional y expresar nuestra petición de
perdón a todas y cada una de las víctimas de abuso.
1. Perdón a nivel institucional
Lo primero y fundamental es el valor de la verdad. Esta investigación nos ha permitido
esclarecer los hechos abusivos y las responsabilidades del sacerdote Renato Poblete Barth, a
partir de la contundencia de cada testimonio y de la evidencia recogida. Hemos llegado a
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esta dura verdad gracias a la valentía de todas las personas que estuvieron dispuestas a
compartir sus dolorosas y traumáticas experiencias de abuso, en particular, de la Sra.
Marcela Aranda, quien presentó la primera denuncia en enero pasado. Quiero aprovechar
de agradecer el profesionalismo y diligencia del Servicio de Escucha de la Conferencia
Episcopal de Chile, que fue la primera instancia que acogió el testimonio de la Sra. Marcela
Aranda. Asimismo, agradecezco el trabajo serio y acusioso del Sr. Waldo Bown y su equipo.
Quiero, en nombre de la Compañía de Jesús en Chile, pedirles perdón a las víctimas de
abuso sexual en este caso y en los otros cometidos por jesuitas. El daño infringido ha sido
enorme y, en muchos casos, tan grande que es difícil de dimensionar con palabras. Para
ustedes, este abuso significó sufrimientos personales, familiares y laborales, han
experimentado que su palabra no era creíble y han cargado con una herida abierta en
soledad, Pedir perdón no obliga de ninguna manera a las víctimas a perdonar, pero como
Compañía de Jesús queremos reconocer el daño que hemos hecho y que ustedes han
sufrido tan profundamente. Deseamos tener la ocasión de expresarles personalmente
nuestra petición de perdón en los próximos días.
Como Compañía de Jesús, no solo en este caso sino también en otros casos de abusos,
fallamos en reaccionar con decisión, diligencia y eficacia ante las noticias, informaciones o
señales preocupantes. Esta inacción permitió que se llevaran a cabo abusos de gravedad sin
impedir que el comportamiento abusivo continuara. Pedimos perdón porque no actuamos
con la prontitud y seriedad que se requería, con una mirada puesta en quienes estaban
sufriendo en silencio. En el caso de Renato Poblete Barth, el aparente éxito de su labor
apostólica obnubiló nuestra capacidad de supervisar su rutina cotidiana y controlar
debidamente su manejo de dineros. El poder del dinero, sumado al poder que ya tenía por
su prestigio público y su calidad de sacerdote, fue lo que permitió que el acusado tuviera
diversas posibilidades de utilizar ese poder para abusar de mujeres.
También deseo pedir perdón a nuestros colaboradores, familiares y amigos, así como a
todo el pueblo de Dios que conforma nuestra Iglesia, por el daño, el dolor y la desilusión
que provoca conocer situaciones tan graves de abuso cometidas por miembros de la
Compañía de Jesús, y por nuestras responsabilidades como congregación religiosa en no
detectar y detener estos abusos a tiempo.
Este perdón va acompañado de nuestra convicción como Compañía de Jesús de
condenar toda situación de abuso, de orden sexual, de consciencia o de poder. Aunque
suene gastado y muchas veces dicho, creo que nunca será suficiente: nos avergüenza y nos
desgarra saber que hay personas a las que hemos dañado. Esto contraviene lo fundamental
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de nuestra razón de existir, de nuestra misión, que es justamente la transmisión de la Buena
Noticia de Jesucristo, de la liberación de los oprimidos y del cuidado de los más
vulnerables. Pedimos perdón por estos actos y por nuestras cegueras y negligencias.
2. Perdón de cada jesuita
Pediré a cada jesuita que, a nivel personal y comunitario, avance en un trabajo real y
profundo de reconocimiento de esta triste verdad que forma parte de nuestra historia y que
haga efectivamente un gesto de arrepentimiento, en particular, en aquellos que han tenido
una responsabilidad ética en su actuar.
VI. Reparación o restitución
Al hablar de reparación o restitución queremos referirnos a la necesidad de encontrarnos
con las víctimas, reconociendo, desde su experiencia, las dinámicas abusivas mediante las
cuales esto sucedió y posibilitando una relación que reconozca plenamente su dignidad de
persona y su capacidad de determinación de su propio futuro.
El perdón sin signos concretos que contribuyan a reparar el daño causado, es un perdón
vacío. Por eso, quiero dar a conocer los pasos dados y los que vamos a dar en el ámbito de
la reparación.
Lo primero es que hemos intentado honestamente escuchar a las víctimas. Este último
tiempo hemos procurado hacerlo a través de investigaciones que se han dado a conocer
públicamente, para que todos quienes quisieran aportar algún antecedente lo pudieran
hacer. Nuestra intención ha sido que esos espacios formales permitieran a las personas
relatar su historia y ser escuchadas con respeto y confidencialidad.
En segundo lugar, hemos creado el Centro de Prevención de Abusos Sexuales y
Reparación de la Compañía de Jesús en Chile, liderados por la abogada María de los
Ángeles Solar y por la psicóloga Francisca Salinas. Este Centro es el encargado de escuchar
y recibir toda denuncia de abuso sexual que se haga contra un jesuita. Asimismo, el Centro
ha tomado y tomará contacto con las víctimas, en éste y en los demás casos que hemos
investigado. La restitución solo podrá tener lugar a partir de escucharnos unos a otros,
reconocernos mutuamente y construir juntos un futuro sin abuso.
Sabemos que las experiencias de abuso sexual constituyen heridas profundas que se
instalan en la persona, por eso creemos que también es importante ofrecer y hacernos
cargo de los procesos psicológicos que intentan integrar estas situaciones. Hemos ofrecido
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apoyo económico para los tratamientos terapéuticos a aquellas víctimas que nos lo han
solicitado. Este ofrecimiento de apoyo será reiterado a cada una de ellas.
Dentro del proceso de reparación de las víctimas, tanto de Renato Poblete Barth, de
Jaime Guzmán Astaburuaga, Leonel Ibacache Ortíz y otras víctimas de jesuitas, nos
comprometemos a profundizar los espacios de diálogo para ir definiendo las medidas
reparatorias más adecuadas. Para esta labor el Centro de Prevención y Reparación ha
estado asesorándose con profesionales de distintas áreas y experiencias, de manera de
ofrecer espacios de calidad, que no revictimecen y permitan el diálogo y los acuerdos.
Deseamos escuchar lo que las mismas víctimas quieren proponernos, pensando en sus
propios procesos de sanación. Escucharemos abiertamente lo que cada persona visualice
como ayudas necesarias para su camino de reparación personal, y nos comprometemos a
hacer todos los esfuerzos por apoyarlas en ese camino.
En el diálogo que esperamos mantener con ellas, buscaremos reflexionar sobre modos
de reparación que apunten también a aquellas comunidades eclesiales, educativas o
laborales que se han visto afectadas por la ocurrencia de abusos en dichos espacios.
Estaremos abiertos a un diálogo que sea fructífero y con resultados concretos, que
considere acciones de reparación en todos los ámbitos para las víctimas y las comunidades
afectadas, así como nuevos insumos para actualizar los protocolos de prevención y cuidado
de ambientes sanos y seguros.
Por último, creemos que lo que ha sucedido no se trata solamente de hechos puntuales,
sino de elementos estructurales que han favorecido que estos hechos ocurran. Lo vivido
nos ha comprometido a una revisión profunda de las estructuras de gobierno y pastorales
de nuestra congregación. Junto con las medidas que hemos ido tomando de examen de
nuestra formación jesuita, de nuestras estructuras de gobierno y del modo cómo realizamos
acompañamiento espiritual, continuaremos apoyándonos en profesionales de experiencia,
para profundizar una evaluación institucional que nos permita ser conscientes de nuestros
puntos ciegos. En este sentido, le pediremos a la Universidad Alberto Hurtado que pueda
contribuir a la investigación y aprendizaje sobre el fenómeno del abuso en sus más diversas
expresiones, en coordinación con otras universidades e instituciones, disponiendo para
tales efectos los recursos necesarios, con el objeto de contribuir a una cultura nacional y
eclesial de cuidado, respeto y protección de las personas, y a la renovación tanto de la
Iglesia como de la Compañía de Jesús.
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VII. Conclusión
Las conclusiones de este informe no dejan dudas sobre el drama del abuso vivido por las
personas que tuvieron la valentía de compartir sus testimonios. Sin ellas, no habríamos
sabido la verdad. Probablemente, hay otras personas que no se han animado a dar a
conocer sus historias y también queremos solidarizar con ellas, al tiempo de expresarles que
nuestras puertas están abiertas para escucharlas y saber cómo podemos acoger lo que han
vivido.
Esta verdad que hoy compartimos con ustedes nos llena de vergüenza por este y otros
casos de abusos que involucran a miembros de la Compañía de Jesús, pues nuestra misión
es comunicar el Evangelio de Jesucristo, que es un Evangelio de vida y plenitud.
Debemos aceptar el descrédito y trabajar con hechos concretos para recuperar la
confianza. La verdad y el sufrimiento de tantas personas nos han enseñado a poner primero
la mirada en quienes han sido víctimas de abuso. Queremos reiterar nuestra petición de
perdón y nuestro compromiso de colaborar en el camino de sanación de quienes han sido
heridos y de contribuir a que estos hechos no se vuelvan a repetir, creando ambientes de
cuidado y confianza en la Iglesia.
Muchas gracias.
Santiago, 30 de julio de 2019