Revista
Pelícano
vol.5 (2019) - 85
Jay College of Criminal Justice, 2004, p.92).
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El estudio alemán, por ejemplo, lo expresa
con claridad: “El abuso sexual constituye siempre, también, un abuso de poder, y esto
puede ser facilitado por las estructuras autoritarias y clericales de la Iglesia Católica”
(MHG-Studie, 2018, p.17).
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Por eso reclama un “cambio en las estructuras de poder
clerical”, es decir, “un examen fundamental del ministerio ordenado del sacerdote y de la
comprensión de su papel con respecto a las personas no ordenadas.” Y advierte con
claridad: los reconocimientos verbales, la sanción de las personas individuales acusadas, el
remordimiento público, el pago de las compensaciones financieras a las personas afectadas
y el establecimiento de conceptos de prevención, etc., son necesarios, “pero de ninguna
manera son medidas adecuadas.” Si las respuestas de la Iglesia se limitan a tales medidas,
esas disposiciones, positivas en sí mismas, podrían resultar incluso propicias “para
preservar las estructuras de poder clerical, ya que solo apuntan a los síntomas de un desarrollo
indeseable y, por lo tanto, impiden un debate sobre el problema fundamental planteado por el
poder clerical” (MHG-Studie, 2018, p.18).
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2.3. El clericalismo como el factor singular más relevante
Si bien el informe australiano destaca como perspectiva global la “combinación de factores
teológicos, históricos, culturales y estructurales u organizativos”, individua al clericalismo
como el factor singular más relevante: “Si uno tuviera que aislar un solo factor que ha
contribuido a la respuesta tóxica de los líderes de la Iglesia Católica a las víctimas de abuso
sexual, sería el clericalismo” (Royal Commission into Institutional Responses to Child
Sexual Abuse, 2017, v.16, l.2, p.613). Y, de manera análoga, poco más adelante: “nos parece
que el clericalismo se encuentra en el centro, está interconectado con los otros factores y,
en algunos casos, es la raíz o el fundamento de los otros factores que contribuyen” (Royal
Commission into Institutional Responses to Child Sexual Abuse, 2017, v.16, l.2, p.616).
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Allí se enumeran los siguientes factores: “La estructura de oportunidades para el comportamiento abusivo
se enfoca en cuatro factores: la autoridad de los sacerdotes, la percepción pública de ellos, el aislamiento de
sus posiciones y el alto nivel de discreción y falta de supervisión en sus posiciones.” El trabajo de la comisión
irlandesa afirma: “cada caso de abuso sexual fue tratado de manera aislada y en secreto por las autoridades y
no hubo ningún intento de abordar la naturaleza sistémica subyacente del problema” (cf. The Commission to
Inquire into Child Abuse, 2009).
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“Los resultados de la investigación muestran que el abuso de menores por parte del clero de la Iglesia
Católica no es solo una mala conducta de los individuos, sino que se debe prestar atención al riesgo específico
de la Iglesia Católica y las características estructurales que favorecen el abuso sexual de menores o dificultan
su prevención” (cf. MHG-Studie, 2018, p.15).
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Las cursivas son mías.
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En el documento alemán de setiembre de 2018, “Sexueller Missbrauch” (MHG-Studie, 2018, p.13) puede
advertirse un matiz, el clericalismo aparece como “una causa importante”: “El abuso sexual es, sobre todo,
también un abuso de poder. El concepto de clericalismo se cita como una causa importante en este contexto
y como una característica estructural específica del abuso sexual dentro de la Iglesia Católica (Doyle, 2003). El
clericalismo denota un sistema jerárquico-autoritario que puede llevar al sacerdote a adoptar una actitud de