Revista Pelícano
Vol. 4. El vu elo d el P elícan o
ISSN 2469-0775
pelicano.ucc.edu.ar
Agosto 2018 - Córdoba
Lucas Palladino
zpalladino@hotmail.com
Licenciado en Geografía, doctorando en
ciencias antropológicas (FFHH, UNC).
Profesor asistente del departamento de
Geografía (FFYH, UNC)
DOI: 10.22529/p.2018.4.04
Re-emergencias comechingonas en
Córdoba. Aboriginalidad y procesos
de comunalización de la Comunidad
Comechingón del Pueblo de La
Toma, ciudad de Córdoba
(2008/2009)1
Re-emergencias comechingonas em
Córdoba. Aboriginalidade processos
de comunalizagao Comunidad
Comechingón del Pueblo de La
Toma, cidade de Córdoba (2008
/2009)
Resumen
Desde comienzos de este siglo se ha dado
en Argentina y en la provincia de
Córdoba un movimiento cada vez más
intenso de re-emergencias indígenas y de
procesos de reorganización comunal.
Acoplados a una coyuntura de
judicialización del reconocimiento étnico
y a un contexto social, estos movimientos
han socavado las narrativas y
representaciones dominantes que lo
consideraban extintos. Así, estas
reivindicaciones han generado conflictos
con actores sociales que defendieron
dichas narrativas.
1 Este trabajo se encuadra en el trabajo
etnográfico realizado con la comunidad
Comechingón del Pueblo de La Toma iniciado en
el año 2008, a partir del trabajo de doctorado en
ciencias antropológicas que realizó el autor, en el
marco de la beca doctoral de CONICET.
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A la luz de estas disyuntivas, en este trabajo analizamos las tensiones en las
construcciones de aboriginalidad o indigeneidad implicados en los procesos de
comunalización de Córdoba, entendiendo que dichos procesos de adscripcn y formacn
de comunidades indígenas están íntimamente vinculados a procesos sociales y relaciones en
los cuales se disputa la construcción de hegemonía del estado nacional y provincial. Esto
implica preguntarse por las representaciones sobre la identidad indígena, en su proceso de
reconocimiento en la actualidad en la ciudad de Córdoba y su impacto en las disyuntivas en
la reorganización comunal y potica. Así, en el presente trabajo nos proponemos realizar
una caracterizacn de la reivindicación comechingona en la ciudad de Córdoba,
atendiendo principalmente a las disputas de autenticidad que emergieron en el período de
comunalización (2008/2010), a partir del material recabado en nuestra investigacn
etnogfica. Analizamos la coyuntura jurídico-institucional internacional y nacional
presentes en las reivindicaciones indígenas en Argentina, para luego atender
particularmente a las tensiones al respecto de las representaciones de aboriginalidad, que
disparan la reorganización comunal y política de esta comunidad indígena comechingón
urbana en la ciudad de Córdoba.
Palabras clave: re-emergencias indígenas, aboriginalidad, Comechingones, procesos de
comunalizacn.
Resumo
Desde comeaos deste culo deram-se em Argentina e na Província de Córdoba um
movimento a cada vez mais intenso de re-emergencia indígenas e processos de reordenagao
comunal. Acoplados a cojuntura escena de juridizagao do reconhecimento étnico e a um
contexto social, estes movimentos tem socavado as narrativas e representagoes dominantes.
A luz destas questoes, neste trabalho analisamos as tensoes nas construgoes de
indiginidade ou aboriginalidade implicados nos processos de comunalizagao de Córdoba,
entendendo que ditos processos de adscripcao e formagao de comunidades indígenas estao
intimamente relacionados a processos sociais e relagoes no qual se disputa o a construgao
de hegemonía do estado nacional e provincial. Isto implica perguntar-se pelas
representagoes da identidade indígena no processo de reconhecimento na actualidade na
cidade de Córdoba e seu impacto nas discussoes na reordenagao comunal e potica. Assim,
no presente trabalho propomos-nos realizar uma caracterizagao da reivindicagao
comechingona na cidade de Córdoba atendendo principalmente as disputas de autenticidad
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que emergiram no período de comunalizaçâo (2008/2010) a partir de nossa pesquisa
etnogfica. Analisamos a conjuntura jurídico-institucional internacional e nacional
presentes nas reivnidicaçôes indígenas na Argentina para depois atender particularmente às
tensôes ao respeito das representaçôes de aboriginalidade que abriu a reordenaçâo comunal
e política desta comunidade indígena comechingón urbana na cidade.
Palavras chave: re-emergência indígenas, aboriginalidade, Comechingones, processos de
comunalizaçâo
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1. Entre la re-emergencia y la extinción
Pero ahora, con el invasor de ultramar que aportaba otra cultura, tecnología, ideales, costumbres y alimentos
desconocidos, ningún esfuerzo sería suficiente.
E l ocaso había llegado para la Civilización Andina cuyos últimos cultores eran ellos, los pueblos de las
Sierras Pampeanas, los milenarios Camiare [ Comechingones].
(...) los nativos de la bella comarca serranay su cultura, desarrollada en la Gran Cuenca del Plata,
desaparecerán para siempre. (Rodguez Isleño, 2011)
¿De qué manera se rearticulan los pueblos aborígenes- Comechingones en la Provincia de
Córdoba tras un contexto de invisibilizacn oficial? ¿Qué desafíos implican los procesos
de comunalizacn comechingonas al cambio de representaciones sobre la identidad
aborigen en Córdoba? ¿Qué expresa la reivindicación de la comunidad comechingona
urbana del Pueblo de La Toma al respecto?
Frente a un contexto generalizado de extinción indígena, desde la década del ‘90,
comienza a intensificarse en diferentes sectores de Argentina un proceso de rearticulación
de demandas, activismo y movilizaciones indígenas. Dicho proceso ha obligado a revisar las
narrativas dominantes sobre la nacionalidad, construida por un imaginario de población en
rminos de homogeneidad cultural y racial representada como blanca y europea (Briones,
1998; Frigerio, 2008) en tanto fueron configurando los procesos de subalternización y
periferización de los grupos indígenas.
Diversos estudios muestran estos procesos de reconocimiento, constitucn potica y/o
re-emergencias2 de grupos considerados extintos en Argentina (Briones, 1998, 2005;
Gordillo y Hirsch, 2010; Escolar, 2007; Lazzari, 2010). En ellos se mencionan,
principalmente, reivindicaciones en las zonas de frontera -en el norte (en las zonas
limítrofes con Bolivia y Paraguay, provincias de Salta, Jujuy, Chaco y Formosa) y en el sur
(en la región patagónica: principalmente en Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, en
el límite con Chile). Sólo a finales de la década del ’90, en algunas provincias del centro y
centro-oeste de Argentina, comienzan a vivenciarse procesos reivindicativos, como el de
los huarpes en Mendoza y San Juan (Escolar, 2007), y el de los rankeles en San Luis
(Lazzari, 2010).
2 Utilizamos la categoría de re-emergencias indígenas tal como lo ha propuesto Escolar (2007), para designar
la veloz formación de los grupos aborígenes y su enunciada continuidad con el pasado, a pesar de su
consideración como grupos extintos.
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En la provincia de Córdoba, en el centro del país, recién comienza a hablarse de grupos
indígenas, aborígenes o pueblos originarios a finales de dicho período e inicio del nuevo milenio.
En esta provincia, en la actualidad, existen más de 21 comunidades en procesos de
formación en diferentes localidades rurales y urbanas.3
Siguiendo a James Brow (1990), podemos entender la aparición y organizacn de estos
grupos bajo el concepto de procesos de comunalización, es decir, como un conjunto de
acciones que sostienen y construyen los sentimientos de pertenencia vinculados a un estar
juntos. En nuestro caso, se trata de un sentido de pertenencia vinculado a una filiación
con una identidad aborigen en común.4 Cabe destacar, que varios grupos indígenas en
Argentina y Córdoba, se han reorganizado con la figura política de comunidad5,
encarando un proceso de reconocimiento étnico y de rearticulacn comunal, que implicó
también la tramitacn de la personería jurídica frente al Instituto Nacional de Asuntos
Indígenas (en adelante: INAI). Por su parte, estos procesos de comunalizacn, han
identificado un pasado aborigen asociado a la presencia de grupos Comechingones en
Córdoba. Ello ha implicado el trabajo cultural de enlazar memorias colectivas, reconstruir
los lazos genealógicos y el pasado territorial. En este sentido, estos procesos han lidiado
con las memorias hegemónicas y las narrativas oficiales (Ramos, 2011), que han
naturalizado el sentido común sobre la extinción de los pueblos indígenas.
En Córdoba, los procesos de adscripcn indígena y re-emergencias de comunidades, se
remontan al noroeste provincial, en las zonas serranas. Uno de los primeros antecedentes
se dio en el pueblo de San Marcos Sierras, en el Departamento de Cruz del Eje, de la mano
de los entonces
descendientes de los grupos comechingón/sanavirón Tulián. Ya desde la
década del ‘90 comenzaron a realizar las tulianadas, una fiesta local en conmemoración a
una restitucn de tierras históricas a la comunidad indígena en 1806 (Tell, 2012; Tuln y
3 Río Cuarto, Bialet Massé, San Carlos Minas, San Marcos Sierras, Capilla del Monte, La Higuera, Villa María,
San Esteban, Alta Gracia, Berrotarán, Ciudad de Córdoba, entre otras.
4 La categoría procesos de comunalización, nos permite entender los procesos de formación de comunidades desde
los aspectos simbólicos y materiales. Esto evita substancializar las comunidades y alejarnos de una postura
esencialista de análisis, pues nos interesa analizar la manera en que se van construyendo sentimientos de
comunidad entre los grupos que se adscriben como pertenecientes a ellas. En este sentido es importante
entender, tal como señala Brow, que en los sujetos existentes hay una creencia compartida de que sus
vínculos son vividos desde siempre, sin embargo, la comunidad es una construccn que sostiene dicha
creencia. En esa configuracn participan tanto procesos de primordialización (substancializacn y
naturalizacn de los lazos, concepción de un origen común inmemorial) como prácticas de reinvención de la
tradición, es decir, pcticas que desde la concepcn de un pasado común dan sentido al estar juntos en el
presente. Para un análisis más profundo sobre la relación entre procesos de comunalización y territorio
vinculado a la Comunidad Comechingón del Pueblo de La Toma se puede consultar en Palladino (2010).
5 Como muestra Bompadre (2016), es importante mencionar también la presencia de personas que se
identifican como descendientes y/o originarios Comechingones, pero que no están involucrados en
procesos de comunalizacn ni han decidido participar en el proceso de reivindicacn política en estas
comunidades. Existe además en la ciudad de Córdoba, otro tipo de identidades aborígenes migrantes de
diferentes sectores de Argentina (Stagnaro, 2014).
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Palladino, 2015). A partir de aquí decidieron formarse como comunidad y solicitaron
personerías judicas, que fueron otorgadas a dos comunidades de San Marcos. En
simultáneo se dieron otras personerías jurídicas en la provincia de Córdoba,6 hasta la
actualidad, donde otras comunidades también han continuado con este proceso de
reconocimiento por parte del Estado Nacional.7
Ahora bien, como otros estudios también han advertido (Bompadre, 2016; Stagnaro,
2014; Palladino, 2010), hasta entrado el año 2008 todavía la presencia indígena de pueblos
Comechingones era desconocida en términos de agencias gubernamentales. Diversas
fuentes y datos oficiales, todavía no reflejaban la presencia de grupos aborígenes en la
provincia de Córdoba. Estos datos nos hablan de una mayor lentitud en las identificaciones
de personas y de grupos indígenas en Córdoba, comparado con otros sectores de Argentina
(con algunas excepciones en provincias vecinas del centro). Parte de la lentitud en el re
aparecimiento de estos aborígenes en la esfera pública de Córdoba, se asocia desde la
perspectiva de adscriptos indígenas, a un contexto de actores institucionales que pugna por
defender una supuesta extincn de la poblacn indígena en Argentina. En este caso, las
creencias que refieren a las representaciones de la identidad nacional en Argentina; Aquellas
que lo hacen a la construcción histórica y potica en tomo a una imagen ideal: blanca,
europea, moderna, racional y católica (Frigerio, 2008). Entendemos también que en
territorio provincial, las representaciones estatales oficiales de la cordobesidad hispánica
(Bompadre, 2016), han tenido efecto performativo en la construccn de otro internos
cordobeses, especialmente de la extinción.
En la Provincia de Córdoba, recn los censos del 2001 y su encuesta complementaria
en 2004/2005 mostrarán la presencia indígena.8 Incluso a nivel institucional, recn en el
o 2015, momento en que se sancionó la primera ley de reconocimiento indígena en
Córdoba,9 la presencia indígena era desconocida. Como mencionamos recientemente, una
provincia en donde lo “indígena estuvo siempre considerado como algo extinto, primando
una narrativa cordobesista (Bompadre, 2016), que colocaba el discurso de la Córdoba
6La comunidad Ticas de San Carlos Minas y Bialet Massé fue la primera comunidad reconocida en la
Provincia de Córdoba en el o 2009, luego las siguieron las comunidades de San Marcos Sierras, Tulián y
Taku Kuntur en el 2010.
7 Siguiendo a Bompadre (2016), podemos mencionar las comunidades de Quisquisacate Lino Acevedo de
Córdoba Capital, Hijos del Sol de San Esteban, Tacu Kuntur de San Marcos Sierras, todas pertenecientes al
Valle de Punilla. También Calamochita, Katat Kuna, Arabela, Yam Harú, Macat Henen, Mel Meli Melian,
Nueve Lunas, Ochonga, Toco Toco, Huayra Huasi y Huayra Pacha.
8 Volveremos con más detalle sobre esto en el siguiente apartado.
9 Se trata de la ley de Creación del Registro de Comunidades de Pueblos Indígenas de la Provincia de
Córdoba(SAIJ, 2015).
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europea, hispánica e ilustrada.10 Así, los discursos que consideraron a Córdoba como libre
de indios circularon en una serie de dispositivos reflejados en manuales escolares
(Stagnaro, 2012), producciones historiográficas-etnográficas, en museos y en sitios
arqueológicos. A excepción de algunas investigaciones etnográficas de comienzos del siglo
XX, lo aborigen fue una temática residual (Oliveira, 2010) incluso en la academia
cordobesa.11
Siguiendo a Stavenhagen (2004), podemos pensar en dos momentos a partir de los
cuales se puede entender la aparición de discursos y prácticas que remiten a una
identificacn con lo aborigen. En primer lugar, el contexto político-institucional que ha
contribuido a reposicionar al estado respecto a estos procesos reivindicativos de
identidades aborígenes (así como frente a su organización comunitaria); en segundo lugar,
el cambio en las representaciones culturales en las que la cuestn étnica y el cuestionamiento
a los procesos colonizadores han adquirido cierta centralidad.
En consonancia con este punto de vista, a continuación exploraremos, en primer lugar,
la coyuntura jurídico/política de reconocimiento étnico/indígena que acompañan las
reivindicaciones indígenas en Argentina; en segundo lugar, los cambios en las
representaciones culturales que implicaron las tensiones con las narrativas identitarias e
hisricas sobre la población indígena y comechingona en particular. Finalmente,
describiremos el proceso de reorganización comunal y política de la Comunidad
Comechingón del Pueblo de La Toma en la Ciudad de Córdoba, durante los años 2008 a
2010, analizando particularmente las disyuntivas sobre la autenticidad étnica aparecidas.
2. El contexto jurídico-cultural de las reivindicaciones: juridización indígena,
activismo institucional y representaciones culturales.
Desde el primer punto, debemos pensar las articulaciones indígenas en nuevas relaciones
entre el estado y las formas de organización de la alteridad.12 Estas relaciones están
articuladas y responden a una coyuntura internacional, nacional y local que brindó un
10 Se trata de la Córdoba de la herencia jesuíta, reconocida en varios sitios considerados “patrimoniocultural
de la humanidad, como tambn de la Córdoba que adscribió su identidad como “La Docta, de la segunda
universidad pública más antigua de Latinoamérica.
11 Solamente los recientes estudios de Bompadre (2016) y Stagnaro (2014) analizan desde la antropología
social los procesos de comunalización y re emergencias indígenas Comechingones en la provincia de
Córdoba.
12 Ciertos estudios ubican las reemergencias étnicas en el marco de las relaciones con los estados imbricadas
en los procesos de internacionalización del capital o globalización. Briones (2005), habla de una nueva manera
de organizar la diferencia signada por una neoliberalización de los estándares culturales hegemónicos
producidos por la etapa capitalista. Estemulticulturalismo constitucional” o “neoliberal, ha implicado la
reemergencia de derechos humanos pero por otro lado ha substancializado y mercantilizado las demandas
aborígenes.
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marco político-institucional que permitió la ratificación de normativas internacionales, y
que también contribuyó a generar cambios en las representaciones culturales de la
población. En este sentido, es importante mencionar algunas instancias potico/legales que
aportaron a dicha visibilización.
En primer lugar, cabe destacar que a partir del año 1992, Argentina se acopla a la
legislacn internacional a través de la sancn de la ley 24.071, que aprueba el Convenio
169 de la OIT (Organizacn Internacional del Trabajo) del año 1989, denominado
Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Dicho convenio entrará en vigencia en el
año 2001 (Gordillo y Hirsch, 2010). En él se reconocen los derechos de los pueblos
indígenas a la propiedad de sus tierras, a la igualdad y la libertad, y a tomar decisiones sobre
aquellos proyectos que les afecten. Este convenio favoreció las reformas de las
constituciones de diferentes países, con el fin de reconocer la preexistencia de estos
pueblos y el reconocimiento de sus derechos.
En segundo lugar, cabe destacar el proceso de reforma constitucional en el año 1994.
Tras los reclamos y contra festejos de los 500 años de la conquista, diversos pueblos indígenas
exigieron a los constituyentes modificar el contenido del artículo 67, inciso 15, de la
Constitución de 1853, que establecía promover relaciones pacíficas con los indios y su
conversión al catolicismo. Se decidió cambiar los presupuestos acerca de la vinculacn
con los pueblos indígenas a partir del nuevo artículo 75 inciso 17. Aquí se considera que el
Congreso de la Nacn tiene como funcn:
Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.
Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educacn bilingüe e intercultural,
reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesn y propiedad
comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan, y regular la entrega de otras
aptas y suficientes para el desarrollo humano, ninguna de ellas será enajenable,
transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la
gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las
provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones. (Constitucn Nacional
Argentina)
Cabe destacar, que esta reforma constitucional fue precedida por la promulgación de la
ley 23.302 sobre “Política Indígena y Apoyo a las Comunidades Aborígenes, sancionada
en 1985 y reglamentada en 1989. Esta norma crea el Instituto Nacional de Asuntos
Indígenas (INAI), entonces dependiente del Ministerio de Salud y Acción Social. El INAI
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se encargará recién en 1998, de cumplir su funcn de autoridad de aplicacn de las
normas que reglamentan los derechos de los aborígenes. A partir de acá, esta institucn se
ha encargado de reconocer legalmente a las poblaciones originarias de Argentina,
otorgando personea jurídica a las comunidades a través del RENACI (Registro Nacional
de Comunidades Indígenas). La consolidación de la ley 23.302 y la creación del INAI,
inscribirán un momento de “juridización del derecho indígena a la diferencia cultural
(Briones, 2005), que está asociado a esta etapa de internacionalización de los derechos
humanos anclados en el reconocimiento multicultural13.
Como antecedente, en la reforma constitucional de 1994, se genera una coyuntura
política en donde los pueblos indígenas demandan una ley para que se introduzca en el
censo nacional de población la variable indígena. Así, la ley 24.956 de 1998, ordena la
incorporación de la variable “autoidentificacn indígena en una pregunta del casillero de
la encuesta del Censo de Poblacn, Hogares y Viviendas del año 2001 (Madanes y Pezzoli,
2016), desarrollado por el Instituto de Estadística y Censo de la Nación (INDEC). Dicho
censo incluyó una pregunta para detectar en el hogar la presencia de personas que se
consideren descendientes o pertenecientes a algún pueblo indígena. Se incorpora un
casillero en donde se indaga en la autoidentificación indígena de la población. El resultado
aquí da que en Argentina existen 281.959 hogares (es decir el 2,8% de la muestra), en
donde al menos una persona se reconoce descendiente o perteneciente a un pueblo
indígena. Para profundizar sobre estos aspectos el INDEC crea en 2004, la Encuesta
Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI), que por medio de un cuestionario
específico, busca cuantificar y caracterizar a la población perteneciente y/o descendiente
en primera generación de pueblos indígenas y a los hogares que conforman (CEPAL,
2008). Aquí se toman como muestra el conjunto de hogares censados en 2001, en donde al
menos una persona se reconocía como descendiente o adscripto indígena, pero se
incorpora sobre la autoidentificación indígena y la descendencia en primera generación.
Como resultado se obtuvo que 600.329 personas se reconocieron pertenecientes y/o
descendientes en primera generación de pueblos indígenas en Argentina. De ellos, 5.119 se
13 A pesar de que la creación del INAI supone un hito crucial, algunos estudios muestran las contradicciones
implicadas en la obligatoriedad de obtener personerías jurídicas. En primer lugar, el reconocimiento del
estado a comunidades indígenas, tantos investigadores como las mismas comunidades se preguntan ¿por qué
el Estado habría de reconocer a sujetos que habitan estas tierras incluso desde ante desde su conformacn?
En segundo lugar, la cuestión de que al contraer derechos y obligaciones los pueblos indígenas quedan
subordinados a la lógica jurídica moderno/occidental, muy distante lógica lo que algunas comunidades
entienden que son sus concepciones y prácticas-. En tercer lugar, las personerías jurídicas no reconocen la
categoría de “pueblos, como sostiene Szulc (2004), esto incluye cualquier forma de organizacn supra-
comunitaria Por último, son las personerías las que fijan las coordenadas conceptuales para el reclamo
indígena y no los mismos procesos autogestivos de las mismas comunidades.
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adscribieron pertenecientes y/o descendientes en primera generacn del pueblo
Comechingón en la Provincia de Córdoba, reconociéndose 3.817 como pertenecientes a
este pueblo y 1302 como descendientes de primera generación (INDEC, 2004-2005).
Finalmente, cabe destacar los cambios que a finales de los 90 efectivizan las políticas de
reconocimiento étnico; y a partir del 2003 los gobiernos de Néstor Kirchner (Partido
Justicialista, Frente Para la Victoria) instalarán políticas de derechos humanos, las cuales
generarán una visibilización aún más fuerte de las reivindicaciones indígenas en tanto las
dependencias vinculadas, y se irán incrementando su financiación y el número de recursos
humanos.
Este momento de judicialización de lo indígena en Argentina implicó el reconocimiento
indígena otrora invisibilizado, la creacn y posterior reglamentacn del INAI, como a
tambn de dispositivos de visibilizacn y cuantificacn indígena, como la ECPI 2004.
Estas instancias implicaron y vehiculizaron los cambios en las prácticas y en las
representaciones culturales de diferentes sectores de la sociedad, ya que a partir de los datos
obtenidos, los procesos de activismo indígena (que venían movilizados desde 1980)
cobraron mayor fuerza. Por ello el proceso no estuvo exento de conflictos sobre la
legitimidad de los reclamos de derechos identitarios y culturales de los pueblos indígenas.
Cabe indicar entonces las pcticas como también los puntos en tensn que a partir de las
re-emergencias indígenas aparece.
3. Córdoba en la encrucijada indígena: de la preterización a la re-emergencia
Esta coyuntura abr una escena cultural en la cual algunos espacios se comenzaron a
cuestionar las representaciones culturales de la población, muchas de ellas centradas en
supuestos biológicos y/o culturales de la identidad y la cultura basadas en concepciones
objetivistas. Entendiendo a los pueblos indígenas como esencias inmutables, muchas de
estas posturas racializaban o etnificaban (Briones, 2004) las nuevas re-emergencias,
contribuyendo a caracterizar de mestizas o misturadas (Oliveira, 2010) o poco auténticas
los adscriptos recientemente comunalizados. Como mencionamos anteriormente siguiendo
a Briones (1998; 2004), se trata de la tensión hacia los relatos hegemónicos de construcción
de aboriginalidad en Argentina. Entre ellos encontramos el eco de los proyectos de
argentinización de la población de finales del siglo XIX y comienzo del XX, por las cuales
se articu un discurso racial unificador y homologador de la identidad nacional, que gi en
torno a la idea de que los argentinos son “hijos de los barcos”, descendientes de europeos y
de una raza blanca. Esto es acoplado a un proceso a escala nacional de políticas de
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invisibilización (Briones, 1998), articuladas con las representaciones sociales de la
identidad nacional que constru dicotómicamente a la poblacn, en rminos de
civilización (blancos-criollos) y barbarie (abogenes).
El efecto del proceso jurídico político de la década de 1990, como mencionamos,
tambn se generó en el marco del papel que cumplieron las actividades conmemorativas de
los Pueblos Originarios por los 500os de la colonizacn y la emergencia de nuevos
contra-festejos, y el repudio a los procesos (pos)coloniales en América. A su vez, estas
luchas obligaron a revisar los procesos de construcción material y simbólica de la
estatalidad en Argentina. Estas coyunturas, acompañadas por el crecimiento de procesos
globales vinculados con luchas y conflictos de indígenas y grupos oprimidos por la tierra,
tenderán a generar una visibilización de las identidades étnicas y movimientos etnopolíticos
(Bartolomé, 2006) en Argentina.
Sin embargo, las luchas reivindicativas se han empapado de tensiones acerca de la
legitimidad de los reclamos. Siguiendo las tensiones al respecto de las representaciones
culturales e imaginarios acerca de la re-emergencia indígena, muchos actores aparecen
como “censores de indianidad (Tamagno, 1991), en los cuales se sospecha aparecían la
legitimidad de las pertenencias étnicas de los reclamantes asociándolos cómo grupos de
interés (Escolar, 2007).14 Estos conflictos territoriales e identitarios, han obligado entonces
a analizar más profundamente las representaciones de indigeneidad (Gordillo, 2010), como
así también los actores que toman una u otra posición que subyacen en los procesos de
reconocimiento étnico, y que tambn participan activamente en la construcción de relatos
de autenticidad indígena (Bascopé, 2009).
En la provincia de Córdoba ni siquiera existieron procesos de reconocimiento de
pueblos originarios hasta el año 2015, cuando se sancionaron las primeras leyes que
involucran derechos de pueblos indígenas. Por un lado, la ley 10316 de Creacn del
registro de comunidades de Pueblos Indígenas de la Provincia de Córdoba (SAIJ, 2015) y
por el otro, la ley 10.137 de “Adhesión a la ley nacional número 25.517 (Restitución de
restos mortales de aborígenes) (Legislatura de la Prov. de Córdoba, 2015). Antes de estas
leyes, lo fueron reconocidos en la escena pública, el activismo de los procesos de
14 Esto ha ocurrido en espacios rurales y urbanos de diferentes espacios de Argentina. En las reivindicaciones
cercanas a las zonas de frontera, por ejemplo, movimientos mapuches han sido desacreditados por sectores
dominantes usando el relato de “chilenización (Randovich, 2013) del grupo indígena, y de este modo,
desacreditando los reclamos territoriales. Por otro lado, en sectores de Jujuy y Salta, en el Norte Argentino,
movimientos guaraníes han sido señalados como “bolivianoscomo argumento para desestimar los reclamos
territoriales (Gordillo, 2010).
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reivindicación en espacios rurales y urbanos, así como también la participación de
instituciones no gubernamentales que visibilizaron los diferentes reclamos indígenas.
Una de las tensiones de la emergencia indígena cordobesa, estuvo en la puja por
tensionar los relatos sobre la preterización (Bompadre, 2016), que consideran que los
pueblos originarios cordobeses habitaron hasta el pasado colonial. La asociación de la
presencia indígena estuvo vinculada al pasado y a espacios rurales. En parte, han tenido
efecto las producciones científicas de estudios de arqueólogos, historiadores y aficionados
de comienzos y mediados del siglo XX. Entre ellos los estudios de Antonio Serrano (1945)
y Aníbal Montes (1950-1956). Estas producciones señalan la existencia de una fuerte
presencia indígena en la provincia de Córdoba hasta la llegada del conquistador e incluso a
posteriori. Serrano (1945), establece una división entre Comechingones (al oeste y
principalmente en las sierras) y Sanavirones (al este y norte, principalmente en la llanura
que comparte con la provincia de Santiago del Estero), que va a ser reconocida como la
distribución espacial de los pueblos indígenas de Córdoba. En estas producciones
(acompañadas tambn por otra serie de estudios, manuales y trabajos de promulgacn
histórica por medio de aficionados en arqueología), se habla entonces de la presencia étnica
pre/hispánica,15 cuyo apogeo se ve a partir de las encomiendas hasta las reducciones que
implicaan la extensión y aculturación de pueblos indígenas. Seguidamente, otra serie de
estudios más contemporáneos vinculados a la etnohistoria (Boixadós, 1999; Tell y Olañeta,
2016), muestran que muchos de los grupos indígenas fueron reducidos a Pueblos de Indios
durante la etapa colonial en reducciones que tributaban tierras a la corona. Estos pueblos
habían sido reducidos, principalmente, tras las mercedes y encomiendas de tierras, y habían
acabado por completo durante la emancipación y consolidación (una vez sancionada la
Constitución Nacional de 1853) del Estado Nacional argentino.16
A, la emancipación del estado nacional de la corona española y su posterior
consolidacn, implicó el supuesto borramiento y la invisibilización de las comunidades
indígenas reconocidas en los Pueblos de Indios. Cabe señalar que la Constitucn
Provincial de 1855, implicó la reorganizacn de la propiedad de las tierras en base a la
insercn capitalista del sistema agropecuario, lo que devino en las ventas de tierras fiscales
a partir de la década de 1860. Las leyes provinciales de tierras (1870), alabaron su mensura y
15 Algunos historiadores y arqueólogos de comienzos del siglo han transcripto la carta (titulada la relacn
anónima”) que el fundador de la Ciudad de Córdoba, Jerónimo Luis de Cabrera, manda a los reyes de España
con motivo de justificar la fundación de esta ciudad. Cabrera relata el encuentro con más de 30 mil aborígenes
y alrededor de 600 pueblos, en su mayoría pequeñas comarcas ubicadas en las sierras pampeanas del sector
oeste provincial (Montes, 2008; Serrano, 1945).
16 Las autoras discuten a la producción historiográfica local que consideraba a los pueblos de indios como
extintos una vez constituido el Estado Nacn después de la sanción de la Constitución Nacional.
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amojonamiento para ser anexadas al territorio nacional. De hecho, ello estuvo relacionado
con la Conquista del Desierto realizada en las regiones de la Pampa y Patagonia (1878
1885), la cual implicó el avance sobre los territorios de indios, la expansión de la frontera
sur y la simultánea creacn de pueblos. En las décadas posteriores se llevarán a cabo las
poticas más importantes acerca de la expropiación y división definitiva de los pueblos de
indios. Al decir de Tell en las
décadas de 1880 y 1890 se llevó a cabo la expropiacn y división de las tierras de las
comunidades indígenas de Córdoba, ordenada por una ley provincial de 1881. [...]
Con la expropiacn se desarticu la propiedad colectiva de esas tierras, una parte
importante de las mismas fue rematada y se impuso la propiedad privada e individual a
los miembros de las comunidades. (2014, p.87).
Cabe aclarar, que estas políticas se dan en el marco de los proyectos de argentinización
arriba mencionados. Estos proyectos buscaron articular un discurso racial unificador y
homologador de la identidad nacional, que giró en torno a la idea de que los argentinos son
hijos de los barcos y en el cual se calificó con el tulo de ciudadano a las poblaciones
descendientes de europeas.
A, durante el siglo XX, en Córdoba se sostuvo la idea de la extinción de la población
aborigen aun cuando existieron documentos e instancias que enuncian presencias
indígenas. Muchos de estos documentos también fueron leídos en clave eurocéntrica, como
las reconocidas interpretaciones de Monseñor Pablo Cabrera acerca de los auctonos
cordobeses. Aún los primeros estudios científicos del pasado que hablaron de
Comechingones, tambn sostenían este imaginario de extincn bajo efecto de preterización
de la presencia indígena. Estos colocaban como punto central, que la miscegenación y la
mistura de indios con colonizadores españoles y posteriormente con los europeos
inmigrantes, habría provocado la pérdida de la cultura comechingona, tanto por la mezcla
de sangre (que generó las figuras del gaucho y el criollo), como también por las prácticas
culturales y la transformación de los hábitos por el contacto con los descendientes de
europeos.
Esta escena perduraría hasta los años 90, en donde se comienzan a tensionar algunos
supuestos. El Instituto de Culturas Aborígenes (ICA), fundado en el año 1992 por un
grupo reducido de miembros de Pueblos Originarios que residían en la ciudad de Córdoba,
se activa a partir del objetivo de generar un ámbito potico desde donde hacer conocer la
situacn potica, cultural y territorial de los Pueblos Originarios, tras los 500 años de su
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colonizacn. Luego, la organización se convertirá en una institución educativa de carácter
terciario, con la finalidad de fomentar laparticipaáón activa de las culturas abogenes en la sociedad
contemporánea (Entrevista a director, 2008).
A partir del año 2006, un conjunto de profesores e investigadores del ICA, se
preguntaron por la existencia de descendientes de Comechingones en la Ciudad de Córdoba.
Basándose en los datos proporcionados por las instancias censales disponibles por el
INDEC, se propusieron “rastrear los descendientes de Comechingones que habían vivido
en Alberdi en el antiguo Pueblo de La Toma 17. Su investigacn (realizada a través de
encuestas a los habitantes de barrio Alberdi en las que se preguntaba si conocían el pasado
aborigen del Pueblo), visibilizó la presencia de 7 familias adscriptas como Comechingonas
del Pueblo de La Toma.
A continuacn mostraremos el proceso desencadenado por el ICA en el marco de la re
emergencia indígena y los procesos de comunalización del Pueblo de La Toma.
4. Aborígenes en la ciudad: disputas de autenticidad en el reconocimiento de la
Comunidad Comechingón del Pueblo de La Toma.
Hallan familias aborígenes en la ciudad
Son siete familias descendientes de Comechingones que n habitan parte de las
tierras de sus ancestros, en Alto Alberdi.
“En lo poquito que nos dejaron, ahí estamos con mi hermana, cuenta Lucía
Villarreal (50 años), que con su hermana Vicenta (55 años) vive en barrio Alto
Alberdi, en la tierra que habitaron sus ancestros Comechingones desde antes de la
llegada de Jerónimo Luis de Cabrera.
Esa zona cercana al cementerio San Jerónimo antes se llamaba El Pueblito de
la Toma, porque al se construyó una toma de agua en el río Suquía y una acequia
para regar la quintas de la zona.
Saravia y el resto de los investigadores descubrieron siete familias descendientes de
Comechingones que aún habitan los terrenos de sus ancestros. Los nombres de las
17 Tanto los relatos de Comechingones como algunas fuentes documentales (diarios de la época, cartografía
catastral), muestran que durante el siglo XIX el Pueblo de La Toma se asen en el margen oeste de la Ciudad
de Córdoba. Los relatos coinciden también en enunciar la desaparicn física de dicho pueblo tras las Leyes
de tierras que la provincia aprobó en 1882; esto habría habilitado la mensura de las tierras indígenas y su
apropiación definitiva y gestión por parte de la ciudad de Córdoba en 1910, año en que se lo denominará
Barrio Alberdi.
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familias son: Canelo, Acevedo (descendientes del famoso curaca Lino Acevedo),
Cortés, Villafañe, Tobares, Iriarte y Villarreal.
“Nos sorprendió que las familias conocían ya su pasado aborigen. Lo tenían
bien callado por la humillación que sufrieron. Por tradicn oral, fueron
transmitiendo su historia y cultura”, relata Saravia.
Este relato oral fue corroborado en los archivos históricos del Arzobispado y
de Catastro de Córdoba por el grupo de investigacn. Esto rompe con la idea de
que en la ciudad de Córdoba no hay aborígenes y hace repensar la currícula oficial
que dice eso, asegura Saravia.
[...]
Esta semana, Vicenta (Villarreal) hizo pública su historia por primera vez ante
400 personas que la ovacionaron de pie en un congreso de culturas aborígenes.
Ella dice que tambn, por primera vez, se sint reconocida y valorada (La Voz
del Interior, 2007. Las cursivas son nuestras).
En la cita anterior, correspondiente a un diario local oficial de Córdoba, se evidencia la
novedad o sorpresa ante el encuentro de aborígenes en la ciudad capital. La nota muestra
tambn, el resultado de la investigación del ICA como institución, que buscó fomentar la
rearticulación de los descendientes de Comechingones. Estos últimos pasaron a conocerse
después que los investigadores tocaran a sus puertas y los invitaran a consultarles sobre su
memoria oral. La investigación y el proceso desencadenaron, como sostiene una de los
coordinadores de la investigación, una fuerte conciencia de su identidad, lo que motivó a que el
18 de abril del 2008, en un acto público, se dieron a conocer como Comunidad
Comechingón del Pueblo de La Toma.
A, la comunidad pondrá en práctica su nueva organización política basada en la
representación por curaca18. A partir de aquí, y luego de lo que los adscriptos consideran
100 años de silenciamiento y ocultamiento19, se formaliza el proceso de reaparicn de los
18 Esta organizacn política estuvo pensada en funcn de la interpretacn que hacían los adscriptos
indígenas de la antigua organizacn comechingona, como de las lecturas de las fuentes coloniales. Los
adscriptos consideran que el sistema de curacazgo era similar al ayllu incásico, donde cada pequeño pueblo o
comarca estaba organizado por un conjunto de familias que tenía un líder o representante llamado curaca.
Sobre este aspecto reivindicado, existen tensiones con otros sectores que consideran que la figura legítima es
el “naguano “navira, que tambn aparece en las fuentes en sectores rurales, sin embargo los adscriptos al
Pueblo de La Toma consideran legítima dicha elección.
19 Se debe a la identificacn del nombre del Pueblo de La Toma a barrio Alberdi en conmemoracn de Juan
Bautista Alberdi, en el marco de los festejos por el centenario de la patria. Los adscriptos y académicos
activistas señalan que dicho nombre fue parte de una serie de prácticas y poticas de invisibilizacn del
gobierno municipal hacia la comunidad indígena, siendo esta práctica parte culminante del proceso de
expropiación y desalojo llevado a cabo a partir de la década de 1860.
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Comechingones. La comunidad se configu desde al por siete representantes20 de
alrededor de trescientos adscriptos (familiares) que buscarán a partir de ahí, por un lado,
visibilizarse y ser reconocidos como identidad originaria; y por el otro, obtener el
reconocimiento de la pre-existencia étnica y territorial frente al Estado Nacn.
Pero este proceso de re-visibilización de la identidad indígena en escena pública como
de comunalizacn, no estuvo exento de conflictos, pues aparecieron desde el sector no
aborigen de la provincia (aunque también en sectores aborígenes),21 relatos que
deslegitimaban la autenticidad indígena de los adscriptos indígenas: sea por su cualidad de
indígenas en la actualidad y por pertenecer a la ciudad, o bien por la discusn de quienes
vivían en el Pueblo de La Toma en el pasado, no eran Comechingones o estaban mezclados
con otras comunidades indígenas. Así, participaron ocasionalmente en esta disputa vecinos,
historiadores locales (algunos miembros de la Junta Provincial de Historia), e incluso
algunos funcionarios poticos.
El primer punto de estos relatos es acoplado a lo que anteriormente mencionamos
como los discursos de extensn comechingona en Córdoba. Acá los argumentos se
acoplaron a sostener que la desaparición de los aborígenes en la etapa colonial, tanto
debido a su posterior mistura como a la hibridez cultural, habrían implicado el exterminio o
la pérdida de pureza étnica. De hecho, debido al impacto de estos imaginarios, en la
actualidad muchos sectores se encontraban sorprendidos al escuchar que existía una
comunidad indígena en la ciudad de Córdoba, escuchándose en algunos momentos el
¿Todavía existen? ¿No se habían muerto todos? Esto aparece por ejemplo, en los eventos
públicos que asistimos durante los primeros años del trabajo de campo. En esta etapa, los
adscriptos Comechingones se veían obligados a demostrar su ascendencia de los antiguos
curacas del Pueblo de La Toma, realizando una performance pública donde dirigían su
discurso a establecer aquellos vínculos geneagicos. Además, en las asambleas
participamos de una de las discusiones principales, pasaba por recordar comentarios de
personas con las que se habían encontrado los adscriptos, en las que la gente les indicaba
que no eran indios como los de antes.
20 Los nuevos curacas comechingones eran personas que tienen la edad aproximada de 55, 60 y 70 años,
todos con actual domicilio en barrio Alberdi (Pueblo de La Toma). En las entrevistas y en las observaciones
que realizamos, sostienen su identidad aborigen por la pertenencia al barrio y descendencia (en primera y/o
segunda generación, materna o paterna) con Comechingones. Esto lo han constatado a través del estudio de
una serie de documentos de siglo XIX y fuentes catastrales donde se muestran los apellidos Comechingones
(Libros de Bautismo del Arzobispado de Córdoba por ejemplo).
21 Al respecto de esto, aparecieron relatos que pusieron el cuestionamiento el carácter urbano de la
pertenencia indígena de los adscriptos del Pueblo de La Toma, estos cuestionamientos proveían de algunos
adscriptos localizados en zonas rurales.
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La segunda cuestión sobre estos relatos tiene que ver con la asociacn instrumentalista
(Escolar, 2007) que se hace de la reivindicación indígena actual.22 Desde esta perspectiva, se
consideraba, por ejemplo, que la movilizacn indígena estaba motivada por fines como lo
son los accesos a los beneficios de las políticas públicas asistencialistas (programas sociales,
becas, reclamos territoriales, entre otros). En este sentido, en las asambleas de curacas se
recordaba cómo algunos vecinos ponían dudas sobre la pertenencia indígena tachándolos
de oportunistas. Tal es el caso que recordaba el curaca Ramón o Don Aguilar, quien en
reiteradas ocasiones expresaba que en su barrio en varios momentos le gritaban ahí viene
Don Aguilar que ahora se hace el indio para quitarnos las tierras. En este sentido, pudimos
observar mo las asambleas y reuniones de los adscriptos indígenas, se orientaron a
resolver estos reclamos ampliando y profundizando el estudio del pasado y del territorio
correspondiente al Pueblo de La Toma.23 Y ello lo identificamos a partir de escuchar los
discursos públicos, donde como dijimos al presentarse, los Comechingones mostraban
su ascendencia (a partir de mencionar los ancestros que vivieron en el Pueblo de La Toma
y después apoyarse en los documentos que habían investigado el ICA, como los libros de
bautismo o el archivo catastral). Luego de la presentación ellos buscaban dejar en claro que
“no le queremos quitar nada a nadie. Solo queremos nuestra identidad”, “queremos ser
reconocidos”, que nos dejen de invisibilizar, o bien, “yo quiero decirles a Uds. que no les
vamos a quitar nada que han comprado de buena fe, nosotros queremos nuestra identidad
(Teresita Villafañe, 10/2008).24
En tercer lugar, encontramos relatos que ponen en tensn la pertenencia comechingona
del Pueblo de La Toma en el pasado, como así también de la legitimidad de los actuales con
respecto. Si bien existe una bibliografía que han analizado el pueblo de indios del Pueblo de
La Toma, no todos hablan que allí se han localizado Comechingones. Algunos estudios
muestran que en el proceso de construcción de la acequia (la toma de agua, lo que le da el
nombre al Pueblo de La Toma), el gobierno trajo mano de obra de los valles calchaquíes,
entre ellos Quilmes y Calchaquíes. Page (2007) habla de un pueblos de indios como un
22El estudio de Escolar (2007), ha tratado esta tensión en las representaciones locales de la población no
indígena, en su caso en la regn de Cuyo. Desde las perspectivas instrumentalistas se sostiene que los
“nuevosgrupos aborígenes que han aparecido en escena en los últimos os tienen intereses en la obtencn
de tierras, becas planes o programas sociales, producto de la nueva etapa de reconocimiento positivo de lo
aborigen.
23 En otros trabajos (Palladino, 2010, 2013), mostramos el papel de los usos del pasado en la estructuración de
las prácticas reivindicativas en el proceso de comunalización. En este sentido, cobraron una importante
fuente de legitimidad las fuentes documentales, que se articularon con la memoria oral, para dar sentido de
legitimidad a la continuidad de la comunidad en el presente, en palabras de Brow, al “estar juntos que
implica la comunalizacn.
24 Dada la importancia conferida a la visibilización de la comunidad, los adscriptos semanalmente visitan
colegios primarios, secundarios y jardines con la finalidad de que sea reconocida su historia en estos espacios
institucionales educativos.
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emplazamiento periférico ocupado por “algunas parcialidades de los desnaturalizados
indios calchaquíes (2007, p.105). Si bien la presencia calchaquí no es discutida por los
adscriptos y por los especialistas del ICA (quienes han estudiado particularmente a partir
del estudio de fuentes documentales), los mismos cuentan que los indios de afuera habían
sido un promedio menor e incluso se habían localizado en otro sector del Pueblito.
Tambn se identifica a quienes defienden el relato de primacía calchaquí en la presencia del
Pueblo de La Toma, como aquellos que pretenden invisibili%ar a los adscriptos actuales.
El caso más conflictivo al respecto de quienes han argumentado en contra de la
reivindicación comechingona actual, es la del ex director de la Junta Provincial de Historia,
una institucn conservadora, reconocida en la ciudad como un ámbito legítimo de
historiadores eruditos25. El historiador aparece en una nota de opinión de La Voz del Interior
titulado “No eran Comechingones (Bustos Argarañaz, 2007), donde él opina como voz
autorizada sobre el pasado indígena de Córdoba y sostiene que el Pueblo de La Toma no
había sido un pueblo de Comechingones, sino que había sido un pueblo de indios
compuesto por etnias diaguita-calchaquíes (del oeste y noroeste argentino).
En un artículo aparecido en La Voz del Interior leí que mediante un estudio se ha
identificado sangre aborigen en siete familias que habitan desde hace muchos os en
barrio Alberdi de nuestra ciudad. Allí se afirma que el descubrimiento acredita su
ascendencia comechingona, lo que me lleva a preguntarme sobre la base de qué patrones
genéticos se llega a esa conclusión. Admito que ello es posible, pero en tal caso, la
radicación al de quienes proporcionaron tal sangre se habría producido desps de la
creacn de dicho pueblo, que en sus orígenes no fue habitado por Comechingones. [...]
No hay ninguna constancia documental de que en lo que hoy es el barrio de Alberdi
hubiera un pueblo de indios a la fecha de la fundacn de Córdoba. El único pueblo
aborigen del que hay referencias, dentro de los actuales límites de la ciudad, es el
de Quisquisacate, situado en lo que hoy es el “casco chico”, el lugar elegido por Cabrera
para fundar la ciudad. Así consta en la propia Acta de Fundación [...]. Es posible que
los habitantes de dicho pueblo fuesen de etnia comechingona, pero no puede
asegurarse. Contribuye a dudar de ello el hecho de que según los filólogos que se han
ocupado del tema, la voz Quisquisacate reconoce raíz sanavirona. (Bustos Argañaraz,
2007).
25 La Universidad Nacional de Córdoba es la más antigua del país y la segunda en América Latina. Fue
fundada en 1613 (40 años posterior a la fundacn de la ciudad) por jesuitas. En la ciudad ha tenido una
importancia fundamental durante el siglo XX, tanto por la reforma universitaria del 1918 y por la importancia
como núcleo regional en Argentina, en la cual estudian aproximadamente 100mil personas. Por tales motivos
la Ciudad de Córdoba es reconocida en Argentina con el sobrenombre “La Docta.
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Este argumento (como muchos otros) no hay ninguna constanáa documental de que en lo que
hoy es barrio Alberdi hubiera un pueblo de indios, generó una serie de discusiones y
contestaciones por parte de los Comechingones del Pueblo de La Toma que indicaron que
Prudencio Bustos seguía invisibilizando la presencia indígena, al igual que muchos
historiadores y funcionarios poticos.
En ese contexto, los adscriptos establecieron algunas prácticas que llamamos de
visibilización del pasado comechingón y de la autenticidad indígena actual (Palladino, 2010,
2014). Se encargaron de escuchar los relatos de las familias al respecto de las memorias del
pasado como de las trayectorias individuales y colectivas, estudiaron libros de textos que
hablaban de historia de la ciudad de Córdoba y en donde figuraba el Pueblo de La Toma. A
la vez reunieron documentos históricos (de catastro, libros de bautismo, títulos de tierras,
diarios de la época)26 y los articularon con las fuentes orales. También escribieron sobre su
pasado en folletos de promoción de la Comunidad, revistas locales, boletines, e incluso
participaron en la elaboración de los dos primeros libros sobre historia comechingona de la
Ciudad de Córdoba.27 A la par, participaron en visitas en colegios, jardines de infantes,
primarios y secundarios. También elaboraron una serie de conmemoraciones y
celebraciones en donde reivindicaron fechas, eventos y rituales asociados a los aborígenes
americanos, como tambn tendientes a reivindicar antiguas figuras que habían sido
importantes en el relato del pasado, y que permian sustentar y dar legitimidad a la
reconstruccn de la identidad en el presente.
Estas prácticas de visibilización se elaboraron a la par de las pcticas de otras acciones
de reconocimiento jurídico de la comunidad. En este sentido, a partir del o 2008,
comenzaron a iniciar los trámites para obtener la personería jurídica que luego será
otorgada a inicios del 2010.
Para llenar los documentos del RENACI (Registro Nacional de Comunidades
Indígenas), los adscriptos debían hacer un documento que constatará de un cuestionario de
la institución. Allí se debía justificar los motivos mediante ellos se consideraban aborígenes
Comechingones; además se debían llenar fichas donde se diera cuenta de los lazos
genealógicos con antiguos Comechingones, señalar el área que comprendía el territorio del
Pueblo de La Toma y establecer una reseña hisrica de dicha comunidad. En este
26 Han logrado ubicar el Pueblo de La Toma en los planos catastrales de la Ciudad de Córdoba, la Toma, en
1890 aparece como una unidad catastral situada en el oeste de la Ciudad en esa data. Además han
sistematizado diarios de época que narran que efectivamente había pleitos por las tierras durante este periodo.
27 Estos libros se titulan Hijos del Suquía. Los Comechingones del Pueblo de La Toma, actual barrio
Alberdi, ayer y hoy” y “Aborígenes de Córdoba Capital. Historia del Pueblo de La Toma: sus caciques,
acciones yneas de sucesión, estuvieron editados por el ICA, el primero en 2009 y el segundo en 2012.
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contexto, entonces, los primeros os se orientaron a preguntarse por qué eran
Comechingones, cuáles eran los criterios de adscripción y a sistematizar la historia del
Pueblo de La Toma.
Estas prácticas posicionaron la necesidad de traer a la actualidad, un relato en el que
muestren la continuidad con un pasado territorial de las familias actuales en el Pueblo de La
Toma. Así, el discurso histórico producido por la comunidad en este contexto, muestra una
nueva cronología en la que se destaca la enunciación de la des-territorializacn. Se indican
hechos, personajes, instituciones y acciones que fueron cómplices del intento de
exterminio, silenciamiento u ocultamiento del Pueblo de La Toma. En este sentido, el
relato destaca la complicidad de los estados coloniales y republicanos en el proceso de
expropiacn del Pueblo de La Toma. Estas narrativas del pasado (Ramos, 2011), fueron
construidas y luego manifestadas en discursos públicos y en celebraciones de los eventos,28
donde se sostenía que Jos Comechingones siempre estuvimos acá" (Frase repetida por varios
adscriptos en diversas ocasiones). El siguiente extracto permite entender la manera en que
destacan la complicidad de la colonia y el estado republicano en su desaparición
En la colonia española, instituciones como el Estado, La Iglesia, el Mercado, la Justicia,
y la Universidad, ejercieron un rol socializador con la clara intención de homogeneizar
para hegemonizar. Construyeron desde la hegemonía un sistema que no contaba con
nosotros y con nuestra cultura. [...] Luego vino el gobierno de la Emancipación
nacional. Y nuestra dependencia pasó del gobierno español al gobierno criollo. Mientras
muchos en la sociedad argentina se aprontan a celebrar el bicentenario, nosotros
queremos recordarle al país, que mientras se desarrollaba el proceso de independencia
potica, los funcionarios y la burguesía local, comenzaron la compra venta ilegítima de
nuestras tierras. [ . ] Allí esn los diarios de la época [Por ejemplo El Porvenir y el Eco
de Córdoba], que perpetúan en el escrito, la promulgación de leyes injustas, desalojos
violentos y remates infames. (El subrayado corresponde al original. Folleto de
promocn de la Comunidad Comechingona del Pueblo de La Toma, Octubre 2008.
p.2).
28 Un evento importante fue la Conmemoracn de los 120 os de la muerte de Don Lino Acevedo. Esta
persona recordada, fue un cacique que durante en 1890 defendió a la comunidad tras la implementación de
las leyes de tierras en Córdoba. Estas leyes implicaban la mensura y el loteo del Pueblo de La Toma; es decir
que se anexaba como territorio a la Ciudad de Córdoba. Don Lino Acevedo ha sido fundamental en el
proceso de comunalizacn de los Comechingones de la actualidad, ya que su carta de 1890 es un dispositivo
que usaron para legitimar y constatar que el pueblo de la toma existía en el pasado, que sus antecesores eran
Comechingones.
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El texto también muestra la necesidad de narrar los episodios de la historia (silenciados
desde la narrativa dominante) a otros (vecinos, funcionarios políticos), explayando la
expropiacn y justificando los actos a través de citas a diarios de la época. Al mismo
tiempo, estos relatos estuvieron sostenidos en discursos orales en donde enfatizaban que
eran reales y auténticos Comechingones, que habían formado una comunidad, pero que la
comunidad no perseguía organizarse en un territorio sino más bien con el recuperar unas
relaciones, vínculos y la tradicn perdida por os.
Sin embargo, los relatos que presentaron los Comechingones en torno a recuperar su
identidad, historia y el territorio, estaban acoplados al requerimiento de la personería
jurídica, en donde, se sostenía que había que demostrar la pertenencia aborigen. De esta
manera también las representaciones esencialistas eran reproducidas por los mismos grupos
indígenas. Por ejemplo a través de la necesidad de “vestirse de indios, elaborar rituales
como la Pachamama en celebraciones o tambn en reconocerse como “nativos
ecológicos (Ulloa, 2005), reactualizando también el relato de ONGs ambientalistas que
consideran que ser aborigen es ser buen salvaje; un ser espiritualista y que vive en espacios
rurales y realiza prácticas armónicas con la naturaleza. Esto, y otras tensiones, implicaron
discusiones a la hora de reelaborar prácticas culturales como los discursos públicos.29 De
alguna manera, la esencializacn de la identidad, tambn fue motivo de descrédito para
diversos actores sociales que asistían a las celebraciones y procuraban encontrarse con
prácticas culturales locales aunticas.
En fin, diversas tensiones hacia el exterior nos muestran la manera en que la
actualización de los procesos de comunalizacn, siempre están en diálogo con
representaciones conflictivas sobre la autenticidad de la identidad indígena;
representaciones cambiantes sobre la indigeneidad que también operan en las mismas
prácticas de reconocimiento indígena, y que forman parte de la complejidad del proceso de
reivindicación.
5. Reflexiones finales... o sobre los dilemas de identificarse comechingón en la
Ciudad de Córdoba
La actual coyuntura potico-institucional en Argentina, ha permitido el reconocimiento de
diferentes grupos étnicos antes invisibilizados, lo cual significa indudablemente un avance
en términos de agenda potica vinculado al reconocimiento de la diferencia cultural. Pero
es necesario inspeccionar los mecanismos mediante los cuales se configuraron ciertas
29 Un ejemplo es el caso de dos hermanas que consideraban que la Pachamama era un ritual importado de los
pueblos originarios del Noroeste Argentino, y los Comechingones deberían hacer la Pachetaque era local.
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representaciones y prácticas que implicaron no sólo modos de concebir a los otros
indígenas, sino de administrarlos. Se trata de revisar los lineamientos y acciones por el cual
se construye la aboriginalidad (Briones, 1998), y su papel en la construcción de imaginarios
de pertenencia indígena y su reproducción en las categorizaciones étnico-sociales, en los
procesos de adscripción indígena de la actualidad.
Hacer foco en los dilemas sobre la representación de la identidad indígena en la re
emergencia comechingón y los procesos de comunalización, nos permite entonces indicar
las coordenadas por donde se fijaron los procesos de aboriginalidad, y nos obligará en el
futuro atender a cómo estos proceso reflejan procesos históricos de más larga duración.
Estos argumentos también pueden ayudarnos a reflexionar sobre la naturaleza de las
políticas multiculturales, que reconocen la alteridad en términos de identidades fijadas,
esenciales, como si fueran pasibles de reconocerse a través de límites claros y contornos
definidos. Se trata entonces con una crítica de las formas de ser ‘otro [fijadas] por
identidades globales preformateadas que no emergen de debates internos, regionales,
localizados, en el seno de historias nacionales, por el derecho a la existencia de otros modos
de ser (Segato, 2007, p.18). En este sentido, esperamos contribuir a la reflexn sobre las
políticas de reconocimiento étnico al modo de la interculturalidad crítica (Walsh, 2006),
el pluralismo (Segato, 2007)— que entienda las identidades (como sus modos de gestión)
como efecto de las relaciones de periferización y subalternización en que dichos pueblos
fueron sometidos. La posibilidad de visibilización de dichos pueblos, debe acoplarse a una
perspectiva más dinámica de la cultura que entienda los procesos de hibridación y mestizaje
hisricos, en los cuales los mismos pueblos fueron inmersos como las relaciones de poder
que los configuraron.
El proceso de comunalizacn estudiado a través del caso de la re-emergencia del
Pueblos de la Toma, nos refleja algunos de estos dilemas en torno a la actualizacn de
sentidos de pertenencia indígena, configurados tambn por representaciones hegemónicas
sobre la identidad étnica en el contexto de la Provincia de Córdoba. Las rupturas que
implican estos re-aparecimientos y nuevas formas de organización de aborígenes,
mestizados o misturados, conjuntamente con las nociones y prácticas de comunidad
inscriptas en sus procesos de comunalizacn, nos ejemplifican sobre los dilemas e
(im)posibilidades del ser y devenir indígena en Córdoba y Argentina.
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