Revista Pelícano
Vol. 4. E l asalto de lo im pensado
ISSN 2469-0775
pelicano.ucc.edu.ar
Agosto 2018 - Córdoba
Rodrigo Sanhueza Mendoza
rodrigo.sanhueza@ucentral.cl
Univ. Central de Chile, Fac. de Cs. de la
Educación, Esc. de Educación Diferencial.
Doc. en Cs. de la Educación, Educador
Diferencial, Docente-Investigador
Gina Viviana Morales Acosta
gina.morales@uantof.cl
Univ. SEK Chile. Doctora en
Educación Intercultural, Fonoaudióloga.
Docente-Investigadora
DOI: 10.22529/p.2018.4.10
Minoría lingüística: presión
comunicativa y cultural hacia la
persona sorda
Linguistic Minority: Communicative
and Cultural Pressure towards the
Deaf Person
Resumen
El artículo aborda los conceptos de
Minoría Lingüística, Opresión Comunicativa y
Cultural, hada la persona Sorda, como
revisn teórica que permite abordar las
relaciones comunicativas hegemónicas en
la comunicación y las formas de
considerar a un Otro diverso.
La importancia para la comunidad (de
Sordos) en la reivindicación como sujetos
de derecho, que tienen sus integrantes
como punto de enunciación en una
identidad Sorda.
Palabras Clave: Minoría Lingüística,
Opresión Comunicativa, Cultura Sorda,
Persona Sorda, Lengua de señas
Abstract
The article approaches the concepts of
Linguistic Minority, Communicative and
Cultural Oppression, towards the Deaf person,
as a theoretical revision that allows to
approach the hegemonic communicative
relations in the communication and the
ways to consider a different Other.
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The importance for the community (Deaf) in claiming as subjects of law, that its
members as a point of enunciation in a Deaf identity.
Key words: Linguistic Minority, Communicative Oppression, Deaf Culture, Deaf Subject,
Sign Language
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Introducción
A partir de la década de los 80’s, los Sordos y sus comunidades, creen más acertado
reconocerse como grupo minoritario lingüístico, y no como personas con discapacidad.
Desde este punto de enunciación abordaremos a la persona Sorda y su comunidad. Nos
referiremos a la lengua de sas con un componente viso gestual.
La problematización abordó la minoría lingüística de la persona Sorda en la opresn
comunicativa y cultural. Según Javier de Lucas (1995) quien, a la luz de los instrumentos
jurídicos internacionales, determinó los rasgos básicos de la nocn de minorías, como:
Minoría es todo grupo cuyo número es inferior al del resto de la población del Estado en
que se encuentra, aunque, como veremos, este elemento puede ser relativizado. Minoa
es un grupo cuyos miembros se caracterizan por dos rasgos: (a) uno objetivo que
permite la identificación de la diferencia (características étnicas, religiosas o lingüísticas
diversas del resto de la población) y (b) otro subjetivo, habitualmente concretado en la
voluntad de afirmar, salvaguardar y desarrollar precisamente esa diferencia -su cultura,
tradicn, religión o lengua- como elemento imprescindible de su propio desarrollo, del
ejercicio de su autonomía. (p.79)
Por lo general, el análisis de las minoas, se basa en algunos parámetros para
distinguirlas y diferenciarlas. Estos parámetros son: a) Territorialidad; b)
Institucionalización; c) Ancestro común; d) Lengua propia; e) Cultura propia; f)
Experiencia compartida: subordinación, vulnerabilidad; g) Voluntad de salvaguarda de la
identidad (medidas estables diferencia específica); h) Solidaridad entre los miembros del
grupo.
Por otra parte, el discurso del Sordo, para abordar su cultura desde un formato visual,
puede aparecer difuso, en particular en Chile, debido al bombardeo de ayudas técnicas
provenientes de las instituciones del Estado, las cuales propenden a la rehabilitacn.
Dichas ayudas, en el caso de Chile, al alero del Servicio Nacional de la Discapacidad
(SENADIS) se relacionan con los discursos de deficiencia, pérdida de audición, de grado
de pérdida, entre otros y distan de la adquisición y desarrollo de la lengua. El lingüista
sueco Bertil Malmberg refiere que:
Los Sordos deben ser considerados como la minoría lingüística que en realidad son. En
consecuencia, se les debe reconocer la misma condición y los mismos derechos que a los
grupos divergentes (lingüísticos, religiosos, raciales, ente otros.) (1990, p.190).
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La atención respecto de una minoría lingüística, según Ladd (2011), tiene un énfasis en
la fortaleza de lo que sus integrantes llaman su verdadero hogar: su comunidad, que los
debe sostener en la tarea de convivir con una mayoa lingüística que no los comprende y
los coloniza.
Estos valores colectivistas Sordos están todavía más fortalecidos por el hecho de que las
lenguas de señas también pertenecen a la categoría de miembros de minoas lingüísticas.
Una característica principal de esas minorías, tales como las que hablan catalán, galés,
etc. es experimentar la supresn de sus lenguas y sus culturas, lo que suele ejecutarse a
través de los sistemas educativos de la mayoa lingüística. Con frecuencia, la primera
prioridad de los grupos lingüísticos minoritarios es recuperar el control de los medios
que permiten darle forma a un futuro positivo para sus hijos, es decir, de los sistemas
educativos. (Ladd, 2005, p.7).
La discapacidad es una construccn social. Desde las comunidades Sordas se realiza la
resistencia, en el proceso de identidad al reconocerse como minoría lingüística. Desde esta
perspectiva, Lane (2005) sostiene que la comunidad Sorda levanta una plataforma de lucha
que contiene: aprender su propia lengua, defender su patrimonio frente a la atomización
grupos más poderosos y estudiar su historia étnica.
Para la investigadora española Felisa Pinoeste es el sentimiento mayoritario entre la
comunidad Sorda. Por tanto, la transmisión de valores, la perpetuación de la comunidad, se
percibe como una aspiración legítima (2007, p.7).
Es necesario, para que hablemos de minorías, que se trate de grupos que no tienen
carácter dominante o, dicho de otro modo, de grupos caracterizados fuera de las esferas del
poder para imponerse a la mayoría (el ejemplo clásico es el de la minoría blanca en la
República Sudafricana, que relativiza el primero de los elementos de la descripcn). En el
caso de la comunidad Sorda, hablamos de una minoría con lengua propia, en este caso la
lengua de señas, que cuenta con baja posibilidad de decisión, una minoría dominada y
oprimida desde los dispositivos de atencn de una mirada cnica.
Se legitima que su baluarte fundamental, también patrimonio de su cultura, es la Lengua
de señas que le es propia, en este caso Lengua de Sas Chilena (LSCH), creada en el
interior de las comunidades Sordas, la cual en periodos históricos, fue motivo de exclusn
de ámbitos escolares. En la actualidad se reconoce que en la comunicacn confluye la
lengua como una forma dinámica y cultural.
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Lengua de Señas y derechos lingüísticos.
Antes del congreso de Milán de 1880, la lengua de sas (LS) era utilizada en las escuelas de
Sordos, al respecto señala el profesor Oviedo (2007):
El hecho de que la lengua de señas fuera natural la hacía más cercana a Dios, y por
tanto, más bella. Esta era una premisa filosófica romántica, según la cual la naturaleza
constituía el modelo de lo perfecto, y en la medida en que el ser humano se abandonaba
a su condición natural, se hacía bueno y bello.
Luego, en el mencionado Congreso de Min 1880 queda sellada toda posibilidad del
uso de la lengua de señas y sólo logra ser considerado por los oralistas1 como un medio de
comunicación alternativo o un modo de apoyo para la comunicación, mientras que las
comunidades Sordas lo consideran su patrimonio cultural y una lengua natural de la
persona Sorda. Para Liñares (2003):
La investigación de Stokoe demostró que el digo de comunicacn visual y gestual que
utilizan las personas sordas reúne todas las características morfogicas y sintácticas de
una lengua y es homologable a cualquier otra lengua hablada, no es una simple mímica
sin estructura gramatical (p.53).
La Lengua de señas (LS) es natural, por tanto, no tiene creador, pero se considera al
abate, pedagogo y logopeda Francés, Charles-Michel De l’Epée (1712-1789) como uno de
sus mayores difusores de antaño2.
Presto una atencn minuciosa a sus alumnos, aprendió su lengua [acción que habían
hecho muy pocos oyentes hasta entonces]. Y luego, asociando señas con imágenes y
palabras escritas, les enseñó a leer;... les dio acceso a los conocimientos y la cultura del
mundo. El sistema de sas "metódicas" de De l'Epée, una combinacn de la lengua
de señas de sus alumnos Sordos y de la gramática francesa por señas, permia al
estudiante anotar lo que se decía a través de un inrprete que hablaba por señas,
método tan fructífero que permitió por primera vez que los alumnos Sordos corrientes
pudiesen leer y escribir el francés, y adquirir así una educación. (Sacks, 1991, pp.52-53).
1 Entenderemos como Oralistas a quienes adscriben , según Pérez a un modelo educativo oralista el cual se ha
mantenido que la principal necesidad del alumno sordo es el aprendizaje del lenguaje oral como condición previa para acceder al
testo de los aprendizajes y contenidos culturales transmitidos p o r él. (2001, p.1).
2 Charles-Michel De l Epée tiene tres obras dedicadas a la Sordera: 1. La instrucción de los sordomudos a
través de las sas medicas (1776). 2. La verdadera manera de enseñar a los sordomudos (1794) y 3.
Diccionario general de signos
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En 1859, ocurre un hecho histórico que marca la ciencia mundial en general y el
evolucionismo en particular, se publicaron las ideas de Darwin en las cuales, entre otras
cosas, se plantea que los organismos vivos se complejizan y se tornan más biles.
Trasladando este principio a los fenómenos sociales, se propuso que las lenguas de los
pueblos «primitivos» (esto es, los no europeos) eran sistemas pobres e imperfectos,
comparados con las lenguas habladas por las sociedades occidentales. Los hombres
«primitivos», además, usaban en su discurso más apoyo gestual que los modernos,
afirmaban algunos antropólogos, y eso era muestra de que la comunicacn basada en la
sola estructura lingüística (a partir del modelo de la escritura) era más evolucionada que
la comunicacn de base pragmática que hacía uso abundante de gestos o del contexto
de situación. (Oviedo, 2007, s/p).
Lo anterior, como antesala para llamar lengua de señas y no lenguaje de sas como
parte de una comunicación alternativa.
El haber reconocido a las lenguas de sas como verdaderas lenguas naturales
constituye un enorme hito, no sólo para la comunidad sorda y todas sus consecuencias
sociales, poticas y educativas, sino que también constituye un avance relevante para el
desarrollo de la lingüística y otras disciplinas afines, puesto que se amplía un campo de
exploración sobre el conocimiento humano y el lenguaje. Las lenguas de señas, por su
naturaleza y su modalidad visual-gestual aportan un campo de interés para la
investigación que permite dar cuenta de la naturaleza del conocimiento humano, el
procesamiento del lenguaje y la relacn que existe entre cognición y lenguaje (Acuña,
2016, p.178).
El respeto a la lengua se enmarca dentro de lo más básico de la condición humana,
reconocida en la propia Declaracn Universal de los Derechos Lingüísticos (DUDL)3
inspirada a su vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos del año 1948, cuando
hace referencia que la fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y en el
valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres (Comité
3 La Declaración Universal de Derechos Lingüísticos fue aprobada en Barcelona, España, durante el desarrollo de la
conferencia mundial por los derechos lingüísticos, la cual se realizó entre los días 6 y 9 de junio del año 1996.
Su realización, se debe a la iniciativa del comité de traducciones y derecho lingüístico del internacional PEN
CLUB y con con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO), en dicha conferencia participaron 66 organizaciones no gubernamentales (ONG) y 41
expertos internacionales en jurisprudencia lingüística. Como objetivo principal, se consideró la promoción de
los derechos lingüísticos, especialmente de los hablantes de las lenguas amenazadas.
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de seguimiento de la DUDL, 1998, p.21); y considera entre otras cosas que “la mayoría de
las lenguas amenazadas del mundo pertenecen a pueblos no soberanos (p.22), que
la invasión, la colonización y la ocupación, así como otros casos de subordinación
potica, económica o social, implican a menudo la imposicn directa de una lengua
ajena o la distorsión de la percepción del valor de las lenguas y la aparición de actitudes
lingüísticas jerarquizantes. (p.22).
y que el universalismo se tiene que basar en una concepcn de la diversidad lingüística y
cultural que supere a la vez las tendencias homogeneizadoras y las tendencias al aislamiento
exclusivista (p.22).
Artículo 1 - 1. Esta Declaración parte del principio de que los derechos lingüísticos son
a la vez individuales y colectivos, y adopta como referente de la plenitud de los derechos
lingüísticos el caso de una comunidad lingüística histórica en su espacio territorial,
entendido éste no solamente como área geográfica donde vive esta comunidad, sino
también como un espacio social y funcional imprescindible para el pleno desarrollo de la
lengua. Es a partir de este referente que se pueden establecer como una gradación o
continuum los derechos que corresponden a los grupos lingüísticos aludidos en el punto
5 de este mismo artículo y los de las personas fuera del territorio de su comunidad.
(p.23).
Importante es la posibilidad de autodeterminación consagrado en el artículo 24 y 26:
Artículo 24 - Toda comunidad lingüística tiene derecho a decidir cuál debe ser el grado
de presencia de su lengua, como lengua vehicular y como objeto de estudio, en todos los
niveles de la educación dentro de su territorio: preescolar, primario, secundario, cnico
y profesional, universitario y formación de adultos. (p.27)
Artículo 26 - Toda comunidad lingüística tiene derecho a una educación que permita a
todos sus miembros adquirir el pleno dominio de su propia lengua, con las diversas
capacidades relativas a todos los ámbitos de usos habituales, acomo el mejor dominio
posible de cualquier otra lengua que deseen conocer. (p.28).
La Declaracn Universal de Derechos Lingüísticos contempla en prácticamente en
todos sus puntos, la respuesta a las demandas de las comunidades Sordas a nivel mundial,
minoría lingüística que utiliza la lengua de señas y que se mira a si misma desde lo cultural
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con conciencia de grupo minoritario y solidaridad interna (De Lucas, 1995), a diferencia de
observaciones discapacitantes.
Concepto de cultura, cultura y comunidad Sorda
La definición de cultura ha estado acompañada de complejidades ideogicas; Geertz (1992)
señala que en torno a este concepto hay un pantano conceptual4 y en virtud de ello
entrega su propio concepto de cultura:
El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar los ensayos
que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el
hombre es un animal inserto en tramas de significacn que él mismo ha tejido,
considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo
tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en
busca de significaciones. (1992, p.20).
Por su parte, Néstor García Canclini (2005) señala que es posible acercase a una
probable definicn operativa, compartida por varias disciplinas o por autores que
pertenecen a diferentes disciplinas. Se puede afirmar que la cultura abarca el conjunto de
los procesos sociales de significación, o, de un modo más complejo, la cultura abarca el
conjunto de procesos sociales de produccn, circulacn y consumo de la significación en
la vida social. Las diferentes formas en que la cultura se presenta ante nosotros incluye
aspectos como:
[...] al proponernos estudiar lo cultural abarcamos el conjunto de procesos a través de
los cuales dos o más grupos representan e intuyen imaginariamente lo social, conciben y
gestionan las relaciones con otros, o sea las diferencias, ordenan su dispersión y su
inconmensurabilidad mediante una delimitacn que fluctúa entre el orden que hace
posible el funcionamiento de la sociedad, las zonas de disputa (local y global) y los
actores que la abren a lo posible. (García Canclini, 2005, p.39).
Sen Lane (1992), las comunidades Sordas contienen las características propias de las
minoas étnicas: nombre colectivo, sentimiento de comunidad, normas de conducta,
4 Geertz (1992) recuerda a Kluckhohn de quien define cultura como:1) “el modo total de vida de un
pueblo; 2) el legado social que el individuo adquiere de su grupo; 3) “una manera de pensar, sentir y
creer; 4) “una abstracción de la conducta; 5) “una teoría del antropólogo sobre la manera en que se
conduce realmente un grupo de personas; 6) “un depósito de saber almacenado; 7) una serie de
orientaciones estandarizadas frente a problemas reiterados; 8) “conducta aprendida; 9) “un mecanismo de
regulación normativo de la conducta; 10) “una serie de técnicas para adaptarse, tanto al ambiente exterior
como a los otros hombres; 11) “un precipitado de historia (p.20)
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valores diferenciados, conocimientos, costumbres, estructura social, lengua, arte, historia,
familiaridad.
Por su parte, Ladd (2011) considera que estamos frente a una cultura colectivista, ya que
sus valores, ideas e intenciones van en camino a beneficiar lo colectivo.
Oviedo en sus “Notas para abordar un concepto emergente (2006), acerca de la cultura
Sorda, señala:
Los Sordos que tienen ocasión de formar grupos desarrollan una peculiar manera
colectiva de sentir, de ver el mundo y de actuar, marcada por la experiencia común de
exclusión y con carácter predominantemente visual, articulada en la comunicación
señalada. Esta es la cultura sorda, así en singular, y es un fenómeno de carácter
universal, que se verifica cada vez que las condiciones lo permiten.
Una de las características de los colectivos de los Sordos es su fuerte dependencia y
relación con su entorno geográfico y cultural, y la influencia de la mayoría oyente. (s/p).
La denominación de la cultura con componentes visuales guía el presente texto.
Describiremos algunas particularidades de la cultura Sorda (Pino, 2007; Oviedo, 2006):
Apodo en la cultura Sorda: hace referencia a la persona que lo asume, haciendo visible
alguna particularidad específica, física o psicogica. El apodo cumple las mismas
funciones (para todo efecto) que cumple el nombre, en la cultura oyente.
Lazo azul: símbolo que se utiliza desde el XIII Congreso Internacional de la
Federación Mundial de Sordos, realizado en la ciudad de Brisbane, en Australia, entre
el 25 y el 31 de julio de 1999, como recuerdo de las muertes y experimentación con
Sordos ocurridas en la Alemania nazi.
Apuntar a una persona: al ser una cultura visual gestual, el acto de apuntar no es señal
de falta de respeto, sino que asume diversas funciones gramaticales, como por ejemplo
de adverbio de lugar (aquí, acá, ahí, allí, allá), de adjetivo demostrativo (este/a/s,
ese/a/os, aquel/lla/llos) o de pronombre personal (tú, él/ella, ellos/as), utilizando el
espacio como marcador de significado.
Los Sordos siempre van acompañados a distintos lugares por otros Sordos, ya que, de
no ser así, quedan expuestos a la posibilidad de que en el lugar visitado, no haya más
personas Sordas, quedando así en una situacn de incomunicación, al no poder
comunicarse con otros en Lengua de Señas.
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Despedidas particularmente largas, ya que la persona Sorda quedará con posibilidades
limitadas de comunicación en lengua de señas, hasta el siguiente momento en que
vuelva a encontrarse con otro usuario de la lengua.
Retomando a Geertz (1992), tenemos que la urdimbre cultural que deviene de las tramas
de significación incluye actitudes, epistemes y miradas, en las cuales los Sordos construyen,
estructuran y simbolizan su mundo.
Comunidad Sorda
Las primeras referencias a la cultura Sorda entran en escena con Stokoe (1965), en su
diccionario de señas americanas, con Meadow y Schlesinger (1971), al situar la Sordera
profunda en el espacio de un fenómeno cultural. Luego, el mismo Meadow hablaría de
subcultura Sorda o comunidad Sorda. Es cierto que frente a las definiciones surgen nuevas
complejidades, en ese sentido, retomamos Acuña (2016) que al abordar a la comunidad
Sorda desde su cultura.
Esto muestra la complejidad del fenómeno y lo difícil que resulta contar con un
concepto claramente delimitado de cultura. Del mismo modo, no existe un mite claro
para definir Comunidad Sorda. Por el contrario, su constitución está determinada por
diversos grados de pertenencia que sus miembros adquieren en el interior de ella. Estos
niveles de pertenencia dependen de diversos factores que interactúan entre de
diferente manera, a partir de lo cual se establece un núcleo fuerte en su interior y un
grupo que participa o pertenece a ella en un nivel más periférico. De este modo, se
identifican diversos grados de pertenencia dentro de su cultura. (p. 173).
Pero fue Harlan Lane (1984, 1995) profesor de Psicología en la Universidad de
Northeastern, en Boston, Massachusetts, en los Estados Unidos, y fundador del Centro de
Investigación en Audición, el Habla y el Lenguaje, uno de los primeros catedráticos que
se interesó por la cultura Sorda y la historia de sus comunidades.
Lane, en virtud de los estudios culturales (1984, 2003) plantea utilizar el concepto
colonialismo al hacer referencia a la vida que han tenido las comunidades desde el
congreso de Milán. Por su parte Ladd (2005) referencia así:
Una concepción del Sordo construida sobre la base de la diferencia: somos diferentes
porque pensamos visualmente, y pensamos en las gramáticas de nuestras propias
lenguas. Acostumbramos a decir como una raza distinta, o “un grupo étnico
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diferente. La verdad es más simple. Para citar a un gran maestro y líder Sordo de hace
un siglo, George Veditz, somos pueblos del ojo. Somos personas con lenguas distintas a
las de ustedes, y debido a eso al igual que en cada uno de sus países piensan ustedes de
un modo distinto a otros países nosotros pensamos de modo distinto. (p.10).
La sistemática opresión de los niños Sordos y las comunidades Sordas, durante los
últimos 120 años puede ser mejor descrita como colonización. Esto es, la supresión de
lenguas y culturas de los grupos colonizados y su sustitución por las lenguas y culturas
de los grupos colonizadores. La responsabilidad de la tarea de administrar a estos
“nativos es asignada por los ministerios del gobierno a selectos grupos de
profesionales a quienes yo describo como los colonizadores. (p.6).
Las culturas, fundamentalmente son objetivadas por sus productos (culturales), ellos dan
cuenta de un desarrollo que a través de la historia pueden ser rastreados, sistematizados y
presentados. Junto a las formas y costumbres culturales, la comunidad cultural Sorda,
presenta la lengua de sas como herramienta de comunicación y de construcción cultural.
La opresión sociocultural hacia la persona Sorda
La opresión que se ejerce sobre los grupos o personas subalternas tiene características de
violencia simbólica. Se refiere a una forma de poder opresivo ejercido sobre personas o
grupos subalternos. Esta actitud violenta y opresiva es ejercida sobre la comunidad Sorda
desde la cultura, adquiere formas invisibles, pues sabemos que no hay presencia de
violencia física, lo que permite, siguiendo a Bourdieu y Passeron (1995), que ella sea
aceptada como algo natural.
Junto a ello tenemos, como ya hemos mencionado, la opresión cultural a la cual es
sometida la persona Sorda. Este concepto, según la Real Academia Española de la Lengua
(RAE), es un adjetivo que da cuenta de la acción y efecto de oprimir y molestia producida
por algo que oprime; a su vez, oprimir lo define como ejercer presión sobre algo,
producir agobio o desasosiego grave a alguien o y someter a una persona, a una nación, a
un pueblo, etcétera; dejándolos humillándolos o tiranizándolos.
El educación, el concepto fue introducido por el pedagogo Paulo Freire, en su libro La
pedagogía del oprimido (1973), en el que además desarrolla temas como: la relación
colonizadora/colonizado, la educacn bancaria, la cultura diagica.
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Impcitamente, se puede vislumbrar que el sentido ideológico se encuentra presente
como soporte para la búsqueda totalizante del poder. Según el lingüista holandés Teun
Van Dijk las interpretaciones del conocimiento condicionan las prácticas sociales (2008,
p.14).
Por su parte Michael Apple (1986), manifiesta que la ideología posee tres rasgos
distintivos importantes:
a) justificación de la acción del grupo y su aceptación social que intentan mantener un
papel social particular, interesados, además, por el establecimiento y defensa de unos
modelos de conducta b)conflicto de poderes: el poder y la política implican cualquier
esfera de actividad, y todos los aspectos que tratan con la asignacn de recompensas[...].
El conflicto de poderes siempre se da en las disputas ideogicas, se reconozca o no
expresamente esa dimensn c) y estilo de argumentacn: la explicación es una táctica
que trata de persuadir, de obtener apoyos o de convertir ajenos (pp.35-36).
Si bien el concepto de poder nunca fue completamente definido por Foucault,
Francisco Ávila-Fuenmayor, al analizar el concepto de poder, nos señala que:
Para Foucault, el poder no es algo que posee la clase dominante; no es una propiedad
sino que es una estrategia. En tal sentido, el poder no se posee, se ejerce y sus efectos no
son atribuibles a una apropiacn sino a ciertos dispositivos que le permiten funcionar a
cabalidad (2007, p.15)
Ladriere y Ricoeur (1975), refieren que el poder es una capacidad, que es mediadora
entre individuos (los que detentan el poder) y colectividades (los conjuntos de individuos
sobre los cuales se ejerce el poder) (p.34).
Desde el poder, y en forma persistente, los términos utilizados para referirse a las
personas con Discapacidad, además de estar vinculados a un tipo de paradigma, atienden a
condiciones tanto sicas, cognitivas, sensoriales y/o psíquicas.
Distinciones opresivas
En La pedagogía del oprimido (1973), Paulo Freire denuncia la cultura del silencio que ha sido
capaz de construir la modernidad instrumentalizando a la escuela, desde ahí, nos propone
potenciar espacios de diálogo tendientes a la emancipación del sujeto-objeto, para ello hay
que reconfigurar el paradigma epistemogico dominante, creando las condiciones
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intersubjetivas para su liberacn y teniendo al oprimido como él principal protagonista de
este proceso:
El antidialógico se impone al opresor, en una situacn objetiva de opresión para,
conquistando, oprimir más, nolo económicamente, sino culturalmente, robando al
oprimido su palabra, su expresividad, su cultura. (Freire, 1973, p.169).
Claramente los procesos socioeducativos que emanan de la cultura dominante no
permiten crear las condiciones de reflexividad y crítica para la emancipación de los grupos
dominados.
En Pedagogía de la esperanza (1993), Paulo Freire denuncia las múltiples formas de
dominación construidas en periodos dictatoriales latinoamericanos. Es en este contexto que
el proyecto moderno se tensiona desde los sentidos de sus actores. Freire nos propone, a
partir de ello, leer las diversas experiencias de resistencia que hicieron que nuestras
esperanzas permanecieran vivas. “Los opresores, violentando y prohibiendo que los otros
sean, no pueden a su vez ser (Freire, 1993, p.123). Develamos en el discurso y praxis
freireana una auténtica propuesta de desarrollo de lo humano-humana, es decir, una
invitación transversal a liberarnos amorosamente de las cadenas egoístas que nos
deshumanizan.
En conclusión
La influencia Oralista se ha revestido y presentado con cierta inocencia, como un enfoque
de trabajo con la persona sorda; dichos enfoques pueden observarse sin dificultad como
verdaderos dispositivos de opresión sociocultural.
Las concepciones sobre la sordera se pueden centrar en elementos psicobiológicos
alterados, que promueven pcticas desde la percepción de la discapacidad, que son
asimilacionistas de la oralidad, en tanto es la hegemonía dominante.
El otro enfoque, desde la concepción de la Sordera y la comunidad de Sordos como
minorías culturales lingüísticas, respeta a la lengua de señas, con la que se tendn
respuestas y desarrollo de modelos educativos interculturales y lingüísticos.
Es legítimo reconocer a la comunidad Sorda, que al enfrentar estereotipos de
subalternidad, y opresión comunicativa y cultural, ha logrado, como un acto de resistencia,
transmitir, de generación tras generación, su lengua y su cultura. Las herramientas
cognitivas han sido fundamentales en el ingreso a la educación, lo que ha permitido una
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lucha en el reconocimiento de la lengua de señas y un constante desarrollo visual propio de
las personas Sordas.
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