cuerpo unidades de sentido, los hechos que semanti%a la historia cumplen las veces de
indicadores, en consecuencia, hay un proceso de significación que tiende siempre a completar
el sentido de la historia.
Corolario
El cuerpo, finalmente, tanto en la mística como la historia, es algo mítico, en el sentido de
que el mito es un discurso no experimental que autoriza y reglamenta unas prácticas, esto
es, que lo que forma los cuerpos, es una simbolización sociohistórica (v.gr. hablar,
persignarse, arrodillarse, orar, despedirse, lavarse, etc.). La escritura en los límites emana de
una “fascinación provocada por el otro” (Certeau, 2003, p.61). No obstante, el límite no
radica en invocar en la escritura la voluntad de volver pensable una cosa. El discurso
histórico interroga, en lo real, las limitaciones y las posibilidades que perfilan
particularidades en los hechos; por lo tanto, el espacio del discurso remite a “una
temporalidad diferente de la que organiza las significaciones según las reglas clasificatorias
de la conjugación” (Certeau, 2003, p.60), esto es, el problema de la relación entre el
discurso histórico y los lugares de enunciación, una relación entre
coherenáa y génesis. El
origen (Ursprung)5, como fórmula de la producción de sentido en el discurso histórico, tiene
como principio una “actividad experimentada”, resultado siempre de “acontecimientos”,
“estructuraciones”, o bien, “la representación de una génesis organizadora que se le escapa”
(Certeau, 2003, p.60). En este sentido hay una doble condición del objeto que es un efecto de
lo real originado en el texto, donde lo no dicho está implicado por la clausura del discurso. La
reflexión epistemológica emerge de la elucidación de sus reglas de trabajo, por tanto, la
disciplina histórica oscila en el límite que establece y que recibe.
La historia tiene como tarea preásar los modos sucesivos en que interviene una praxis que
parte de sí y la del otro, entendido como época, o sociedad, lo que define un modo de hacer
historia; hay una enriquecedora ambigüedad que observa de Certeau en la distinción entre
5 Ursprung se refiere, en alemán, a la búsqueda del origen, cuya acepción genealógica en Nietzsche, a la luz de
Foucault, se halla en relación a su vez con los términos Entstehung, H erkunf Abkunft, y Gebur. Sin embargo, en
Nietzsche, la genealogía y la historia, se perfila un rechazo a la búsqueda del origen, esta búsqueda incesante, y
acaso inevitable, consiste “en el esfuerzo por recoger allí la esencia exacta de la cosa, su más pura posibilidad,
su identidad cuidadosamente replegada sobre sí misma, su forma móvil y anterior a todo aquello que es
externo, accidental y sucesivo. Buscar un tal origen, es intentar encontrar ‘lo que estaba ya dado’, lo ‘aquello
mismo’ de una imagen exactamente adecuada a sí: es tener por advertencias todas las peripecias que han
podido tener lugar, todas las trampas y todos los disfraces [...] ¿si el genealogista se ocupa de escuchar la
historia más que de alimentar la fe en la metafísica, qué es lo que aprende? [...]”. Foucault señala a propósito
de la genealogía de la historia en Nietzsche, que “el apego a la verdad y al rigor de los método científicos
nacieron de la pasión de los sabios, de su odio recíproco, de sus discusiones fanáticas y siempre retomadas, de
la necesidad de triunfar —armas lentamente forjadas a lo largo de luchas personales”. Enclave que también
está entrelazado con la búsqueda de la metafísica por un Wunderursprung como origen milagroso. (Cf.
Foucault, 2000).
Revista Pelícano vol.4 (2018) - 180