que realizó su antiguo mayordomo.8 Incluso prohibía que el noble castellano pudiese ver a
Blanca, su hija, por lo que aconsejaba a los nuevos miembros de su casa a que colaboren
con dicho pedido:
A su hija, doña María escribía Jaime II: “porque García Lasso de la Vega quiere verse
con vos e vos mandamos que si Catalayu viniere sea bien guardada doña Blanca, vuestra
fija, [que a su] poder no venga ni salga de vuestra casa, e fait la bien guardar”. Y a Ferran
Sánchez Duc, miembro de su casa: “vos mandamos esspresament que a doña Blanca
figades bien guardar que no salga del poder de su madre ni venga en poder de García
Lasso”. (Martínez Ferrando, 1948, vol.2, p.603).9
Finalmente, después de la entrevista llevada a cabo en 1324, don García Lasso recuperó
el contacto con don Jaime y con la infanta María (García Fernández, 1998, pp.157-174),10
hecho que deja entrever que su visita fue una nueva demostración de fidelidad para ganarse
su confianza.11 Sin embargo, restaba poco tiempo para que la minoría de Alfonso XI
culminase.
Estos agentes de doble fidelidad, fueron un fenómeno reiterado en los sistemas de
gobierno de los siglos XIV al XVIII, pero bastante descuidados por la historiografía
medievalista. Como en el caso observado, se trata de personas que no tenían lealtad hacia
un solo señor o dinastía, sino que se asiste a una combinación de lealtades, es decir a
servidores de varios señores. En general, servían a señores que tenían una amplia capacidad
de patronazgo, en general en busca de alternativas ante la debilidad de su señor (González
Cuerva, 2003)12. Este fenómeno también se ha estudiado en el caso de agentes al servicio
de dos Cortes reales (Rivero Rodríguez, 1994, pp.305-378), explicación bastante
conveniente para el caso don García Lasso de la Vega.
8 A la infanta Da María. Le prohíbe don Jaime que se traslade a un lugar de Castilla para entrevistarse con Lasso de la Vega,
tal como este le propone. En todo caso que la entrevista se celebre en Aragón y si don Lasso recela está dispuesto a enviarle un
salvoconducto (Martínez Ferrando, 1948, vol.2, p.303).
9 A la infanta D a María. Recomendándola que si Lasso de la Vega acude a Calatayud tenga bien guardada a la infanta doña
Blanca mientras digho caballero permanezca en la ciudad solo le permitiría verla cuando desee peto en su presencia. A
continuación carta a Ferrant Sanchez Duch, mayordomo de la infanta doña María, con análogo texto (Martínez Ferrando,
1948, vol.2, p.603).
10 La vida de doña María de Aragón terminaría en el monasterio de Sijena, del cual su hermana había sido
priora. Se trataba de un importante centro político dentro de la Corona de Aragón, con el cual Jaime II había
establecido una estrecha relación desde que decidiera ingresar a su hija como interna, un centro de promoción
social y control político puesto que la vida de las infantas se vigilaba a través de las prioras (a excepción del
priorato de Blanca de Aragón) y también bajo la atenta mirada de las monjas que a su vez eran miembros de
las casas de las infantas.
11 A don Gana Lasso de la Vega, Justicia Mayor de la Casa del Rey de Castilla (Martínez Ferrando, 1948, vol.2,
pp.606-607).
12 En los siglos de la modernidad, una y otra vez aparecerán agentes de doble fidelidad sobre, todo aquellos
vinculados a Roma y a la Monarquía hispánica, por el servicio que debían prestar a sus señores, pero también
por la clara identidad católica de los personajes y de la dinastía Habsburgo misma.
Revista Pelícano vol.4 (2018) - 131