Introducción
El término “katarismo” no es unívoco. Por el contrario, existen diferentes interpretaciones sobre
el mismo. Si bien es empleado para referir a una corriente política e ideológica india-campesina
que se consolidó a principios de 1970, en Bolivia, puede tener varias significaciones.2 El sociólogo
aymara Pablo Mamani, brinda algunos elementos útiles para distinguir entre las diferentes
definiciones de esta corriente, según el sentido que adquiere el término “Katari” o “katari” en
cada una de ellas.3
De acuerdo a la interpretación que hago de su propuesta, hay dos sentidos fundamentales en
los que este término es empleado. El primero hace referencia a la figura del líder indio Tupak
Katari, quien encabezó las rebeliones indias de 1780-1781, junto a Bartolina Sisa.4 El segundo, se
vincula a la interpretación de “katari” como “anfibio o serpiente”. En lengua aymara el término
“katari” significa serpiente y tiene un sentido amplio, que comprende dimensiones biológicas,
míticas y simbólicas. Una de las cualidades de la serpiente es su capacidad de adaptación a
diferentes hábitats, por lo que la importancia de recuperar el sentido “mítico y real” de la
serpiente se traduce, en lo político, a su capacidad de articulación con distintos proyectos de
sociedad. Aquí, por ejemplo, Mamani menciona a Simón Yampara y Fernando Untoja como dos
referentes de este tipo de katarismo.5 Sobre el primero señala que su propuesta es la articulación
entre la civilización andina y la civilización boliviana (Mamani y Cruz, 2011, pp.161-162). Sobre el
segundo, el autor no se explaya, pero podríamos decir que plantea una articulación estratégica
moderna entre la estructura del Ayllu y la economía capitalista (Untoja, 2012).
Las interpretaciones sobre el katarismo vinculadas a la idea de la serpiente como anfibio
mítico-simbólico, amplían la comprensión del katarismo como una corriente política estratégica.
No obstante, no es ésta la idea más difundida sobre esta corriente. Por el contrario, son las
interpretaciones del katarismo relacionadas a la figura del líder indio Tupak Katari, las más
numerosas y conocidas. Sin embargo, esto no significa que haya claridad a la hora de distinguir
2 Empleo el término indio-campesino en sentido descriptivo, para referirme a la tensión existente entre dos perspectivas
políticas diferentes, expresadas por el indianismo y el katarismo del siglo XX. Mientras el indianismo privilegia el
empleo del término indio como concepto político, el katarismo prefiere usar el término campesino, al que consideran
más amplio e incluyente. Sin embargo, cuando hablo de mi perspectiva política, de influencia indianista, prefiero
emplear solamente el término indio.
3 Pablo Mamani y Gustavo Cruz (2011) escribieron un texto en coautoría, titulado “Katarismo-indianismo en el
Qollasuyu. Historia, tesis y luchas sociales de hoy”. El texto tiene dos partes. La primera analiza brevemente la
historia del indianismo y las tesis indianistas de Reinaga. La segunda, estudia las tesis kataristas y hace una
interpretación de sus diferentes corrientes. Adjudico el texto sobre el katarismo a Pablo Mamani.
4 Ambos líderes aymaras fueron descuartizados. Tupak Katari, el 14 de noviembre de 1781 y Bartolina Sisa, el 5 de
septiembre de 1782.
5 Simón Yampara Huarachi es sociólogo e investigador aymara. Por otra parte, el pensamiento de Fernando Untoja
(2012) suele ser controversial para muchos, ya que plantea la posibilidad de pensar en una hegemonía aymara
sustentada en la reproducción de las lógicas aymaras, pero reproduciéndose dentro del sistema capitalista.
Revista Pelícano vol.4 (2018) - 46