Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp.88-100
Agosto 2017 – Córdoba
elección la que individualiza al yo.” El
significado de la unicidad es que “nadie puede
responder en mi lugar” (Levinas, 1993, p.62).
El Yo es un “uno sin identidad pero único en
la requisitoria irrecusable de la responsabilidad”
(Levinas, 2003, p.108). La unicidad es la
imposibilidad de hacerse reemplazar en la
responsabilidad. El Yo es el elegido o requerido
por el Otro, no es elector (Levinas, 2003,
p.112). “Es una unicidad no asumida, no sub-
sumida, traumática; una elección en medio de la
persecución” (Levinas, 2003, p.112).
En De otro modo que ser, Levinas utiliza las
nociones de substitución y de expiación para
explicar hasta qué punto la responsabilidad por
el otro constituye al sujeto. “La unicidad de sí es
el hecho mismo de llevar la falta del otro”
(Levinas, 2003, p.180). El uno no se encierra en
sí “sino que se desnuda en la recurrencia
substituyéndose más acá de su identidad por el
otro […] acusa allí su identidad” (Levinas, 2003,
p.215). La persecución se vuelve expiación
(Levinas, 2003, p.180). La responsabilidad por
el otro reclama una subjetividad como rehén
irremplazable (Levinas, 2003, p.196). La expiación
por el otro aparece como excepción a la esencia,
como substitución (Levinas, 2003, p.217).
Principio de tercero incluido (multiplicidad)
La principal consecuencia de esta concepción
del único, del elegido, es que el uno –universal-
pierde su posición dentro del sistema de
totalidad, y se abre el paso hacia la multiplicidad:
Los sujetos únicos son múltiples (Levinas, 2003,
p.169). “No habría totalidad en el ser, sino
totalidades” (Levinas, 1993, p.43). Esta
multiplicidad se manifiesta ya desde la relación
cara-a-cara y en el lenguaje, que “supone una
pluralidad de interlocutores, separados, extraños
y trascendentes entre sí, en cuya relación se
despliega la semántica del lenguaje” (Palacio,
2013, p.146).
11
Paradójicamente, desde la
singularidad de cada ser único se abre paso a la
multiplicidad de seres únicos, y finalmente se
desemboca –aunque de otro modo– en el
universalismo. “Es la singularidad la que
fructifica en universalismo” (Meir, 2006, p.88).
11 Ver también Levinas (2002c, p.96): “El lenguaje
supone interlocutores, una pluralidad”; y Levinas (2002c,
p 230): “sin multiplicidad, el lenguaje pierde toda
significación social, los interlocutores renuncian a su
unicidad.”
Peñalver (2001, p.146) sostiene que esta
multiplicidad es “real”, no fenoménica, ya que de
otro modo se subordinaría la ética a la política.
El verdadero pluralismo nace de la
irreductibilidad de los sujetos que no pueden
ser intercambiables, rompiendo el círculo de lo
idéntico (Pintor Ramos, 1994, p.42). Y es
solamente dentro de la irreductible unicidad de
cada sujeto donde puede existir la fraternidad
humana, instaurando una sociedad de iguales.
“Paradójicamente, es la desigualdad inicial entre
seres únicos la que hace posible una humanidad
de iguales” (Pintor Ramos, 1994, p.56).
Esta multiplicidad de seres únicos se
vislumbra en la aparición del tercero, esto es, el
otro del Otro. Levinas señala que “el tercero me
mira en los ojos del otro […] la epifanía del
rostro como rostro, introduce la humanidad”
(Levinas, 2002c, p.226)
12
Así nace la fraternidad
humana, que “en mi posición como hermano,
implica otras unicidades a mi lado” (Levinas,
2002c, p.227). Así se produce el pasaje de lo
singular a lo universal. La aparición del tercero –
tercero incluido- hace necesarias la ontología y la
justicia, pero éstas no son primeras, sino
derivadas de la relación ética pre-original entre el
Mismo y el Otro, que les da sus sentidos. Así “el
tercero es el origen de la socialidad, de la
relación social, de lo público por excelencia”
(Luqui, 2010, p.74). La aparición del tercero
hace necesarias las instituciones, las leyes, la
justicia y la filosofía (Luqui, 2010, p.74). “El
Decir se fija en Dicho, se escribe en libros y se
vuelve derecho y ciencia” (Luqui, 2010, p.87).
Para que surja la justicia entre incomparables es
necesaria la comparación, la sinopsis, la puesta en
común (Levinas, 2003, pp.61, 228). También el
pensamiento, el conocimiento y la filosofía
misma nacen por el hecho de que el prójimo es
también tercero con respecto a otro, prójimo
también éste (Levinas, 2003, p 201 y 238). Así,
de la significación en sentido o dirección única
o Decir, se pasa al sentido como inteligibilidad
común o universal, al orden de lo Dicho
(Peñalver, 1994, p.207).
13
El tercero no está
próximo como el Otro, sino lejano, “está al
margen del Decir, de la proximidad y de la
substitución” (Palacio, 2013, p.152). De este
12 Ver también Levinas (2002c, p.309): “La revelación del
tercero, ineluctable en el rostro, no se produce más que a
través del rostro”.
13 Ver también Levinas (2003, p.239).
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