Pecano
Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Católica de Córdoba
ISSN 2469-0775
DOI: 10.22529/p
EL VUELO DEL PELÍCANO
MICHEL DE CERTEAU
Pierre Antoine Fabre: La cuestión mística en la posteridad de Michel de Certeau
Alfonso Mendiola: El conflicto moderno entre la voz y la escritura
Andrés Gabriel Freijomil: El nuevo mundo como “página en blanco”. Elementos
para una historia de las representaciones de América Latina en la obra de Michel de
Certeau
Christian Jouhaud: Regreso a Loudun
Diego Fonti: Sobre cuerpos desaparecidos y memorias encarnadas
EL ASALTO DE LO IMPENSADO
Karina Clissa: Obras orientadas a la predicación. Estudio comparativo de bibliotecas
institucionales en Córdoba del Tucumán en el siglo XVIII
Susana María Gómez: Khôra: el espacio propiciatorio de una investigación no
causalista en literatura
Alejandro Luis Pucheta: Conocimiento y racionalidad en el pensamiento de
Emmanuel Levinas
Adriana Vulponi: Sobre la conformación de un género y de un clásico: avatares en la
edición de literatura infantil y juvenil argentina
Franco Olmos Rebellato: Entre el instinto y la razón: comentarios sobre la ética y
estéticas de un saqueo
LAS FORMAS DE LA MEMORIA
Bibiana Eguía: Dios en lo innombrable. Presencia del discurso religioso en novelas
argentinas contestatarias. Entrevista a la investigadora Ursula Arning
NUEVAS NARRACIONES
Jordi Gastón Prina: Sobre Los sentidos del sujeto, de Judith Butler
Volumen 3 – Año 2017
Directora
Silvia Anderlini (Universidad Católica de Córdoba - Universidad Nacional de Córdoba, Argentina).
Editor
Octavio Pedoni (Universidad Nacional de Jujuy, CONICET - Universidad Católica de Córdoba,
Argentina).
Traductor
Diego Fonti (CONICET, Universidad Católica de Córdoba, Argentina).
Jonathan Ventura (Universidad Católica de Córdoba, Argentina).
Correctora
Marcela Bricca (Colegio Nacional de Monserrat, Argentina).
Comité editorial
Cecilia Padvalskis (Universidad Católica de Córdoba, Argentina).
Carlos Asselborn (Universidad Católica de Córdoba, Argentina).
Luis Alberto Tognetti (CIECS-CONICET; Universidad Nacional de Córdoba - Universidad Católica de
Córdoba, Argentina).
Pablo Marchetti Giovanini (Universidad Católica de Córdoba - Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina).
Comité académico
Carlos Martínez Ruiz (Universidad Católica de Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina);
Nancy Bedford (Garrett-Evangelical Theological Seminary, USA; e Instituto Universitario ISEDET,
Argentina); Horacio Cerutti (Universidad Nacional Autónoma de México, México); Rogelio De La
Mora V. (Universidad Veracruzana, México); Carlos Domínguez Morano (Facultad de Teología de
Granada, España); Diego Fonti (CONICET, Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Francesca
Gargallo (Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México); Noemí Girbal (CEAR. Universidad
Nacional de Quilmes, Argentina); Marcelo González (Universidad Nacional de San Martín, Argentina);
Francis Gonsalves (Vidyajyoti College, India); Michael Löwy (Directeur de Recherche émérite du
CNRS, Francia); Eduardo Mattio (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina); Martín Morales
(Pontificia Universidad Gregoriana, Italia); Beatriz Moreyra (CONICET, Universidad Nacional de
Córdoba, Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Guillermo Nieva Ocampo (Universidad
Nacional de Salta, Argentina); Gustavo Ortiz (Universidad Católica de Córdoba, Argentina) †; Lila
Perren (Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Germán Plasencia (Colegio de Saberes, México);
Pablo Quintanilla (Pontificia Universidad Católica del Perú, Perú); Eugenio Rubiolo (Universidad
Católica de Córdoba, Argentina); Aaron Saal (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina); Héctor
Samour (Universidad de Centroamérica José Simeón Cañas, El Salvador); Arturo Sandiano (Universidad
Católica de Córdoba, Argentina); Carlos Schickendantz (Universidad Alberto Hurtado, Chile); Daniel
Vera (Universidad Nacional de Córdoba. Universidad Católica de Córdoba, Argentina).
Revista Pelícano
ISSN 2469-0775
Facultad de Filosofía y Humanidades - Universidad Católica de Córdoba
Sede Centro. Obispo Trejo 323 Bº Centro. X5000IYG - Córdoba - Argentina
Tel. (54) 351 4219000. Correo: pelicano@uccor.edu.ar - Sitio web: pelicano.ucc.edu.ar
Volumen 3 – 2017
Revista Pelícano Vol. 3.
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar
Agosto 2017 – Córdoba.
Orientaciones para la presentación de trabajos
Esta revista de la Universidad Católica de Córdoba es una publicación periódica anual de artículos de
investigación científica, originales y de revisión, sobre temáticas de Historia, Psicología, Filosofía, Letras
y Ciencias de las Religiones, escritos por investigadores de la propia institución y externos a ella.
Pelícano es una revista plural que sólo exige calidad científica, para lo cual se vale de un sistema de
arbitraje basado en dos evaluaciones con reserva de identidad de los autores y evaluadores, estos
últimos integrantes del Comité Editorial de la Revista y especialistas externos convocados al efecto. El
Consejo de Redacción de la Revista aceptará artículos originales e inéditos con pedido de publicación
en idioma español, inglés y portugués. El envío de los artículos puede hacerse durante todo el año, más
allá de las convocatorias periódicas que se efectúen y deberán ajustarse a las Instrucciones para los
autores.
Las contribuciones que se recepten podrán obedecer a la siguiente estructura interna de la
publicación:
1) El vuelo del Pelícano. Sección en la que se puede participar sólo por invitación o pedido expreso
de la Revista Pelícano. Consiste en un Dossier con artículos (hasta siete) originales que debaten en
torno a un tema o eje temático común, y que persiguen objetivos similares entre sí. Estarán
supervisados por uno o dos coordinadores como máximo, quienes escribirán una “presentación
general” de la propuesta, que rescate los principales aportes individuales.
2) El asalto de lo impensado. De participación libre. Consiste en artículos de revisión e investigación
científica que exponen, de manera exhaustiva, los resultados originales de proyectos de investigación
individuales o colectivos. Abarca también las investigaciones que analizan, sistematizan e integran los
resultados de investigaciones publicadas o no publicadas, sobre un campo de las ciencias sociales,
humanas y/o teorías y desarrollos conceptuales en el ámbito de la filosofía, psicología, las ciencias de
las religiones, la historia y la literatura, con el fin de dar cuenta de los marcos teórico-epistemológicos,
metodologías y estados de las investigaciones en cuestión. Se caracteriza por presentar una cuidadosa
revisión bibliográfica y por su rigor teórico y metodológico. Además por la argumentación reflexiva y
crítica sobre nuevos problemas teóricos y prácticos.
3) Las formas de la memoria. De participación libre. Ocasionalmente Pelícano publicará traducciones
de documentos relevantes para el estudio de las Humanidades, como así también entrevistas a
personalidades destacadas en dichas disciplinas. Como también artículos y/o trabajos en homenaje a
algún autor o personalidad destacada.
4) Nuevas narraciones. De participación libre. Consiste en comentarios bibliográficos breves en la
que se presentan los aportes científicos de un libro de reciente aparición en el mercado editorial (hasta
cuatro años). No se atiene solamente al contenido, sino a una revisión crítica y contextual de su
contenido.
El Consejo Editorial de la Revista aceptará artículos originales e inéditos con pedido de publicación
en idioma español, inglés y portugués. El envío de los artículos puede hacerse durante todo el año, más
allá de las convocatorias periódicas que se efectúen.
Para más información de los requisitos que deben cumplir los artículos o trabajos que se
envíen: http://pelicano.ucc.edu.ar/pdf/autores.pdf
Revista Pelícano Vol. 3.
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar
Agosto 2017 – Córdoba.
Índice
EL VUELO DEL PELÍCANO
MICHEL DE CERTEAU
Presentación (5-7)
Pierre Antoine Fabre: La cuestión mística en la posteridad de Michel de Certeau (8-15)
Alfonso Mendiola: El conflicto moderno entre la voz y la escritura (16-30)
Andrés Gabriel Freijomil: El nuevo mundo como “página en blanco”. Elementos para una
historia de las representaciones de América Latina en la obra de Michel de Certeau (31-38)
Christian Jouhaud: Regreso a Loudun (39-48)
Diego Fonti: Sobre cuerpos desaparecidos y memorias encarnadas (49-64)
EL ASALTO DE LO IMPENSADO
Karina Clissa: Obras orientadas a la predicación. Estudio comparativo de bibliotecas institucionales
en Córdoba del Tucumán en el siglo XVIII (65-80)
Susana María Gómez: Khôra: el espacio propiciatorio de una investigación no causalista en
literatura (81-87)
Alejandro Luis Pucheta: Conocimiento y racionalidad en el pensamiento de Emmanuel Levinas
(88-100)
Adriana Vulponi: Sobre la conformación de un género y de un clásico: avatares en la edición de
literatura infantil y juvenil argentina (101-113)
Franco Olmos Rebellato: Entre el instinto y la razón: comentarios sobre la ética y estéticas de un
saqueo (114-122)
LAS FORMAS DE LA MEMORIA
Bibiana Eguía: Dios en lo innombrable. Presencia del discurso religioso en novelas argentinas
contestatarias. Entrevista a la investigadora Ursula Arning (123-130)
NUEVAS NARRACIONES
Jordi Gastón Prina: Sobre Los sentidos del sujeto, de Judith Butler (131-135)
4
Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 81-87
Agosto 2017 – Córdoba
Khôra: el espacio propiciatorio de una
investigación no causalista en literatura
Khôra: The Propiciatory Space of an not
Causal Research in Literature
Susana María Gómez
1
CIFFyH, Universidad Nacional de Córdoba
Modo de citar: Gómez, S. M. (2017). Khôra: el
espacio propiciatorio de una investigación no
causalista en literatura. Pelícano, 3. Recuperado
de http://revistas.bibdigital.uccor.edu.ar/index.
php/pelicano/article/view/1241
DOI: 10.22529/p.2017.3.08
Resumen
Reflexionamos sobre la epistemología de la
literatura a partir de Khôra, de Jacques Derrida.
Ese “lugar” no fijo, no cerrado, no causal
enseña sobre la metodología en investigación
literaria, sobre todo a nuevos investigadores. La
“resistencia a la teoría” (De Man) nos hace
detenernos ante preguntas que genera el propio
hacer investigativo, entre ellas: ¿Cómo
investigar literatura desde un lugar que evite la
causalidad en los corpus y objetos de trabajo?
Palabras clave: investigación literaria, Khôra.
Abstract
We reflect on the epistemology of literature
based on Jacques Derrida´s essay Khôra. That
changing, unclosed, non-causal “spot” teaches,
new researchers mainly, about literary research
methodology. The “Resistance to Theory” (De
Man) forces us to think of questions generated
by the research activity itself, such as: How to
do literature research that avoids causality in the
corpus and the object of study?
1 Prof. Titular de Teoría y Metodología II, en la Escuela
de Letras, Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad Nacional de Córdoba. Es responsable
académica del Fondo Cortázar, en el CRLA-Archivos
(Centro de Investigaciones Latinoamericanas- Archivos),
en la Universidad de Poitiers, Francia, desde 2009.
Directora del equipo de investigación: Problemas de la
investigación literaria y de sus fronteras: Khôra.
Key words: Literacy Research, Khôra.
La literatura es un arte verbal. ¿Por qué la
estudiamos como objeto científico? Es una
pregunta que tiene sus décadas, sus razones y
sus consecutivos procesos históricos, sostenida
por los críticos y los estudiosos de las teorías
literarias del siglo XX. Pensamos en el acto
literario como una escritura (Derrida, 1989
[1967]), como un gesto que habilita el lenguaje
en una renovación perceptual del mundo
(Shklovski, 1970 [1917]), en una productividad
textual verosímil (Kristeva, 1970), en un
enunciado llamado “obra” en que el escritor-
autor artistiza el mundo (Bajtin, 1982 [1952-
53]); también halla sus dominios en el
interrogante sobre la literatura como creadora
de su propia inteligibilidad que postularan los
post estructuralistas como Jameson (1989) una
vez decantado productivo y el instrumental
narratológico que pretendía una noción de
autonomía situada en el texto-fetiche, en la
estructura que, desprendida de su contenido era
posible estudiar en su ley universal de la tríada
historia-relato-narración.
Por otra parte, el discurso es un flujo y una
red. ¿Porq investigarlo parece obligar a un
rigor demostrativo y analítico que nos excede?
Esta pregunta atiende a la contradicción
virtuosa de ser parte y poder considerarlo para
un análisis o un estudio. Asimismo, el panorama
se vuelve reciente, incorporando las dos líneas
de trabajo: la lingüística textual de Van Dijk,
que deriva de los retóricos de la argumentación
y de los estudios de lo que Saussure llama el
habla, frente a la lengua de los gramatólogos (si
existiera tal cosa) y, por otro lado, el
descubrimiento a fines de los 60 de la teoría de
Bajtin, traducida por Todorov y Kristeva en
primera instancia, dimensión del discursos
social como enunciado dialógico (Bajtin ECV)
que daba cuentas no sólo de una lectura en que
la filología expandía su labor hacia la
vinculación con la realidad material,
sociohistórica de la cultura. Bajtin abre una
visión del discurso-mundo, amplia y total: todo
es discurso pero nada fuera de la cultura, de ese
hablante que siempre verá al otro y nunca a
mismo. De lecturas bajtinianas se nutre el
campo sociocrítico franco-canadiense, heredero
81
Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 81-87
Agosto 2017 – Córdoba
de un sacudón narratológico hacia una visión
del Discurso Social como totalidad inabarcable,
en la explicitación de Marc Angenot: sabemos
que el todo del Discursos Social es una
construcción ad hoc, pero vivimos con ello. Al
mismo tiempo de su traducción al francés,
Michel Foucault derriba la racionalidad
estructural con Las palabras y las cosas, de 1966 y
con El orden del discurso de 1970, que nos pone
frente a la posibilidad de no hablar, de que no
esté dado que se hable/escriba si las
formaciones discursivas censuran, regulan o
simplemente hacen ser al discurso. Esa etapa ha
estado funcionando como una racionalidad
investigativa que acepta las filosofías del
discurso pero no les da un reconocimiento
como pensar disciplinar. Recordemos que la
filosofía –el psicoanálisis también– acusan
recibo de categorías vinculadas al hecho
literario y, de hecho, confundimos filósofos con
filólogos cuando dejamos que se impregnen y
contaminen –no lo digo despectivamente– las
zonas de la investigación y del estudio, los
autores, sus nociones –que van y vienen de un
campo a otro como si fueran buenos vecinos
que se roban la fruta–.
El sentido es constitutivo del orden
simbólico humano. ¿Por qué intentar transitarlo
en un recorrido descriptivo que, en términos
académicos, sentido a lo que hacemos para
conocerlo? Esta pregunta nos lleva a
interrogarnos acerca de si todo es signo y si
todo significa o si esto es una declaración de
principios. En los años 80, recuerdo, esta era
pregunta de todos los días en la formación de
mi generación. Luego leeríamos mejor a Bajtin
en que “todo signo es ideológico” pero no
“todo es signo e ideológico” puesto que las
cosas también lo son a secas. Maduraríamos el
Greimas mal entendido aprendiendo a pensarlo
sin su fórmula química, llegaríamos al explosivo
Iuri Lotman con sus semiosferas en que el
signo se vuelve orgánico, ser vivo.
Recuperaríamos de la lógica a un Peirce que, en
las cartas a lady Welby, explicaría por fin que las
nueve clases de signos no son sólo una
taxonomía, son parte de la vida. Adolfo Prieto,
Juan Magariños de Moretin, la escuela de
semiótica greimasiana instalada en el regreso de
los exiliados argentinos (Danuta Mozejko,
Oscar Steimberg, otros) habilitó las discusiones
acerca de la díada y la tríada, convertidas en
nodos epistemológicos que permitían
observarlo todo en su dimensión sémica.
Preguntarnos esto no atiende tanto a los
temas o problemas de investigación, que se
sitúan en un amplio campo de opciones y de
intereses, sino más bien en cuanto al concepto
de metodología por el cual los estudiantes y
jóvenes investigadores se/nos interrogan
constantemente. Lo que quiero señalar es que:
a) es interesante volver a los interrogantes de
origen o preguntas básicas que nos llevan a
investigar, sin ello poco podremos pensar el
método ya que se formulan desde un conocer
presente que ya lo incluye, aunque no sepamos
verlo, y b) es una gran apertura de ideas
considerar los temas-problema a investigar
partiendo de la base de cómo haremos para ello
y no pensando, no necesariamente, en un
propósito o fin sobre el cual se advierte de
antemano que se llegará si se cumple el proceso
previsto. Estos dos puntos son centrales en la
reflexión que quisiera proponerles. La teleología
de la investigación, en estas tres grandes zonas
que señalé arriba: arte literario, discursos,
semiótica, también produce monstruos:
gigantes de dos cabezas inalcanzables o
enormes pedanías donde situar las vastas
exégesis. Quiero decir, la investigación en
ciencias humanas en lo que implican estas tres
opciones, adolece a veces de un afán descriptivo
que traba la producción de nuevos
conocimientos que un estudiante o iniciado
utiliza ocupando el tiempo de la investigación,
llevando las lecturas a apropiaciones
conceptuales y no siempre volviendo sobre las
preguntas, o para plantear nuevas. En este
sentido, formar investigadores en el campo de
la palabra verbal y de las ideas que de ella
devienen o se generan, también implica
ocuparse de un proceder investigativo que evite
la paráfrasis y que organice centros
interpelantes de las nociones aprendidas. En la
investigación que mi equipo lleva en estos
momentos, estamos estudiando lo que Miguel
Dalmaroni llama “El campo clásico de los
estudios literarios” (Dalmaroni, 2009), para
pensar entre otras cosas, en cómo la tradición
investigativa en literatura ordenaba la
factibilidad de los problemas. Los estudios que
surgieron ante el giro cultural (y el giro
82
Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 81-87
Agosto 2017 – Córdoba
lingüístico, peto también el conocido affaire
Sokal) poscoloniales, potsestructurales, en la vía
de los estudios queer y de género luego, mas
tarde las líneas de la etnografía en estudios
sobre la literatura y la historia cultural (radical)
tras las huellas de Hayden Whtite que pide
volver sobre la noción de ficción desde la
historia en sí, del acto que la narra. En esta
mirada que tomamos de Dalmaroni
(Dalmaroni, 2009, 2015) nos aseguramos su
dialéctica acerca de la lectura literaria y la lectura
de la teoría, como nuevas formas de resistencia
para las cuales Paul de Man nos había dado el
dato inicia (De Man, 1990 [1986]). Lectura de la
teoría literaria para pensar la lectura deja ver un
estado de la cuestión en que sostener que leer
teoría para comprender cómo leemos literatura
y cómo la investigamos; este campo aún no
explorado ya tiene algunos indicios de revisión
de modalidades de investigación fuertemente
cuestionadoras y que observar –lo enseñó
Derrida, lo acompañan Jameson, Wlad Godzich
y en Argentina Nicolás Rosa, Pampa Arán,
Ludmer- el propio pensamiento es la garantía
de la renovación investigativa en las tres zonas
disciplinares de la literatura, los discursos y la
semiótica.
Siguiendo el planteo, preguntarnos por la
“Metodología” abre un horizonte de
interrogantes básicos, que surgen de la
observación que cada investigador debe hacerse
en su pensar el problema. Esto supone, vale
decirlo, considerar el campo
“problematológico” de su investigación, más
que “el tema de lo metodológico” o “qué
pongo en la metodología”.
El discurso sobre la metodología insiste en la
asunción de un proceder, en el diseño (creativo)
y en la organización de acciones que se realizan
en la búsqueda de ese saber que creo que está-
ahí a mi espera o que considero se puede
constituir en un movimiento en la resolución de
un problema particular.
Insisto en el uso del verbo constituir en lugar
de los consabidos “construir” o “dar cuenta
de”.
2
Metodología que sin embargo no está fuera
del problema, ya que este la funda y la define.
Pero, cómo considerarla, si ya sabemos que
2 Con-(convergencia, reunión), stare (estar colocado,
estar parado y por ende, colocar). Reunir elementos y
colocarlos juntos, parados, en una fundación.
como constructo es discutible pensar métodos
a priori –esto es, por fuera de la experiencia–.
Miguel Dalmaroni nos ayuda cuando plantea
que “es improbable encontrar un investigador
en el campo de las ciencias sociales y humanas
o en cualquier otro– que crea que haya un
método; es menos improbable que algunos
crean en la posibilidad de una “metodología”,
es decir, un saber organizado y enseñable acerca
de métodos” (Dalmaroni, 2009) Más adelante
habla de técnicas, procedimientos y protocolos
y cómo a veces lo que se plantea como tal
muchas veces no lo es o, por el contrario
terminan sin constituir un método (usa el
mismo verbo que yo) ciertas tradiciones –de
lectura, quiero agregar– en la investigación
literaria. Propone hablar de “itinerarios de
trabajo” establecidos a partir de universos
teórico-críticos que siempre tendrán u
precedente pero no ha de ser este considerado
más que un punto de partida.
Cada investigación funda, crea (coloca y
sostiene) su proceder, ese qué hacer para
conocer. Es importante aquí reconocer que este
saber se obtiene por procesos no lineales, en
red o en rizoma. Sin embargo, esta
consideración no lineal lucha todavía para que
los resultados sean validados por una
comunidad (académica, científica) teniendo en
cuenta que rige todavía un régimen de creencia
en la validación y en la racionalidad de la
ciencia, en términos generalistas (Ciencia/s
humanas, ciencia/s sociales, cuali y
cuantitativos, experimento y observación). De
ahí que nos interroguemos cómo ratificar que
estamos conociendo en literatura, sin olvidar
que cuando investigamos lo hacemos frente a
otros, a la comunidad, a los colegas, a la
institución.
Definir cómo proceder involucra ese
universo teórico-critico y, en cierto modo, una
decisión metodológica no puede confundirse
con una teoría. Los estudiantes de Letras me
dicen, por ejemplo, “hago sociocrítica” o, “más
bien me voy para el lado de la filosofía”, “yo
quiero hacer un trabajo bien semiótico”; “me
interesa la teoría de fulano y por eso me planto
ahí”; también: “hago un trabajo de campo, por
eso tengo una perspectiva etnográfica”. Es muy
común escuchar esto en tesistas de licenciatura
que, luego, con el/al director van centrando su
83
Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 81-87
Agosto 2017 – Córdoba
mirada en lo que hay en la teoría y de ahí cómo
hacer para leer las obras u observarlos discursos
con un proceder metódico.
Solemos situar las decisiones metodológicas
en un afuera del problema, buscando por las
prácticas investigativas qué aceptación tendrá
este u otro método. La elección del método
también involucra las pasiones y los
conocimientos de mismos en tanto
investigadores. En esta perspectiva, estos están
ya pre-construidos, crecen en su destino de
tradición –y de traducción–, se asimilan en las
materias llamadas “metodología”, o se
seleccionan de un listado. Confundimos esta
construcción previa –a veces difusa o imprecisa
en los contornos entre la transmisión a la vez
actual y anacrónica a que nos somete la
formación– con las decisiones sobre el
proceder mismo, que sólo nuestro problema
nos permitiría, insisto en el término, constituir.
Ante ello, propongo que pensemos en la
idea de un posible metodológico, a la manera de los
“posibles” que Derrida ofrece en la inminencia
del problema, en la deconstrucción de de sus
componentes y acercamientos en zoom a
aspectos que serán ratificados por el propio
preguntar y no tanto por la demostración
futura. Asumimos la idea de que el saber no es
algo que está ahí afuera, listo para que quien se
acerque lo conozca. El conocer es, ante todo, el
uso de una sensibilidad ante la inminencia del
objeto, del tema, de la pregunta (y, también,
como en la novela de Jane Austin Sensibilidad y
sentimientos, sus traiciones y sus relaciones
imposibles). Me pregunto si la investigación
viene a nosotros, y no al revés. En
Humanidades, ya lo dijo Bajtin, las ciencias
tienen voz a la vez que son resultado de la
escucha de esas voces de los otros hablando a
través del conocimiento que constituimos y en
relación a los cuales nos constituimos como sujetos
cognoscentes. Al mismo tiempo, aprendemos
de nosotros mismos, algo (Bajtin, 1959-61).
Pero si asumimos esta mirada bajtiniana, no
podremos ya seguir pensando que el
conocimiento en Humanidades está por ahí,
esperando un proceder acertado (incluso por
azar) que nos acerque a él.
El conocer es una creación de un
investigador: ¿En qué consiste aquello
inteligible, que se nos escapa de la mano porque
depende de la mirada y siendo cada quien un
observador con visiones diferentes,
inexorablemente? ¿Cómo procedo, qué hago
para que mi conocer no se reduzca a una mera
argumentación que, por ser comprobable en sus
premisas, me acerque a otro en pos de
comunicar exactamente lo que veo? ¿Puede
verlo alguien más, o sólo está en mi cabeza?
Atenerse a pensar las Ciencias Humanas en
función de objetos intangibles, e incluso en
conocimientos que son pura elaboración
conceptual –y discursiva– a la vez que
significantes cuyas relaciones con otros signos
de la cultura pueden manifestarse de manera
evidente, doxática.
Este es un punto de quiebre de muchas
decisiones investigativas en literatura, aunque
pensemos que éstas son muy variadas y tanto
ingresan, en términos institucionales la crítica,
el Archivo o fuente documental como literatura,
la Enciclopedia como conjunto de saber
literario a dejar asentado; la formación de
nuevos conceptos y evitando la mera
descripción de estados de cosas, corpus, obras.
En este punto es que creo que podrían colocar
en el mismo terreno de interrogantes que
plantea Derrida en un texto no tan conocido
“Khôra”, que guía mi equipo de investigación.
En él, se plantea desde el Timeo de Platón la
pregunta sobre el saber frente a un logos
enciclopédico que pareciera reunir todo el saber
sobre las cosas, sobre todos los tipos de ser,
ante lo cual se abre una grieta en el
razonamiento, y se crea un vacío, abriendo la
diferencia entre lo inteligible y lo sensible, entre
el discurso (mito) y ese logos (que luego la
modernidad con su razón instrumental volvió
utilitario). En ese vacío hay algo que ocupa el
lugar: khôra. El texto derridiano que nos sirve
de contención, precisamente porque habla de
un concepto que lo es, se trata de Khôra: situante
más que situada, y siendo ella, en su significado
de lugar ocupado por alguien, territorio (de lo
público que es una investigación por individual
que se considere). Además, “parece ajena al
orden del paradigma, ese modelo inteligible e
inmutable. Y, sin embargo, ‘invisible’ y ‘sin
forma sensible’, participa de lo inteligible de
manera muy embarazosa, aporética” (Derrida,
1993, pp.16-17). Este detalle me interesa
destacar para pensar en “metodología” en
84
Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 81-87
Agosto 2017 – Córdoba
literatura, ya que oscilamos entre la sensibilidad
estética y la tangibilidad del signo que la crea
como experiencia estética. Además, si no
situamos en el estudio de los discursos, la
interpretación y el ser parte nos obliga a buscar
un sitio desde donde leerlos sin caer en la lógica
de la ratificación descriptivista que lo vacía. Y
si, finalmente, seguimos procesos de
producción del sentido y de lo social por el
sentido, sabemos que los modelos inmutables
del método de las semiologías no nos resultan
hoy clarificadores porque el signo es pero su
sentido muta a una velocidad y ramificaciones
intangibles. Además, el método posee una
temporalidad que nos excede: elegir un
proceder hoy debe llevar implícita su
desviación, su recambio, su alteración como
parte del proyecto de encuentro del
conocimiento y de la mostración al otro, para
que pueda a su vez conocer ese objeto, tema.
En mi equipo tomamos Khôra, por razones
que se sintetizan en asumir el lugar que se halla
en nuestras investigaciones particulares, allí
donde nuestros métodos hacen agua porque
nuestros objetos se ven situados en la frontera
de la literatura y de los discursos con un afuera
dado por los límites que los sistemas
institucionales obligan o contagian (temas de
moda, pero también modelos y normas del
campo académico en letras, los sistemas de
pensamiento que rigen en una breve época
dada, otros). Se forman grietas profundas en la
frontera, allí nos situamos con Khôra: un sitio,
a la vez un movimiento situante, que da lugar
como quien da nombre a un lugar para que
exista; a la vez nos permite meditar sobre la
dimensión mítica del discurso de la ciencia. Esta
meditación lleva al proceder con mucho
cuidado: el acordeón de un corpus, las
trasposiciones teóricas, las metáforas teóricas o
rizomas conceptuales, los conceptos
inexistentes en un campo o zona crítica que se
necesita dejar nombrados, las articulaciones
entre disciplinas que implican verificar los
límites del intercambio para que los objetos
mirados no se vuelvan difusos, la creación de
sistemas y de soportes técnicos que debe ser
relevados y ordenados para poder comunicarlos
(Archivo, enciclopedia, intercambios
geográficos/lingüísticos para el nombrar, etc.).
Khôra, como lugar, nos recuerda a la noción
bajtiniana del “umbral”, un sitio que parece
estar vacío, pero que, sin embargo, está
señalado para el tiempo en que se vive; es
umbral de ingreso del sujeto al saber de su
tiempo, en lo que pasa en esa zona de frontera
entre mismo y el otro. Esta operación que
indico, situarnos en el umbral, involucra
también la pregunta por lo metodológico: ¿En
qué umbrales se sitúa el proceder del sujeto que
investiga, en la conciencia de su tiempo y en
qué medida las decisiones acerca de su hacer
un método en particular, una herramienta que
se usa para otra cosa pero que me sirve para
esto, un listado de ítems para analizar, un
conjunto de categorías que devienen método
porque sirve para demostrar no para conocer-
se toman sin detenernos a vivir en él?
Llegados a este punto podríamos considerar
al método ya no como una lista a elegir (¿con
qué método?) sino con una decisión sobre un
proceder que busca ingresar en esa grieta. Nos
preguntamos ¿cómo exceder este par
logos/mythos que Derrida invita a trascender
para ofrecer a la literatura –y a las ciencias
humanas– un recorrido investigativo que
propicie el encuentro con el saber y no se
detenga –trabado– en la ilusión de la búsqueda?
En él queda claro que la dicotomía
logos/mythos abre a una reflexión que
podemos trasladar como metáfora y como
expectativa a esto que llamamos “metodología”.
Que investigar, como dijo Ignacio Scerbo en el
equipo, sea la expectativa de la Khôra y no un
mero aplicar el concepto de Khôra a cada
investigación, lo cual sería absurdo y
verdaderamente falaz.
En muchos textos de su obra como
observador de las Humanidades, Derrida ofrece
una ruptura con respecto al orden moderno del
pensar procedimental en pos de un resultado
previsible o dibujado por la argumentación
(retórica, pero también mito, fábula y ficción
del resultado esperable) como un lugar al cual
se llegaría, victorioso/a en un informe de
investigación. Nada más errático que esperar
que esta ficción se cumpla. Pienso que si se
lograra establecer la khôra como ese espacio o
lugar (político, claro está) donde se despliegue
el proceder, si la investigación literaria se
realizara sin pasar alto su propia deconstrucción
85
Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 81-87
Agosto 2017 – Córdoba
(de-constitución, si fuera creíble el neologismo),
entonces no necesitaríamos comprender el
proceder metodológico como una serie de
reglas y de pre construidos a seguir en pos de la
credulidad de una comunidad científica. El
saber nuevo estaría a salvo, otros podrían verlo
por mismos. Eso permitiría pensar nuevas
formas de investigar y nuevos lugares para la
crítica literaria, para las nuevas semiologías en la
medida en que logren salir también de la ilusión
del discurso explicativo. Favorecería –si me
disculpan, creo que lo comprobé yo misma
cuando armé el Fondo Cortázar basándome en
ideologemas e ideosemas, en redes tópicas de
sentido y en todo lo que supe usar de mi
formación fuertemente estructural y por suerte
también bajtiniana- articular espacios o
“lugares-khòra” que aún no se han investigado.
Una investigación literaria en este sentido
debería, por lo visto, dejar de ansiar un modelo
causalista. Ya lo planteó el Bajtin que Anabela
trae a colación: fíjense cómo el trabajo sobre
Rabelais en realidad es un desplazamiento por
los “segundos planos de la vida” que el
Renacimiento creaba en el momento singular
del carnaval. Bajtin describe la vida, el grotesco
ya no como una práctica única en un ese día de
carnaval, sino como una constante y latencia de
esa marca gruesa (que es este grotesco de la
gruta, de lo oculto que sale a la luz) en la vida
cotidiana todo el año, todo el tiempo y en la
sospecha sempiterna que instala sobre la
sociedad de la época. Lo dice muchas veces,
ronda por el “contexto” de Rabelais, que era un
letrado, de la cultura popular que, sin embargo,
sabía más que él acerca de estos segundos
planos de la vida. Este es el tema en el
problema/método que implica ver la unidad de
la cultura, en los bordes de lo que hoy
consideramos la modernidad. ¿Cómo pudo
plantear un proceder que la institución le
rechaza, en que se avizora una khôra de lo
intangible, de lo ya ido, de ese espacio de
posibles que es una cultura de la risa en que la
voluntad de representar excede al individuo
Rabelais y convierte a su obra, como dice
Bajtin, en una enciclopedia de la cultura
popular, su unidad ideológica en la
heterogeneidad de sus manifestaciones? Leer
este libro nos dice mucho acerca de un
“método”, y abrir la observación sensible a la
obra de un escritor para simplemente estar en el
carnaval, recorrerlo, vivirlo y señalar no sin
cierto orden (que se confunde orden y método,
muchas veces) en la exposición del libro que
deviene de su rechazada tesis doctoral.
Investigar literatura se ha convertido en un
doble escapismo, entiendo por las lecturas y por
los temas que veo diariamente, que acompaño
en tesis, proyectos, estudiantes y colegas: Por un
lado un escape a la metodología como
demostración de saber sabido (y no saber-sabio,
como diría Freire) que puede señalarse en la
indicación de métodos ya construidos como
“pasos a seguir” pre-determinados por
corrientes y por teorías/método-lógicas. Y por
el otro, la crítica como el no-método, el
señalamiento de nuevas formas de exégesis que
aportan un saber pero no necesariamente
trasladable o al menos re-utilizable en otros
contextos, corpus, obras, instancias
investigativas.
Estos escapes no son irresponsables, son
búsquedas frente a la institución del listado
metodológico, que la racionalidad estructural
dejó instaladas. La pregunta habitual de
escuchar es: ¿con qué metodología vas a
trabajar?, suponiendo que hay una causa (en el
problema, en el tema, en el concepto, en el
corpus) cuya consecuencia o efecto saldría a la
exterioridad una vez “aplicados” ciertos
métodos. ¿Y si pudiéramos tener una operación
creativa de los problemas, frente a este enfoque
causalista, casi diría inconsciente pero prefiero
señalar como inconsistente? Sería provechoso
intentar salir del buscar las causas de algo que
en realidad estoy creando como problema o
preguntarme –más allá de que la causa esté– en
qué lugar/ khôra puedo darle un nombre a mi
conocer. Hacerle un lugar a un interrogante
cuyo origen no se confunda con una causa y
que, por ello, retorne a las preguntas básicas,
esas que hacíamos en primer año de teoría
literaria, introducción a la literatura o en
Lingüística I, que de alguna manera nos
llevaron a elegir una orientación de la carrera
sin saber qué nos deparaba el movimiento de
las Humanidades.
¿Cómo pensar metódicamente en un sistema
cuyas operaciones de pensamiento fueran
factibles de ser reflexionadas también, en la
averiguación de un conocimiento a crear en un
86
Revista Pelícano Vol. 3. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 81-87
Agosto 2017 – Córdoba
campo de posibles investigativos? Una
metodología no-causalista atendería, creo, a esta
khôra que no supedite el mito a un contenido de
una “investigación literaria”.
Invito a leer estos recorridos derridianos por
el campo –y la duda– acerca de las
humanidades.
Referencias bibliográficas
BAJTIN, M. (1992 [1959-61]). “El problema del
texto en la filología, la lingüística y las ciencias
humanas”, y (1992[1952-53]). “El problema de
los géneros discursivos” en Estética de la creación
verbal. Traducción de Tatiana Bubnova. Buenos
Aires: Siglo XXI.
DALMARONI, M. (2009). La investigación
literaria. Problemas iníciales de una práctica. Santa fe:
UNLitoral.
. (2015). “Resistencias a la lectura y la
resistencias a la teoría, algunos episodios en la
crítica literaria latinoamericana”. Revista 452º
farenheit, Madrid, disponible en
http://www.452f.com/pdf/numero12/12_452f
_Dalmaroni_orgnl.pdf
DE MAN, P. (1990 [1986]). “Diálogo y
dialogismo”. En La resistencia a la teoría. Trad.
Elena Elorriaga y Oriol Francés. Madrid: Visor.
DERRIDA, J. (1989 [1967]). La escritura y la
diferencia. Barcelona: Anthropos.
. (1993). Khôra. Traducción de Horacio
Pons. Buenos Aires: Amorrortu. 2011, existe
una traducción de Diego Tatián en Ed. Alción.
JAMESON, F. (1989). “Narraciones mágicas.
Sobre el uso dialéctico de la crítica de los
géneros”. En Documentos de cultura, documentos de
barbarie. Madrid: Visor.
KRISTEVA, J. (1970). “Esa productividad
llamada texto”. En Lo verosímil. Buenos Aires:
Tiempo Contemporáneo. pp. 63-93.
SHKLOVSKI, V. (1970 [1917]). “El arte como
artificio”. Teoría de la literatura de lo formalistas
rusos. Elaborada por T. Todorov. Trad. de Ana
M. Methol. México: Siglo XXI.
87