Revista Pelícano Vol. 3. El vuelo del Pelícano
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 31-38
Agosto 2017 – Córdoba
Recordemos que, para el devenir de las cien-
cias humanas en el siglo XX, la figura intelec-
tual de Michel de Certeau representa un caso
notable: no sólo se perfiló como un pensador
heterodoxo, renuente a cualquier legitimación
institucional que prescribiera el desarrollo de
sus proyectos científicos, sino que, además, se
convirtió, prácticamente, en el único intelectual
jesuita que logró instalar su voz en los ámbitos
universitarios no religiosos de Francia aleján-
dose de cualquier práctica, identificación o uso
corporativos de la Compañía de Jesús. Su obra
–a menudo asociada con la de intelectuales de
su generación como Michel Foucault, Pierre
Bourdieu o Louis Marin–, marcó varias inflex-
iones en la cultura religiosa e intelectual de la
segunda posguerra. Entre aquellas contribu-
ciones, cabe mencionar su impulso para el de-
sarrollo de una nueva historia religiosa de sóli-
das bases científicas y hermenéuticas que sentó
una ruptura con la historiografía eclesiástica
producida en el interior de la Iglesia; una inter-
pretación política novedosa de los acontec-
imientos del Mayo francés realizada en el
mismo momento en que se desarrollaba el con-
flicto; un auténtico manifiesto –escrito con Do-
minique Julia y Jacques Revel– sobre el con-
cepto de “cultura popular” en la historia social
que se convertirá en el punto de partida de una
nueva historia cultural de visos antropológicos;
una aguda revisión de las mutaciones que afec-
taron al cristianismo a partir del siglo XVIII y
del lugar que hoy ocupa en la cultura contem-
poránea; una resignificación del historiador
como actor social y de la práctica historiográ-
fica como operación científica; una clarificación
de los vínculos que el psicoanálisis mantiene
con la historia; una visión renovadora de la lit-
eratura mística de los siglos XVI y XVII; y una
perspectiva inédita sobre la antropología de la
vida cotidiana que es, actualmente, un lugar
común entre los científicos sociales.
Sin embargo, una de las zonas más inexplo-
radas de su derrotero intelectual son los estre-
chos vínculos culturales, políticos e historiográ-
ficos que estableció con América Latina a lo
largo de toda su vida. En particular, aquellos
trabajos en los cuales de Certeau privilegió la
cultura latinoamericana como piedra angular
para comprender, por un lado, el nuevo lugar
que ocuparon las prácticas religiosas y políticas
tras los procesos de secularización que hicieron
del cristianismo una “alteridad” en el mundo
moderno y, por otro, la manera en que las prác-
ticas científicas del historiador se vieron recon-
figuradas bajo ese nuevo contexto. Si exceptu-
amos el capítulo que François Dosse le con-
sagra en su biografía (cfr. Dosse, 2002, pp.172-
188), un artículo –aunque a partir de una
relación muy transversal– de Claudia Freccero,
otro de Luce Giard (cfr. Giard, 1991, pp.212-
221) y el ensayo del historiador Robert M.
Levine, el cual es, hasta el día de hoy, el análisis
más preciso sobre la cuestión (cfr. Levine, 2001,
pp.309-328), la forma en que su representación
de América Latina forjó sus orientaciones
políticas y religiosas constituye un territorio
prácticamente desconocido. Salvo el texto de
François Dosse quien, en función de las exigen-
cias que impone el género biográfico, intenta
restituir –aunque fragmentariamente y sin may-
ores precisiones–, algunas de las coyunturas
históricas latinoamericanas de los años 1960, el
resto de los trabajos aún permanecen anclados
en el derrotero certaliano más “clásico” y, de al-
gún modo, dependientes de la interpretación
antropológica que ha hecho el mundo an-
glosajón de su obra más difundida, La invención
de lo cotidiano (1980)
4
. Precisamente, entendemos
que esta desatención hacia su interés por
América Latina se funda en el escaso interés
que ha despertado su primer derrotero intelec-
tual, el cual podría extenderse desde 1948 en
que publicó su primer artículo en un boletín es-
tudiantil del Seminario de Lyon y hasta el mo-
mento en que su nombre ingresó al espacio
público con La toma de la palabra, una obra
4 A este conjunto, cabe agregar, asimismo, dos espacios
de difusión latinoamericanos de la obra certaliana. Si bien
sus vínculos con América Latina no constituyen el objeto
de sus estudios, ambos espacios representan la mayor la-
bor de investigación y traducción en lengua castellana
que, actualmente, se lleva a cabo de su obra. Por un lado,
es la Universidad Iberoamericana de México –a través,
sobre todo, de los historiadores Alfonso Mendiola Mejía
y Guillermo Zermeño Padilla– la que está al frente de
una empresa fundamental de traducción y de difusión
desde 1993 mediante la revista Historia y grafía, inspirada,
a su vez, en los postulados teóricos certalianos. Por otro
lado, a partir del año 2004, se ha instituido una Cátedra
Itinerante de estudios sobre Michel de Certeau que, alter-
nadamente, celebra un seminario por año, ya sea en la
Universidad Javeriana de Bogotá o en la Iberoamericana
de México.
33