Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146-155
Agosto 2016 – Córdoba
fuerzas exteriores querían justamente romper y
presentar mucho más los enfrentamientos, ¿no?
Bueno, en ese contexto y en ese salpiconeo
está el material. Si hay que hacer una crítica,
dijéramos, que se excluyera de las dificilísimas
condiciones en que nos movíamos, podría
encontrarle mil defectos, yo el primero ¿no?
Pero bastante meritoria y bastante sacudidora.
Mucha gente la agradecía, como decir, “pucha,
un tono distinto, un grito diferente, en un
momento de pesimismo, de pesadilla” porque
se venía lo que ya después ha sido todo el
pensamiento únic
E: Me llama la atención que eso está muy
claro en la revista. O sea, si bien es del ’85, ya
está todo eso advertido, como si dijeran “esto
es lo que se viene” y muy bien dibujado. No sé
qué grado de clarividencia haya habido, porque
en una de esas era algo que ya se veía, o…
RC: Sí, te voy a decir que se deseaba. Todas
esas cosas que el deseo es tan fuerte que te
vuelve profético. Aunque en algunas cosas
puedas decir disparates, era muy claro que la
boa constrictora del pensamiento único y del
imperialismo yanqui no se podía soportar. No
era soportable en el Brasil, que ya desde Getulio
Vargas y mucho tiempo después, había tenido
experiencias populistas. No lo podía ser en la
Argentina, con las experiencias del peronismo y
aun del frondizismo. Así también Chile con
Allende, todo el proceso que había llevado al
poder a Allende… y en Perú, Velasco Alvarado,
un militar también, pero realmente una figura
de envergadura. Venezuela y Colombia, que
tuvieron también sus procesos de nacionalismo
muy fuerte. El tiempo de Torrijos en Panamá,
uno de los tipos de verdad extraordinarios,
sobre todo por el papel que cumplió en el
momento. Un tipo que se les plantó a los
yanquis y les ganó la parada… en fin… Y un
proceso también en los propios Estados
Unidos de discusión entre ellos…, estuvo
Kennedy…Y Kennedy, mierda!… Obama, tres
veces mejor. Entonces teníamos también, por
decir así, nuestros beneficios. Una lástima que
se murió, se murió de inanición realmente, se
murió de hambre… de no tener plata para
hacer el próximo número. Porque teníamos
puntualmente el compromiso de pagarle una
insignificancia, pero de pagarle algo a los que
colaboraban. Un mínimo, doscientos dólares…
para no caer en el puro amiguismo y en el puro
espontaneísmo y pagarle a gente que escribía y
estaba muerta de hambre. En fin… darle un
tono profesional a la cosa, que jamás se hace
eso con facilidad. Después yo creo que se
puede ver, se pueden secuenciar las etapas, se
puede leer entre líneas las discrepancias entre
nosotros, pero respecto a las etapas… hay un
número 6, me parece, en el que no tenía ganas
de escribir y finalmente me convencieron e hice
una suerte de evaluación, como diciendo
“estamos en un momento bisagra”
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, porque
efectivamente lo era, ¿no? Era para nosotros
acá en la Argentina, después de la caída de estos
que ya se derrumbaban ¿qué?, entonces
empieza a aparecer el tema: ¿quiénes vuelven?
Pero bueno, fue un esfuerzo menor, perdido
probablemente, pero tan singular que llamaba la
atención.
E: ¿Y qué devolución hubo, a nivel
continental? Vos me decías que hubo grupos en
América latina que se entusiasmaron mucho
con la revista. ¿Qué hubo de vuelta de gente
que mandará artículos, que mandará
experiencias?
RC: Hubo, hubo bastante. No lo que
podríamos tener hoy, porque todavía, imagínate,
las comunicaciones nuestras eran por cartas de
correo, los envíos eran por correo. Nosotros
tuvimos una buena iniciativa, también para no
caer exclusivamente en el perverso sistema de
distribución de las librerías o de los kioscos
(que si no lo vende a la primer semana te lo
arrumba, te lo arruina o te lo pierde), hicimos
lo que se llama “grupos de referencia”.
Entonces eran efectivamente grupos que tenían
una vida, o que se estaban armando, entonces
les mandábamos veinte, treinta, quince
ejemplares. Hacíamos nada más que dos mil
ejemplares, que ya era mucho, pero bueno,
también se agotaban pronto. Te diría que, si
hubiera que hablar de eso, creo que fue más
notable las discusiones, los grupos de estudio,
que estuvieron y que, frecuentemente de una
manera tardía, nosotros nos enterábamos que
en tal lado, o que tal figura, o que tal tipo lo
había utilizado y que le servía. Y que nos
mandaban a decir que sacáramos uno nuevo
porque “esto ha interesado muchísimo”, pero,
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Concatti, R. (1987). ¿Podemos ser alternativos?
Alternativa Latinoamericana, 6, 4-5.
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