Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado
ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95-105
Agosto 2016 – Córdoba
Chile, luego de varios interrogatorios y
elucubraciones sobre el caso, termina por
dictaminar que solo se trata de un “loco”.
Gran parte de la riqueza de este texto y las
problemáticas que puede aportar sobre la
escritura autorreferencial, se obturan si nos
apresuramos a sentenciar “solo se trata de un
loco”. Por tal motivo debiéramos pensar el
texto como un casus, en el sentido que da a esta
palabra André Jolles, en tanto se trata de una
pequeña historia que nos plantea la pregunta sin
proporcionarnos la respuesta:
En el casus, la forma surge de una medida de
valoración de las acciones, pero en la
realización se encuentra la pregunta acerca
del valor de la norma. Vigencia, validez y
alcance de diferentes normas son
ponderados, pero la ponderación encierra la
pregunta: ¿dónde reside el peso que ha de
valorarse y según qué forma ha de hacerse la
valoración? (Jolles, 1972, p.174).
Otra particularidad del casus “es que deja de
ser él mismo allí donde se neutraliza la
responsabilidad de la decisión mediante una
decisión definitiva” (Jolles, 1972, pp.174-175),
lo cual nos obliga abstenernos de una sentencia
sobre la supuesta naturaleza de Orllie (se trata
de un loco, un fabulador, un mitómano, etc.)
para acercarnos al planteo de Paul de Man
sobre la incertidumbre de la escritura
autobiográfica. La vacilación entre ficción-
realidad, verdad-mentira, locura-normalidad, se
mantendrá como una constante en el abordaje
del texto.
Desde el inicio Orllie diferencia su escrito de
–lo que desde una perspectiva de géneros
literarios– podría llamarse “memorias”:
4
“Aguardando la publicación de mis Memorias
[Mémories], que preparo en este momento, creo
deber dar, desde hoy, una exposición rápida de
las principales circunstancias que han precedido
4 Jaques Derrida realiza un juego polisémico con las
diferencias que toma en la lengua francesa el término
mémoire, según se presente en femenino une mémoire, la
mémorie (facultad de recordar); en masculino singular un
mémoire (documento, informe, acta); en plural mémoires
(memorias) (Derrida, 2008, pp.110-111). Si bien Orllie-
Antoine I
er
diferencia su texto de la palabra mémoires, su
escrito parece tener el carácter de un mémoire, el
memorándum, las actas del reino en las que cuenta los
pormenores de su proceso judicial.
y seguido mi advenimiento al trono de la
Araucanía y de la Patagonia” (Tounens, 1863a,
III). Orllie presenta el escrito como un caso o,
siendo más precisos, su caso. Es esta
autoreferencialidad la que hace las cosas más
complejas a la hora de una diferenciación
genérica, y nos acerca al testimonio y la
autobiografía.
Si se lo considerara como una autobiografía
se tendría la impresión de que el texto
comienza, al modo de las tragedias griegas, in
medias res: no posee un relato sobre su
nacimiento, su lugar de origen, de quienes
fueron sus padres, etc.; sino que comienza por
hablar de las propiedades climáticas y regionales
de Araucanía, de las costumbres de los
araucanos y del modo en que éstos lo
reconocieron como rey. El relato de su vida es
el relato del reino.
Solo cuando hemos pasado por varias
páginas del texto, podemos diferenciar entre un
sujeto civil llamado Antoine de Tounens (que nace
en una pequeña aldea llamada La Chèze, el 12
de mayo de 1825) y Orllie-Antoine I
er
Rey de
Araucanía y Patagonia, quien firma el escrito que
hoy conocemos. Esta firma no se trata de un
simple sobrenombre, sino que opera como una
transformación onomástica, similar a las que
Michael De Certeau analiza en los relatos de
vida de los místicos.
5
El sujeto civil que había
nacido en Francia abandona su nombre para
que pueda renacer en Orllie-Antoine I
er
, y esta
transformación tiene un carácter radical e
irreversible. Aquel hombre que trabajaba en una
modesta oficina como empleado de un notario
y cuya actividad principal fue la causa jurídica
del reconocimiento de una supuesta nobleza de
su apellido paterno, ha devenido otro. A tal
punto, que el regreso a su ciudad natal se
convierte en el exilio del monarca; ya no se
reconoce en su antiguo oficio y la supuesta
familiaridad de su lugar de origen se le ha
5 Michel de Certeau desarrolla la noción de
transformación onomástica en la vida de los místicos, por
ejemplo, en la sustitución que se da entre “Juan de
Yepes” a “Juan de la Cruz”, nos dice: “En estas
sustituciones onomásticas, la denominación nueva se da
como programa de ser, un programa claro es puesto en el
lugar del oscuro que lo precedía – todo nombre ‘propio’
impone al sujeto un deber ser no sabido que es un querer
del otro; introduce una filiación de sentido en el lugar de
una filiación de nacimiento” (De Certeau, 2007, p.129).
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