Revista Pelícano Vol. 1. Nuevas narraciones
pelicano.ucc.edu.ar Pp. 135 137
Agosto 2015 Córdoba
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Reseña a
Feminismos desde Abya Yala.
Ideas y proposiciones de las mujeres de 607
pueblos en nuestra América
de Francesca
Gargallo
1
Agustina Fornero
2
Universidad Católica de Córdoba
Modo de citar: Fornero, A. (2015). Reseña a
Feminismos desde Abya Yala. Ideas y proposiciones de
las mujeres de 607 pueblos en nuestra América de
Francesca Gargallo. Pelícano, 1. Recuperado de
http://pelicano.ucc. edu.ar/ojs/index.php/pel/
article/view/24/5
“(…) el feminismo es un acto de rebeldía al
statu quo que da pie a una teorización.”
(Gargallo, 2013, p.173)
El interés que guía este escrito es la invitación a
la lectura de un libro que, partiendo de la
pregunta filosófica sobre la posibilidad de un
feminismo no occidental, busca su respuesta en
el diálogo con mujeres indígenas del Abya
Yala
3
. Feminismos desde Abya Yala, de Francesca
Gargallo, es una lectura recomendada para
todos aquellxs que desean conocer sobre las
particularidades del feminismo latinoamericano.
La autora, que cuenta con una amplia
producción, desde literatura (novelas, poesía,
cuetos infantiles) a ensayos filosóficos, pretende
reflexionar sobre las relaciones entre
1
La presente reseña se enmarca dentro del trabajo como
miembro del equipo de investigación: “Pensamiento
crítico latinoamericano: Subjetivación política en las
prácticas y pensamientos indígenas en Argentina y Bolivia
(1945-1994)”, dirigido por el Dr. Gustavo R. Cruz y co-
dirigido por la Dra. Andrea Ivanna Gigena. Equipo
radicado en la Unidad Asociada de Ciencias Humanas y
Sociales del CONICET de la Universidad Católica de
Córdoba.
2
Estudiante avanzada de Ciencia Política (UCC).
Ayudante de alumna del equipo de investigación
“Pensamiento crítico latinoamericano: Subjetivación
política en las prácticas y pensamientos indígenas en
Argentina y Bolivia (1945-1994)”, de la Unidad Asociada
de Ciencias Humanas y Sociales del CONICET de la
Universidad Católica de Córdoba.
3
Abya Yala es el nombre kuna que, en especial en América del
Sur, es utilizado por los y las dirigentes y comunicadores indígenas
para definir el norte y el sur del continente, siendo América un
nombre colonial con el que no quieren identificar su territorio
común. (Gargallo, 2013, p. 39).
modernidad, colonialidad, racismo y
patriarcado; las múltiples opresiones que recaen
sobre las mujeres indígenas y sus diversos
procesos de resistencia; y la necesidad de
avanzar hacia un feminismo no occidental.
Como lo ha definido su autora, este libro es el
inicio de la escucha a las ideas no occidentales
que producen las feministas de los pueblos de
Nuestra América, con el objetivo de avanzar
hacia la descolonización y la
despatriarcalización de nuestras sociedades.
Entonces, a partir de la pregunta por la
existencia de feminismos no occidentales,
Gargallo va respondiendo desde el diálogo con
mujeres indígenas de América Latina, desde sus
posicionamientos personales. Mira críticamente
al movimiento feminista, dirigido por un
feminismo hegemónico, blanco o blanquizado,
urbano y académico; un feminismo que
responde a la modernidad emancipada
modernidad del anticolectivismo individualista
y por lo tanto, occidental. Al plantear la
necesidad del reconocimiento de otras
modernidades, y partiendo del racismo como
eje que atraviesa a las mujeres indígenas, va
deconstruyendo el concepto hegemónico de
feminismo, a partir de las teorías y
posicionamientos políticos de las propuestas
feministas de las mujeres indígenas.
La respuesta se va tejiendo desde los
conocimientos que estas mujeres generan desde
sus comunidades o por fuera de ellas.
Afirmando la existencia de modernidades
coexistentes, ideológicamente diversas, que
ponen en cuestión la ideología mestiza blanca o
blanquizada que constituye el fundamento
ideológico de los Estados nacionales. En esta
modernidad emancipada se inscribe un tipo de
feminismo que no apunta a la liberación de las
mujeres, sino a su inserción en la sociedad de
clases. Un feminismo para la gobernabilidad de
las mujeres, un feminismo que intenta
institucionalizar el descontento para evitar que
el movimiento feminista sostenga su
autonomía. Un feminismo que no construye
autonomía, sino que pide equidad, tendiente a
lograr una supuesta liberación individual.
El libro está organizado en cuatro capítulos.
El primero, “Rutas epistémicas de acercamiento a los
feminismos y antifeminismos de las intelectuales
indígenas contemporáneas”; plantea una serie de
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condiciones para abrir la posibilidad de diálogo
entre mujeres blancas o blanquizadas y mujeres
indígenas, reconociendo que el feminismo
hegemónico se ha acercado a las mujeres
indígenas sin cuestionarse sus privilegios
coloniales, y lo ha hecho generalmente
arrogándose la posibilidad de hablar por ellas,
reconocer las relaciones de poder mujer-mujer.
El diálogo es posible, comprendiendo que la
pretensión de universalismo del feminismo
académico occidental, actúa como un “tabú
epistémico”, impidiendo otras formas posibles
de pensamiento, la emergencia de
epistemologías diversas, proponiendo la
necesaria tarea de avanzar hacia una
epistemología feminista descolonizada.
Entendiendo a la vez que hay múltiples formas
de “ser mujer”, y que la modernidad
emancipada nos ha impuesto un sujeto
individual, pero las luchas contra el racismo, el
capitalismo y el patriarcado son colectivas, y
por lo tanto los sujetos de esas luchas también
lo son.
La idea que emerge en la mayoría de las
mujeres indígenas, es que la violencia patriarcal
se relaciona con la violencia colonial. Por lo
tanto, como feministas, no podemos pedirles a
las mujeres indígenas que no se definan primero
desde la defensa de su pueblo (como colectivo
mixto), contra el racismo, ya que implica
desconocer su historia y su feminismo. Se
reconceptualiza el feminismo como la búsqueda
concreta emprendida por mujeres para la buena
vida de otras mujeres, en diálogo entre sí, para
destejer las prácticas sociales que las ubican en
un lugar secundario, con menos derechos, en
relación a los hombres.
En el segundo capítulo, “Formas, líneas e ideas
de los feminismos indígenas”; Gargallo nos
introduce en los feminismos producidos por la
acción y la reflexión de las mujeres indígenas.
Estas ideas y acciones de las mujeres indígenas,
acerca de mismas y en diálogo con otras
mujeres de sus comunidades (construidas
colectivamente), para comprenderse y mejorar
sus condiciones de vida, tienen diversas
formulaciones. En la actualidad se pueden
reconocer, al menos, cuatro líneas (históricas y
por lo tanto, cambiantes):
a) Las mujeres indígenas que trabajan para
la buena vida de las mujeres de su comunidad,
pero no se declaran feministas porque temen
que el término sea cuestionado por los
dirigentes hombres de su comunidad y que las
mujeres se sientan incómodas con ello.
b) Las que se niegan a llamarse feministas
porque cuestionan la mirada de las feministas
blancas y urbanas sobre sus acciones e ideas.
c) Aquellas que reflexionan sobre los
puntos de contacto entre su trabajo en la
defensa de derechos de las mujeres de su
comunidad y el de las feministas blancas y
urbanas, y a partir de esta reflexión se
reivindican feministas o “iguales” a las
feministas.
d) Indígenas que se afirman abiertamente
feministas desde un pensamiento autónomo, y
que teorizan en permanente diálogo con los
feminismos no indígenas.
La idea que subyace a este capítulo, es que
las mujeres indígenas pueden liberarse por
solas, y que no precisan que las feministas
blancas las liberen. Y a la vez reconocer que
cualquier expresión de feminismo indígena no
puede ser comprendida por fuera de su
identidad étnica-cultural y ni por fuera de las
luchas de sus pueblos. Es necesario
descolonizar el feminismo para comprender
que no todas las mujeres tienen los mismos
proyectos para lograr su liberación y la vida
buena.
En el capítulo III, “Los feminismos
comunitarios”, Francesca desarrolla las
experiencias y procesos políticos de
organizaciones feministas comunitarias de
mujeres xinkas y aymaras: la Asociación de
Mujeres Indígenas Xinkas de Santa María
Xalapán de Guatemala y la Asamblea Feminista
en Bolivia. El lugar común entre estas mujeres,
es que reivindican el “territorio cuerpo” de las
mujeres indígenas, como el primer territorio a
descolonizar. Cuerpos que han sido, y siguen
siendo, violentados y expropiados por el
sistema patriarcal ancestral, resignificado en el
entronque con el patriarcado occidental. Son
experiencias de feminismos autónomos, que
asumen como principio básico que “no hay
descolonización sin despatriarcalización”, del
territorio-cuerpo y del territorio-tierra,
asumiendo la tarea de la reconstrucción de la
identidad étnica en sentido antipatriarcal y
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cuestionando los fundamentalismos étnicos que
idealizan la dualidad originaria. El feminismo
comunitario es una apuesta política y epistémica
por la liberación y autonomía de las mujeres
indígenas, que se genera en el proceso de
pensarse desde el cuerpo y el espacio que
habitan, en teorizaciones colectivas sobre su
situación histórica particular y la de sus
comunidades. Es un proyecto de liberación
colectivo, que parte de los saberes de las
mujeres indígenas, y que apunta a la
construcción de la comunidad en el presente
desde el reconocimiento de las estructuras
patriarcales heredadas.
Por último, el capítulo IV, “¿Qué hay entre las
movilizaciones indígenas y las feministas? Una reflexión
sin conclusiones posibles sobre prácticas y estéticas para
liberarnos juntas del colonialismo patriarcal vigente”,
expone, sin ánimos de concluir su investigación,
una serie de puntos de contacto entre el
feminismo y el movimiento indígena, como
movimientos de liberación que confrontan la
violencia física, la explotación y la dominación,
con un horizonte en conseguir la autonomía.
Con una lectura crítica del movimiento
feminista occidental, Francesca propone que
para lograr el diálogo con los feminismos
indígenas, es necesario el reconocimiento del
racismo normalizado en las sociedades
nacionales latinoamericanas, y la manera en la
que se articula con el sexismo de manera
particular, asumiendo el antirracismo como
posición política del feminismo. Francesca nos
deja pendiente una pregunta: ¿Habrá
despatriarcalización sin descolonización?
La lectura de este libro es insoslayable para
quienes nos encontramos pensando en y desde
el feminismo latinoamericano. Es un libro que
nos ayuda a destejer el colonialismo y por lo
tanto el racismo interno que nos impide
cuestionar las relaciones de poder entre
mujeres, y a tejer alternativas posibles al
entendimiento con otras mujeres, mujeres
indígenas que desde sus teorizaciones colectivas
se acercan al movimiento feminista. Es la
posibilidad de poder cuestionar la universalidad
del movimiento feminista, su racismo y su
paternalismo, y de comprender que los
feminismos son múltiples y diversos. Este libro,
es sin dudas, una contribución al pensamiento
feminista contemporáneo.
Referencias bibliográficas
GARAGALLO CELENTANI, F. (2013).
Feminismos desde Abya Ayala: ideas y proposiciones de
las mujeres de 607 pueblos en nuestra América.
Buenos Aires: América Libre.