Revista Pelícano Vol. 1. El asalto de lo impensado
pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 73 – 88
Agosto 2015 – Córdoba
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orquestado a partir de dos cruces estelares
ubicadas una por debajo y otra por encima de
un gran círculo– se conjura la necesidad de
encontrar un equilibrio entre orden y caos,
entre la ventura y la desventura, de quienes
viven en el mundo material. Las cruces de
brazos iguales aparecen como símbolo de este
orden.
Las palabras que Santa Cruz coloca en el
dibujo son muy interesantes. En el texto que
acompaña el esquema se repite en cuatro
oportunidades el término unanchan, cuyo
significado puede acercarse al de “símbolo” o
“signo”, lo que nos proporciona un claro
indicio del valor y forma en que entendían la
totalidad del altar: un símbolo totalizante. A su
vez, a la derecha el circulo que mencionamos en
el párrafo anterior encontramos un sol y a la
izquierda una luna; el texto que acompaña a
este círculo –que, como se ve, está en el centro
de una cruz astronómica– dice ticci muyu camac
“el creador fundamental”.
Igualmente, los cuatro elementos vuelven a
aparecer en el esquema, a saber: 1) Pachamama,
la tierra, se ubica en la parte inferior izquierda;
2) Illapa, el fuego, también aparece en ese
cuadrante; 3) Mamacocha, el agua, en la esquina
inferior derecha y 4) Chuquichinchay, el aire,
junto a Mamacocha. Cuando Kusch explica los
significados del esquema y nos habla de
oposiciones y luchas que se establecen entre
estos cuatro representantes del cielo, siempre lo
hace dentro del ámbito de la
complementariedad; los opuestos se necesitan,
forman parte de un todo y en un punto
convergen, porque, “dándose Viracocha, es
natural que se dé su opuesto” (1999, p. 48).
Miremos nuevamente el esquema en su
conjunto. En él encontramos dos cruces, una
en la parte superior, formada por cinco estrellas
(la quinta estrella está en la intersección de las
dos líneas); y otra en la parte media, formada
por cuatro estrellas. Junto a la cruz superior
están las incripciones Orcoraca –literalmente,
“macho-vulva”– y debajo de ella el nombre de
dios, Uiracochan. En la cruz del medio, cuya
rotación de 45° nos recuerda a la cruz de san
Andrés, la inscripción chacana en general
acompaña una serie de dibujos que denotan las
cuatro estaciones, los ciclos de siembre y
cosecha, la dicha y la desdicha.
Es importante aquí señalar las posiciones y
papeles diferenciados que juegan estas dos
cruces en el esquema y cómo se complementan
en un todo mayor. En la primera cruz, elevada y
solitaria en lo alto del templo, podemos ver la
presencia de un principio trascendente que, ni
macho ni hembra, da lugar, origina, manifiesta,
todas las alternancias posibles, todos los estados
y posibilidades que conforman el mundo
manifestado, el mundo “de abajo”. Igualmente,
esta primera cruz está en posición recta –es
decir, el eje vertical corta perpendicularmente la
línea del horizonte terrestre– y una quinta
estrella marca su centro. Intuimos en este
primer símbolo a la cruz tridimensional de
Guénon, que establece los diferentes estados
múltiples del ser y sus relaciones con el “Ser
Absoluto” cuyo centro invisible está marcado
por la estrella del centro, “quinto elemento”.
Viracocha, según el mito, era el portador de la
cruz.
A su vez, en la cruz del medio Altar del
Coricancha (Kusch, 1999, p. 41).cuyos ejes
están desplazados y se asemejan a la
constelación de Cruz del Sur Altar del
Coricancha (Kusch, 1999, 41). vemos la cruz
plana del metafísico francés, es decir, la cruz
bidimensional que marca las posibilidades y
modos de existir que tienen aquellos seres que
comparten un mismo plano, en este caso la
existencia física, material y terrena. A su
derecha se agrupan los símbolos masculinos y a
su izquierda los femeninos, ya estamos en el
mundo de la dualidad. Y así como la Cruz del
Sur es una constelación que gira en torno a un
centro invisible
, la cruz del mundo
manifestado nos remite a una cruz superior, no
manifestada, que es la cruz de Viracocha.
Finalmente, en el extremo superior derecho
del dibujo hay un detalle sobre el que no se ha
reparado mucho: otra cruz formada por cinco
estrellas y un círculo en su centro. Tal vez esto
sólo se deba a un error de cálculo en el tamaño
del dibujo y la cruz sea un boceto; pero también
podemos pensar que este dibujo –que
suponemos inacabado– quiere remitirnos a otra
instancia de significación, la cual –por las
Recordemos que la Osa Polar marca el Norte
astronómico exacto, en tanto que la Cruz del Sur gira en
su viaje anual en torno a un centro no visible ni marcado
por ningún punto luminoso.