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Diálogos Pedagógicos. XX, Nº 39, abril-septiembre 2022.
de las personas jugadoras y, en la dificultad, a pesar de que lo percibieron como
difícil de entender, la mayoría supo qué hacer al iniciar, terminaron el juego y per-
cibió las diferencias de dificultad en los niveles.
Completar el juego fue un reto que mantuvo el interés de las personas parti-
cipantes. Esto último se reflejó en el alto nivel de satisfacción revelado por las
personas participantes, quienes no solo lo encontraron divertido, sino que quisie-
ron seguir jugando. Es importante destacar que la jugabilidad permitió corroborar
que el juego es del agrado de quienes participaron y permitió mejorar la herra-
mienta. Una vez alcanzado este objetivo, es fundamental para estudios futuros
evaluar si esta herramienta es una facilitadora de la colaboración.
Este trabajo es relevante debido a que no se suele considerar el aporte de
menores de edad para la evaluación de los videojuegos educativos. Sin embargo,
se considera que dicho aporte es necesario, ya que permite que el estudiantado
de preescolar pueda tener la mejor experiencia posible, siempre que el videojuego
cumpla los objetivos de quienes diseñan el instrumento (en este caso, que jue-
guen en equipo). Durante la evaluación, surgió la necesidad de realizar algunas
modificaciones por errores en los escenarios que generaron una percepción nega-
tiva, percepción que luego disminuyó. Posterior al análisis de los datos, se realiza-
rán más modificaciones, como puntos en forma de bananas y el uso de ayudas
visuales para los niveles en que las parejas requirieron (después de cierto tiempo
establecido a partir de las observaciones) una ayuda adicional. Hay resultados
esperados, como -por ejemplo- el que el último escenario, por ser el más difícil,
resultara uno de los que menos gustó. Sin embargo, el hecho de que hubiera
participantes que lo marcaran como el que más les gustó sugiere que el reto resul-
tó atractivo y resalta la existencia de diferencias individuales, las cuales siempre
existirán.
Al comparar el tipo de pareja (niños, niñas y mixta), se encontró que, para las
parejas del mismo sexo hay menor dificultad y mayor atracción por el juego. Las
parejas mixtas, por su parte, reportaron entender el juego, aunque al preguntar-
les por la historia, tuvieron poca comprensión de la dinámica; por otro lado, pare-
jas de niñas reportaron mayor dificultad en entender. Hay algunos elementos que
deben mejorarse en el juego para futuros estudios. Por ejemplo, en el caso de las
funciones del menú, las personas participantes no entendieron para qué sirven, a
pesar de decir que les gustó. Las personas participantes indicaron que se perca-
taron que había música, pero no entendieron bien la pregunta de satisfacción.
Para futuros estudios, se propone preguntar directamente si les gustó y la razón
con el fin de analizar qué les agrada de los elementos sonoros.
En las preguntas de dificultad, la mayoría de las personas participantes en-
tendieron de qué se trataba el juego y lo consideraron fácil, aunque requirió altos
niveles de concentración. Pero, en otros estudios, se recomienda agregar o cam-
biar por una pregunta que pida que expliquen qué deben hacer para ganar, ya
que todos afirman entender qué debían hacer, pero los resultados indican que no
todas las personas participantes comprendieron que la meta final era llegar en
conjunto a la bandera.
C. Paniagua-Esquivel, R. Alfaro Rodríguez, J. Fornaguera-Trías
Pág. 95-116