32 Diálogos Pedagógicos. Año XX, Nº 39, abril-septiembre 2022.
sito de la educación inclusiva es permitir que los maestros y estudiantes se
sientan cómodos ante la diversidad y la perciban no como un problema,
sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer las formas de
enseñar y de aprender. (UNESCO, 2005, en Echeita y Ainscow, 2011, p. 28)
En la Declaración de Incheon, se definió el marco de acción para dotar a todas
las personas de las competencias y valores necesarios para que puedan vivir con
dignidad, ser arquitectos de sus propias vidas y contribuir al desarrollo sostenible
de las sociedades en que viven (UNESCO, 2016). El objetivo de Desarrollo Soste-
nible 4 [ODS] de la Agenda 2030 define como objetivo principal de la educación
"garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover las oportu-
nidades de aprendizaje durante toda la vida para todos" (UNESCO, 2016, p. 7).
En la literatura consultada sobre Educación Inclusiva, se pueden encontrar
algunas ideas que parecen ser centrales y son compartidas por diferentes auto-
res referentes del tema (Echeita, 2019; Blanco, 2014; Simón y Echeita, 2013; Echeita
y Ainscow, 2011, entre otros).
En primer lugar, coinciden en señalar que, para lograr su implementación, es
esencial la puesta en marcha de un proceso de búsqueda e instrumentación de
estrategias que permitan responder a las necesidades educativas que emergen
de la dinámica interactiva dentro del contexto educativo. Por ende, su concreción
se traduce en acciones constantes que intentan brindar las mejores respuestas
a la diversidad del alumnado. Simón y Echeita (2013) plantean que es clave asu-
mir un abordaje estratégico y episódico para ser conscientes de las tensiones
derivadas de este proceso de cambio para así reforzar las condiciones escolares
y amortiguar su efecto en las acciones educativas. Es decir, explican que no tie-
nen soluciones definitorias, sino que implican procesos de toma de decisiones
contextualizadas en el aquí y ahora de acuerdo a las circunstancias de cada
país, institución educativa y equipo educativo. Echeita (2019) menciona el térmi-
no ecología de la equidad, un concepto perfeccionado principalmente por Ainscow,
y alude a los tres niveles de análisis implicados en el desarrollo de intervencio-
nes educativas: "en la escuela, entre las escuelas y más allá de las puertas de la
escuela" (p. 27).
En segundo lugar, destacan la permeabilidad de la educación para acoger la
diversidad de todos aquellos que están aprendiendo y prestan atención a quie-
nes se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. En tal sentido, se
pondera y valora la diversidad como un componente esencial que enriquece las
experiencias interpersonales y, por lo tanto, la calidad de los aprendizajes logra-
dos por los sujetos implicados. En palabras de Fernández Batanero (2011, p. 138),
"entendemos la diversidad como una característica inherente a la naturaleza hu-
mana, y que puede constituir una posibilidad para la mejora y el enriquecimiento
de las condiciones y relaciones sociales y culturales entre los individuos y entre los
grupos sociales". Es decir, las buenas prácticas educativas deben promover la
creación de plataformas que habiliten y fortalezcan la participación en el aprendi-
zaje, la cultura y las comunidades al reducir y eliminar la exclusión en y desde la
educación (Ainscow, 2001).
Formación docente a nivel de Educación Inicial y Primaria...
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