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Diálogos Pedagógicos. Año XVII, Nº 34, octubre 2019-marzo 2020.
ras tareas que el ingresante debe llevar a cabo para convertirse en un aprendiz
de estudiante. Asimismo, necesita vislumbrar las diferentes categorías que com-
ponen el plan de estudio (sistema de regularidad y aprobación, correlatividades,
etc.), comprender las exigencias del trabajo intelectual, trabajar de manera autó-
noma y tomar conciencia del tiempo personal para la consolidación de los aprendi-
zajes.
Estos aprendizajes, que se consideran adquiridos por la cultura universitaria,
derivan, en este momento del proceso de integración a la vida académica, en que
algunos estudiantes se planteen el cambio de carrera por entender que no es lo
que esperaban o en que abandonen los estudios por no poder integrarse acadé-
micamente a la institución. También surge, en quienes tienen dificultades para
establecer vínculos sociales, el sentimiento de anonimato, de desolación, porque
no logran integrarse o sostener un grupo de amigos estable, lo cual dificulta la
permanencia y continuidad de los estudios.
Tiempo de afiliación
En el tiempo de afiliación, el estudiante comienza a familiarizarse progresiva-
mente con el nuevo ambiente educativo. Coulon expresa acerca de esta etapa:
El estudiante está entonces doblemente afiliado: por un lado, en el plano
institucional, él sabe a partir de ahora comprender e interpretar los múlti-
ples dispositivos institucionales que rigen la vida cotidiana de un estudian-
te; por otro lado, comienza a conocer de la misma manera lo que se espera
de él, en el plano intelectual esta vez, para que demuestre su competencia
de estudiante. Esta segunda forma de afiliación, que se inicia hacia el final
del primer semestre, nunca se acaba, se debe recomenzar y confirmar per-
manentemente, mientras que la primera se adquiere de manera definitiva.
(p. 155)
En otras palabras, podemos decir que el estudiante logra dos tipos de afilia-
ción: la afiliación institucional, que refiere al conocimiento de los modos de vincula-
ción y funcionamiento de la universidad, es decir, la cultura institucional, así como
también los códigos y normas que la regulan; y la afiliación intelectual, que implica
que el estudiante, desde el terreno de lo conceptual, pueda interpretar reglas y
consignas, comparta el lenguaje común del grupo y las prácticas propias de la
esfera de la educación universitaria y les otorgue sentido.
De esta manera, el sentido práctico y la temporalidad de la regla son dos
propiedades constantemente presentes en la acción práctica (Coulon, 2005). Las
reglas institucionales que marcan la vida estudiantil forman parte de la cultura
institucional, existen, están presentes, pero su eficacia, su existencia concreta, es
una práctica de activación. Esto se debe a que la interpretación de estas reglas es
realizada por los estudiantes en el curso de sus interacciones. Los estudiantes
tienen que pesquisar la organización social de las reglas y analizar cómo y de qué
manera se pueden transformar en acción práctica. De igual modo, decir que una
regla es considerada por los actores como una cuestión práctica no significa que
La construcción del oficio de estudiante universitario en ingresantes...
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