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Diálogos Pedagógicos. Año XVII, Nº 33, abril-septiembre 2019.
Así como la situación que se revela en la cita anterior, hay otras que muestran
que el deseo y necesidad de una familia son razones suficientes para que la es-
cuela responda y cumpla con las peticiones puntuales que le demandan, sin que
ello implique que los padres vean los efectos que esto produce en el hijo, en los
demás alumnos y en la misma institución. Por ejemplo, aunque un padre de familia
sabe que hay una fecha específica para realizar la inscripción y un número máximo
de alumnos por grupo, tiende a insistir con la directora de la escuela la asignación
del lugar. Ante los argumentos que respaldan la negativa del directivo, el padre
acude a otras instancias para que autoridades intervengan en la resolución efec-
tiva de tal petición. Directivos y docentes señalan que el resultado de la acción
que realiza el padre o la madre tiende a ser favorable a los intereses de la familia,
pero desfavorable para los demás, pues finalmente la escuela recibe la orden de
una autoridad superior de inscribir al niño, sin que se prevean los efectos que
tiene esa disposición en la atención de calidad que han de dar a todos los niños
inscritos. Como se sabe, esta atención puede verse limitada en grupos que son
numerosos y que no cuentan con los espacios que se requieren para el aprendiza-
je. El siguiente testimonio ilustra las dificultades que se viven con relación a la
falta de espacio: "Los espacios, aquí los niños no tienen espacios para jugar, los
niños son niños, quieren jugar y eso ya no se puede hacer en la escuela, en guardias
nos encargamos de que no corran, entonces los niños no están desarrollándose, ¿cómo
quieren que estén, cuando no hay espacios?" (Registro de observación 1, p. 7).
Además de ello, los profesores expresan temor ante la posibilidad de verse
involucrados en procesos de tipo administrativo. Para dar cuenta de este tipo de
situaciones que se viven en el contexto escolar, se presenta un fragmento de
texto en el que se aprecia la experiencia de la directora ante una demanda inter-
puesta por una familia, cuyo propósito era un cambio de turno:
"[Directora] Ha sido muy diferente, muy difícil, y casi todos saben a qué me
refiero. Aparte de la demanda de la que fui objeto, fue una demanda que se hizo
a través del tribunal de la federación, no es cualquier cosa… tenía un plazo, un
tiempo muy limitado, si por lo general se tienen 15 días para contestar la
demanda, para responder, a mí me dieron 48 horas. Era un lunes, yo ya no
estaba en la escuela, la recibe (demanda) el maestro X, y la tenía que respon-
der para el jueves. Inmediatamente me comunique con la supervisora y me
dice, ve a jurídico de la Secretaría. El asunto es que vino una señora con una
actitud muy prepotente a pedir cambio de turno, se fue a la Secretaría y ahí le
otorgaron el cambio, ¿quién hizo el cambio? Es que vinieron varias personas a
pedir cambio, fuimos con la supervisora y les dijimos no hay lugar, en lugar de
irse a la DERSE que se va al tribunal Federal. El asunto de todo esto son dos
cosas, voy a la Secretaría y me dicen, usted tiene que recibir al niño, en el
turno que está solicitando… no tengo inconveniente de recibirlo… pero ellos no
ven que los grupos ya están llenos, se limitan a decir, lo tiene que recibir. No vi
apoyo por parte de la secretaría". (Registro de observación 5, p. 2)
Con base en la experiencia de los docentes, se señala que la participación de
un buen número de padres de familia se limita a pedir, demandar y exigir del ser-
vicio educativo condiciones que se adapten a sus situaciones, necesidades, gus-
La participación parental y el logro académico de los estudiantes...
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