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Diálogos Pedagógicos. Año XVII, Nº 33, abril-septiembre 2019.
M. Ardiles
palabras y experiencias que provienen de la biografía escolar y laboral en tensión
con los saberes académicos de referencia y los andamios que, en esta ocasión,
nos presta el arte a través de los lenguajes del cine y la literatura.
Privilegié en el análisis las siguientes nociones: "profesión docente", "enseñan-
za", "clase", "contenido y forma", "interacciones", "actividades situadas", "acción
mediada". Retomé los aportes de la Didáctica en Argentina (Camilloni, 2007, Davini,
2008, Alliaud, 2006, 2017, Litwin, 2005, Maggio, 2018); en Latinoamérica (Díaz Ba-
rriga, 2009, Díaz Barriga & García Garduño, 2014, Candeau, 2009); en Europa
(Contreras Domingo, 2010, Rivas Flores & Herrera Pastor, 2009) y, además, aportes
provenientes de teorías socioantropológicas de países nórdicos -como Dinamarca-
a través de las investigaciones de S. Chaiklin y el pensamiento anglosajón america-
no de J. Lave, quienes son coautores de las teorías de la actividad en Estudiar las
prácticas (Chaiklin & Lave, 2001). En síntesis, nos acercamos a lo que Davini (2008)
llama una perspectiva sociocultural.
En consonancia con esto y mientras escribía este texto, leí el artículo de Elda
Monetti (2014), Mi relación con el saber didáctico: un relato autoetnográfico, donde
relata su relación con el saber didáctico y el camino que la ha llevado a mirar su
relación con la experiencia-saber desde su lugar de profesora e investigadora uni-
versitaria. En este sentido, retomo sus postulados, especialmente el de escu-
driñar mi propia relación con el saber didáctico, particularmente en el caso de esta
experiencia de formación de docentes en ejercicio de su profesión.
El desarrollo de la experiencia
Las veinticinco docentes/estudiantes que componían el grupo de tercer año
trabajaban en diversas escuelas de la ciudad y la provincia de Córdoba, tanto de
gestión estatal como privada. Su práctica profesional se desarrolla en contextos
muy diversos, entre ellos: escuelas rurales, escuelas del radio céntrico de la
ciudad, territorios marginados y algunas de ellas con experiencias en institucio-
nes educativas en contextos de encierro. Algunas docentes ocupaban cargos de
directoras o vicedirectoras, otras eran integrantes de programas de inclusión.
Un grupo vivía en el centro de Córdoba, las demás, en barrios donde el Estado
escasamente interviene en lo que respecta a las necesidades de la población.
Por otra parte, un porcentaje importante podía acceder a la carrera como becada
por la institución universitaria. Es decir, contábamos con una mirada amplia y un
capital socioeducativo importante del sistema educativo en general y cordobés
en particular.
La marca del grupo fue su diversidad y el horizonte asumido fue el "dialogismo",
categoría bajtiniana que aquí retomamos (Hernández, 2011). Enseñar didáctica
en la universidad a docentes en ejercicio de su profesión implica, entre otras cues-
tiones, auscultar su experiencia formativa y renovar el "trabajo sobre sí" en tiem-
pos de escolarización. La inclusión del sujeto y su subjetividad como construcción
única e irrepetible pone en juego los saberes previos en relación con la educación
y la enseñanza, al mismo tiempo que posibilita penetrar la escuela en diversas
temporalidades.
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