
PABLO KRIGER 47
cial de causar daño que tiene una amenaza” (ID 1). Como idea, se encuentra
en las nociones de alarma, alerta, mapa de riesgo, preparación, prevención,
reducción del riesgo de desastres, resiliencia, riesgo, sistema de alerta tem-
prana, vulnerabilidad y protección civil. También es un factor de ordena-
miento territorial y funcionó como elemento agrupador de las regiones del
SINAGIR (ID 5, 10). Denen una buena porción de los ejes de intervención
del PLANGIR y su POAGIR.
Se observan tres condiciones preocupantes en el enfoque de la GIRD. En
primer lugar, cuando las amenazas se asocian generalmente a eventos de la
naturaleza, se omite un análisis en profundidad según sus causas. Solo se
retoma como consecuencia de algunas intenciones de legislar la regulación
del clima, a partir de la preocupación por el cambio climático y sus efectos.
Sin embargo, se omite corregir el factor amenaza (como factor de riesgo) en
sus causas últimas, como producto del manejo insustentable de los recursos
naturales por la sociedad, las empresas y otros actores involucrados. Esta
postura se refuerza al expresarse que la amenaza es un “factor externo” a la
comunidad (mientras que el interno sería la vulnerabilidad).
En segundo lugar, se pone poca atención a las amenazas de origen antrópico,
y solo se las menciona en conexión a las de origen “natural” (“amenazas
naturales y de origen antrópico”, ID 1, 4, entre otros). Por el contrario, se
focaliza especialmente en las de origen hidrometeorológico, sobre todo (ID
5 y otros). Se sostiene que una de las mayores preocupaciones frente a las
amenazas es el incremento de su frecuencia e intensidad (ID 5). En este sen
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tido, a partir de la complejidad conceptual sostenida por el enfoque de la
GIRD, en las amenazas existentes mencionadas por el SINAGIR vinculadas,
como se ya dijo, a factores de la “naturaleza” (hidrometeorológico, geofí-
sicos, etc.), en última instancia, siempre o casi siempre está involucrada la
humanidad como elemento coadyuvante, condicionante y/o determinante. El
enfoque sostenido por el MaS (y conceptualizado, entre otros, por la ONU,
2016) precisamente busca romper con la mirada tradicional de la amenaza
como una condición de la naturaleza que la humanidad no puede perturbar.
Una política de desarrollo integral pretende transversalizar este lineamiento.
En este sentido, se observan algunos escuetos avances que profundizan en la
cuestión relacionados con el SINAGIR.
En tercer lugar, el abordaje de las amenazas se soporta, principalmente, a
través de las ciencias duras, físicas, ciencias de la naturaleza, de la salud, ar
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quitectura, entre otras. Sin embargo, las categorías de análisis de las ciencias
sociales están frecuentemente ausentes al abordar la amenaza. Esto también