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*
Investigadora del Centro de Investigaciones Sociológicas, España.
La transformación del trabajo en
España desde los años setenta hasta
hoy: una mirada generacional
Irene Valero Oteo *
Resumen
La mundialización de la economía, las transformaciones técnicas y la
competitividad de la nueva era global han dado lugar a una serie de cam-
bios en el mundo del trabajo y en los derechos de los trabajadores, a par-
tir, sobre todo, de la década de los setenta cuando se puso fin al modelo
industrial del trabajo, dominante hasta el momento.
El presente trabajo intenta analizar cómo ha evolucionado el mercado de
trabajo, a raíz de estas transformaciones, en el contexto español de los
últimos cuarenta años. Para ello, en primer lugar, se hará una síntesis de
las reformas laborales llevadas a cabo en este país desde los inicios de la
democracia, con el fin de conocer cuál ha sido el papel de los diferentes
gobiernos en esta evolución. En segundo lugar, se llevará a cabo un aná-
lisis de la evolución de la ocupación y el paro en España, cuyo objetivo
es averiguar cómo han cambiado sus cifras en los últimos años, además
de elaborar un análisis segmentado por sexo y edad, para conocer las di-
Código de Referato: SP.266.XLVII/19
http://dx.doi.org/10.22529/sp.2019.47.03
STUDIA POLITICÆ Número 47 otoño 2019 – pág. 45-71
Publicada por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales,
de la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, República Argentina.
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46 STUDIA POLITICÆ
ferencias entre los distintos grupos poblacionales. Por último, se analiza-
rá una serie de entrevistas, separadas por grupo de edad (jóvenes, adul-
tos y mayores), para saber cuál es la opinión y valoración de los diferen-
tes grupos respecto al mercado de trabajo y si existen diferencias y
similitudes entre ellos.
Palabras Clave: mercado de trabajo – crisis – mundialización – paro –
edad – sexo
Abstract
Globalization of the economy, technical transformations and
competitiveness in the new global age have caused several changes in
the labour market and the workers’ rights, mainly since the seventies,
when the industrial work model, dominant until that moment, came to
an end.
This paper tries to analyze how the labour market has changed, as a
result of this transformations, in the Spanish context of the last forty
years. For that purpose, first, a summary of the reforms on the Spanish
labour market from the beginning of the democracy will be carried out,
in order to know what the role of different governments has been in this
development process. In the second place, an analysis of the occupation
and unemployment evolution in Spain will be carried out, whose
objective is to find out how their rates have changed in recent years. In
addition, an analysis segmented by gender and age will be made, in
order to know the variations between different population groups.
Finally, some interviews will be analyzed. These will be classified by age
group (youth, adults, and seniors) in order to find out their opinions
about labour market, and if there are differences and similarities between
them.
Key words: labour market – crisis – globalization – unemployment –
age – gender
1. Las reformas laborales en España
P
ARA entender las trasformaciones del trabajo en España, hay que co-
nocer, en primer lugar, las reformas de trabajo que se han llevado a
cabo en el país desde la democracia hasta nuestros días, con el fin
de averiguar cuál ha sido el papel del Estado en esta transformación.
Lo primero, y más importante, fue la creación del Estatuto de los Traba-
jadores en 1980. Este supuso un paso adelante en los derechos de los
47
trabajadores, pues se les reconocían legalmente derechos como el de
huelga, libre sindicación, reunión o negociación colectiva, entre otros.
Sin embargo, también supuso aspectos negativos, por ejemplo, se deja-
ron los despidos en manos del empresario, aparecieron los contratos
temporales (aunque solo por motivos coyunturales de la empresa) o la
bajada de la cuantía de los despidos (BOE, núm. 64 de 14 marzo de
1980).
La siguiente reforma se elaboró en 1984. En ella, se plasmó la apertura
del gobierno al Neoliberalismo, que por aquel entonce se extendía en al-
gunos países europeos, y se adhirió, pues, a la desregulación del mercado.
El leitmotiv de esta nueva ley fue la temporalidad: aumentó la posibilidad
de contratación temporal (el empresario ya no tenía que alegar causas co-
yunturales de la empresa), aumentó el tiempo de contratación temporal y
aumentaron las modalidades de trabajo temporal, en las que se incluían
los denominados “contratos-basura”. Por otro lado, se pusieron en marcha
las jubilaciones anticipadas, que favorecieron aún más la nueva contrata-
ción temporal (Ruíz Galacho, 2006). Esta extensión de la temporalidad
llevó a la precarización del empleo en España, además de segmentar el
mercado de trabajo entre los que poseían un trabajo estable y los que po-
seían un trabajo temporal.
En 1994 se llevó a cabo otra reforma laboral destinada a paliar el desem-
pleo, que arrastraba el país desde la crisis del 92. Este objetivo se llevó a
cabo a través de una mayor flexibilización del mercado laboral, lo que su-
puso un incremento de la temporalidad, además de permitir a los empre-
sarios la contratación por medio de las Empresas de Trabajo Temporal
(ETTs), sin necesidad de hacerlo a través del Instituto Nacional de Em-
pleo (Fundación 1º de Mayo, 2012). Según la Ley 14/1994, de 1 de junio,
por la que se regulan las empresas de trabajo temporal, se denomina em-
presa de trabajo temporal a “aquella cuya actividad fundamental consiste
en poner a disposición de otra empresa usuaria, con carácter temporal,
trabajadores por ella contratados” (BOE, núm. 131, de 2 de junio de
1994). Cabe destacar el aumento del número de ETTs desde que se intro-
dujeron en el panorama laboral en 1994; a finales de ese año, había 86,
hasta finales de 2013, cuando el número llegaba a 271
1
.
La siguiente reforma fue en 1997, cuyos objetivos principales fueron in-
crementar la contratación indefinida y limitar y controlar los contratos
1
Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
IRENE VALERO OTEO
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temporales (Gómez et al., 2008). Esta reforma, pues, pretendía luchar
contra la precarización, por la que se había caracterizado el mercado labo-
ral en los años anteriores. La medida estrella fue la creación del contrato
para el fomento de la contratación indefinida, destinado a facilitar un con-
trato estable a las personas desempleadas o con contratos de trabajo tem-
porales.
En 2001, se volvió a aprobar una nueva reforma, cuyas principales medi-
das a destacar fueron la extensión del período de vigencia de los contratos
indefinidos, que aparecieron en 1997, la fijación de indemnizaciones por
extinción de contrato temporal y la transformación de la regulación de las
contrataciones temporales (Ferreiro, 2003). Medidas, en principio, desti-
nadas, como en la reforma anterior, a frenar la extensión de la tempora-
lidad.
En 2002, el Partido Popular impulsó otra reforma conocida como el “de-
cretazo”. En este caso, la ley no iba dirigida a la contratación o a la tem-
poralidad, sino que suponía un abaratamiento en los costes de despido.
La reforma de 2006, fue la más positiva de todas hasta el momento, pues
se establecían medidas para impulsar la contratación indefinida y para
convertir el empleo temporal en indefinido, además de ofrecer una mayor
protección por desempleo y fomentar las Políticas Activas de Empleo
(BOE núm.141, de 14 de junio de 2006).
La siguiente reforma fue en 2010. Algunas de las medidas que esta incluía
eran las siguientes
2
:
Despido por causas económicas. Las empresas pueden despedir a
los trabajadores al alegar problemas económicos o el tener solo
una previsión de dichos problemas.
Generalización del contrato de fomento de empleo, cuya conse-
cuencia principal es el abaratamiento de los despidos.
Aumento de las indemnizaciones por despido en la contratación
temporal, para desincentivarlas.
Despidos por absentismo, que se facilita por ausencias al trabajo.
Extender la reducción de la jornada como alternativa al despido,
2
El Mundo. 2010. “Así queda la reforma laboral: despido más barato y mayor control a
los desempleados”. [Disponible en: http://www.elmundo.es/mundodinero/2010/09/09/
economia/1284042795.html] [consulta: 1 de enero de 2015].
49
imitando el “modelo alemán” del trabajo.
Se permite a las empresas la posibilidad de no aceptar ciertos pun-
tos de los que se pacten en los procesos de negociación colectiva.
Bonificaciones a empresas. Ascienden las bonificaciones a las em-
presas que contraten, de manera indefinida, a colectivos con difi-
cultades de empleabilidad, como –por ejemplo– las mujeres de más
de 45 años.
Esta reforma fue criticada tanto por los sindicatos, quienes convocaron
una huelga general para el 29 de septiembre de ese mismo año, como por
la patronal.
Por último, en 2012, se llevó a cabo la siguiente reforma laboral que au-
mentaba las facilidades de empresarios y empleadores para establecer los
horarios de trabajo, los salarios, los turnos, las funciones, las bajas sala-
riales, el reparto de horas extra, etc., lo que merma aún más las funciones
de la negociación colectiva, puesto que el convenio empresarial prevale-
cería sobre cualquier otro (BOE, núm. 36 de 11 de febrero de 2012). Un
aspecto importante de esta reforma fue la eliminación de la autorización
laboral de los despidos colectivos, que ya no necesitarían ser aprobados
previamente por las consejerías de empleo de las CCAA o el Ministerio
de Empleo. Por otro lado, se introdujo un nuevo contrato para impulsar el
empleo juvenil en la pequeña y mediana empresa, muy extendido actual-
mente, con un período de prueba de un año, después del cual se puede ha-
cer efectivo un despido libre por parte del empleador y se alargó el enca-
denamiento de los contratos temporales hasta un límite de dos años.
Como se puede observar, en España, se han llevado a cabo numerosas re-
formas laborales en apenas treinta años. La aprobación del Estatuto de los
Trabajadores en 1980 supuso un reconocimiento de los derechos y los de-
beres de los trabajadores, pero, a partir de ese momento, el resto de las re-
formas, o casi todas ellas, no ha favorecido a la población trabajadora.
Con la reforma de 1984 el Gobierno abrió las puertas a la temporalidad y
la precariedad para flexibilizar el mercado de trabajo y, de ahí en adelan-
te, el resto de las reformas han seguido con la misma dinámica. Es decir,
en 1984, se abrió la brecha entre trabajadores definidos e indefinidos, que
ha continuado hasta nuestros días, incluso se incrementó aún más. Las úl-
timas reformas no han sido una excepción y las medidas citadas, sobre
todo las referidas a las bonificaciones y a la contratación temporal, supo-
nen una reforma que se puede denominar como “continuista” de las re-
formas anteriores (Conde-Ruiz et al., 2011).
IRENE VALERO OTEO
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2. Características del mundo del trabajo en España
Después de conocer la legalidad española con respecto al mercado labo-
ral, es importante estudiar la evolución que ha tenido el trabajo desde la
década de los setenta hasta la época actual. Para estudiar esta evolución
es interesante analizar cómo han cambiado la ocupación y el paro de la
población española en ese período. A lo largo de los últimos cuarenta
años, estas tasas relativas al fenómeno del empleo han variado constante-
mente en función de los ciclos económicos sufridos en España.
Con respecto al desempleo español, lo primero que cabe destacar es la
baja tasa de paro que se registraba en 1976, que no llegaba al 5 %, tasa
que no se ha vuelto a registrar en la sociedad española desde aquel año
(Figura 1). A partir de ahí y hasta 1986, esta tasa comenzó a elevarse y
llega hasta un 21 %. Este aumento del paro se debió –sobre todo– a la re-
conversión industrial que sufrió el país y a los efectos de la desregulación
del mercado que se plasmaron en la reforma laboral de 1984. Sin embar-
go, a partir de dicho año, la tasa de paro descendió hasta 1990 (16,25 %),
a partir del cual la tasa vuelve a elevarse hasta alcanzar, en 1995, el
22,7 %, la mayor tasa de paro registrada en España hasta ese momento.
Este incremento estuvo causado por una nueva crisis, la crisis de 1992-93,
cuyas principales causas fueron el crecimiento negativo de las economías
industrializadas y las indecisas medidas políticas tomadas por el gobierno
(Fundación Encuentro, 1994).
Figura 1. Tasa de paro 1976-2017
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del INE.
51
A partir de este año se destacan dos períodos. El primero llega hasta
2005, marcado por una gran bajada de la tasa de paro, que cae hasta lle-
gar a un 9,07 %, época coincidente con los años dorados de la construc-
ción, en los que se crearon numerosos empleos en este sector y en los
que se derivan de él. Y un segundo y último período, más reciente, don-
de la tasa de paro ascendió de manera exponencial hasta llegar a un
27,16 % en 2013, que superó la de 1995, que fue provocada por la cri-
sis financiera mundial de 2008 y rematada por estallido de la burbuja
inmobiliaria española. El pasado año, el paro registró una cifra de paro
de 17,22, bastante más baja que cuatro años atrás; sin embargo, esto no
significa que la situación del empleo sea mejor en España, teniendo en
cuenta la alta temporalidad en el sistema de contratos españoles, que
supera el 90 % del total de los contratos desde el inicio de la crisis.
IRENE VALERO OTEO
Por otro lado, la Figura 2 muestra la tasa de ocupación o empleo y la tasa
de actividad para el período anterior. La primera toma la tónica inversa a
la tasa de paro: desciende en los períodos de crisis (1976-1986; 1991-
1995 y 2010-2013) y aumenta en los períodos de auge económico (1986-
1991; 1995-2005). De otro lado, la tasa de actividad ha aumentado desde
1976, es decir, la población activa ha aumentado en las últimas cuatro
Fuente: Servicio Público de Empleo Estatal.
Tabla 1. Tipos de contrato en España. Unidad: porcentajes del total.
2009 10,59 89,41
2010 9,01 90,99
2011 9,21 90,79
2012 7,52 92,48
2013 9,13 90,87
2014 7,81 92,19
2015 8,79 91,21
2016 8,99 91,01
2017 9,19 90,81
2018 9,88 90,12
Indefinidos Temporales
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52 STUDIA POLITICÆ
décadas. Un factor importante ha sido la incorporación progresiva de la
mujer al mercado laboral. Sin embargo, la contraposición de estas dos
tasas refleja muy bien la realidad actual del mundo del trabajo en este
país: el grueso de la población activa ha aumentado pero la cantidad de
empleo es menor, la tasa de empleo, en 2017, es más baja que en 1976.
2.1. Características demográficas del empleo en España
Es interesante analizar si los cambios producidos en el mundo del trabajo
han afectado por igual a toda la población española o si, por el contrario,
hay sectores de la población que salen peor parados. En este caso, las va-
riables interesantes para el análisis son características demográficas como
la edad y el sexo.
i. Edad
Con respecto a la edad, es importante saber si encontrarse en una franja
de edad u otra ha sido, o es, determinante en España a la hora de tener o
no tener trabajo.
Figura 2. Tasas de actividad y empleo en España 1976-2017
* Los datos disponibles de la tasa de empleo solo llegan al 2016.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA. INE.
53
La Figura 3 representa la tasa de paro para el período de 1976-2017. Lo
primero que cabe destacar es que el número de parados ha sido siempre
más elevado en la franja de edad que va de los 25 a los 54 años, sin em-
bargo, hay que señalar que esta franja es –también– la que más población
concentra porque abarca más edades que el resto de intervalos. Hubiera
sido más interesante dividir esta franja, pero el Instituto Nacional de Esta-
dística (INE) marca esta división.
IRENE VALERO OTEO
Figura 3. Porcentaje de parados por grupos de edad en España 1976-2017
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA. INE.
Como se puede observar, el número de parados aumenta para todas las
edades en los años de las crisis que se han señalado anteriormente; sin
embargo, la franja de edad menos afectada ha sido siempre la de los ma-
yores de 55 años, quizá porque, a esas edades, ya se posee un puesto de
trabajo estable. Sin embargo, como se observa en el gráfico, desde 2005,
este colectivo ha visto incrementar su número de parados como nunca an-
tes se había visto.
El segundo dato a destacar es que la segunda franja de edad con más nú-
mero de parados es la de los 20 a los 24 años, por lo que se pueden com-
probar las dificultades que tienen los jóvenes a la hora de encontrar un
empleo cuando se insertan en el mercado laboral. Por último, la franja
más joven de edad (de 16 a 19) no presenta un elevado número de para-
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54 STUDIA POLITICÆ
dos, pero es destacable que había más parados con estas edades en los
años setenta y ochenta, fenómeno que puede deberse a la extensión de la
prolongación de los estudios de los jóvenes en la actualidad, con respecto
a etapas anteriores.
De la misma manera, la tasa de empleo en España siempre ha sido ma-
yor en la franja de edad de los 25 a los 54 años, teniendo en cuenta que
es la franja donde se encuentra el grueso de la población activa. Por el
contrario, las menores cifras de empleo se encuentran, en la actualidad,
en el colectivo más joven y en el más mayor (Figura 4). Aunque es rese-
ñable que, entre finales de los setenta y principios de los ochenta, los
más jóvenes superaban en empleo a los mayores de 55 años.A partir de
ahí, la tasa de empleo juvenil ha ido descendiendo, aunque experimentó
un pequeño repunte en los años dorados de la construcción, a principios
de siglo. De esta manera, queda plasmada la idea, de la que habla Luis
Enrique Alonso, del desequilibrio de la pirámide jerárquica fordista: los
menores de veinticinco años y los mayores de cincuenta tienen una pre-
sencia mínima, mientras que la mayoría del personal “normalizado” de
la pirámide se concentra entre los treinta y los cincuenta años (Alonso,
2004).
Figura 4. Tasa de empleo por grupos de edad en España 1976-2016
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA- INE.
55
IRENE VALERO OTEO
Si se analizan las características del trabajo a partir de la edad, hay que te-
ner en cuenta, también, las diferencias que existen en torno al salario. En
este caso, el período analizado va desde 2008 hasta 2015. En España, el
nivel salarial aumenta conforme aumenta la edad de los trabajadores (Fi-
gura 5). El grupo de edad que menor salario medio presenta es el de los
menores de veinticinco años, seguido del grupo de 25 a 35 años que, ade-
más, han sido los grupos más perjudicados por la crisis, puesto que sus
salarios medios han disminuido desde 2008, a diferencia de los grupos de
más edad que, en 2015, presentaban un salario mayor.
ii. Sexo
Otro de los condicionantes que determina diferencias en el mundo del
trabajo español es el sexo. Así, en las Figuras 6 y 7, se muestran las dife-
rencias respecto al paro y el empleo en función del sexo. Las mujeres
siempre han ostentado un puesto superior al de los varones en lo que la
tasa de paro se refiere (Figura 6), sobre todo en los períodos de crisis.
Esta desigualdad entre sexos tuvo sus puntos más álgidos en el período
1991-96, en el que la diferencia entre la tasa de paro respecto a hombres
y mujeres sobrepasaba los doce puntos porcentuales. Sin embargo, desde
2006, estas tasas han ido convergiendo hasta casi igualarse en 2013, aun-
que sigue siendo superior el paro femenino, 18,21 % frente a 14,80 %
para 2017.
Figura 5. Distribución salarial por grupos de edad
Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta Anual de Estructura Salarial 2008-
2015. INE.
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Por otro lado, si se analiza la tasa de empleo por sexo, se observa una
gran diferencia entre hombres y mujeres, al menos hasta 2006, fenómeno
relacionado con la baja presencia de la mujer en el mundo laboral hasta
hace dos décadas. Aunque cabe mencionar que a día de hoy, sigue exis-
tiendo una amplia diferencia, del 11 % aproximadamente, entre la tasa de
empleo masculina y femenina.
Figura 6. Tasa de paro por sexo. 1976-2017
Fuente. Elaboración propia a partir de los datos de la EPA-INE.
Figura 7. Tasa de empleo por sexo 1976-2016
Fuente. Elaboración propia a partir de los datos de la EPA-INE.
57
IRENE VALERO OTEO
En cuanto al salario, la diferencia de salario medio percibido entre hom-
bres y mujeres es más que evidente si se presta atención a la Figura 8, di-
ferencia que es de –aproximadamente– quinientos euros. Con esto, se ha-
cen evidentes las desigualdades de género en el mundo laboral.
Figura 8. Diferencia salarial por sexo 2009-2015
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Salarial de Estructura
Salarial-INE.
Es importante tener en cuenta, en lo que a la diferencia salarial por sexo
se refiere, el tipo de contrato y ocupación en los que se enmarca la mujer
laboralmente. En primer lugar, las mujeres poseen una contratación con
jornada a tiempo parcial, muy superior a la de los hombres (Tabla 2). Esto
puede estar causado por la necesidad de tener una jornada laboral reduci-
da para dedicarse al cuidado de los hijos, lo que da cuenta de la perpetua-
ción del rol de género de madre y cuidadora.
2009 1.897,1 560,2
2011 6.312,5 592,3
2013 2.011,5 742,4
2015 6.171,7 784,6
Tabla 2. Ocupados con jornada a tiempo parcial por sexo. Unidades en
miles de personas
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del INE.
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58 STUDIA POLITICÆ
Por otro lado, el grueso de la población femenina en España se encuentra
empleada en los grupos ocupacionales 9 (ocupaciones elementales)
3
y 5
(servicios de restauración, personales, protección y vendedoras), cuyo sa-
lario, por lo general, no se caracteriza por ser de los más elevados (Figura
9). Sin embargo, la presencia de la mujer en los tres primeros grupos es
bastante escasa, sobre todo en el grupo 1 (directoras y gerentes), con un
escaso 0,19% de ocupación femenina. Estos dos factores (tipo de jornada
y tipo de ocupación) son fundamentales a la hora de entender esta dife-
rencia salarial entre hombres y mujeres. La brecha salarial no se debe tan-
to a una discriminación sexual en torno a un mismo puesto de trabajo,
sino al sesgo ocupacional que existe en España según el sexo.
Figura 9. Contratación femenina en los grandes grupos ocupacionales
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Servicio Público de Empleo Estatal.
3
“Este grupo comprende las ocupaciones para cuyo desempeño se requieren los cono-
cimientos y la experiencia necesarios para cumplir funciones generalmente sencillas y
rutinarias realizadas con la ayuda de herramientas manuales, y para las cuales se requie-
re a veces un esfuerzo físico considerable y salvo raras excepciones, escasa iniciativa o
capacidad de juicio”. Por ejemplo, limpiar, lavar o planchar ropa. (INEC, 2012:17)
Estas situaciones diferenciadas de empleo y salario por grupos de edad y
sexo no pueden entenderse sin tener en cuenta el tipo de Estado de Bien-
estar que caracteriza a los países de la Europa continental y meridional,
entre los que se encuentra España, donde:
59
[...] “los internos disfrutan de una poderosa protección y quienes todavía
no han logrado poner el pie en el mercado laboral, se encuentran con ba-
rreras para acceder a él. Eso es seguramente lo que explica la preponde-
rancia del desempleo juvenil y femenino en la Europa continental y, es-
pecialmente, en la meridional” (Sping-Andersen, 2000: 168).
Metodología
Para esta investigación se han utilizado técnicas cuantitativas y cualitati-
vas. Puesto que el objetivo era averiguar las experiencias laborales de los
distintos grupos de edad y su valoración sobre el mercado de trabajo y sus
transformaciones, la herramienta más factible es la entrevista.
Se ha elegido la entrevista semiestructurada, con un guión previo que re-
unía las preguntas que se iban a realizar. La elección de este tipo de entre-
vista es la “singularidad extrema de las situaciones” (Corbetta, 2010:
352), pues, si lo que se intenta obtener es la valoración personal de cada
individuo acerca del mercado de trabajo, las respuestas variarán mucho
de un entrevistado a otro, hecho que impide la concreción de unas res-
puestas previas a la entrevista (Corbetta, 2010).
En lo referente al análisis cualitativo, se recurrió al análisis fenomenoló-
gico (Vallés, 2002), puesto que es un “recurso para buscar, en el discurso
de los sujetos, los significados atribuidos por ellos a su experiencia frente
a una determinada situación” (Marí, Bo y Climent, 2010: 115). Es decir,
el método consiste en describir la realidad a partir de la experiencia vivi-
da por otras personas. Este método se basa en la intersubjetividad, que se
desarrolla a través de un intercambio de opiniones entre entrevistador y
entrevistado, lo que da lugar a una situación de empatía que permite una
interpretación más eficaz de la realidad.
Ya se ha visto el papel que ha tenido el Estado, a través de las numerosas
reformas laborales, en las transformaciones que ha tenido el mercado la-
boral. También se ha visto la evolución cuantitativa del trabajo y sus ca-
racterísticas demográficas. El siguiente paso es averiguar las opiniones
que la población tiene respecto a este tema y contrastar las opiniones en-
tre los distintos grupos de edad: jóvenes, adultos y mayores; que como se
ha señalado, se ha hecho a través de la entrevista semiestructurada y su
posterior análisis fenomenológico. Para ello se seleccionaron un número
de doce entrevistas, teniendo en cuenta las cuatro preguntas básicas que
menciona Vallés a la hora de seleccionar a los entrevistados: “¿Quiénes
IRENE VALERO OTEO
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60 STUDIA POLITICÆ
tienen información relevante”, “¿Quiénes son más accesibles física y so-
cialmente?”, “¿Quiénes están más dispuestos a informar?” y “¿Quiénes
son más capaces de comunicar la información con precisión?” (Vallés,
2002: 71). Con base en estas preguntas, fueron elegidas cuatro variables
(sexo, edad, nivel de estudios y situación laboral) a tener en cuenta en la
selección de la muestra, que se distribuyó como representa la Tabla 3.
Tabla 3. Diseño muestral
Entrevista Sexo Edad Estudios Sit. Laboral
EJ5 Mujer 24 Superiores Ocupada
EJ8 Mujer 22 Superiores Ocupada
EJ4 Mujer 25 Superiores Ocupada
EJ2 Varón 24 Sin estudios Ocupado
EA3 Mujer 43 Superiores Desempleada
EA4 Varón 40 Secundarios Ocupado
EA1 Mujer 41 Secundarios Ocupada
EA6 Varón 41 Superiores Ocupado
EM4 Varón 65 Secundarios Jubilado
EM3 Mujer 69 Primarios Jubilada
EM1 Mujer 69 Sin estudios Jubilada
EM2 Mujer 69 Secundarios Jubilada
Análisis de datos
Los jóvenes
En primer lugar, hay que destacar las condiciones laborales que han vivi-
do los jóvenes en los trabajos que han desempeñado a lo largo de su (aun-
que corta) vida laboral. Todos sus trabajos han estado marcados por la
temporalidad, los contratos de trabajo irregulares, la poca valoración que
61
se les ha dado, el desfase de horas... Condiciones de trabajo que reflejan
la precariedad e inestabilidad laboral a la que se ha asistido en las últimas
décadas. Es decir, los jóvenes han iniciado su trayectoria laboral siendo
carne de precariado.
“[...] el salario era nefasto, ganaba entre poco y muy poco”. (EJ2: V, 24)
“Yo trabajaba a jornada completa y mi contrato era de media jornada”.
(EJ4: M, 25)
Un aspecto importante es la percepción que los jóvenes tienen acerca de
las dificultades que existen ahora para encontrar un trabajo en relación
con épocas anteriores. Así, aunque éstos hayan tenido una vida laboral
más corta que los grupos más mayores de la población, ven un cambio
importante a la hora de acceder al trabajo desde que entraron al mercado
laboral hasta la actualidad.
“[...] es verdad que antes era muy fácil, pues..., salir de trabajar y..., en-
seguida encontrabas trabajo [...] y había posibilidad de que te contrata-
ran en la misma empresa. Pero claro ahora... (EJ8: M, 22)
“Yo he estado mucho tiempo parada y antes me salían igual tres o cuatro
trabajos” “Es que ya no te llaman” (EJ4: M, 25)
“Cuando yo empecé, en las fábricas había muchísimo trabajo, daban tra-
bajo a los jóvenes cada verano” (EJ2: V, 24)
A esta dificultad de acceso al trabajo, relacionada con su escasez actual,
hay que sumarle las exigencias laborales que se piden en los trabajos.
Los jóvenes hacen hincapié –sobre todo– en la flexibilidad y disponibili-
dad horaria y en la experiencia laboral. En cuanto a la flexibilidad y dis-
ponibilidad, se presenta como un impedimento para acceder a un puesto
trabajo, puesto que algunos jóvenes todavía siguen estudiando, y la exi-
gencia de esa disponibilidad les impide compaginar trabajo y estudios.
Por otro lado, la experiencia es un factor muy importante, pues se perci-
be como un requisito primordial a la hora de encontrar un empleo y, te-
niendo en cuenta que son jóvenes, en la mayoría de los casos carecen de
ella.
“[...] siempre te piden experiencia, pero si nadie te da ese primer empu-
jón y creen en ti, no puedes hacer nada”. (EJ4: M, 25)
El tema de la formación es un tema candente en estos discursos. Por un
lado, los jóvenes piensan que la formación es un factor importante a la
hora de encontrar trabajo, pero –por otro– creen que en el mundo del tra-
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bajo actual la formación no sirve para nada. Es decir, la opinión que se
tiene es que la formación es un plus para encontrar trabajo frente a una
persona sin ningún tipo de cualificación, pero no es una herramienta que
te asegure un trabajo y menos relacionado con ella.
“Antes se valoraba mucho más una formación”. (EJ8: M, 22)
“Antes unos estudios universitarios casi garantizaban un puesto de tra-
bajo y ahora, pues..., no es real”. (EJ5: M, 24)
El tema de los estudios nos lleva al punto siguiente, la necesidad que se
percibe de aceptar ciertos tipos de trabajo, aunque sea en trabajos y en
condiciones que no desearías, por necesidades económicas, debido a la
imposibilidad de trabajar en algo relacionado con su formación.
“Bueno a ver, yo ahora estoy en un comedor porque no me sale nada más
y siempre viene bien un sueldo, pero yo lo que quiero es ser maestra”.
(EJ4: M, 25)
“Antes no era costoso encontrar un trabajo, entre comillas, de lo tuyo”.
“Ahora la gente se ve obligada a aceptar otro tipo de trabajos teniendo
una necesidad económica”. (EJ5. M, 24)
Un tema interesante que se puede encontrar en estos discursos es el del
“enchufismo” español. Los jóvenes entrevistados creen que, pese a la
mala situación laboral en la que se encuentra el país, hay ciertos grupos
de personas que “conocen a” y de esta manera tienen un acceso privile-
giado para acceder a un puesto de trabajo.
“Conocer a gente, abre puertas”. (EJ5. M, 24)
“[...] los conocidos, si conoces a alguien te meten ahí sino no”. (EJ4. M, 25)
De la misma manera, la visión que tienen acerca de cuáles son los co-
lectivos que tienen mayores problemas a la hora de encontrar trabajo es
clara. Por un lado, creen que la mujer tiene más dificultades para acce-
der al trabajo que el hombre. Consideran que la situación de las mujeres
en el mercado laboral ha evolucionado a lo largo de los años, pero que,
aún hoy, sigue habiendo discriminación laboral y que en épocas de crisis
las mujeres salen peor paradas que los hombres, en lo que al trabajo se
refiere.
Yo creo que a nivel social siempre somos un grupo con desventaja social
[...] entonces entiendo que, si ahora es difícil acceder a un empleo, más
difícil es para una mujer”. (EJ5. M, 24)
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“[...] todavía sigue habiendo mucha discriminación, porque vas a mu-
chas entrevistas de trabajo y te preguntan ¿tienes novio? ¿tienes hijos?
¿los quieres tener?... (EJ4. M, 25)
Por otro lado, aparte de la mujer, existe otro grupo que se considera en
desventaja para obtener un trabajo en la época actual y es el de los mayo-
res de 45 o 50 años. Se considera que tienen mayores dificultades, no por-
que no estén capacitados para desempeñar ciertos trabajos, sino por estar
menos familiarizados con las nuevas tecnologías o porque no tienen la
misma facilidad de adaptación o retención de ciertas tareas que una per-
sona más joven. Sin embargo, aunque una persona joven tenga más capa-
cidades de este tipo, tampoco tiene muchas más facilidades para encon-
trar un empleo, debido a la cuestión de la experiencia, que ya se ha
mencionado anteriormente.
“La población activa a partir de 45 años lo tienen muy difícil para en-
contrar trabajos que se adapten a sus perfiles”. (EJ8. V, 24)
“Si eres muy joven no tienes experiencia y si eres muy mayor es que no lo
puedes hacer”. (EJ4. M, 25)
Asimismo, la visión que se tiene acerca de los sindicatos es muy negativa.
Si bien es verdad que los entrevistados no están muy próximos al mundo
sindical, pues ninguno de ellos está sindicado, pero la visión que tienen
respecto al papel de los sindicatos es mala, puesto que no se preocupan por
la situación de los trabajadores y no están haciendo nada para mejorarla.
Por último, se destaca que los jóvenes no tienen la esperanza de que se
solucione la situación actual, tienen una concepción muy negativa en
cuanto al futuro y sus expectativas personales.
“No lo sé, es un poco incierto, un poco angustioso”. (EJ5. M, 24)
“Está muy difícil, lo tenemos muy difícil todos”. (EJ4. M, 25)
“Preveo un futuro un tanto desolador”. (EJ2. M, 22)
Los adultos
El caso de los adultos es, quizá, el más representativo de las rápidas trans-
formaciones de los últimos años, pues son los que han vivido laboralmen-
te la transición del trabajo del último período.
Para ellos, también está claro el cambio que se ha dado en España a la
hora de encontrar un trabajo. Ya no existe la facilidad que se tenía antes
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para encontrar un empleo, o esa idea de poder dejar un trabajo que no te
gustara porque podías encontrar otro rápidamente. Ya no existe esa posi-
bilidad de elección.
“Antes te ibas de un trabajo y conseguías otro incluso mejor remunerado
y con mejores ventajas sociales”. “Ahora es imposible encontrar un tra-
bajo y si lo encuentras es con unas condiciones laborales pésimas y, eco-
nómicamente, todavía más pésimas”. (EA4. V, 40)
A esta falta de trabajo actual, se han unido, además, las condiciones de
precariedad, inseguridad e inestabilidad laboral por las que está caracteri-
zado el mercado de trabajo: sueldos bajos, más horas de trabajo, despidos
improcedentes, contratos por horas o por días... Situaciones de las que las
empresas se han aprovechado, según los entrevistados.
“Ahora hay mucha precariedad, los sueldos son muy bajos [...], se traba-
ja muchísimo, los empresarios hacen que la gente trabaje más por nah y
menos”. (EA1. M, 41)
“Estas son las condiciones de trabajo, si quieres las tomas y si no las de-
jas”. (EA3. M, 43)
“Tienes que tragar mucho”. (EA4. V, 40)
Es decir, la norma actual del mercado laboral es la precariedad. Trabajos
con esas condiciones, que antes estaban desempeñados por personas sin
formación o por personas extranjeras, ahora los están desempeñando los
trabajadores autóctonos con titulación.
A estas condiciones de precariedad, va unida la pérdida de derechos labo-
rales. Los entrevistados consideran que se han ido perdiendo poco a poco
los derechos que habían conseguido los trabajadores y culpabilizan al Go-
bierno de esta situación.
“El Gobierno es el que ha destruido todo” (EA4. V, 40)
“Todos los derechos que se habían conseguido hasta ahora, se los han
pasado por el forro” (EA3. M, 43)
Por otro lado, en cuanto al tema de la formación, sí consideran que los es-
tudios son útiles a la hora de encontrar trabajo. Antes, los estudios servían
para encontrar un puesto de trabajo mejor, sin embargo, en la actualidad,
tener estudios parece ser la norma para conseguir “un” trabajo. Incluso al-
gunos entrevistados hablan de la importancia sobrevalorada que se le da a
los estudios, a la “titulitis” (EA6. V, 41) española, sobre la cual prima
más un título académico que la validez de las personas.
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Respecto al papel de los sindicatos, al igual que los jóvenes, la visión es
claramente negativa. Los entrevistados consideran que, hoy en día, los
sindicatos no sirven para nada y que solo actúan por intereses propios,
además de percibirlos como un círculo cerrado al que no es fácil entrar.
“No luchan por los trabajadores, luchan por sus propios intereses”.
(EA4. V, 40)
“[...] no ayudan a nada, simplemente tiran para ellos, para su propio be-
neficio”. (EA1. M, 41)
Con respecto a los grupos con mayores facilidades para encontrar hueco
en el mercado laboral, se considera que los que mejor lo tienen son los
que están en mejores condiciones económicas, puesto que se pueden per-
mitir ir a la universidad, que –cada vez– es más cara o pueden permitirse
ir al extranjero. Además, vuelve a asomar el tema de los enchufes y los
contactos, que posibilitan el acceso a determinados puestos de trabajo, a
los que la gente de a pie no puede acceder con la misma facilidad.
“Aquí en España siento mucho que las cosas van por influencias, ¿no?
Es decir, yo trabajo en esto porque me ha metido mi amigo Pepito, ¿sa-
bes? O porque tengo un familiar...”. (EA6. V, 41)
Por último, los grupos con peores condiciones, o peor acceso, para entrar
al mercado laboral son las personas sin estudios, las mujeres y las perso-
nas mayores de 45 años. Las personas sin estudios, porque no pueden ni
siquiera acceder a mundo laboral, y –si lo hacen– es de antemano con
unas condiciones precarias; las mujeres, porque sigue existiendo discrimi-
nación sexual en el trabajo y porque no han conseguido la conciliación la-
boral y, finalmente, las personas mayores de 45 años, porque las empresas
no quieren contratarlas.
Los mayores
En los discursos de la trayectoria laboral de las personas mayores vemos
claras diferencias con las trayectorias de los más jóvenes. En primer lu-
gar, respecto a la facilidad para encontrar empleo. En segundo lugar, res-
pecto a la estabilidad en el trabajo. Los mayores declaran que han tenido
siempre un trabajo fijo, algunos –incluso– solo han tenido un trabajo a lo
largo de toda su vida. Además, destacan la “facilidad” de ascender en los
puestos de trabajo según el paso de los años.
“[...] a los 12 años empecé de aprendiz en una empresa textil y con el
tiempo ascendí a la categoría de zurcidora”. (EM1. M, 69)
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“Empecé de auxiliar administrativo y he terminado siendo oficial”.
(EM4. V, 65)
“Yo en Repsol era fija y fui ascendiendo poco a poco”. (EM3. M, 69)
Este es el claro ejemplo del modelo de organización jerárquico industrial
y fordista. Por último y en tercer lugar, respecto a las condiciones de tra-
bajo. Los mayores declaran que, en todos sus empleos han tenido contra-
tos fijos, de ocho horas, con remuneración de horas extra... A diferencia
de los jóvenes que como decían, han entrado en el mundo laboral desde el
principio con condiciones de trabajo precarias.
“[...] contrato fijo desde el primer día. [...] jornada de trabajo de ocho
horas de lunes a viernes, y si nos salíamos de ese horario, nos pagaban
las horas, y siempre las han pagado, no tuvimos ningún problema”.
(EM4. V, 65)
En relación al mundo del trabajo actual, los mayores ven grandes cam-
bios, sobre todo negativos. Relacionados con la inestabilidad de los con-
tratos, la cantidad de paro que existe, el control que se tiene hacia los tra-
bajadores, las condiciones de trabajo... Cambios que se perciben si
comparamos el trabajo que tenían las personas mayores al empezar y el
que han tenido los jóvenes.
“Cuando yo empecé, había trabajo para todos, los sueldos dentro de lo
que cabe estaban bien, horas extras las había a raudales, todas las que
quisieras, y era lo que hacía que el sueldo fuera bastante decente”.
(EM1. M, 69)
“Son trabajos que no valen para nada, porque son dos meses, tres meses,
y no hacen fijos a nadie”. (EM4. V, 65)
“[...] no estaban tan pendientes de ti [...] y ahora están como más pen-
dientes de cumplir objetivos y te exigen más.” (EM3. M, 69)
Respecto a los estudios, se aprecia que, aunque hubiera trabajo para to-
dos, sí que suponían una ventaja para encontrar un trabajo, puesto que –
en aquella época– las personas con estudios eran más escasas que en la
actualidad.
“Me fue muy fácil (encontrar trabajo) porque en los años setenta y algo,
tener bachiller superior era muy importante, no todo el mundo tenía un
bachiller superior”. (EM4. V, 65)
En cuanto al gobierno y los sindicatos, la visión es muy negativa. Los ma-
yores perciben que el Gobierno no se preocupa por los trabajadores ni de
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resolver sus problemas y que nunca se ha preocupado. Por otro lado, la
visión que tienen en relación a los sindicatos sí discierne de la de las per-
sonas más jóvenes, puesto que han vivido la época de la lucha sindical.
Valoran el pasado de los sindicatos porque recuerdan la época en la que
los sindicatos lucharon por los derechos de los trabajadores. Sin embargo,
la visión que tienen de su papel actual es negativa.
“Antes eran un poco más fuertes porque hacían más caso, pero ahora los
sindicatos no hacen caso para nada. Dicen una cosa y luego hacen
otra”. (EM3. M, 69)
Con respecto a los colectivos que mayores dificultades tienen a la hora de
encontrar trabajo, se repiten las declaraciones de que son los jóvenes y las
personas mayores de 45 años, sobre todo estas últimas que “son demasia-
do jóvenes para jubilarse pero demasiado mayores para poder volver a
conseguir un trabajo”. (EM1. M, 69)
Respecto a la mujer, los entrevistados piensan que ha mejorado su situa-
ción en el mundo del trabajo y que pueden acceder a puestos a los que, en
sus épocas no podían, pero que –sin embargo– siguen existiendo diferen-
cias referidas, sobre todo, a la diferencia salarial entre los sexos, aunque
se desempeñe el mismo trabajo. A esto hay que añadir que los discursos
se radicalizan más si la entrevistada es una mujer que si es un hombre.
Los hombres consideran que se ha equilibrado más la diferencia entre va-
rón-mujer, que las propias mujeres.
Conclusiones
El mundo del trabajo en España ha dado un gran salto desde la década de
los años setenta hasta nuestros días. Este cambio se vio originado, en pri-
mer lugar, por el cambio de modelo productivo que llegó con la democra-
cia, en la que se puso fin a la predominancia del modelo industrial fordis-
ta y a la norma del pleno empleo, fenómenos avivados por la llegada de la
desregulación de la reforma laboral de 1984. En esta etapa, las caracterís-
ticas de la organización del trabajo eran la estabilidad laboral (pues los
empleos eran con contratos fijos), las buenas condiciones de trabajo, la
seguridad de ascenso en el trabajo –si permanecías en la empresa durante
muchos años– y la falta de necesidad formativa para obtener un puesto de
trabajo. Características que se ven reflejadas, claramente en las entrevis-
tas de las personas mayores. Sin embargo, la llegada de la globalización
de la mano de las innovaciones tecnológicas y la competitividad interna-
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cional, unida a las diversas crisis que han asolado a España, dieron un
vuelco al mercado de trabajo. En este contexto, los distintos gobiernos
que ha tenido España han seguido una tónica de reformas laborales, cuyo
objetivo principal ha sido mitigar el desempleo. Sin embargo, para lograr
este objetivo, los gobiernos han optado por flexibilizar el mercado y dar
lugar a un mercado segmentado por la temporalidad laboral, la malas con-
diciones laborales y la pérdida de derechos sociales, que se han ido agra-
vando conforme se ha mundializado más la economía, hasta llegar al pun-
to en el que nos encontramos en la actualidad que es, posiblemente, el
peor momento de la historia del trabajo en España. Frente a la estabilidad
y seguridad laboral, características de los años setenta y ochenta, nos en-
contramos en la actualidad con que la norma es la precariedad laboral y el
desempleo masificado, a lo que se unen mayores exigencias en el merca-
do laboral y la necesidad de formación educativa, debido a la competitivi-
dad internacional. Además, hay que señalar que la educación, respecto al
trabajo, encierra una paradoja pues, como señala Ulrich Beck:
“Por una parte, los títulos educativos son cada vez menos suficientes para
garantizar la existencia profesional, y por tanto son desvalorizados. Por
otra parte, esos mismos títulos se vuelven más necesarios para poder par-
ticipar en la lucha por los escasos puestos de trabajo, y por tanto son re-
valorizados” (Beck, 2010: 127).
Por otro lado, es importante señalar que los efectos perversos de estas
transformaciones no han tenido el mismo impacto para todos los indivi-
duos: los jóvenes (sin experiencia), las personas mayores de cuarenta y
cinco años (que ya no están “capacitadas”) y las mujeres, son los más per-
judicados, a las que se añaden, en menor medida, las personas sin estudios.
Todo esto se relaciona con el declive sindical. En otro tiempo los sindica-
tos hacían de puente para conseguir mayores derechos laborales o para
frenar su pérdida, sin embargo, hoy en día, esto no es así. Los sindicatos
ya no cuentan con el apoyo de los trabajadores, quizá porque se han que-
dado obsoletos en un sistema postindustrial, quizá porque se han apoltro-
nado en sus puestos (esta es la opción con la que más comulgan los entre-
vistados). En cualquier caso, los sindicatos deberían adaptarse a las
nuevas formas del trabajo, pero sin que esto suponga un declive en la ne-
gociación colectiva (Supiot, 1999) o intentar renovarse para llegar a sec-
tores más amplios de la sociedad.
Por último, hay que señalar que, si bien el mundo del trabajo ha sufrido
grandes transformaciones, hay una cosa que no ha cambiado, o que ha
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cambiado pero no todo lo que debería: el papel de la mujer. Aunque se
perciba y se sienta una evolución y una mejoría respecto a la mujer y su
inserción laboral, todavía estamos lejos de la igualdad entre sexos en el
trabajo, tanto en cuestiones de paro, ocupación y salario (como se veía en
el apartado 3), como en relación a la conciliación laboral, como reflejan
los entrevistados.
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