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Con la integración de todo lo expuesto (Figura 4), se puede advertir que
un elemento que se ha mostrado fundamental en el análisis realizado has-
ta ahora ha sido la globalización que, en su dimensión económica, se en-
cuentra muy vinculada al sistema productivo y laboral. La globalización
se vive como un proceso socioeconómico que genera grandes dosis de in-
certidumbre. Y una de sus principales manifestaciones materiales es la
crisis económica global, la cual genera enormes estragos en el funciona-
miento del mercado de trabajo nacional. Esta nueva realidad obliga tam-
bién a cambiar la perspectiva y el modo de pensar que, ahora, debe de in-
corporar esta nueva perspectiva global en el análisis y la toma de
decisiones. Pero, este marco global ofrece escasas certezas más allá del
impacto y la notable importancia de las nuevas tecnologías, la necesidad
de reformas estructurales y del incremento de la flexibilidad laboral. La
globalización, pues, se convierte en un concepto muy significativo desde
el punto de vista social y político, por la importancia que tiene en las es-
tructuras sociales y los cambios que produce en estas. En este sentido, la
incertidumbre que genera la globalización es un importante reto político
que, además, se intensifica durante los años de crisis económica, así como
sus efectos en la ineficacia del mercado de trabajo.
En este escenario de incertidumbre y crisis económica, el poder político
ha de intervenir con el fin de gestionar los posibles efectos en el bienestar
de la ciudadanía. Para ello, necesita realizar una “definición política” pre-
via de la realidad o problema a intervenir. Sin embargo, se encuentra con
una gran dificultad para realizar este diagnóstico, al menos, con un cierto
nivel de seguridad o certeza que permita garantizar la adecuación de las
medidas de intervención. La dificultad viene dada no sólo por la incerti-
dumbre señalada, sino –también– por los cambios derivados de la globali-
zación económica, los nuevos criterios de productividad económica, los
cambios sociales que arrastra y que, también, se manifiestan en la gestión
de la fuerza laboral del mercado de trabajo. En definitiva, cualquier ac-
ción política incorpora, intrínsecamente, una orientación al futuro, sin
embargo, se encuentran que la incertidumbre hace más compleja la deli-
mitación del problema a intervenir. De este modo, la capacidad de acción
política se ve condicionada por el contexto.
Los cambios provocados por el contexto no tienen espera ni pasan des-
apercibidos. Las situaciones problemáticas, como el desempleo, emergen,
se agravan y se visualizan en la sociedad, ya que se manifiestan en las
personas y en sus condiciones de bienestar. Esta manifestación de los pro-
blemas sociolaborales, en la individualidad de la ciudadanía, refuerza el
MARÍA BELÉN GARCÍA-PALMA