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Código de Referato: SP.245.XLVI/18
http://dx.doi.org/10.22529/sp.2018.46.05
Estrategia discursiva anti statu quo
en la transformación del sistema
de partidos en tres países de
América Latina
Gisselle de la Cruz Hermida
*
Rafael Enrique Valenzuela Mendoza
**
Resumen
En la década de los noventa América Latina enfrentó una profunda crisis
social, en gran medida, derivada de la adopción del modelo económico
que proponía el consenso de Washington. Estos ajustes se aplicaron en
un breve lapso de tiempo y sin considerar variaciones de acuerdo a las
condiciones socioeconómicas propias de cada país. El esquema econó-
mico —novedoso en esa época— transformó el panorama de jerarquías
sociales y la forma en que el estado mediaba y articulaba los distintos in-
tereses. Estas transformaciones estructurales profundizaron algunos de
los clivajes históricamente presentes y configuraron otros nuevos. Nues-
*
Profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México.
**
Profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México.
STUDIA POLITICÆ Número 46 primavera/verano 2018-2019 – pág. 137-168
Publicada por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales,
de la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, República Argentina.
46 primavera/verano 2018--2019
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STUDIA POLITICÆ
tro trabajo busca explorar la forma en que los clivajes fueron adoptados
discursivamente dentro de lo que hemos definido como estrategia anti
statu quo. En dicha estrategia agrupamos las categorías: 1) antiestablish-
ment, 2) rupturista, 3) populista y 4) outsider táctico, mismas que serán
analizadas en los discursos de Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Mora-
les. Paralelo al análisis del discurso hemos considerado los indicadores
de volatilidad electoral y número efectivo de partidos a fin de advertir
los cambios experimentados dentro del sistema de partidos. Dado que se
trata de un estudio de pocos casos no podemos inferir implicaciones de
causalidad entre la estrategia discursiva anti statu quo y la transforma-
ción del sistema de partidos. Analizar descriptivamente estas variables
dentro de un mismo contexto temporal y espacial nos permite contrastar
en estos tres supuestos algunas de las aproximaciones teóricas (Lipstet y
Rokkan 1967, Ware 2004) que explican la transformación del sistema de
partidos a partir de la estructura de clivajes y del potencial de los lideraz-
gos opositores para explotarlos discursivamente.
Palabras clave: Estrategia discursiva anti statu quo – Clivajes sociales –
Transformación del sistema de partidos
Abstract
In the 90’s countries in Latin America overcane a vast social crisis,
mainly, due to the adoption of a new economic model which was propo-
sed by the Consensus of Washington. Those economical adjustments
were applied in a short period of time, without considering any variatio-
ns in accordance to socioeconomic conditions of each Latin American
country. The new proposed economical model allows a transformation in
the social hierarchies and the form in which the state negotiates and arti-
culates strong issues. Those structural transformations deepened some
historical cleavages and configured the incoming ones. The aim of this
work is to explore the form in which cleavages have been incorporate-
dinto the discourse defined by us as anti-status quo strategy. In such stra-
tegy we group the following categories: 1) antiestablishment, 2) ruptu-
rist, 3) populist and 4) outsider tactic, throughout speeches by Hugo
Chávez, Rafael Correa and Evo Morales. Parallel to the discourse analy-
sis, we had considered other indicators such as electoral volatility and
the effective number of parties with the ain of observing changes inside
the political party system. Given that, our study treats few cases, we can-
not infer on the implications of causalities between discursive anti status
quo strategies and the transformation of political party system. Analyze
in a descriptive form those mentioned variables inside a similar spatial
and temporal context allow us to make a contrast in those three cases of
study in agreement with other theoretical approximations (Lipstet y
Rokkan, 1967; Ware, 2004) that explain the transformation of political
party system due to a structure of cleavages and the potentiality for op-
position leadership to exploit them discursively.
139
Key words: Discursive Strategy anti Status Quo – Social Cleavages –
Transformation of Political Party System
Introducción
El objetivo de este trabajo es describir lo que hemos definido como estra-
tegia discursiva anti statu quo (De la Cruz, Valenzuela 2017). Dentro de
la misma hemos considerado cuatro categorías de análisis: 1) anti esta-
blishment, 2) populista, 3) rupturista y 4) outsider táctico. El análisis se
centrará en el período en el que Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Mora-
les desafiaban el statu quo y buscaban la presidencia en sus respectivos
países. El interés por indagar en este tipo de estrategias obedece a que en
los tres supuestos hablamos de casos exitosos toda vez que los tres líderes
asumieron la presidencia de Venezuela, Ecuador y Bolivia, respectiva-
mente. Nuestro análisis se circunscribe a las hipótesis que han elaborado
otros trabajos (Ware, 2004) las cuales sostienen que este tipo de lideraz-
gos logra impactar en el sistema de partidos en razón de su capacidad
para interpretar o leer el conflicto que deriva de la estructura de clivajes
sociales (Lipstet y Rokkan 1967, 2001).
Las escisiones sociales son potenciales detonantes de cambio social. La
llamada tercera vía (Giddens, 1999) se fundamenta en la idea del consen-
so sobre ciertos valores individuales y económicos. Estos valores rompen
con los antagonismos históricos de izquierda y derecha a cambio de la
idea de un centro radical como ideología hegemónica. Mouffe (2016) ex-
plica que los antagonismos hacia los modelos hegemónicos centristas que
promueve el neoliberalismo han sido el detonante de los cambios políti-
cos que se han suscitado en las últimas décadas dentro de Europa y Amé-
rica Latina. Ahora bien, ¿de qué manera se construyen o se canalizan es-
tos antagonismos en el seno de las democracias contemporáneas? Sin
duda, una primera respuesta apuntaría hacia el conflicto social espontáneo
que se traduce en los llamados ciclos de acción colectiva (Tarrow, 2004).
Sin embargo, en el marco de los modelos democráticos, estos cambios tie-
nen lugar en las urnas, lo que sitúa a la contienda electoral en el punto de
partida de las transformaciones sistémicas. Es aquí donde la construcción
de liderazgos y las estrategias discursivas para ganar lealtades sociales
que se expresen en preferencias electorales cobra un papel fundamental.
Como lo sugieren Magrini y Quiroga (2017), en su propuesta para esta-
blecer un enfoque de análisis del discurso político-comunicativo, es fun-
damental abordar lo comunicativo “como un proceso que se configura
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desde la enunciación, las mediaciones y la recepción”; mientras que ob-
servan lo político desde perspectivas como “la hegemonía, el antagonis-
mo, las articulaciones entre las identidades políticas, las resistencia se in-
cluso las complicidades de la memoria popular con lo masivo y con lo
hegemónico.” (Magrini y Quiroga, 2017: 103).
Las ideas apuntadas en los párrafos precedentes sustentan nuestro inte-
rés por abordar las estrategias discursivas de los liderazgos opositores al
statu quo. El discurso es el punto medular del debate político, a través
de él se construyen antagonismos y se definen nuevas identidades colec-
tivas. Desde la perspectiva de nuestro trabajo, el discurso tiene la capa-
cidad de generar nuevas adhesiones políticas mediante definiciones que
reivindican la representación de los intereses excluidos y la formación
de un nuevo espacio de identidad que determina la frontera del ellos y el
nosotros, transformando las dinámicas de la competencia política tradi-
cional.
La estructura del artículo es de tres apartados. El primero, aborda las
orientaciones teóricas que sostienen la idea de los clivajes sociales como
el elemento clave de la competencia política y la transformación del siste-
ma de partidos. Dentro de estas orientaciones destacamos aquellas que re-
conocen la presencia de liderazgos de oposición como el detonante del
realineamiento y colapso del sistema de partidos (Ware, 2004 y Dietz y
Mayers, 2007). Desde nuestro enfoque, el análisis de este tipo de lideraz-
gos, se basa en las estrategias discursivas.
La definición de las dimensiones sobre las que hemos construido la idea
de liderazgos anti statu quo, se desarrollará en el segundo apartado. Di-
chas estrategias pueden analizarse a través de categorías o criterios tipo-
lógicos de diferenciación entre las mismas. El tercer apartado pone a
dialogar las estrategias anti statu quo y las distintas dinámicas de trans-
formación del sistema de partidos. Construimos este diálogo bajo una
aproximación empírica en la que estudiamos las estrategias discursivas
de los entonces candidatos o líderes opositores, Hugo Chávez, Evo Mo-
rales y Rafael Correa. En cada uno de los tres supuestos analizamos
también los posibles realineamientos o colapso de los partidos, apoyán-
donos en las variaciones de los indicadores de sistema de partidos de
volatilidad y número efectivo de partidos electorales.
Nuestro interés por retomar el estudio del discurso en el marco de trans-
formaciones políticas profundas se debe a que los esquemas de exclusión
social y política que contextualizaron el surgimiento de estas tres formas
141
de liderazgo aún prevalecen, lo que podría anunciar una reproducción del
fenómeno en otras latitudes con contextos políticos similares. La dinámi-
ca de transformación de los sistemas de partidos en la Europa mediterrá-
nea y la emergencia de liderazgos populistas de extrema derecha en Esta-
dos Unidos y en el resto de Europa podría ser una pauta evidente de la
reproducción de este fenómeno.
La estructura metodológica de nuestro trabajo se aproxima al análisis de
contenido. Dicho análisis se elaboró a partir de los discursos, entrevis-
tas y spots publicitarios de Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales.
Los documentos fueron integrados dentro del programa Maxqda. Este
programa nos permitió analizar comparativamente cada documento y
asignar a cada uno un sistema de códigos, el cual se refiere a las cate-
gorías de la estrategia discursiva anti statu quo: 1) antiestablishment, 2)
rupturista) 3) populista, 4) outsider táctico. Cada código o categoría fue
asignado analizando el cuerpo de los documentos e identificando en él
las dimensiones o características que integran cada una de estas catego-
rías. El programa contiene algunas herramientas analíticas y visuales
que ayudaron a identificar la frecuencia o la intensidad con la que apa-
recía cada una de las categorías dentro del discurso. Estos resultados se
integraron en una tabla que muestra el comportamiento de las catego-
rías en los tres casos. Dentro de las aproximaciones empíricas de nues-
tro trabajo también evaluamos el grado de transformación del sistema
de partidos a través de los indicadores de volatilidad electoral y número
efectivo de partidos. Nuestro trabajo es un estudio de pocos casos y, por
tanto, no podemos extraer generalizaciones en torno a las posibles rela-
ciones de implicación entre la construcción de un discurso y la transfor-
mación del sistema de partidos. Nuestro objetivo es describir el com-
portamiento conjunto de estas variables dentro de los tres supuestos,
partiendo de las directrices teóricas que hemos sugerido en los párrafos
precedentes.
Hemos seleccionado estos tres casos de liderazgo porque encontramos
que en los tres casos convergen contextos previos que retratan la imposi-
ción de modelos económicos y hegemonías ideológicas que derivaron en
crisis sociales. En los tres supuestos observamos la emergencia de nuevos
liderazgos, con características similares que parecen reafirmar las tesis en
torno a las líneas de división social y su explotación desde el discurso. De
igual forma, de acuerdo a los indicadores que hemos expresado, en los
tres supuestos se advierte el realineamiento y colapso del sistema de parti-
dos tradicional.
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Estrategias de competencia y transformaciones del sistema de
partidos
La adopción de un nuevo modelo económico y su sustentación ideológi-
ca planteaban la convergencia de las ideologías y las estrategias de los
partidos hacia el centro político. El centro constituía la hegemonía ideo-
lógica (Mouffe, 2016) que marcaba la pauta de las relaciones económi-
cas, políticas y sociales. Cuando la competencia partidista se movió ha-
cia el centro del espectro político la representación de intereses de clase
de los partidos de masa y la existencia de programas ideológicos se
transformaron en estrategias “atrápalo todo”, para captar el mayor al nú-
mero de votantes. Algunos estudios advertían sobre la inviabilidad de
esta lógica de competencia.
El problema de los modelos de partidos atrapa todo es que no se intenta
dividir a la gente en torno a los ejes de las divisiones sociales. A corto
plazo puede tener éxito a la hora de movilizar a los votantes, pero a más
largo plazo muchos de estos votantes pueden pasarse a partidos que ex-
ploten los ejes de conflicto (Ware, 2004: 357).
Para Ware (2004) los conflictos surgen por escisiones en los factores de
orden material, puede que no estén vinculados directamente a la clase,
pero sí lo están con los esquemas de la dirección económica por parte del
Estado, del esquema de distribución de los recursos y de la supremacía
del espacio privado sobre el espacio público.
La política de ajustes en América Latina pronto derivó en crisis sociales
que recrudecieron los esquemas de exclusión social y política. La pro-
testa callejera fue la expresión más clara de la crisis social y su repre-
sión a manos del Estado la manifestación más evidente que desde lo
político no existían espacios para el disenso y la presencia de antagonis-
mos en contra de los modelos hegemónicos. La existencia de determina-
dos contextos, vinculados con problemas territoriales, étnicos o el decli-
ve de la economía, podrían dar lugar a oposiciones fuertes con
capacidad para minar la estabilidad del régimen (Lipstet y Rokkan,
1967, 2001). La posibilidad de que surjan estas oposiciones es mayor
cuando la respuesta institucional no satisface las demandas y el descon-
tento y los nuevos intereses no encuentran representación en ninguna de
las opciones políticas existentes.
Las líneas de conflicto representan privaciones económicas y el menos-
cabo de derechos básicos. Ambos factores podrían ser factores que inci-
dieran en la conformación de nuevos liderazgos y en las estrategias que
143
estos desarrollan para construir lealtades electorales. Nuevos conflictos
son nuevos esquemas de representación de intereses. Muchas de las
oposiciones que en las últimas décadas han surgido en América Latina y
Europa están asociadas a la existencia de líneas de conflicto social y a
los nuevos liderazgos que las visibilizan a través de sus discursos.
El trabajo de Dietz y Mayers (2007) describe los procesos de transfor-
mación del sistema de partidos en razón de las preferencias electorales
frente a una nueva oferta política. Bajo una suerte de cadena secuencial
en la que el sistema tradicional “frozen” pasa por una fase de desconge-
lamiento “thaw” hasta llegar a su colapso total “deluge”. Estos autores
asocian la transformación del sistema de partidos en función del grado
de apoyo social y el surgimiento de nuevas fuerzas políticas. Hay su-
pportiveshift, cuando se presenta un cambio en las preferencias partida-
rias y los electores de un partido deciden apoyar a otro que también for-
ma parte de los esquemas de competencia tradicional; el dealignment
sucede cuando un número importante de electores que votaban por los
partidos tradicionales deja de identificarse con ellos; el realignment
ocurre cuando las preferencias partidarias se trasladan hacia un nuevo
movimiento o partido, llegando a casos extremos frente a un alto abs-
tencionismo, movimientos o violencia política. La transformación más
importante tiene lugar en el party system collapse, se trata de una pro-
funda crisis de legitimidad del sistema que pierde su capacidad de agre-
gar intereses, alentando el desarrollo de liderazgos personalistas antiste-
tablishment u outsiders.
McAllister (2007) advierte una tendencia hacia la personalización de la
política. El electorado suele identificarse con el proyecto político de un lí-
der más que con las bases programáticas de los partidos, las tendencias
electorales de las últimas décadas evidencian que los escenarios marcados
por una fuerte volatilidad electoral coinciden con la presencia de lideraz-
gos de carácter personalista. Las estrategias discursivas pueden tener un
impacto significativo en la forma en que la sociedad percibe la realidad
política y en el modo en que los nuevos líderes construyen afinidades so-
ciales. Van Dijk (2009: 63) señala que:
El ejercicio y el mantenimiento del poder social suponen un marco ideo-
lógico. Este marco, que consiste en cogniciones socialmente compartidas
fundamentales, relacionadas con los intereses de un grupo y sus miem-
bros, se adquiere, confirma o cambia principalmente a través de la comu-
nicación y el discurso.
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Destacamos que nuestro trabajo no ofrece evidencia a partir de la cual po-
damos inferir si la estrategia discursiva tiene un carácter preformativo con
respecto a los nuevos clivajes. No obstante, consideramos que nuestro es-
tudio sí identifica en la estrategia discursiva una forma de reinterpretar o
visibilizar las líneas de división social, fuentes estructurales del conflicto
que enmarca nuevas ofertas de representación de intereses. El discurso se
convierte en una forma de articular los intereses que convergen en torno a
las líneas de división social y que determinarán las pautas de competencia
política. La existencia de viejos y nuevos clivajes y la capacidad de los lí-
deres para construir afinidades sociales en torno a dichos clivajes podría
ser uno de los factores con mayor potencial para explicar las transforma-
ciones políticas de América Latina en las últimas décadas.
Como ya lo anunciamos en la parte introductoria de este trabajo, en este
punto, también queremos destacar que nuestro trabajo no elabora supuestos
de implicación entre la estrategia discursiva anti statu quo y la transforma-
ción del sistema de partidos. La elaboración de relaciones de implicación
obligaría a la construcción de una muestra más amplia de casos. En nuestro
estudio de pocos casos, queremos aproximarnos a criterios descriptivos so-
bre la estrategia discursiva anti statu quo. Mostrar este tipo de estrategias,
conjuntamente con la transformación del sistema de partidos, busca aportar
supuestos para la elaboración de futuras hipótesis en torno a la relación en-
tre clivajes, liderazgos y transformación del sistema de partidos.
En los siguientes apartados describiremos la estrategia discursiva anti sta-
tu quo. Esta estrategia agrupa distintas dimensiones de análisis de discur-
so a partir de las cuales se pretenden establecer pautas de diferenciación
entre estrategias antiestablishment, rupturistas, populistas y de outsider
táctico. Consideramos que estas estrategias resultaron exitosas para los lí-
deres porque, en gran medida, exponen las condiciones sociales críticas
que derivaron de la adopción de nuevos modelos económicos. De hecho,
como se advertirá del análisis, cada una de estas estrategias visibiliza y
explota clivajes vinculados con la clase social, la raza, el modelo econó-
mico o el empoderamiento de la sociedad frente a los políticos.
Categoría discursiva anti statu quo: estrategia antiestablishment
Barr (2009) señala que en la mayoría de los estudios la expresión anties-
tablishment, outsider, populista, suelen emplearse como sinónimos cuan-
do no los son. Barr describe como antiestablishment al tipo de oposición
145
que busca desplazar a la elite en el poder. Este tipo de oposición actúa
dentro de un contexto social que le es propicio, dado el descontento social
con la situación que, de forma estructural o coyuntural, representa un de-
terioro de las condiciones de vida por factores económicos principalmen-
te. El éxito de este tipo de estrategias radica en su capacidad de lograr
apoyo social a través de la difusión y aceptación de un mensaje. Es a tra-
vés del mensaje donde radica la estrategia antiestablishment.
Schedler (1996) señala que estas estrategias discursivas siguen una espe-
cie de código binario orientado a reafirmar los clivajes gobernantes vs go-
bernados o gobernantes vs oposición antipolíticos o antiestablishment. El
gobierno es visto como un círculo homogéneo y cerrado, autoritario, y es
el enemigo a vencer. La oposición construye una imagen de sí misma con-
traria a las características negativas con las que se ha identificado el go-
bierno. El elemento personalista puede estar presente en este tipo de lide-
razgos, pero no constituye uno de sus rasgos definitorios.
De igual manera, en el ámbito de la competencia electoral pueden estar
fuera de la estructura partidista tradicional, pero su posición en el espec-
tro de la competencia tampoco determina su naturaleza antiestablishment.
Puede tratarse de un partido o un liderazgo fuera del sistema de partidos
tradicional sin que su mensaje vaya orientado al reemplazo de la elite tra-
dicional. Un rasgo que quizá pudiera caracterizar este tipo de estrategias
se asocia más con el grado de polarización ideológica. No debe perderse
de vista que el potencial de esta estrategia radica en el impacto de su
mensaje, es probable que los mensajes se construyan bajo ejes ideológi-
cos opuestos a los que sustenta el partido en el poder.
Categoría discursiva anti statu quo: rupturista
Como rupturista definimos aquella estrategia que busca quebrantar los
marcos ideológicos, el modelo económico y los diseños institucionales
que sustentan en el poder a la elite tradicional. Este discurso apelará a la
ruptura de los valores e instituciones que legitiman el origen y el ejercicio
del poder dentro del régimen político. Propondrá un cambio radical a tra-
vés de vías o instrumentos que rompen con el orden institucional estable-
cido. El mensaje rupturista se diferencia de la categoría antiestablishment,
en que éste puede llegar a proponer desplazar a la elite política, a los par-
tidos tradicionales, pero dando continuidad al marco institucional estable-
cido o de acuerdo con las mismas orientaciones ideológicas. Por el con-
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trario, un mensaje rupturista, además de desplazar a la elite, buscará susti-
tuir los valores o la ideología, así como algunos de los diseños institucio-
nales.
Otro aspecto importante de la estrategia rupturista se refiere al tipo de cam-
bio que se requiere y a los instrumentos necesarios para llevarlo a cabo. En
este sentido, el cambio propuesto siempre será de carácter radical, propon-
drá el reemplazo de las instituciones a través de la creación de una nueva
Constitución. Esto es un aspecto sumamente importante dentro de la estra-
tegia rupturista, ya que en una constitución se consensan los aspectos fun-
dancionales de orden ideológico y los diseños institucionales. Contempla
los valores, las normas y las estructuras de autoridad (Easton, 1967).
En Perú, la oposición encabezada por Alejandro Toledo buscaba la salida
de Fujimori del poder. No obstante, a pesar del reemplazo de la elite fuji-
morista, muchos de los esquemas institucionales establecidos prevalecie-
ron, entre los que destaca la Constitución vigente, promulgada en 1993
bajo el gobierno de Fujimori. En el caso de Venezuela, Rafael Caldera, se
postuló para las elecciones de 1993, desvinculándose completamente de
COPEI a través de la creación de un nuevo partido, Convergencia. Este
hecho fue un factor determinante para el realimento del tradicional bipar-
tidismo venezolano en la elección de 1993. En el discurso de Rafael Cal-
dera y en la declaración de principios de Convergencia se encuentran al-
gunos elementos que pueden ser matizados de antiestablishment:
1
sin
embargo, Convergencia siempre se apuntaló como un partido conservador
que transitaba por las vías institucionales del orden establecido. Ambos
supuestos muestran que puede darse el caso de que la oposición logre co-
lapsar el sistema de partidos tradicional y logre desplazar a la mayoría de
la elite política en el poder, pero la estructura institucional o los valores
sigan vigentes.
Categoría discursiva anti statu quo: Populista
Con respecto a la estrategia populista, Laclau (2006) sostiene que la
mayoría de los estudios que abordan el populismo se basan en una
1
La Declaración de Principios y Programa de Acción, sostiene que “ante el esquema
tradicional de toma de decisiones en los partidos políticos, en Convergencia buscamos
una efectiva participación de los líderes y las comunidades. Nuestro símbolo es así una
pirámide invertida, en la cual las opiniones de todos convergen en una estrategia de ac-
ción. Convergencia lucha por implantar un modelo moderno de organización política,
acorde con la exigencia de los nuevos tiempos”.
147
GISSELLE DE LA CRUZ HERMIDA - RAFAEL E. VALENZUELA MENDOZA
descripción de sus características sin que exista una definición orien-
tada a definirlo como un fenómeno de la vida social. Esta tendencia
obedece en parte a que el populismo no es un fenómeno delimitable,
más bien se trata de una lógica social que entraña una gran diversidad
de fenómenos.
El autor explica que dentro del entorno político institucional existe una
diversidad de demandas sociales que, en la individualidad de sus objeti-
vos, integran lo que llama “lógica de las diferencias”. Si estas demandas
son satisfechas el sistema político mantendrá su equilibrio. En la ruptura
populista existirá un cúmulo de demandas sociales insatisfechas que, aun
siendo diversas en sus objetivos, serán equivalentes en tanto que no han
sido satisfechas o resueltas por un mismo sujeto. La lógica de las diferen-
cias se transforma en una cadena de equivalencias. Dicha cadena de equi-
valencias adquirirá un sentido simbólico a través de una nueva identidad
colectiva.
Para Laclau (2005) solo hay populismo si existen prácticas político-dis-
cursivas orientadas a la construcción de un sujeto popular y ese sujeto po-
pular define una frontera del espacio social a partir de condiciones como
ellos/nosotros opresores/oprimidos. La cadena de equivalencias es una
precondición que posibilita la reconstrucción del espacio social a partir de
estas polaridades. Una ruptura populista será el resultado de la división
dicotómica del espacio social. Estos argumentos apuntan en la dirección
expresada por Ware (2004) cuando habla de la emergencia de nuevas lí-
neas de conflicto social y la presencia de líderes que saben explotarlas.
La dinámica del populismo depende de la reproducción de esa frontera o
barrera interna entre el ellos y el nosotros. El populismo como estrategia
discursiva definirá al pueblo como un ente colectivo, “los de abajo” for-
man parte de una identidad que puede ser sintetizada y representada en un
todo, en un líder. La sociedad dicotomizada requiere la presencia de un
objeto antagónico, para Laclau (2005) no hay populismo sin la construc-
ción de antagonismos. En consecuencia, el grado de populismo dependerá
de la profundidad del abismo que separa a cada una de las alternativas
políticas.
Sobre la importancia de entender la estrategia a través de la construcción
de un discurso, Panizza (2005) señala que se trata de un modo de identifi-
cación disponible para un actor político en el ámbito del discurso, mane-
jando un imaginario político en el que existe un conflicto entre poderosos
y pobres. La soberanía popular es un actor con una relación de antagonis-
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mo con el orden establecido. El objetivo de las políticas populistas no son
solo los pobres en el sentido marxista, sino también todos aquellos que
han sido excluidos en lo social y en lo político.
Categoría discursiva anti statu quo: outsider táctico
A través del término outsider se define la posición que los líderes y sus
partidos tienen con relación a los partidos tradicionales y su incidencia
en la transformación del sistema de partidos. En importante medida, su
ventaja electoral está influenciada por privilegiar su naturaleza de out-
sider dentro de una estrategia discursiva. Se trata del líder o dirigente
de un partido que adquiere preponderancia electoral sin participar o es-
tar asociado con alguno de los partidos tradicionales o competitivos
dentro del sistema tradicional. El papel preponderante de un outsider
en el ámbito de la competencia política puede obtenerlo participando
como un candidato independiente cuando las reglas electorales así lo
permiten a través de un partido, generalmente en una “lógica simbióti-
ca o de indispensabilidad entre el partido y el líder” (Alcántara, 2004:
19); o bien en asociación con otros nuevos partidos o con partidos que
no son competitivos dentro del sistema tradicional. King (2002) descri-
be una tipología de outsider y señala que el ousider táctico es aquél
que, además de no pertenecer al sistema de partidos tradicional, privi-
legia o enfatiza esta circunstancia dentro de su discurso a fin de ganar
mayor apoyo social.
En este artículo, se sostiene que este conjunto de estrategias, asociadas
a un contexto de crisis, pueden llegar a modificar las pautas de compe-
tencia política hasta llegar al colapso de los partidos tradicionales.
En el siguiente apartado, bajo las categorías de la estrategia anti statu
quo, se analizan los discursos de Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo
Morales. En este acercamiento a la estrategia anti statu quo se elabora
una narrativa sobre los contextos que enmarcaron la llegada de este tipo
de liderazgos. El estudio de las estrategias discursivas se analizará a tra-
vés del análisis de contenido con el apoyo del programa maxqda. A tra-
vés de este programa cada una de las dimensiones de la estrategia anti
statu quo (antiestablishment, rupturista, populista y outsider táctico), se
trasformarán en un sistema de códigos mediante el que se evaluará la
frecuencia o intensidad con la que cada una de estas dimensiones está
presente dentro del discurso.
149
Estrategias anti statu quo y transformación del sistema de
partidos en Venezuela, Ecuador y Bolivia
Caso 1: Hugo Chávez
Durante la década de los noventa, Venezuela se sumergió en un período
de profundas convulsiones sociales derivadas de cambios abruptos en su
contexto socioeconómico. El episodio de contienda del Caracazo en 1989
es un punto de ruptura en la dinámica del poder político que hasta enton-
ces había caracterizado al sistema político venezolano.
Desde el inicio de la década de los ochenta, al interior del ejército, Hugo
Chávez, mediante el Ejército Bolivariano Revolucionario (EBR-200),
alentó la creación de un espacio de disidencia y crítica en contra de la di-
námica de poder que se desarrollaba al interior del ejército y en contra de
la clase política tradicional. Luego del “Caracazo”, según lo expresará el
propio Hugo Chávez, el EBR se transformó en un movimiento cívico mi-
litar a través del Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR-200).
La línea ideológica y la organización del EBR y del MBR-200 revelan
los primeros rasgos anti-statu quo en la estrategia de oposición de Hugo
Chávez. En el artículo 132 de la Constitución de 1961, en ese entonces,
la Constitución vigente, se definía al ejército como una institución “apo-
lítica, obediente y no deliberante”, limitaba su participación activa en po-
lítica, señalando que dicha institución no podía estar al servicio de nin-
guna parcialidad política. Las células del MBR-200 constituían un
instrumento de deliberación política, de movilización y referencia para
un cambio por la vía revolucionaria.
Dentro de la vertiente rupturista, el mensaje de Hugo Chávez se orientó a
definir las vías de solución a la situación de Venezuela a través de diver-
sos instrumentos. En un primer momento, en una vertiente rupturista ra-
dical, la propuesta de cambio apuntó hacia el cambio por la vía de las
armas a través del ejército. En un segundo momento, el Movimiento Bo-
livariano se transformó llevando sus vías de acción por cauces más insti-
tucionales. Como idea de cambio profundo se planteó la convocatoria a
una asamblea nacional constituyente y la contienda por el poder a través
de la vía electoral. Como apuntamos en la descripción de la estrategia
rupturista, el mensaje también contiene aspectos ideológicos en torno al
modelo económico y político, así como el carácter fundacional que se le
confiere a la nueva constitución.
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STUDIA POLITICÆ
“Los oficiales y suboficiales que insurgimos el 4 de febrero lo hicimos
porque realmente no había ningún otro camino, no había ninguna otra op-
ción para romper el esquema de dominación del régimen”. (Entrevista
realizada por el periodista José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare, 30
de agosto de 1992).
“Insurgimos con las armas, cumpliendo además una obligación constitu-
cional, como lo señala el artículo 132 de la Carta Magna, cuando habla
de la función de las Fuerzas Armadas Nacionales y el ya referido ante-
riormente artículo 250 de la misma, el cual autoriza a los pueblos para
hacer uso del derecho a la rebelión” (Entrevista realizada por el periodis-
ta José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare, 30 de agosto de 1992).
“Estamos convencidos que si no transformamos el marco político, ético,
jurídico, que es verdaderamente la raíz de toda la problemática nacional,
aquí no habrá solución ni para la economía, ni para la salud, ni para la
educación, ni para nada” (Entrevista realizada por el periodista José Vi-
cente Rangel en la Cárcel de Yare, 30 de agosto de 1992).
“Para redefinir las bases fundamentales de la República que se vinieron
abajo; las bases jurídicas, las bases políticas, las bases económicas, las
bases morales, incluso, de Venezuela están en el suelo, y eso no se va a
arreglar con pequeños parches” (Entrevista realizada por el periodista
José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare el 26 de marzo de 1994).
“Como la constituyente puede de verdad ser una piedra vital para el nue-
vo tiempo venezolano; cómo puede a través de la constituyente crearse
un nuevo Estado de derecho, parar la miseria, crear un modelo económi-
co que cree fuentes de trabajo, que rescate la pequeña y mediana empre-
sa, que le defina un nuevo papel a los militares en Venezuela para que se
incorporen al desarrollo del país. Todo eso puede lograrse a través de una
Asamblea Constituyente.” (Entrevista realizada por el periodista José Vi-
cente Rangel en la Cárcel de Yare, 18 junio de 1995).
Bajo la estrategia antiestablishment, el mensaje de Hugo Chávez se asen-
tó en la idea de que la solución a la crisis sólo se lograría mediante el re-
emplazo de la elite tradicional.
“Para que haya ese consenso que se salga del marco de las cúpulas parti-
distas y produzca de verdad soluciones estructurales para esta crisis que,
como ya lo hemos dicho, es profundamente estructural”. (Entrevista rea-
lizada por el periodista José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare, 13 ju-
nio de 1993)
151
GISSELLE DE LA CRUZ HERMIDA - RAFAEL E. VALENZUELA MENDOZA
“Yo creo en eso de Víctor Hugo también: no hay nada tan poderoso
como aquello cuya época ha llegado. Aquí, por más maquinaria que ten-
gan los adecos, resulta que no tienen fuerza moral. Por más dinero que
tengan resulta que el país no cree en ellos y sabemos que lo que cree el
colectivo de un sistema político es parte del sistema político”. (Entrevis-
ta realizada por el periodista José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare, 6
de abril de 1998).
“Cualquier gobierno que salga de estas manipulaciones, de estas cúpulas,
de estos arreglos partidistas, indefectiblemente será contrario al interés
nacional y el pueblo venezolano no puede permitirlo”. (Entrevista reali-
zada por el periodista José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare, 13 de ju-
nio de 1993).
En términos de Laclau (2005, 2006), la estrategia discursiva de Hugo
Chávez tiene importantes componentes de naturaleza populista. La dico-
tomización del espacio social sobre la idea del ellos y nosotros también se
entreteje con aspectos antiestablishment. Su discurso tiene un objetivo
claro hacia la polarización social, el polo de “ellos” lo integran los miem-
bros de AD Y COPEI, el polo del “nosotros” lo integran el MBVR y las
clases populares venezolanas. En la construcción de un nuevo espacio so-
cial, Chávez dibuja a una clase política completamente alejada de la reali-
dad social y al movimiento bolivariano como la vía de reivindicación que
sintetizaba y representaba una nueva realidad social para el pueblo vene-
zolano. Ello reafirma la idea de la cadena de equivalencias y la construc-
ción de un mensaje sobre las líneas del conflicto social de las que habla
Panizza (2005).
“No puedo pedirle a nadie que crea en mí a ciegas, pero creo que cual-
quier observador imparcial puede establecer diferencias muy grandes en-
tre esta clase política, demagógica y populista que nos engañó a todos
durante 40 años y nosotros que tenemos una formación distinta, una se-
riedad y una acción comprobada y comprobable en los últimos diez años
de nuestra vida. Ahí está, siempre digo: el que tenga ojos, vea; y el que
tenga oídos, oiga.” (Entrevista realizada por el periodista José Vicente
Rangel en la Cárcel de Yare, 16 de octubre de 1998).
“Nosotros le digo mucho esto a mis compañeros, vamos a demostrarle a
la clase política que no supo conducir a este país”. (Discurso pronuncia-
do en La Habana, 14 de diciembre de 1994).
“Este año nosotros aspiramos a, con el Movimiento Bolivariano, con el
Frente Nacional Bolivariano, polarizar a Venezuela”. (Entrevista realiza-
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da por el periodista José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare, 26 de mar-
zo de 1994).
“Los que van al proceso electoral —donde hay gente honesta también
que respetamos, pero en lo que no creemos es en el proceso electoral—,
ese es un polo y el otro polo que nosotros vamos a alimentar, a empujar y
a reforzar es la solicitud en la calle, con el pueblo, del llamado a eleccio-
nes para una Asamblea Nacional Constituyente” (Entrevista realizada por
el periodista José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare, 26 de marzo de
1994).
Hugo Chávez no sólo es un outsider por su ubicación exógena al sistema
de partidos, sino también es outsider táctico. Su imagen fuera del entorno
de los partidos tradicionales potenció sus estrategias antiestablishment y
populista, ambos elementos reafirmaban su mensaje como la alternativa
de cambio frente a la clase política tradicional.
1. “Como ya lo hemos dicho, una opción verdadera, una opción auténtica
que nos conduzca hacia una salida de esta situación debe ser diseñada,
debe ser construida fuera del ámbito de los cenáculos partidistas”. (Entre-
vista realizada por el periodista José Vicente Rangel en la Cárcel de Yare,
13 junio de 1993)
La transformación del sistema de partidos en Venezuela
La transformación del sistema de partidos en Venezuela puede ser descri-
ta a través de los procesos que apuntan Dietz y Mayers (2007). Desde el
inicio de la década de los ochenta, el sólido bipartidismo venezolano se
resquebrajó, acentuándose poco a poco una tendencia hacia el personalis-
mo (Molina 2000).
Una elección clave para la comprensión de estas transformaciones es la
de 1993. En esta elección se acentuó la tendencia, como una expresión de
voto castigo”, hacia los liderazgos personalistas y regionales, como el de
Irene Saéz y Aristóbulo Istúriz. El detonante para la desarticulación del
bipartidismo fue la salida de Rafael Caldera de COPEI, miembro funda-
dor del partido. En ese año Caldera participó y ganó la elección con el
partido Convergencia, un nuevo partido que contó con la alianza de otras
fuerzas de menor presencia política.
La elección de 1998 significó el realimento y colapso del sistema de par-
tidos. El triunfo de Hugo Chávez a través de MBVR responde, en impor-
153
tante medida, a la crisis endémica del sistema, comprendida incluso por
su propia clase política. Carlos Andrés Pérez, siendo senador por el Esta-
do de Tachira señaló que el apoyo a Chávez era un “castigo” a los parti-
dos, una venganza al sistema.
2
Cannon (2008) señala que la fusión de los
clivajes de clase y de raza son elementos esenciales para comprender la
popularidad y el apoyo electoral a Hugo Chávez.
La transformación del sistema de partidos en Venezuela tuvo lugar desde
el realimento hasta el colapso. En la elección de 1993, las lealtades parti-
darias se trasladaron hacia nuevas alternativas, como fue el caso Conver-
gencia. En 1998 estas lealtades se trasladaron hacia la oferta y el lideraz-
go anti statu quo de Hugo Chávez. En ambos casos, puede hablarse de
realineamiento. El colapso del sistema partidario inició con la integración
de la asamblea constituyente, las fuerzas afines a Chávez alcanzaron un
98 %, concretándose dicho proceso en la elección del 2000 con el triunfo
del MVR (Tanaka, 2001).
Caso 2: Rafael Correa
El episodio de contienda transgresiva de abril de 2005, descrito como “la
Rebelión de los Forajidos”, desencadenó la salida de Lucio Gutiérrez. Este
episodio representó el punto de partida de la llamada “revolución ciudada-
na”, movimiento a través del cual Rafael Correa construyó su oferta políti-
ca y la red de apoyos entre distintas fuerzas progresistas en Ecuador.
El presidente en funciones Alfredo Palacio nombró Ministro de Finanzas
a Rafael Correa, quien impulsó una política económica contraria a la
orientación neoliberal que había caracterizado la política ecuatoriana a lo
largo de la década de los noventa y principios de dos mil. Mostró su es-
cepticismo a la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos
y mantuvo una actitud confrontativa frente a las disposiciones de los orga-
nismos internacionales como el FMI. Tan sólo tres meses después de ha-
GISSELLE DE LA CRUZ HERMIDA - RAFAEL E. VALENZUELA MENDOZA
2
“Porque el pueblo venezolano está siendo víctima de un fenómeno de inconsciencia
que lo ha llevado a una ceguera insólita. Los venezolanos en este momento, agredidos y
humillados por la situación del país, haciendo culpables por muchas razones a los parti-
dos políticos, y a todos los que hemos intervenido en la vida pública, en este momento
no están pensando sino en la venganza. Ellos se sienten representados por un candidato.
Cuando uno le pregunta a un chavista por qué vota por Chávez, nunca dicen porque es
inteligente, sino que señalan que es el único capaz de acabar con todo esto”. Citado en
Revista Venezuela Analítica: http://www.analitica.com/bitblio/cap/entrevista.asp
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154
STUDIA POLITICÆ
ber sido designado ministro, Correa renunció al cargo, lo que desencade-
nó nuevas protestas sociales (Lalander y Ospina, 2012).
La renuncia al cargo por parte del ministro Rafael Correa fue el momento
clave para la llamada “revolución ciudadana”, movimiento político elec-
toral que sirvió de plataforma a Rafael Correa en su ascenso a la presiden-
cia de Ecuador en la elección de 2006 con el partido Alianza Patria Altiva
y Soberana (PAIS). Resultó ganador con el apoyo de otras fuerzas progre-
sistas como el Partido Socialista Frente Amplio, Partido Comunista del
Ecuador, Movimiento Popular Democrático y Pachakutik.
La oposición de Correa al proyecto neoliberal y a las directrices de la po-
lítica económica, determinada desde organismos internacionales, lo situa-
ron como la alternativa política que recogía las demandas sociales que
alentaron las movilizaciones populares que, previo a su llegada, derroca-
ron a tres presidentes Mahuad Witt, Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez.
El discurso de Rafael Correa tiene todos los componentes de lo que he-
mos definido como estrategia discursiva anti statu quo. El contenido an-
tiestablishment es uno de los aspectos que más se acentúan dentro de su
mensaje. Enfatiza la idea de la revolución ciudadana como instrumento de
cambio contra la estructura de elites, mostrándolas como “mafias” res-
ponsables de la situación que el país enfrentaba. El mensaje “vuelve la
patria” hace hincapié en la idea de que el cambio solo será posible si la
“dictadura partidista” salía fuera del gobierno de Ecuador.
“No hay lugar a la indecisión se trata de entre tener patria o seguir siendo
la hacienda del heredero más rico y engreído de este país”. (Discurso de
cierre de campaña en Quito, noviembre 23 de 2006).
“Esta oligarquía corrupta que nos sube la harina, terceriza a nuestros jó-
venes, evade impuestos y después nos puede comprar con limosna, o nos
quiere comprar con limosna”. (Discurso de cierre de campaña en Quito,
noviembre 23 de 2006).
“Si las elites continúan gestionando el poder, no habrá cambio alguno.
Nuestro concepto de desarrollo no pasa porque los ricos estén mejor, sino
porque les vaya mejor a los que les va peor. (Entrevista realizada por la
periodista Federica Zaccagnini, 26 de octubre de 2006).
“Joven no permitan que los dinosaurios políticos de siempre envejezcan
tu corazón, que no te hagan temer ese cambio radical, los tenemos saben
que están derrotados”. (Spot de la campaña de Rafael Correa en el 2006).
155
GISSELLE DE LA CRUZ HERMIDA - RAFAEL E. VALENZUELA MENDOZA
En su vertiente populista, Rafael Correa asumió las reivindicaciones de la
movilización social que por más de una década habían formado parte del
escenario político ecuatoriano. Discursivamente, Correa dividió el espa-
cio social definiendo una clara frontera entre “la oligarquía corrupta y los
ciudadanos”. Se situó como un agente más de la revolución ciudadana en
la lucha contra la que identificaba como oligarquía. En la idea de “revolu-
ción ciudadana” construyó un eje articulador de demandas sociales y un
fuerte elemento de identidad colectiva. Esta división del espacio social
entre “el ellos y el nosotros” definió con claridad la matriz populista en el
mensaje de Correa. Su mensaje profundizaba el sentimiento social de re-
chazo hacia la oferta tradicional y reafirmó los componentes vinculados a
la clase social y la redefinición de la política mediante la participación
popular.
“Es todo un pueblo el que marchará hacia delante; yo seré un mero faci-
litador. Queremos hacer una revolución. Revolucionar la política, echar a
andar una democracia participativa con un poder que responda ante los
ciudadanos y no ante los partidos”. (Entrevista realizada a Rafael Correa
por la periodista Federica Zaccagnini, 26 de octubre de 2006).
Rafael Correa, al igual que Hugo Chávez, es un outsider táctico. El eje
fundamental de su estrategia “revolución ciudadana” versaba sobre la
idea de la ciudadanización de la política, del rol de ciudadano que repre-
sentaba el propio Correa fuera del ámbito de los partidos tradicionales. La
naturaleza outsider dio a Correa la posibilidad de construir una identidad
colectiva en torno a la idea de ciudadanizar la política frente al fracaso de
la clase dirigente. La naturaleza outsider de Correa también generó im-
pacto dentro de un fragmentado y débilmente institucionalizado sistema
de partidos.
“Acabemos con la dictadura de estas mafias que se hacen llamar partidos
políticos, terminemos con los abusos de un Congreso decadente… vamos
juntos a la asamblea nacional constituyente”. (Spot publicitario de la
campaña presidencial de Rafael Correa 2006, tomado del documental
Radiografía de la Revolución Ciudadana).
En cuanto al componente rupturista, a diferencia del caso de Hugo
Chávez, el mensaje de Correa proponía el cambio por vías más institucio-
nales y no a través de la lucha armada. Su propuesta no suponía una rup-
tura violenta con el orden existente sino su transformación profunda a tra-
vés de una nueva Constitución. En su estrategia se acentúan los rasgos
rupturistas, fundamentalmente con la política económica.
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STUDIA POLITICÆ
“La autodeterminación del pueblo ecuatoriano. La revolución social que
necesitamos: porque la educación y la salud se han convertido en privile-
gios. Tenemos que asignar ahí recursos crecientes, tomándolos de los re-
cursos hasta ahora dedicados a satisfacer la deuda de 10 mil millones de
dólares. Exigiré una renegociación de la deuda, haciendo compatible el
pago con nuestro desarrollo. También en el campo económico queremos
una revolución. Actualmente, el sector bancario está batiendo registros
históricos de beneficios, mientras que el país real está en situación
de stress(Entrevista realizada a Rafael Correa por la periodista Federi-
ca Zaccagnini, 26 de octubre de 2006).
La trasformación del sistema de partidos en Ecuador
Mainwaring y Torcal (2005) sugieren que la conflictividad social en
Ecuador derivó en inestabilidad presidencial en razón de la baja institu-
cionalización del sistema de partidos que caracterizó la competencia polí-
tica en Ecuador desde los años noventa y hasta los primeros años de la
década de dos mil. Los autores realizaron una comparación sobre los ni-
veles de institucionalización del sistema de partidos entre países desarro-
llados y países menos desarrollados. Su estudio concluyó que, en los paí-
ses menos desarrollados, el sistema de partidos tiende a tener una mayor
volatilidad, una débil conexión ideológica y programática entre el partido
y la sociedad y un predomino del personalismo. Señalan también que en
las democracias de países más desarrollados puede existir una débil insti-
tucionalización del sistema de partidos sin que esto ponga en riesgo la es-
tabilidad del sistema político. Por el contrario, en las democracias de los
países menos desarrollados que, además, presentan episodios de violencia
política o sobrecarga en las demandas sociales, la débil institucionaliza-
ción del sistema de partidos puede vulnerar la estabilidad del sistema y
hacerla proclive al arribo de fuerzas antisistema.
La baja institucionalización del sistema de partidos fue un factor impor-
tante en el declive de los partidos tradicionales en Ecuador. De acuerdo
a las secuencias de Dietz y Mayers (2007) el realineamiento podría ha-
ber iniciado en la elección de 2002. Después de la destitución de Abda-
lá Bucaram, las fuerzas tradicionales PSC (Partido Social Cristiano), ID
(Izquierda Democrática), PRE (Partido Roldosista Ecuatoriano), y DP
(Partido Conservador-Unidad Nacional y Democracia Popular) a través
de una alianza, convocaron a una asamblea constituyente y aparente-
157
GISSELLE DE LA CRUZ HERMIDA - RAFAEL E. VALENZUELA MENDOZA
mente habían logrado reequilibrar el sistema. Sin embargo, en la elec-
ción de 2002 este escenario se revirtió y los partidos tradicionales ini-
ciaron su descenso cuando dos partidos de reciente aparición en el es-
pectro de la competencia, Partido Pachakutik (PK) y el Partido
Renovador Independiente y Acción Nacional (PRIAN), obtuvieron una
representación importante.
El inicio del colapso fue la elección de 2006, en la que Rafael Correa
resultó electo. En primera vuelta, Álvaro Noboa (PRIAN) obtuvo un
26,83 por ciento de la votación, en tanto que Rafael Correa de Alianza
PAIS obtuvo un 22,84, las fuerzas tradicionales obtuvieron resultados
marginales.
3
En la segunda vuelta, contando con el apoyo de otras fuer-
zas políticas, Rafael Correa ganó la elección con un 56,67 contra un 43,
33 de Álvaro Noboa. El colapso definitivo fue en abril de 2007,
4
en la
que MPAIS ganó 73 escaños con una votación del 56,15 %.
5
El triunfo
de Correa impulsó el realineamiento y el colapso de los partidos tradi-
cionales.
Caso 3: Evo Morales
Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia, luego de haber encabeza-
do algunas de las movilizaciones sociales más importantes, principalmen-
te las del movimiento cocalero. Su llegada al poder fue precedida por un
periodo de fuerte crisis social y el desgaste progresivo de la legitimidad
de la clase política boliviana. Desde la década de los ochenta el sistema
político se sustentaba en el gobierno de tres partidos: Movimiento Nacio-
nal Revolucionario (MNR), Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR) y Acción Democrática (AD). Este esquema tripartito, actuando en
algunos momentos como bloques en coalición con otros partidos peque-
ños, mantuvo la hegemonía política de 1985 a 1997.
3
Según datos del CNE.
4
“De ahí en adelante se sustituyó a la fragmentación por la concentración, a los parti-
dos minoritarios por una sola fuerza con amplia mayoría y a la configuración de bastio-
nes por la votación distribuida proporcionalmente en el territorio nacional. Esto llevó a
que, a pesar de que 22 listas obtuvieron puestos en la Asamblea Constituyente, el núme-
ro efectivo de partidos se redujo a 2,02 y el índice de fragmentación del sistema bajó a
0,51” (P
ACHANO, 2008: 15).
5
Según datos del CNE: https:// app.cne.gob.ec/ResultadosAsamblea2007/AsigEsc/
index.html (fecha de consulta: 14/04/2014
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STUDIA POLITICÆ
Assies y Salman (2003), bajo lo que llaman “democradura” en Bolivia
definen un modelo partidario excluyente y con escasa adaptación a los
cambios de la competencia partidaria. En una especie de “autismo del
sistema partidario”, los partidos permanecieron en su lógica de generar
alianzas para conservar el poder, pero no para incorporar nuevas deman-
das, principalmente aquellas que, como efecto de las políticas de ajuste,
estaban generando fuertes rupturas sociales. Este esquema político des-
embocaría en grandes niveles de abstencionismo y el surgimiento de
fuerzas antisistema.
El discurso de Evo Morales mezcló algunos de los elementos descritos
en la estrategia antirupturista con ejes muy definidos. Máiz (2007) expli-
ca los ejes articuladores del discurso del MAS. El primer eje, el naciona-
lista, postulaba el impulso de la nación boliviana con base indígena, pero
bajo una vertiente plural en la que indígenas, blancos y mestizos forma-
ran parte.
En torno al eje nacionalista también gira una propuesta ecologista, susten-
tada en la base de la protección y defensa de los recursos naturales y la
nacionalización de los hidrocarburos. Un eje muy definido es el antineoli-
beralismo, sobre este eje se presentan los marcos de diagnóstico rupturis-
ta y antistablishment en los que se apunta al Estado boliviano como
neocolonial, imperialista y responsable de la privatización de los recursos
naturales. Otro de los ejes articuladores que apunta Maízes es la promo-
ción de una democracia representativa y participativa en la creación de un
partido político plural, con base indígena y como vehículo para la lucha
por el poder político. Otra de estas vertientes es el reconocimiento e in-
clusión de los movimientos sociales y otras formas de participación políti-
ca. Estos ejes se aglutinan en torno a la idea de un instrumento de cambio
profundo a través de la creación de una nueva Constitución por la vía de
una asamblea nacional constituyente.
Como una de las principales premisas y sobre la base del nacionalismo,
el mensaje de Evo Morales trasmitía la idea de la refundación de Boli-
via, mediante un nuevo modelo de Estado, cuya dirección estuviera fue-
ra del ámbito exclusivo de la élite política y diera cabida a la participa-
ción de la pluralidad social. En la estrategia rupturista se advierten
elementos de diagnóstico en los que la élite política es vista como la
responsable directa de los problemas del país, principalmente por el
tema de la privatización de los recursos naturales. Este es uno de los as-
pectos que más se destacan en el mensaje de Morales, mensaje que está
estrechamente ligado a los enmarcamientos de la movilización en Boli-
159
via de los primeros años de la década de 2000, tales como la guerra del
agua y la guerra del gas.
“No es posible que se privatice los servicios básicos. No puedo entender
cómo los ex gobernantes privaticen los servicios básicos especialmente el
agua.
El agua es un recurso natural, sin agua no podemos vivir, por tanto, el
agua no puede ser de negocio privado
Las luchas por agua, por coca, por gas natural, nos han traído acá herma-
nas y hermanos. Hay que reconocer que esas políticas equivocadas, erra-
das, interesadas, recursos naturales subastados, servicios básicos privati-
zados. Obligó a que haya conciencia del pueblo boliviano.
Estas políticas económicas implementadas por instrucciones externas,
por recomendaciones externas, ¿qué nos han dejado?
Pasan tantos años, más desempleo, más corrupción, que por tanto ese
modelo económico no es solución para nuestro país
En Bolivia el modelo neoliberal no va. No se trata de importar políticas
económicas o recetas económicas desde arriba o desde afuera, y la comu-
nidad internacional tiene que entender eso.”
Una Asamblea Constituyente para unir a los bolivianos, una Asamblea
Constituyente donde se respete la diversidad. Digo esto porque es verdad
que somos diversos
Que de verdad tenemos muchas ganas y muchos deseos de cambiar nues-
tra Bolivia mediante la Asamblea Constituyente (Discurso de posesión,
22 de enero de 2006).
En la línea discursiva antiestablishment de Morales, la refundación de
Bolivia buscaba la salida de aquellos miembros de la clase política a los
que acusaba de estar al servicio de los intereses de las empresas trasnacio-
nales y de los organismos internacionales. Nuevamente, dentro de la es-
trategia discursiva era visible la idea del cambio sobre la base del control
de los recursos por parte del Estado y de la inclusión social.
“Insisto, claro, insisto. No debemos ser hipócritas, actualmente la política
boliviana se decide no en el Palacio de Gobierno sino en la Avenida Arce
(sede de la Embajada de EE.UU.).
Yo he visto que los partidos tradicionales, el MNR, NFR y el MIR ya se
pusieron de acuerdo en el modo de darle continuidad al modelo neoliberal.
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No les importa que el país postergue su desarrollo, que nuestros niños si-
gan muriendo en el campo, que las transnacionales se lleven el gas y
arrasen los bosques; lo único que pretenden es darle más oxígeno al mo-
delo económico impuesto por el FMI y los organismos internacionales”.
(Entrevista realizada por Wálter Chávez para el Juguete Rabioso, 18 de
junio de 2002)
El discurso de Evo Morales también presenta los elementos descritos
dentro de la estrategia populista. La cadena de equivalencias está repre-
sentada por las reivindicaciones bajo las que se enmarcaron las moviliza-
ciones sociales en contra de la adopción de medidas de ajuste y la priva-
tización o venta de recursos naturales. El discurso de Morales se sitúa
claramente en esa línea de conflicto, haciendo de ella un eje referencial.
La línea nacionalista se construye justamente sobre la base de la división
del espacio social entre la clase política que “ha intentado vender la pa-
tria” y el nosotros como defensores de la patria. El componente del noso-
tros tiene un matiz indigenista, no obstante, su estrategia consiste en
construir un concepto de indigenismo inclusivo, en el que todos los sec-
tores son incluidos.
El sentido pluralista del nosotros en la estrategia del MAS y, de modo
más importante en el discurso de Morales, le da viabilidad en la construc-
ción de alianzas más allá del núcleo indígena. El éxito electoral del MAS,
frente a otras alternativas indigenistas como el MIP (Movimiento Indige-
na Pachakuti) radica en la posibilidad de construir un discurso indigenista
sobre la base de la pluralidad y la inclusión de todo el entorno social boli-
viano (Alcántara y Marenghi, 2007; Máiz, 2007). Dentro de la vertiente
populista también se enfatiza la procedencia sindical y de liderazgo social
de Evo Morales. Sobre este aspecto se construye también un elemento
identitario, componente de la ruptura populista expresada en Laclau
(2005).
“Hasta hoy los empresarios, los políticos y los banqueros se unieron en
una Santa Alianza para gozar del poder económico; con nosotros eso se
acabará para siempre.
Nosotros gobernaremos con el microempresario, con el pequeño produc-
tor agropecuario, con los maestros, con los policías, con los pequeños co-
merciantes.
Nosotros hemos hecho explotar un germen de poder popular, somos una
opción antineoliberal auténtica” (Entrevista realizada por Alex Contreras
161
Baspineiro para ALAI, América Latina en Movimiento, 28 de junio de
2005)
A diferencia de los dos casos anteriores, Evo Morales no puede ser ubica-
do como outsider táctico. Si bien no pertenece al ámbito de los partidos
tradicionales, desde finales de la década de los ochenta es un dirigente vi-
sible en el ámbito de la lucha sindical y de los movimientos sociales, ám-
bito desde el cual ejerció influencia política hacia el sistema. En la década
de los noventa buscó la conformación de un instrumento político, parale-
lo al movimiento campesino de los cocaleros. El movimiento cocalero, a
través del liderazgo de Morales, transitó hacia la vía de la competencia
política por medio de ASP (Asamblea Soberana de los Pueblos Indíge-
nas), que después se transformaría en el MAS-IPSP (Movimiento al So-
cialismo - Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos). A través
de este instrumento y, desde las elecciones locales de 1999, el partido fue
consolidándose a nivel regional hasta llegar a tener una presencia nacio-
nal importante en las elecciones de 1997, 2003 y ganar la presidencia en
el 2005.
Alcántara y Marenghi (2007) explican el éxito electoral del MAS, entre
otros aspectos, por su capacidad de construir alianzas con otros grupos y
organizaciones, así como también la cooptación del espacio de la izquier-
da y de los partidos de corte populista.
La transformación del sistema de partidos en Bolivia
La transformación del sistema de partidos en Bolivia se debe a la llegada
de nuevos actores al poder, como lo fue el MAS, pero también al progre-
sivo desgaste de los partidos tradicionales frente al clima de malestar so-
cial, agudizado en la primera mitad de la década de 2000. Desde media-
dos de los años ochenta se configuró el sistema de partidos boliviano que,
durante 20 años, definiría las líneas de la llamada “democracia pactada”
(Mayorga, 2005). Dicho modelo consistió en un pluripartidismo atenuado,
sustentado en el eje de tres partidos: MNR (Movimiento Nacional Revo-
lucionario), MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y Acción De-
mocrática.
Pachano (2006) señala que la estabilidad del esquema partidista bolivia-
no se debió a la conformación de coaliciones que fueron motivadas por
circunstancias propias del diseño institucional, como la modalidad de
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elección del presidente por parte del Congreso que, en caso de no existir
un ganador por mayoría absoluta, podía recurrír a este mecanismo de de-
signación. La estrategia de los actores consistía en anular cualquier for-
ma de oposición a través de pactos o acuerdos que atraía todos los nue-
vos partidos hacia el centro.
En 1997 la aparición de dos nuevas fuerzas CONDEPA (Conciencia de
Patria) y UCS (Unidad Cívica Solidaridad) pusieron de manifiesto la pre-
sencia de tendencias políticas opuestas a las líneas tradicionales y la ad-
hesión social que las mismas reflejaron dentro de la elección. Sin embar-
go, los partidos no perdieron su posición mayoritaria y la lógica
funcional del sistema logró incorporar en su política de pactos a los par-
tidos opositores, hubo un cambio en los apoyos partidistas, pero dentro
de la misma esfera de las fuerzas tradicionales.
La elección de 2002 dibujó el realineamiento del sistema de partidos. Si
bien los partidos tradicionales subsistieron, la tríada que hasta entonces
había caracterizado el sistema partidista en Bolivia desapareció. El
MNR ganó las elecciones, el MIR ocupó un tercer lugar y Acción De-
mocrática, luego de la muerte de su líder y fundador Hugo Banzer, dejó
de tener relevancia en la competencia partidista. Dentro de esta elec-
ción, el MAS (Movimiento al Socialismo) se posicionó como una se-
gunda fuerza electoral y algunos grupos indígenas lograron representa-
ción a través del MIP (Movimiento Indigenista Pachakuti); el NFR
(Nuevo Frente Revolucionario) también se posicionó como una nueva
fuerza política. Mayorga (2005) señala que esta elección tuvo importan-
tes consecuencias en el sistema de partidos: hubo una reconfiguración
de los partidos relevantes del sistema, una fuerte polarización entre los
actores tradicionales y las nuevas fuerzas, una redistribución territorial
del voto y la inclusión de sectores indígenas y campesinos al sistema
político.
El momento de colapso de los partidos tradicionales lo marcó la elección
de 2005. Si bien el MNR se conservó en registro, pasó a ocupar un cuar-
to lugar con un 6.47 % de la votación, contra el 53.54 % que obtuvo el
MAS, el 28.59 % de PODEMOS (Poder Democrático y Social) y el
7.80 % del FUN (Frente de Unidad Nacional). MIR y Acción Democráti-
ca desaparecieron del entorno de la competencia partidaria.
6
6
Fuente: CNE
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Sistematización y análisis de los discursos de Hugo Chávez,
Rafael Correa y Evo Morales
Tabla 1. Estrategia discursiva anti statu quo
7
GISSELLE DE LA CRUZ HERMIDA - RAFAEL E. VALENZUELA MENDOZA
7
Análisis de contenido utilizando el programaMaxqda.
Mediante las herramientas visuales que aporta el programa Maxqda
mostramos el comportamiento de las categorías (sistema de códigos)
que se han considerado en el análisis de los tres discursos con estrate-
gias anti statu quo. El tamaño de los círculos muestra la frecuencia o in-
tensidad de cada código dentro del discurso. Estos mismos valores se
muestran numéricamente en la fila y la columna que corresponden a las
sumatorias. Como se advierte, las categorías que se identifican con ma-
yor intensidad en los tres casos se corresponden con la estrategia anties-
tablishment, rupturista y populista. En el supuesto rupturista se distin-
gue la vía más radical de cambio en Hugo Chávez con respecto a Rafael
Correa y Evo Morales. La estrategia populista es un elemento presente
en los tres casos, no obstante, se advierte que en Evo Morales está más
acentuada. Posiblemente esto se deba a la explotación discursiva del
componente indígena o de clase que caracterizó el discurso de Evo Mo-
rales en la construcción de un espacio social y político dividido entre el
“ellos, neocolonialista o neoimperialista” y el “nosotros, pueblo e indí-
genas”.
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En el componente rupturista, resulta interesante el valor más acentuado
en Rafael Correa en lo que respecta al diagnóstico de la situación pasa-
da. El discurso de Correa se construyó sobre argumentos antineolibera-
les con una clara orientación económica, adjudicaba la responsabilidad
de la clase política en la adopción del modelo como el principal deto-
nante de la crisis económica y social ecuatoriana. En la línea antineoli-
beral también fundaba la estrategia populista para la construcción de
una cadena de equivalencias basada en las consecuencias de las refor-
mas económicas neoliberales y su solución a través de políticas econó-
micas progresistas.
Una vez que hemos identificado las categorías que se presentan con ma-
yor intensidad en los tres discursos, evaluaremos sus posibles implicacio-
nes en el sistema de partidos a través de los indicadores de volatilidad
electoral y número efectivo de partidos. La sistematización del análisis se
ha hecho por períodos a fin de identificar si en una línea temporal estos
factores cambiaron sustancialmente cuando estos liderazgos irrumpieron
en el escenario de la competencia electoral.
A través del indicador de volatilidad electoral queremos mostrar las varia-
ciones en las lealtades electorales hacia la oferta del sistema de partidos y
la estabilidad del mismo. Este indicador, conjuntamente con el número
efectivo de partidos, puede advertirnos el período en el que estas variacio-
nes se acentuaron en mayor medida.
Tabla 2. Volatilidad electoral
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del proyecto OIR del Instituto de
Iberoamérica, Universidad de Salamanca.
Venezuela 1988-1993 1993-1998 1998-2002 2002-2005
35.00 47.10 34.80 47.80
Ecuador 1994-1996 1996-1998 1998-2002 2002-2006
28.51 26.93 41.00 42.20
Bolivia 1989-1993 1993-1997 1997-2002 2002-2005
39.23 25.90 56.21 69.75
165
Tabla 3. Número efectivo de partidos electorales
GISSELLE DE LA CRUZ HERMIDA - RAFAEL E. VALENZUELA MENDOZA
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del proyecto OIR del Instituto de
Iberoamérica, Universidad de Salamanca.
Los indicadores advierten variaciones importantes en los períodos que
enmarcan la elección de Hugo Chávez en Venezuela (1998), Rafael Co-
rrea (2006) y Evo Morales en Bolivia (2005). La utilización conjunta de
estos indicadores muestra variaciones importantes en las lealtades elec-
torales y modificaciones en el sistema de partidos. Ambos indicadores
demuestran empíricamente la descripción que se ha apuntado en aparta-
dos precedentes con respecto a la dinámica que siguió el proceso de rea-
lineamiento y colapso de los partidos tradicionales en los tres casos ana-
lizados.
Conclusiones
La sistematización empleada para el análisis de la estrategia anti statu
quo a partir de categorías nos permitió identificar que la estrategia po-
pulista y rupturista se empleó con mayor intensidad dentro de los discur-
sos. Esto podría relacionarse con la polarización o la dicotomización del
espacio social como el reflejo de aquellos clivajes sociales más profun-
dos. Su visibilización forma parte de la estrategia discursiva anti statu
quo. En la dirección apuntada por Ware (2004) esto podría orientar la
elaboración de hipótesis sobre el potencial de las estrategias polarizan-
tes o radicales para incidir en el plano de la competencia política y pro-
ducir realineamientos electorales o, incluso, el colapso del sistema de
partidos tradicional.
Como advertimos al inicio, nuestro trabajo no aporta evidencia para esta-
blecer si el discurso anti statu quo es preformativo de nuevos clivajes. No
Venezuela 1993 1998 2002 2005
5.49 6.76 4.17 1.33
Ecuador 1996 1998 2002 2006
6.41 6.43 8.90 5.79
Bolivia 1993 1997 2002 2005
5.51 5.92 5.77 2.62
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obstante, consideramos que esta sería una vertiente de análisis que podría
alentar futuras investigaciones de cara a los desafíos que observamos en
las democracias contemporáneas. La radicalidad discursiva de algunos lí-
deres, la mayoría de ellos ultra conservadores, podrían estar configurando
un nuevo clivaje que va más allá de las cuestiones de clase, raza o género,
se trataría de una fractura más amplia que sugeriría la escisión social ha-
cia todo aquello que se considera diferente.
Los casos analizados parecen reafirmar la tesis de Dietz y Mayers (2007)
cuando explican la transformación del sistema de partidos a través de un
proceso secuencial en el que el apoyo electoral de los partidos transita
desde realineamientos dentro de los partidos tradicionales hasta el colap-
so definitivo de los mismos. No obstante, es importante precisar que, al
menos como lo sugieren los tres casos analizados, este tipo de transfor-
maciones ocurren en contextos donde la escisión social es latente. Cuan-
do estas transformaciones se asocian a la presencia de liderazgos de cor-
te personalista sería importante contextualizar el análisis dentro de los
temas con mayor impacto dentro de la agenda política y de aquellos que
enmarcan la protesta callejera. El éxito de un líder anti statu quo puede
deberse a su capacidad para asumir las interpretaciones, construir identi-
dades y traducir en oferta política los temas que enmarcan esas coyuntu-
ras sociales. Esto reafirmaría lo expuesto por Van Dijk (2009) en cuanto
a la potencialidad de los mensajes para adquirir, confirmar o cambiar el
esquema de cogniciones sociales que permiten acceder o mantener el po-
der político.
En otra directriz de análisis consideramos que la estrategia anti statu quo
también podría contribuir en el estudio de la acción colectiva. La protes-
ta es una forma de visibilizar las líneas de división social. A través de
ella, estos clivajes asumen significados que se traducen en una identidad
colectiva. El papel de los líderes de los movimientos juega un rol funda-
mental para la construcción de estos significados. En el plano de la mo-
vilización, el discurso es el medio a partir del cual el líder genera incen-
tivos selectivos para lograr afinidades. Consideramos que algunas de las
categorías propuestas en la estrategia anti statu quo podría servir como
pautas de análisis del discurso que se construye desde los movimientos
sociales, fundamentalmente en las vertientes rupturista y populista. En la
primera podrían evaluarse los grados de radicalidad de las reivindicacio-
nes que sostiene la movilización, la segunda podría tomar los criterios de
la cadena de equivalencias y la formación de espacios de identidad co-
lectiva para ganar mayores adhesiones al movimiento.
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Fecha de recepción: 18/12/2017
Fecha de aceptación: 05/04/2018