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posiblemente influida por la campaña abiertamente proparaguaya que lle-
varon adelante la mayor parte de los medios de comunicación nacionales
en la Argentina.
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Por último, resta destacar también la incidencia que tuvieron en la formu-
lación de la política exterior argentina en torno al conflicto chaqueño
—tal lo sostenido por William Hazleton (1987), Heraldo Muñoz (1987) y
Alberto van Klaveren (1985)— la teoría realista de poder (o política de
poder) y las percepciones o imágenes sobre el sistema internacional, la
potencia hegemónica de turno y los Estados vecinos. En cuanto a lo pri-
mero, siguiendo fundamentalmente lo desarrollado por el último de los
autores mencionados, contribuye a explicar el patrón de comportamiento
de la Argentina y Brasil, tanto en relación a Bolivia y Paraguay penetran-
MAXIMILIANO ZUCCARINO
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Esto se debió en parte a la campaña emprendida por el ministro paraguayo en Bue-
nos Aires. Los periódicos La Razón, La Nación, La Prensa, Crítica, Tribuna Libre y
Noticias Gráficas fueron visitados por Rivarola, quien se aseguró su apoyo a la causa
paraguaya (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 30/07/1932, en
Rivarola Coello, 1982). En cuanto a La Razón, uno de sus directores, el Dr. Ángel
Sojo, puso a disposición de Rivarola sus páginas para la defensa del Paraguay (Peña
Villamil, 1994), mientras que el corresponsal enviado por este periódico a cubrir la
guerra, Manuel María Oliver, era presentado y encomendado al comandante en jefe de
las fuerzas paraguayas, José F. Estigarribia, por el Presidente paraguayo, quien lo refe-
renció como amigo personal y “buen amigo del Paraguay”. En el caso de La Nación,
los artículos sobre la Guerra del Chaco corrían por cuenta de Podestá Costa, asesor ju-
rídico de la Cancillería argentina, hombre “decididamente bien dispuesto a nuestro fa-
vor”, según palabras de Rivarola (Carta de Vicente Rivarola a Eusbio Ayala, Buenos
Aires, 01/09/1932, en Rivarola Coello, 1982: 94). Asimismo, el mencionado diplomá-
tico paraguayo afirmaba haber conversado con el director de La Prensa, Gainza Paz,
quien le había referido que rechazó, sin leerlo, un artículo enviado por el representan-
te boliviano en Buenos Aires (“Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala”, Buenos
Aires, 02/08/1932, en R
IVAROLA COELLO, 1982). Simultáneamente, el fervor popular
argentino se manifestaba en igual sentido. En este contexto es que se enmarca la cons-
titución, el 30 de julio de 1932, del Comité Paraguayo de Buenos Aires, a invitación
del Ministro Rivarola, que significó el punto de partida de una gran movilización, es-
pecialmente en la Capital Federal, a favor de la causa nacional paraguaya. Este tipo de
manifestaciones llevarían a Rivarola a afirmar, en carta a su Presidente, que “es efecti-
vamente admirable la espontaneidad y entusiasmo con que este pueblo, al parecer frío
e indiferente, se ha solidarizado y se solidariza con la causa paraguaya. (...) Su socie-
dad sigue con cariño el desarrollo de los acontecimientos, gozando con nuestros triun-
fos, como si fueran propios, y su clase humilde siente el orgullo del heroísmo de nues-
tros soldados (...). Jamás ningún país habráse visto más huérfano de opinión como
Bolivia en la actual contienda (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Ai-
res, 18/11/1931, en R
IVAROLA COELLO, 1982: 133-134).