45 invierno 2018
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STUDIA POLITICÆ
poder ha sido mayormente ostentado por aquellos con la capacidad de im-
poner la fuerza y la violencia. La peculiaridad de este caso de estudio tie-
ne que ver, entre otras cosas, en que el monopolio de la fuerza ha estado
directamente asociado al aparato militar, producto de la corporativización
de la violencia en el sector castrense. Por esa misma razón, éste último ha
tendido a estar fuertemente inmerso en la vida política del país, imposibi-
litando cualquier forma de control civil objetivo. Es decir, aquel control
basado en la idea de llevar al máximo el poder militar con el fin de profe-
sionalizar a los militares y evitar, de esa forma, su participación en la are-
na política.
Ahora bien, la tan activa tendencia a la intervención en los asuntos políti-
cos no ha sido consecuencia de una “moda” del siglo XX, sino que sus
raíces se encuentran en el propio proceso de conformación y consolida-
ción del Estado nacional. Un primer indicador de ello es que la gran ma-
yoría de los líderes de la independencia poseían una formación militar
previa.
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Asimismo, los gobiernos de facto de Buenos Aires entre 1820 y
1824 estuvieron todos a cargo de militares
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y durante el período 1828-
1852, más del 70 por ciento de los gobernadores porteños eran o habían
sido miembros del ejército.
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En el caso de los presidentes de la nación, entre 1853 —año en que se
sanciona la Constitución Nacional por la que se establece un régimen fe-
deral de gobierno— y 1904, la mitad de ellos había realizado una carrera
militar.
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En los inicios del siglo XX esta situación tendría una breve dis-
rupción, ya que entre 1904 y 1930 sólo uno de los siete Jefes de Estado
tenía origen castrense. Esta tendencia sufriría un drástico cambio de rum-
bo a partir 1930, dado que desde allí y hasta 1983, más del 60 por ciento
de los presidentes eran —o habían sido— oficiales del ejército.
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Y en el
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Tal es el caso —sólo a modo de ejemplo— de Saavedra, Chiclana, de Sarratea, Bel-
grano, San Martín, Pueyrredón, Rodriguez Peña, de Alvear, etc.
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Los gobernadores durante este período fueron: Matías de Irigoyen, Manuel de Sarra-
tea, Juan Ramón González Balcarce, Miguel Estanislao Soler, Manuel Dorrego, Martín
Rodríguez y Juan Gregorio de Las Heras
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Dorrego, Lavalle, Viamonte, Rosas, Balcarce y Balcarce fueron militares y Maza y
López y Planes eran civiles.
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Urquiza, Pedernera (de forma interina), Mitre, Sarmiento y Roca (en dos oportunida-
des) eran militares.
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Los militares que estuvieron a cargo de la presidencia —ya sea de forma democrática
o mediante golpes de Estado— fueron: Uriburu, Justo, Rawson, Ramírez, Farrell, Perón,