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JORGE ORDUNA. Teoctracia. El auge evangelista en América Latina. Buenos Aires,
octubre. 2016.
Por: Lucas Gatica
*
Romanos 11:33: “¡Oh profundidad de los tesoros de la sabiduría y de la ciencia de Dios!
¡Cuán incomprensibles son sus juicios, cuán inescrutables sus caminos!”
En primer lugar, desde hace varias décadas lo religioso y la religión han vuelto a ocupar
un lugar en asuntos públicos de discusión (Casanova, 2007). En ese sentido, tal vez
nunca lo dejó de ocupar, quizá no era visibilizado o era descartado influenciado por la
imperante teoría de la secularización religiosa (Blancarte, 2008). En otras palabras, el
presunto final, ocaso o desaparición de la religión en las sociedades contemporáneas o a
la llamada privatización de la religión parece ir en contramano del fenómeno evangéli-
co: su presencia y crecimiento en nuestra región.
Así, en Argentina como en el mundo, distintos temas han quedado embebidos por la re-
ligión: el voto femenino, la inmigración, la prohibición de drogas, temas relacionados
con movimientos sociales, aborto, matrimonio igualitario, pena de muerte. En suma, la
religión ha estado constantemente en el centro de diversas discusiones y conflictos.
Ahora bien, Teocracia es la forma en la cual quiénes están a cargo de lo estatal coinci-
den con los líderes de la religión dominante. A su vez, las políticas de ese Estado están
fuertemente enlazadas por aquellos principios religiosos. Teocracia es el título que eli-
gió Jorge Orduna, investigador y escritor argentino interesado en temas que refieren a
América Latina, para su libro sobre el auge evangélico en esta parte del mundo. Por
tanto, el libro se detiene y repara de forma considerable en la cuestión política y en la
vinculación entre el protestantismo y la esfera política.
En esa línea, el objetivo principal del libro es mostrar, de forma general, el panorama
evangélico actual y su desarrollo desde que Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wit-
tenberg sus noventa y cinco tesis (en 2017 se cumplen los quinientos años) hasta nuestros
días, enmarcado de una manera ágil, de fácil lectura y no destinado exclusivamente para
académicos. En síntesis, lo que exhibe el libro es que la llegada del evangelismo al sur del
continente no coincide con la dinámica que tomó en los Estados Unidos.
1
Lic. en Psicología, Universidad Nacional de Córdoba (UNC), actualmente se desarrolla
como investigador asistente en un proyecto de investigación entre la Universidad Católica
de Córdoba y el Boston College, financiado por la John Templeton Foundation, sobre reli-
giosidad vivida a cargo del Dr. Gustavo Morello (BC) y Dr. Hugo Rabbia (UCC).
Reseñas
http://dx.doi.org/10.22529/sp.2018.43.07
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Asimismo, no hace falta ser un estudioso de temas religiosos para advertir el crecimien-
to y la importancia que el movimiento evangélico tiene en las sociedades latinoamerica-
nas. En ese sentido, Orduna da algunos datos que reflejan tal situación: Guatemala es el
primer país latinoamericano en el que la mayoría de sus habitantes se identifica con el
protestantismo; en Brasil (el mayor país católico del mundo) un cuarto de la población
es evangélica y posee importante influencia y poder político. Por tanto, en la actualidad
el paisaje religioso de antaño está cambiando (cambió), y parte de ese cambio es debido
al rápido crecimiento del evangelismo en todo el mundo y muy especialmente en Amé-
rica Latina.
Con todo, el peso demográfico que muestran las agrupaciones evangélicas cada vez es
más fuerte y se traslada hacia otras esferas. De todas maneras, y al contar con alrededor
de un 10 % de la población argentina, los cristianos evangélicos no han utilizado dema-
siadas veces ese peso para fines políticos o sociales (Miguez, 1999). No obstante, la en-
trada en el espacio público y social del movimiento evangélico no ha pasado desaperci-
bido en un país que constitucionalmente se declara católico, y esta característica
también está plasmada en la obra de Orduna.
En cuanto al tono del libro, este es más bien de ensayo pero deviene luego de una ex-
haustiva investigación y aportes de distintas fuentes: noticias, artículos académicos, li-
bros reconocidos, entre otros. Así y todo, algunas preguntas que se hace el libro tienen
que ver con qué futuro advendrá en América Latina en relación al fuerte presente del
protestantismo y cómo estos posibles cambios afectarán la vida diaria de las personas y
la cultura en la cual estamos insertos.
En el capítulo 1, llamado Dos mundos, Orduna hace foco en la disparidad de conoci-
mientos entre lo católico y lo protestante, mientras “el Norte sabe mucho del Sur, éste
no sabe casi nada de aquel (p. 19). Para Orduna el amplio desconocimiento por par-
te del mundo católico de lo evangélico resulta ser un problema. Así pues, el autor lle-
ga a una conclusión que por tan visible a veces se torna invisible: “...uno de los pro-
blemas del mundo católico es que lo ignora todo —o casi todo— de la religión
protestante” (p. 20).
En ese mismo capítulo, el autor se toma el trabajo de hacer notar cómo lo católico y lo
protestante impregna con su visión de mundo lo cultural, social, los usos y costumbres:
la vestimenta, la arquitectura, la música, la danza, el teatro, la concepción del trabajo.
Incluso, remarca que por fuera de nuestras elecciones religiosas —podemos elegir no
profesar ninguna fe— estas construcciones hacen de nosotros, es decir, con los siglos
han pasado a formar nuestra cultura, muchas veces sin que lo notemos.
De hecho, en el libro constantemente se encuentra presente la contraposición entre Esta-
dos Unidos (fundado por las 13 colonias inglesas de marcada religiosidad protestante) y
Latinoamérica, colonizada por la España católica y realista. Es decir, que además de las
distancias teológicas entre ambas religiones, la marca protestante en el norte y el legado
católico en el sur y centro de América se reflejan en la vida ordinaria de estos dos sub-
continentes.
En el capítulo 2, se narra la constitución de las trece colonias británicas en lo que hoy
es Estados Unidos, y en cómo lo religioso fue la base del futuro nuevo país, en cómo el
propósito del Estado estaba unido al deseo de Dios, a saber, una teocracia.
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Más adelante el libro se dedica a exhibir las diferencias teológicas entre lo protestante y
lo católico, por ejemplo: el cielo y el infierno, la idolatría denunciada por los protestan-
tes, la idea de la salvación, el lugar que ocupa el éxito y el dinero en lo católico y en lo
protestante, la doctrina de la predestinación, entre otras. En ese sentido, el libro se atra-
viesa, nuevamente, manifestando el contraste entre lo católico y lo protestante/evangéli-
co, sin hacer demasiado foco en otras religiones.
Por otro lado, el autor repara en el anticatolicismo de los Estados Unidos como un fac-
tor que ha sellado con su impronta a la vida social y política de ese país. A su vez, hay
otra diferencia de importancia en cuanto a las dos fuentes migratorias: la migración de
las colonias en Norteamérica “no constituían una migración por causas económicas,
como la de Sudamérica, sino una motorizada por causas religiosa” (p. 50), es decir, que
emigraron porque en Inglaterra la religión era la religión del Rey y esta era considerada
demasiado romana, “papista”.
Otro aspecto en el que se detiene el autor es en la procedencia del protestantismo. En
ese sentido y en nuestro contexto, este movimiento religioso no ha sido un desarrollo
desde interior del catolicismo ya presente en nuestras sociedades sino que proviene del
exterior. En contraposición a la situación europea donde el evangelismo se desarrolló
“[...] en reacción a los principios y valores de Roma” (p. 27). Esto señala la importancia
de la cualidad proselitista en el movimiento evangélico de hoy.
De modo que en las últimas décadas se ha visto que las iglesias evangélicas latinoame-
ricanas han dejado fuera su apoliticismo tradicional para embarcarse en un compromiso
social y político inesperado (Marostica, 2000). Ya en 1991 en nuestro país agrupaciones
evangélicas y líderes de ese movimiento intentaron organizar un partido político evan-
gélico, lo que señalaba la necesidad de incorporarse al espacio público y hacer a un lado
su pretensión de quedarse por fuera de la sociedad.
Por otra parte, en el capítulo 5, Orduna hace un análisis interesante sobre la relación en-
tre el protestantismo y el catolicismo con el sistema capitalista. Allí retoma las ideas de
Weber en el sentido de que el protestantismo genera una feligresía más apta para el sis-
tema capitalista. Lo que Weber postulaba, en su clásico trabajo, es que la adhesión de
ciertos sectores sociales a una parte del protestantismo generaron las condiciones que
permitieron a la clase empresarial europea aflorar. Así, para Orduna el catolicismo es
feudal y retardatario para el sistema capitalista, en contraste con el protestantismo que
alienta el enriquecimiento. Y agrega: “[...] el catolicismo es anticapitalista en un doble
sentido: retrógrado y progresista. Retrogrado por medieval, tradicionalista, conservador;
progresista porque —inconscientemente— avala que el trabajo es objeto de manipula-
ciones por parte del poder [...]. En el mundo protestante las cosas funcionan al revés:
cuanto más trabajes, más gloria aportaras al Señor y su Reino” (p. 60).
A fin de cuentas, esta distinta forma de posicionarse frente al dinero y el trabajo no in-
cumbe solo a los procesos de producción, sino que atañe a otros ámbitos de la vida so-
cial. De hecho, una de las ideas centrales del libro, y que el autor explicita constante-
mente, es que la religiosidad se expande hacia todos los ámbitos de la vida social e
individual.
En rigor, el autor hace hincapié en los nexos políticos del evangelismo y, particularmen-
te, su influencia a través de partidos políticos o grupos de poder. En definitiva, sobre
esa vinculación trata todo el capítulo 6, llamado “The familiy (Política)”, que incorpora
RESEÑA
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a la reflexión casos concretos de Estados Unidos, Argentina y Brasil sobre la imbrica-
ción de estas esferas.
Finalmente, el libro es un buen inicio para abocarse a conocer las diferencias entre la
religión católica y el Otro, lo protestante, lo evangélico. Incluso, para quienes no posean
ciertos conocimientos sobre religión, porque Orduna incluye análisis y referencias sobre
el cine, Hollywood, el deporte, los modismos, etc. Para el autor los valores religiosos,
en este caso protestantes, impregnan desde las prácticas y rituales hasta la producción
artística.
Dicho eso, el libro cierra con un capítulo dedicado a reflexionar el lugar de los ateos en
lo religioso. También se reafirma que vivimos en una sociedad plural, en sus diversos
ámbitos: religioso, político, cultural; que a su vez se encuentran interconectados. En
suma, el libro aquí reseñado ofrece un marco de referencia para los interesados en la te-
mática evangélica y deja abiertos interrogantes sobre los años venideros en lo concer-
niente a la religiosidad en nuestro contexto y qué cambios a nivel cultural pueden acon-
tecer hacia el final de esta “lucha por el control espiritual de América Latina” (p. 145).
Por último, el tan mentado fin de la religión parece ya fuera de época, y el fenómeno
evangélico contribuye a ello. Es más, para algunos autores la teoría de la secularización
ya se encuentra en la puerta de salida (Berger, 2016) o por lo menos es necesario repen-
sarla (Fernández, 2007). Por lo tanto, y apoyándonos en fenómenos como el auge evan-
gélico podemos pensar en un reverdecer de la religiosidad, si es que en algún momento
se marchitó.
Referencias
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