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ser
otra

que

el

perfeccionamiento

mismo

del

sistema,

que
hubiese debido imponerle al Estado el funcionamiento regular
de su poder judicial nacional, que hubiese debido sancionar las
violaciones
cometidas,

conminándolo
a
acabar
con
las
privaciones de libertad arbitrarias, con las limitaciones a la
libertad
de
expresión,
con
los
presos
políticos,
con
persecución de opositores, etc. Ninguna de estas condiciones
depende
de

que

haya

o

no

reelección

indefinida,

sino

del
óptimo
funcionamiento

de

nuestro

sistema

regional.

Si

se
instala
una

autocracia

en

la

región,

no

se

debe

eso

a

la
reelección
indefinida,
sino
a
que
el
sistema
no
fue
suficientemente eficaz para evitarlo.
En síntesis: la eficacia del sistema interamericano es la
única y mejor clave preventiva. Para eso es menester acelerar
los
tiempos

del

trámite

de

las

denuncias

ante

nuestros
órganos, disponer medidas provisionales por la Corte en casos
de urgencia y en especial cuando se hallare en riesgo la vida
humana y sancionar adecuadamente y en tiempo razonable a
los
Estados

que

cometan

violencias

de

Derechos

Humanos
contra sus habitantes.
15. Los peligros actuales para nuestras
democracias
Partiendo de la diferencia entre riesgo –como posibilidad
de peligro concreto- y peligro como el riesgo concretado, no
cabe duda acerca de que las democracias de nuestros países
no sólo corren riesgos, sino que algunas de ellas se hallan en