VIOLENCIA ECONÓMICA Y PATRIMONIAL CONTRA LAS MUJERES:
UN ABORDAJE DEL SISTEMA ECONÓMICO
CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
REVISTA DERECHO DE LAS MINORIAS VOLUME 1 2022
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En
un

estudio

realizado

por la

OCDE,

se

sostiene que

la

desigualdad

de

género

sigue

siendo
amplia
en

México

y

Latinoamérica

y

la

baja

participación

de

las

mujeres

en

el

mercado

laboral
representa un potencial desaprovechado para elevar el crecimiento, mitigar la pobreza e incrementar el
bienestar de las mujeres. Si bien se han realizado algunos avances en cuanto a aumentar la participación
de
las

mujeres

en

la

fuerza

laboral

desde

principios

de

la

década

de

1990,

su

tasa

actual

es
significativamente
menor

que

la

tasa

de

participación

de

los

hombres.

Algunos

de

los

obstáculos
impiden que las mujeres participen en la fuerza laboral es que más de un tercio abandona la escuela y
no estudia, ni trabaja formalmente, en comparación con menos de 10% de los hombres. Ello, no solo
menoscaba la posibilidad de las mujeres de encontrar empleos formales y de calidad, sino que también
contribuye
a

acentuar

la

diferencia

salarial

de

género.

La

participación

de

las

madres

en

el

mercado
laboral es baja, en parte debido a la tradición de tener horarios de trabajado prolongados y a la falta de
atención educativa de la primera infancia accesible y de calidad, sobre todo para niños de menos de tres
años de edad. Ampliar el acceso a la atención educativa de la primera infancia de
buena calidad para
todos debería ser una prioridad, pues implica el doble dividendo de elevar el rendimiento educativo y la
igualdad en este ámbito, así como de facilitar la participación de las mujeres en el mercado laboral.
12
Las
desigualdades

entre

hombres

y

mujeres

se

manifiestan

sobre

todo

en

relación

al

trabajo
remunerado
(tasas

de

participación

mayores

en

los

hombres)

y

al

trabajo

doméstico

(tasas

de
participación levemente superiores en las mujeres) acentuando en este caso las brechas de género. Más
concretamente, se percibe que los hombres dedican el doble del tiempo que las mujeres al trabajo para
el mercado y esta diferencia se amplía mucho más en las zonas rurales en México (36 horas-hombre,
frente a 17 horas-mujer en las zonas urbanas y en las zonas rurales 35 frente a casi 9). En relación al
trabajo doméstico esta relación se invierte totalmente, las mujeres dedican tres veces más que ellos al
trabajo doméstico en las zonas urbanas y más de cinco veces en las zonas rurales (26 horas-mujer frente
a 8 horas-hombre en zonas urbanas, frente a 6 en las zonas rurales.
Las
mujeres

no

emprenden

siempre,

primero

por

razones

culturales,

pues

muchos

años se

ha
considerado
que

la

aventura

y

el

riesgo

es

algo

que

nuestra

sociedad

sigue

viendo

como

“algo

de
chicos”. Ello es una ideología estructural que ha quedado grabada en la mente de la sociedad femenina
desde
niñas

y

a

veces,

condiciona

su

camino

profesional,

llegando

inclusive

a

acuñarse

el

término
feminización de la pobreza, pues si en un núcleo familiar el hombre es pobre, la mujer es mucho más
pobre.
12
OCDE (2019) Estudios Económicos de la OCDE: México, Ob. Cit.