La participación se propone claramente como problemática; ligado tanto a lo
metodológico como categoría o concepto clave.
Consultados acerca de si trabajan con alguna problemática específica, la totalidad de
los actores puntualizaron en ellas, en algunos casos centrados en los sujetos con que
trabajan y otros más ajustados a la noción de problemática en sí. Predominan entre las
respuestas las temáticas de salud, derechos y género. En algunos casos las presentan
como problemáticas específicas, en otros constituyen una mirada transversal respecto de
las intervenciones que realizan. Esto último es atribuido especialmente al trabajo con los
derechos o desde un enfoque de derechos. En las problemáticas aparece con mayor énfasis
el campo de los derechos humanos, el enfoque de derechos y el trabajo con leyes
protectoras de la niñez, por ejemplo. Y que como tal no está presente en la formación
necesaria o en capacitaciones actuales.
Los temas, problemáticas y metodologías sobre las cuales para los ETC es
necesario formarse, nos habla de un aspecto más amplio y complejo, que refiere a la
relación trabajador/a comunitario/a-comunidad y psicólogo-comunidad. Desde este aspecto
se abren otros cuestionamientos: ¿cuál es para los ETC el perfil del trabajador/a
comunitario/a? ¿Cuáles son los aportes del psicólogo/a al TC? ¿Cómo caracterizan el
impacto del agente externo? Esto se trabajará en el próximo apartado.
Perfil del trabajador comunitario e impacto del agente externo (AE) en la intervención
En relación al perfil del trabajador comunitario, los equipos aluden a tres grandes
aspectos: las características personales, la formación y capacitación y la posición en el TC.
En cuanto a las características personales se habla mayormente de ser “comprometido”,
“implicado”, “flexible”, “sensible”, “paciente”, “activo”. A su vez tener capacidades de:
“escucha” (la de mayor énfasis), trabajo en equipo y/o con otros, “tener ganas”, y “poner el
cuerpo”. Se nombre la capacidad para “animar”. Algunos refieren a ser una persona
“humana” para llegar al otro.
Tener formación y capacitación es el aspecto más recurrente con escasa
especificación de formación en qué. Algunos aluden a “trabajar con grupos comunitarios en
redes sociales” y “mirar necesidades específicas de los sujetos en el territorio desde el lugar
que ocupan”.
En cuanto a posición, el perfil se liga mayormente a ser “facilitador de procesos”, y no
a la de experto. Los “procesos” se adjetivan: “comunitarios”, “de encuentro”, “de cambio”,” de
empoderamiento”, “de transformación”, “organizativos”, quedando asociados, a su vez, a
diferentes aspectos. En relación a esto, en cuanto a las intencionalidades, los ETC enlazan
al perfil con particularidades: “la transformación” “promoción de procesos organizativos” “una
opción política”, las ONGs; “favorecer y/o promover la participación” “facilitar procesos de
encuentro”, la Universidad; “Promover un posicionamiento activo, creativo, con lectura
ideológica, política para con las prácticas que se realizan”, enunciado por Provincia.
Infiriendo desde las entrevistas, al rol de facilitador lo constituyen componentes como “la
escucha”, ”la valoración de necesidades y recursos”, “la sensibilidad” y “la promoción de
posicionamientos activos”, “la idea de transformación”.
En el estudio anterior todos los actores apelan a “características personales que este
sujeto debe poseer: sensibilidad, compromiso, apertura, escucha, flexibilidad, tolerancia,
critico, creatividad, con resistencia a la frustración, etc”. El único actor que le daba un
nombre eran las ONGs, llamándolo educador, educador social, facilitador, capacitador
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