Reflexiones sobre la experiencia.
En estos ya casi tres años de experiencia, hemos podido confirmar que a lo largo del
proceso se despliegan conflictos y problemáticas propias de la vida universitaria. El pasaje
del ámbito secundario al universitario conlleva una serie de crisis que se relacionan con la
conformación de nuevos vínculos con los pares y los docentes, pero también con el
conocimiento y la institución. Una problemática central que identificamos es la ligada a las
vicisitudes que presentan los ingresantes para pensarse en nuevos roles, aprehender a
relacionarse con otros, pensarse como sujetos en un grupo, en una institución diferente e
implicados en un contexto social también diverso.
Durante este arduo proceso de inserción a la vida universitaria aparece un trabajo de
duelo por lo perdido, lo conocido y el enfrentamiento a temores e incertidumbres en relación
a la elección vocacional, así como sentimientos de desarraigo y soledad respecto a sus
lugares de procedencia y a su familia, miedo hacia lo desconocido y a no poder cumplir con
las expectativas propias y de su entorno. Un ejemplo de esto es la posición que se asume
frente al conocimiento. Pudo observarse que al comienzo las dificultades estaban centradas
en un exceso en la cantidad de material bibliográfico para leer. Luego, esas inquietudes se
fueron procesando para dar lugar a la emergencia de otras, tales como los vínculos con los
compañeros del curso, la relación con los profesores y sus diferentes dinámicas en el
dictado de las clases, el afrontamiento de los exámenes tanto parciales como finales y la
incertidumbre y ansiedad que esto producía.
Se profundizó, también, en la elaboración de los conflictos y problemáticas ligadas a
la pertenencia a la Universidad. Aquí se pudo advertir la importancia de los grupos de pares
en la elaboración de estrategias para el armado de vínculos con los compañeros de curso,
con los docentes y con la institución. Estos favorecen el sostén y el apuntalamiento mutuo,
así como la construcción de estrategias para afrontar las dificultades que la participación y la
pertenencia a la institución supone.
Consideraciones finales
Para finalizar el presente trabajo, proponemos resaltar ciertas potencialidades de lo
grupal que se han evidenciado a lo largo de nuestra práctica. Hemos presentado algunas
líneas de sentido que se nos abren a partir de nuestra praxis, sin agotar la múltiple
dimensionalidad del dispositivo, ni futuros interrogantes que puedan surgir en el campo.
Cabe señalar que los destinatarios del proyecto consideran necesario seguir
sosteniendo este espacio ya que, como lo hemos dicho a lo largo de la presentación,
contribuye al entendimiento de las problemáticas asociadas al paso de la secundaria a la
vida universitaria, al reconocimiento de los avatares del pasaje de un año al otro, a propiciar
el sostén y acompañamiento mutuo entre los compañeros, a estimular la reflexión sobre la
realidad de los cambios que están atravesando, a incentivar el diálogo y la participación en
clase, a favorecer la pertenencia al grupo de pares y a la universidad y a mejorar la calidad
de vida de los alumnos.
Sabemos que las instituciones universitarias poseen una función social amplia,
donde se construyen no sólo conocimientos que serán consagrados a través de los títulos,
sino que también son un espacio ineludible de socialización y de construcción de
subjetividades. Consideramos que espacios grupales como los de los Grupos de Reflexión y
las intervenciones profesionales que se desarrollan allí posibilitan el despliegue de los
avatares de pertenecer y permanecer en la universidad.
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