barrio, que participaron de hechos delictivos, además del subyacente consumo de
sustancias que preocupaba a la comunidad. Una vez que planteamos el espacio para los/as
jóvenes, pudimos vislumbrar situaciones que reflejaron condiciones materiales y simbólicas
de existencia comunes, que dan cuenta de la constante vulneración de derechos. Entre ellos
queremos destacar: la expulsión de la escuela, la persecución y hostigamiento policial,
condiciones sociales y familiares que implicaron muchas veces que asuman preocupaciones
y responsabilidades de adultos.
Es así, como podemos pensar en los aportes de Chaves (2005) sobre las
representaciones sociales construidas en relación a los/as jóvenes de sectores populares
[sobre este tema puede consultarse también Duarte Quapper, 2000] que giran en torno a
discursos de patología social y pánico moral. Los/as jóvenes eran vistos como peligrosos,
por sus vecinos/as -destacando el consumo, el delito y los enfrentamientos- y no se
consideraban las condiciones contextuales de las que son parte. Son construcciones que
favorecen lecturas estigmatizadoras de la juventud, que consecuentemente la niegan por
desconsiderar sus particularidades, y legitiman intervenciones paternalistas y
adultocéntricas para "enseñarles el camino correcto”.
Trayendo los aportes de Margulis y Urresti (1998), se trata de jóvenes en los que la
condición de juventud, muchas veces, ha sido negada. Ejemplo de ello lo constituye el
hecho de que la mayoría de estos jóvenes ingresan tempranamente al mundo laboral -o
desean hacerlo- forman un hogar y una familia, asumiendo responsabilidades de adultos. Es
interesante la asociación que plantean Margulis y Urresti en la conceptualización de la
juventud con la moratoria psicosocial. La juventud sería aquella etapa vital de disposición de
un tiempo libre legitimado socialmente, en donde se postergan las demandas sociales,
económicas y familiares. Teniendo en cuenta las condiciones de los/as jóvenes, estos gozan
de abundante tiempo libre, que cualitativamente se diferencia de las clases medias y altas,
porque es un tiempo disponible en virtud de la falta de trabajo, que aqueja. No es tiempo de
goce y ligereza, sino de culpa y de impotencia que empuja a la marginalidad, delincuencia y
desesperación. Por lo que los autores concluyen que "en estos sectores es más difícil ser
juvenil” (Margulis & Urresti, 1998, p.7). A pesar de esto, podemos decir que los/as jóvenes
de sectores populares siguen siendo jóvenes, por el capital temporal que los caracteriza y
que es común a todos independientemente de su condición social.
En relación al "Taller de Comunicación”, una de las mayores dificultades con la que
nos encontramos fue lograr una participación sostenida y activa de los/as jóvenes, que nos
llevó a repensar y reflexionar, grupalmente -entre el equipo interviniente- y comunitariamente
-en la Mesa de Gestión- nuestras prácticas e intervenciones. En este contexto, comenzamos
a indagar qué recursos y herramientas podíamos poner en juego para aumentar la
participación de los/as jóvenes y solicitamos colaboración de los actores sociales que
participan en la Mesa de Gestión. Así fue como profesionales del Centro de Salud del barrio
y vecinos/as se sumaron al desarrollo de los talleres. Su participación implicó que
identificaran en su barrio figuras y personas que iban a persistir en el tiempo,
independientemente de la frecuencia y duración de los talleres y nuestra intervención.
A lo largo de la experiencia, pudimos observar cómo el taller comenzó a ser
significativo para los/as jóvenes. Además de ser un espacio de encuentro con sus pares, se
fue constituyendo un espacio de escucha y contención, en el cual depositaban sus
malestares, alegrías y deseos. En varias oportunidades se realizaron actividades propuestas
por ellos/as, generando un involucramiento subjetivo con el taller y una construcción
conjunta de este espacio. "Estrellados del Éxito” fue el nombre con el que decidieron
llamarse, pero nos parece pertinente considerar otros nombres que propusieron, ya que dan
cuenta de las expectativas que depositaron en el grupo: "los salvadores del barrio” "los
sanadores del barrio”.
26