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Dlogos Pedagicos. Año XVI, 32, octubre 2018-marzo 2019.
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Doctor en Pedagogía. Docente de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Corozal, Puerto
Rico. E-mail: juan.vazquez24@upr.edu.
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"Proceso de recopilación de información acerca del estudiante para ayudar en la decisión que se toma
del progreso y desarrollo del estudiante" (Joint Committee on Standards for Educational Evaluation, 2003,
p. 225). Dicha información incluye, pero no se limita, a las siguientes: observaciones, escritos, exá-
menes o pruebas en clase, pruebas estandarizadas, actividades de assessment (e.g., individuales, en
pareja o grupales), interrogatorios orales, entrevistas, presentaciones orales, portafolios, proyectos o
creaciones, productos del assessment de la ejecución, entre otras. Verdejo y Medina (2009) indicaron
que el concepto assessment, tal y como se plantea en la definición anterior, carece de una traducción
literal al castellano, es decir, de una palabra que encierre su significado en el contexto educativo, por
lo que recomendaron que se utilice en el idioma inglés.
Diálogos Pedagógicos. ISSN en línea: 2524-9274
o XVI, 32, octubre 2018-marzo 2019. Pág. 1-29
DOI: http://dx.doi.org/10.22529/dp.2018.16(32)01 / Recibido: 3-03-2018 / Aprobado: 15-06-2018
Artículo publicado bajo Licencia Creative Commons Atribucn-NoComercial-SinDerivar.
© Universidad Católica de Córdoba.
Una propuesta para la formación
pedagógica del profesor universitario:
un enfoque formativo previo
A proposal for the pedagogical training of university
professor: A previous formative approach
Juan P. Vázquez Pérez
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Resumen: En este artículo se presenta una propuesta inédita para la formación peda-
gógica del profesorado universitario, resultado de un análisis de contenido. En esta se
resaltan, desde un punto de vista particular, diversos elementos de los procesos de
planificación, enseñanza, assessment
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y evaluación del aprendizaje, poniéndose énfa-
sis en la responsabilidad que requiere llevarlos a cabo. Asimismo, se pone énfasis en el
rol de las instituciones universitarias, respecto a la formación pedagógica de su profe-
sorado, como garantía para ofrecer una enseñanza de calidad, a partir de la premisa de
que esta es tarea de todos en la Universidad.
Palabras clave: práctica pedagógica, formación inicial, enseñanza superior, calidad de
la enseñanza, profesión docente.
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Abstract: This article presents a new proposal for the pedagogical training of the
university faculty staff that is the result of a content analysis. The article highlights,
from a particular point of view, various elements of the processes of planning, teaching,
assessment, and evaluation of learning, with emphasis on the responsibility that
requires carrying them out. In the same way, emphasis is placed on the role of university
institutions, regarding the pedagogical training of professors, as a guarantee to deliver
a quality education, establishing that it is task for all members in the University.
Key words: teaching practice, initial training, higher education, teaching quality,
teaching profession.
Una propuesta para la formación pedagógica del profesor universitario...
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1. Trasfondo histórico-conceptual
Durante sus varios siglos de historia, la Universidad ha estado transformán-
dose continuamente, aún más en los últimos siglos, observándose dificultades en
torno a cambios estructurales, de contenidos y de dinámicas de funcionamiento,
para adaptarse a los nuevos desaos que la sociedad impone (Monereo, 2013;
Perales, Jornet & González, 2014; Rodríguez, 2008; Salas, 2000; Zabalza, 2007).
En estas últimas décadas, uno de los mayores cambios que se ha dado ha sido la
restructuración del proceso de enseñanza a raíz de la nueva concepción del apren-
dizaje, cuestión que ha tenido sus efectos en las metodologías para enseñar
(Barberà, 2008; Baute & Iglesias, 2014; Concepción, Fernández, & González, 2014;
de Miguel, 2006; López Camps, 2005; Martínez, 2010; Pabón et al., 2009; Pimien-
ta, 2011; Stes & Van Petegem, 2015; Villarroel, 1995). En esta se pone como
centro de la enseñanza al estudiante y su aprendizaje, lo que ha implicado nue-
vas responsabilidades en el rol del profesor (Aramburuzabala, Martínez-Garrido, &
García-Peinado, 2013; Barberà, 2008; Cano & Revuelta, 1999; Concepción et al.,
2014; de Miguel, 2006; López Camps, 2005; López Noguero, 2005; Martínez, 2010;
Ordóñez, 2004; Pabón et al., 2009; Villarroel, 1995). En efecto, la figura del profe-
sor ha ido evolucionando (Asensio, 2000; Barberà, 2008; Bolívar & Caballero, 2008;
Lucarelli, 2008; Mas & Ruiz, 2007; Moreno, 2009; Pabón et al., 2009; Sánchez &
Mayor, 2006; Villarroel, 1995), pasando de ser el centro (i.e., único difusor o trans-
misor de un conocimiento específico) a un facilitador y guía del aprendizaje. Pues,
"la enseñanza no significa ya impartir todo el programa de la asignatura, sino
mejorar el aprendizaje" (Stes & Van Petegem, 2015, p. 16). Por consiguiente, se
espera que el profesor proporcione los conocimientos necesarios, a través de ex-
periencias variadas, para que el estudiante vaya construyendo su conocimiento
en torno a un tema específico (de Miguel, 2003; Knapper, 2009; Mas & Ruiz, 2007;
Mauri, Coll, & Onrubia, 2007; Mérida, 2006; Ordóñez, 2004; Pabón et al., 2009;
Reyes, 2000; Villarroel, 1995). Al mismo tiempo, debe utilizar diferentes recursos
para que el estudiante amplíe el conocimiento que se le facilita; de este modo se
dejan atrás los momentos presenciales como único medio para que se la comu-
nicación (Barberà, 2008; Bolívar & Caballero, 2008). Sin embargo, su función en
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torno a la investigación no deberá descuidarse, pues facilita el manteniendo y
actualización constante en su área de especialidad; aunque esta no deberá opa-
car o descuidar la actividad docente.
Como secuela, la formación pedagógica del profesorado es un tema que ha
tomado un auge en las pasadas décadas, pero en especial en los últimos años
(Álvarez et al., 2012; Baute & Iglesias, 2014; de la Cruz, 2000; de Miguel, 2003;
Fernández, 2008; Monereo, 2013; Noguera, 2001; Palomero, 2003; Perales et.
al., 2014; Zabalza, 2005, 2007, 2009), lo cual ha sido uno de los adelantos que ha
contribuido al mejoramiento de la calidad de la enseñanza (Fernández, 2008). Así,
la Professional and Organizational Development Network in Higher Education (2016),
en su página electrónica, puso énfasis en que el desarrollo profesional de la facul-
tad debe incluir esfuerzos para fortalecer tres roles del docente: (a) instructor
individual o un miembro de facultad; (b) instructor académico-profesional; y (c)
instructor como persona. Esta formación en torno a estos roles se observa nece-
saria a partir de la respuesta que se está dando a los retos que imponen la "socie-
dad de conocimiento" y las concepciones acerca del aprendizaje a lo largo de la
vida (Cano & Revuelta, 1999; de Miguel, 2003; Galán, 2007; Lucarelli, 2008; Mas &
Ruiz, 2007; Mauri et al., 2007; Pabón et al., 2009; Salas, 2000) que, a su vez,
tienen repercusiones en el proceso de enseñanza. En efecto, en la Universidad
actual se necesitan profesores que sean capaces de trabajar en un contexto cam-
biante y diverso, en el que se enfrentarán con distintas exigencias que inciden en
la figura del profesor. Así pues, deben ser capaces de manejar la diversidad en su
aula de clases para así, dirigir su enseñanza hacia el aprendizaje de los estudian-
tes (Karjalainen, Alha, & Jutila, 2009), y facilitar a estos los recursos necesarios
para que dominen las competencias de su perfil profesional.
A pesar de la poca participación de los profesores en actividades de forma-
ción, como manifestó Rodríguez (2003), a través de los años se ha ido despertan-
do un interés en el mejoramiento de la práctica docente (Aramburuzabala et al.,
2013; de la Cruz, 2000; Fernández, 2008; Leonetti et al., 2010; Muñoz, 2004;
Palomero, 2003; Prieto, 2004). El profesor está comenzando a preocuparse por
desempeñar bien su rol atendiendo asuntos específicos acerca del proceso de
enseñanza. No obstante, la carencia de normativas respecto a la formación pre-
via, en muchos contextos universitarios, hace que esta obtenga un carácter vo-
luntario (Caballero, 2013; de la Cruz, 2000; Sánchez & Mayor, 2006; Fernández,
2008; Palomero, 2003), por lo que gran parte del profesorado se queda sin forma-
ción. Respecto a este asunto, Postareff y Nevgi (2015), a raíz de sus investigacio-
nes, identificaron cinco tipos de profesores: (a) profesores que tienen un pausado
desarrollo y cambios en sus concepciones y prácticas; (b) profesores que presen-
tan cambios inesperados en sus concepciones; (c) profesores que tienen menos
cambios conceptuales, pero más cambios en sus prácticas de enseñanza; (d) pro-
fesores que demuestran resistencia al principio, pero que eventualmente experi-
mentan cambios, especialmente en sus concepciones; y (e) profesores que se
aferran a la resistencia hacia el cambio.
Por tanto, se observa de forma evidente que todavía hoy los profesores fre-
cuentan actividades de formación solo en sus respectivas áreas de especialidad
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(Biscarri, Filella, & Jové, 2006; García-Valcárcel, 2001; Noguera, 2001; Urosa, 2004;
Zabalza, 2005, 2009), dejando rezagada la formación en el área pedagógica. Sin
embargo, cuando se trabaja como profesor, aún más en un contexto universitario,
deben mantenerse actualizados los conocimientos en ambas áreas académicas
(Álvarez et al., 2012; Aramburuzabala et al., 2013; Caballero, 2013; Cáceres et al.,
2003; de la Cruz, 2000; de Miguel, 2003; Fernández, 2008; Mérida, 2006; Sánchez
& Mayor, 2006; Ruiz, 2010; Yot & Mayor, 2012; Zabalza, 2007), porque tan impor-
tante es conocer y actualizar los contenidos de la especialidad como la pedagogía
que contribuye a la enseñanza óptima de tales contenidos. De esta forma, pue-
den desarrollarse diferentes ámbitos: el profesional, el pedagógico y el personal,
tal y como lo propusieron la Professional and Organizational Development Network in
Higher Education (2016) y Zabalza (2005).
2. Planteamiento del problema
A pesar de que lo que se conoce hoy como desarrollo profesional tiene sus
bases en el año 1810, cuando la Universidad de Harvard comenzó a conceder
licencias sabáticas a los profesores para tal fin (Sorcinelli, Austin, Eddy, & Beach,
2006), hoy sigue observándose la preocupación en muchos profesores de no sa-
ber enfrentarse a las nuevas exigencias didácticas y evaluativas, lo que les impo-
sibilita adaptarse (Prieto, 2004). Esto puede apoyarse en la realidad de que en las
universidades se cuenta con profesionales, especialistas en áreas específicas del
saber, pero que no necesariamente tienen un conocimiento pedagógico para im-
partir la enseñanza. En ocasiones puede llegarse a afirmar que este no garantiza
el aprendizaje de los estudiantes, pero, al menos lo posibilita (de la Herrán, 2003).
Es decir, que el conocimiento pedagógico facilita las bases para que se estructure
y organice el proceso de enseñanza de tal manera que el estudiante pueda cons-
truir su conocimiento y hacerse parcipe de su aprendizaje. No obstante, todo
esto también depende del conocimiento previo que posea el estudiante y del tra-
bajo que realice. Aun así, visto desde el punto de vista del profesor, debe hacerse
todo lo posible para garantizar que el proceso de enseñanza sea eficaz. Pues, el
profesor es el primer responsable en el proceso de enseñanza universitario y es
en quien las instituciones universitarias ponen su confianza para, a su vez, pro-
mover la calidad docente (Aquino, Magaña, & Rosas, 2013; Aramburuzabala et al.,
2013; de Miguel, 2003; Galán, 2007; Marcelo & Vaillant, 2009; Sánchez & Mayor,
2006).
En relación con esta calidad docente se encuentra la evaluación del aprendi-
zaje. Puede afirmarse que esta debe realizarse de la mejor manera posible, para
que se evidencien adecuadamente los resultados de la enseñanza, lo cual hace
indudable su crucial e importante relación con la calidad de la enseñanza (Álvarez,
2008; Biggs, 2008; Bolívar & Caballero, 2008; Cebrián, 2008; de la Calle, 2004;
Ibarra & Rodríguez, 2010; McMillan, 2014; Moreno, 2009; Mueller, 2005; Muñiz &
Fonseca-Pedrero, 2008; Trillo, 2005; Vera Vélez, 2002; Verdejo & Medina, 2009;
Zabalza, 2009). En efecto, tener el conocimiento necesario acerca de la evaluación
del aprendizaje poda facilitar que los profesores no repitan los todos para
evaluar que utilizaban los profesores que formaron parte de su preparación aca-
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démica (López Noguero, 2005; Monereo, 2013; Urosa, 2004), los cuales no nece-
sariamente demostraban dominio de la evaluación del aprendizaje y los principios
éticos
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que este proceso implica. Así pues, se pone énfasis en la necesidad de
conocimiento en torno a la evaluación del aprendizaje y al mejoramiento de su
práctica (Cebrián, 2008; de la Calle, 2004; Lucarelli, 2008; Moreno, 2009; Muñiz &
Fonseca-Pedrero, 2008; Sánchez & Mayor, 2006). En un proceso de evaluación
adecuado se utilizan diversas cnicas para tratar de evidenciar el dominio de
contenidos específicos (i.e., un proceso de assessment) (Álvarez, 2008; Mueller,
2005) y, a su vez, tratar de dirigir el pensamiento de los estudiantes hacia niveles
altos en los dominios cognoscitivos (McMillan, 2014; Vera Vélez, 2002; Verdejo &
Medina, 2009); lo que finalmente conduce a emitir un juicio acerca del aprendizaje
del estudiante.
En consecuencia, las exigencias que han advenido al contexto educativo uni-
versitario, ya sean como producto de las nuevas concepciones del proceso de
enseñanza centrado en el aprendizaje del estudiante o por las normativas de
educación superior, principalmente se relacionan con las demandas de la sociedad
acerca de la calidad en la enseñanza. Estas se observan más en los aspectos que
se relacionan con el uso de nuevas metodologías para enseñar, con el rol que el
profesor debe ejercer, con la evaluación continua y con el seguimiento individualizado
del progreso de los estudiantes (Caballero, 2013; Gairín, 2011; Monedero, 2007;
Perales et. al., 2014; Stankeviciene, 2007; Vizcarro, 2009). En relación con esto,
Aciego, Martín y García (2003), Concepción, Fernández y González (2014) y pez,
González y de León (2014) encontraron a través de sus estudios que los profeso-
res necesitan formación en torno a la metodología didáctica que enfatice en los
procesos de planificación, ejecución y evaluación, propiciando, a su vez, estrate-
gias didácticas para contenidos específicos. También, requieren formación acerca
de la utilización de los recursos tecnológicos y de la aplicación de estrategias para
la motivación y el desarrollo cognoscitivo. Sin embargo, Sales (2006) determinó
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De acuerdo con Verdejo & Medina (2009), la evaluacn del aprendizaje, como área profesional,
requiere la utilización de diferentes técnicas que, al utilizarse en otras disciplinas académicas, deman-
dan de una serie de principios éticos que son relativos a su utilización y efecto con los seres humanos.
Estas autoras indican que, por relevancia de estos asuntos, se ha legislado en torno a su aplicabilidad
y para garantizar un proceso ético. Tales principios éticos son los siguientes: la beneficencia implica
que las experiencias evaluadoras deben realizarse en beneficio para los estudiantes y su aprendizaje
(e.g., evaluar solo en torno temas discutidos en clase). La no maleficencia pone énfasis en la utilización
de técnicas que no impliquen un riesgo físico o psicológico, más allá de los que se confrontan en la vida
cotidiana (e.g., no igualar o simplificar la complejidad del aprendizaje a la puntuación que se obtenga).
La autonomía encierra el conocimiento de antemano de los procesos evaluativos a los que se somete-
n los estudiantes (e.g., criterios para la evaluación, porcentajes que representarán las diferentes
tareas de ejecución). La justicia implica el ofrecimiento, con equidad, de diferentes oportunidades a los
estudiantes para demostrar el aprendizaje y la aplicacn del mismo (e.g., no demostrar tratos
preferenciales, no estigmatizar). La privacidad requiere la utilización adecuada de la información perso-
nal, en la que se incluyen los resultados de las evaluaciones, de manera que no se divulgue nada que
no sea de dominio público (e.g., publicación de listas de notas, inmersión de estudiantes en tareas
propias del profesor). La integridad abarca la rectitud, la honradez y la veracidad en todo lo que
concierne el trabajo docente, especialmente en la evaluación del aprendizaje (e.g., demostrar consis-
tencia, respeto y rectitud como docente). Todos estos principios éticos deben facilitar el funciona-
miento adecuado de la actividad docente poniendo énfasis en el estudiante y su aprendizaje.
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que la formación pedagógica debía abarcar asuntos en los que se ponga énfasis
en una enseñanza que permita la interpretación, comprensión y reflexión de con-
ceptos que se relacionen con contenidos específicos de las asignaturas, dejando
a un lado la enseñanza unidireccional (i.e., transmisión de conocimiento de mane-
ra pasiva). Así pues, todo esto refleja que hay profesores interesados en mejorar
su práctica educativa (Álvarez et al., 2012; de la Cruz, 2000; Fernández, 2008;
Leonetti et al., 2010; Muñoz, 2004; Palomero, 2003; Prieto, 2004). Pues, en mu-
chas ocasiones se "abandona la docencia a la suerte y habilidad del principiante"
(Caballero, 2013, p. 393). No obstante, cabe resaltar que "los profesores a veces
pueden rechazar las nuevas teoas y prácticas como innecesaria y su destreza
como académicos sigue siendo indiscutible" (Postareff & Nevgi, 2015, p. 47).
3. Método
En este estudio se utilizó una metodología cualitativa con un diseño de análi-
sis de contenido. De acuerdo con Creswell (2012), la metodología cualitativa debe
utilizarse cuando se requiere una exploración y descripción de un fenómeno de
interés. También, por medio de esta metodoloa se busca obtener información
con el propósito de entender un fenómeno de interés (Taylor & Bogdan, 1988). Por
su parte, Hernández, Fernández-Collado y Baptista (2014) indicaron que en una
investigacn con una metodología de enfoque cualitativo se recopilan datos sin
medición numérica, con el fin de descubrir o perfeccionar preguntas de investiga-
ción en el proceso de interpretación. Así pues, McMillan (2012) puso énfasis en
que en la investigación cualitativa se busca examinar a profundidad la cualidad de
las relaciones, procesos, actividades, situaciones o contenidos espeficos.
Entre los diseños cualitativos, se eligió el diseño de análisis de contenido.
Este diseño es un modo de investigación que permite hacer replicable y válidas las
inferencias a partir de textos (Krippendorff, 2004). Respecto a esto, este autor
añadió que el análisis de contenido permite descubrir o establecer nuevas ideas,
aumenta el entendimiento de un fenómeno de interés o informa acerca de accio-
nes prácticas. Por su parte Altheide, Coyle, DeVriese y Schneider (2008) indicaron
que un análisis de contenido permite combinar diferentes pasos investigativos
con fin de profundizar acerca de conceptos, datos y cualquier otra información que
emerja de lo mismo que se analiza. En efecto, estos autores han resaltado que en
este tipo de diseño, el investigador debe introducirse en el área de estudio, lo que
requiere tener contacto directo con numerosos documentos que le faciliten reali-
zar una comparación sistemática y constante.
Propósito del estudio
Este estudio tuvo como propósito proponer un proceso para la estructuración
de la formación pedagógica y el desarrollo profesional del futuro profesor universi-
tario, para que este: (a) pueda desarrollarse como docente en el contexto en el
que se desempa; (b) ofrezca una enseñanza de calidad que redunde en la
dirección del aprendizaje de los estudiantes; y (c) evidencie su desarrollo profe-
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sional promoviendo la calidad en la enseñanza universitaria. En la documentación
del proceso de formación pedagógica se exploraron contenidos, metodoloas,
estrategias y cnicas que se recomiendan para llevar a cabo la planificación y
ejecución del proceso de enseñanza y la evaluación del aprendizaje estudiantil,
en el contexto universitario. A su vez, se auscultaron formas para evidenciar la
calidad de la enseñanza en las instituciones universitarias, a partir del desarrollo
profesional del profesor y la evaluación de su actividad docente. Inicialmente, la
propuesta para la formación pedagógica fue para el contexto universitario espa-
ñol, pero puede extrapolarse; pues, el contenido de la formación es aplicable a
cualquier contexto universitario.
Preguntas de investigación
Por ser esta una investigación cualitativa, Creswell (2012) recomendó que se
utilice una pregunta central de investigacn seguida de preguntas específicas.
Estas deben facilitar la recopilación de informacn acerca de todas las áreas o
aspectos que componen la pregunta central de investigación. La pregunta central
de este estudio fue:
- ¿Cómo debe planificarse una formación pedagógica que se dirija al desarrollo
profesional del profesor universitario capacitándole para llevar a cabo un proce-
so de enseñanza de calidad?
En consecuencia, a partir de la pregunta central de investigación, se presen-
tan las preguntas específicas, a saber:
- ¿Cómo debe llevarse a cabo la formación pedagógica y el desarrollo profesional
del profesor universitario en torno a los siguientes procesos de la enseñanza?
- Planificación.
- Ejecución.
- Assessment y evaluación del aprendizaje.
- ¿Qué aspectos del desempeño del profesor deben auscultarse para evidenciar
su desarrollo profesional y, a su vez, promover una enseñanza de calidad?
- ¿De qué manera las instituciones universitarias deben involucrarse en el proce-
so de formación pedagógica de sus profesores para garantizar la calidad de la
enseñanza?
Selección de las fuentes de información: muestra
La selección de las fuentes de información que formaron parte de esta inves-
tigación se hizo de forma intencional a base de criterios. Este tipo de todo
permite seleccionar fuentes que provean información necesaria y valiosa que, a su
vez, ayude a contestar las preguntas de investigación (Creswell, 2012; McMillan,
2012). Cabe destacar, que la intencionalidad a base de criterios facilita la identifi-
cación y selección de fuentes con unas características específicas, lo que le otorga
mayor profundidad a la información. Para McMillan (2012) la fortaleza de este mé-
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todo es que, a través de las fuentes que se estudien se obtiene información com-
pleta, o sea, información específica y detallada acerca del tema bajo estudio. Así,
pueden hacerse inferencias s espeficas que, de una mejor manera, hagan
referencia al fenómeno de interés en el contexto en el que estudie (Altheide, Coyle,
DeVriese, & Schneider, 2008; Corbin & Strauss, 2008; Krippendorff, 2004; Silverman,
2003).
Como parte de las fuentes para el análisis de contenido, se incluyeron 183
documentos. De los cuales, 30 fueron libros o manuales que se relacionaban con
lo que implica la actividad docente y la calidad del proceso de enseñanza universi-
tario, 49 fueron artículos de carácter empírico acerca de asuntos que se relacionan
con el área de educación, 94 fueron artículos con carácter informativo o
argumentativo acerca de la formación pedagógica del profesorado universitario y
10 fueron documentos legales que se relacionaban con asuntos específicos de la
universidad. La identificación y selección de fuentes incluyó documentos, a los que
se tuvo acceso, con fecha de publicación desde el 1 enero de 2000 hasta el 31 de
julio de 2011. Sin embargo, se incluyeron 17 documentos publicados antes del
año 2000, porque en su contenido se hacía referencia a asuntos relevantes a la
investigación o porque eran publicaciones de autores clásicos. Cabe resaltar que
pudo haber fuentes que se relacionaran con el tema que, por los criterios de se-
lección, por ser inéditas o por el juicio del investigador, no se incluyeron como
parte de la investigacn. Aun así, las fuentes que se seleccionaron fueron sufi-
cientes para trabajar el problema bajo estudio, llegándose al punto de saturación.
No obstante, para prosito de este artículo, se incorpo literatura reciente, lo
que permite demostrar la continuidad del estudio en torno al tema de interés.
Procedimiento
El procedimiento que sugirió Krippendorff (2004) para un análisis de conteni-
do se reduce a seis pasos. Estos evidencian la necesidad de que el investigador
se dirija desde los textos hacia los hallazgos. Esta secuencia lógica se estructura
de la siguiente manera:
1. Delimitar el tema y el contexto de la investigación.
2. Identificar y seleccionar las fuentes.
3. Codificar los textos de acuerdo con los temas que emerjan del contenido.
4. Reducir los datos para hacer ntesis o simplificar la información.
5. Hacer inferencias acerca del fenómeno bajo estudio en referencia al contexto.
6. Redactar la respuesta a las preguntas de investigación y establecer conclusio-
nes.
Para presentar el procedimiento en el contexto de esta investigación, se divi-
dió el proceso en dos fases (a) Recopilación de datos y (b) Análisis de los datos. La
primera fase incluye los primeros dos pasos que recomendó Krippendorff y la se-
gunda fase hace referencia a los pasos subsiguientes. La descripción de cada fase
se presenta a continuación.
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Recopilación de datos. De acuerdo con Silverman (2003) y Hernández et al.
(2014), en la investigación cualitativa la recopilación de datos considera como una
fuente valiosa los documentos, los registros y diversos materiales de la misma
índole. Así pues, la búsqueda, identificación y selección de fuentes se llevó a cabo
siguiéndose las recomendaciones de Silverman, quien indicó que debe delimitarse
la selección de fuentes, por tema y por tipo, para realizar un trabajo de análisis
más efectivo; lo que, a su vez, guardó estrecha relación con el muestreo por crite-
rios. Finalmente, para revisar la correspondencia de las fuentes con las preguntas
de investigación, se estructuró la búsqueda, revisión y selección de las fuentes en
referencia a las preguntas. De esta forma, se facilitó, aún más, la selección de la
información y, al mismo tiempo, el análisis de esta (Silverman, 2003).
Análisis de los datos. En el contexto de esta investigación, luego de leer los
documentos que se consultaron para clasificarlos a partir de los temas generales
que en ellos se abordaron, se sepa el contenido de los documentos en dos
partes (a) información general e (b) información específica. Con la información ge-
neral se trabajó en la parte teórica, espeficamente, haciendo un resumen del
estado de la cuestión acerca de la calidad de la enseñanza, desde la perspectiva
de los cambios que se han producido en la universidad, de la evolución del rol del
profesor y de la necesidad de la formación pedagógica de este. De este resumen,
se partió para realizar el análisis de contenido en profundidad, el cual se hizo solo
con la información específica de los documentos. Este permit trabajar con los
asuntos correspondientes a la formación pedagógica del profesor universitario, a
los aspectos de su desempeño que se relacionaban con la calidad de la enseñan-
za y al rol de las universidades en torno a la formación pedagógica de su profeso-
rado, en as de garantizar la calidad de la enseñanza. Cabe resaltar que las
decisiones que tomó el investigador para trabajar con las fuentes se justifican a
partir de las ideas que plantearon Hernández et al. (2014): "La perspectiva del
investigador en el análisis de los datos es interna. El investigador involucra en el
análisis sus propios antecedentes y experiencias, así como la relación que tuvo
con los participantes [i.e., las fuentes] del estudio" (p. 15).
Para el análisis de contenido en profundidad, se utilizó el diseño de codifica-
ción sistemática de Corbin y Strauss (2008) cumpliendo, a su vez, con los pasos
que recomendó Krippendorff (2004). Para la codificación sistetica, Corbin y
Strauss establecieron tres pasos para que se cumpla con el objetivo principal del
análisis de la información: procurar el entendimiento y la claridad necesaria acerca
del fenómeno que se estudia. Estos pasos fueron: (a) categorización, que implicó
depurar, segmentar e integrar la información que se recopiló en categorías o te-
mas generales; (b) codificación axial, en la que se establecieron relaciones temá-
ticas entre las categorías; y (c) discusión y presentación de los hallazgos, donde
se comenzó a responder las preguntas de investigación y determinar conclusio-
nes y recomendaciones). Así pues, se redujo la información, pasando a un análisis
más específico y dirigido, donde se comenzó con las inferencias acerca del fenó-
meno bajo estudio (i.e., el profesor y su desempeño como docente, en relación
con la formación pedagógica y la calidad de la enseñanza). Estas inferencias faci-
litaron el esbozo de los hallazgos de la investigación, lo que permitió visualizar
cuáles contenidos podrían seleccionarse para sustentarlos. Respecto a este asunto
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en particular, cabe resaltar que de esta forma se aumentó la credibilidad de los
hallazgos, lo cual fue una evidencia para la validez interna de la investigación.
4. Hallazgos
Luego de realizar el análisis de la información que se recopiló, se estudiaron,
nuevamente, las preguntas de investigación, lo que facilitó establecer una corres-
pondencia entre el contenido de ellas y los hallazgos que resultaron del análisis.
Para aumentar la credibilidad de los hallazgos, como parte de la argumentación
que se presenta en los diferentes epígrafes, se incorporan citas directas de las
fuentes que se analizaron. Esto permite que se sustenten los resultados con las
fuentes del análisis y que se argumenten los planteamientos que se exponen. De
esta forma, lo que se plantea tiene fundamento, otorgándole lógica y validez.
También, esto refleja la utilidad y la aplicabilidad de las fuentes, que en un análisis
de contenido son la base para trabajar.
Supuestos para el interesado en ejercer la docencia universitaria
Todo interesado en ejercer la docencia en el contexto universitario debería
contar con unos conocimientos pedagógicos, que le faciliten su desempeño profe-
sional, además de su preparación académica en un área específica. Tal interesado
debe, desde un principio, comenzar a verse como profesional de la enseñanza. En
relación con esto, Zabalza (2007) afirmó que "en la configuración de la identidad
profesional de los docentes universitarios es necesario el paso de ser simple es-
pecialista de la materia a ser didacta de la disciplina" (p. 108). Por su parte, de la
Cruz (2003) reiteró en que se llega a ser profesor a través de "la disposición, el
compromiso y el empeño con que se afronte la actividad docente y la formación
pertinente. No hay ejercicio profesional de calidad sin una formación específica y
sistemática sobre el oficio correspondiente" (p. 38). Así pues, todo interesado en
la docencia deberá entender que ser docente en este contexto implica saber en-
señar lo que se le asigne ensar. De esta forma, puede darse comienzo a la
ruptura de estereotipos, mitos o creencias personales y despectivas acerca de la
enseñanza universitaria. Si importante es la enseñanza primaria y secundaria, en
tanto que preparan a los estudiantes para el mundo universitario, igualmente
importante es la enseñanza universitaria porque forma a los futuros profesionales
de la sociedad.
De esta forma, el futuro docente universitario deberá visualizarse, s que
como un erudito o ser superior en torno al conocimiento, como un facilitador del
conocimiento que posee. Es necesario "enmarcar la formación docente en
posicionamientos evolutivos, que puedan superar una cultura transmisora y/o
aquellos modelos centrados en un entrenamiento técnico" (Reyes & Gonlez,
2007, p. 152). Por esto, no se trata de demostrar cuánto se sabe exponiendo
clases magistrales que solo entienda el profesor, sino que se trata de traducir el
conocimiento y facilitarlo a aquellos que van en busca de este. Respecto a esto,
Biscarri, Filella y Jové (2006) mencionaron que los profesores "dedican esfuerzos
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en la preparación de la asignatura, sobre todo en la actualización de contenidos,
aunque se observa una falta de actitud innovadora, es decir, siguen una metodo-
logía tradicional, muy estructurada" (p. 293). A esto se le añade, que al momento
de evaluar el aprendizaje utilizan los todos menos indicados y, a su vez, no
toman en cuenta los principios éticos de dicho proceso, evidenciándose como un
proceso cíclico en el cual, el discípulo repite las mismas acciones de sus maestros
sin tener nociones de lo que necesita para ejercer adecuadamente la docencia.
Por tal razón, el interesado en la docencia debe preocuparse por cambiar
todo aquello que le resultó una experiencia negativa en su formacn. Es decir,
tratar de mejorar las deficiencias que él mismo pudo identificar con poco entendi-
miento de lo que es saber enseñar, pero que se reflejaban en contraposición de
sus ansias por aprender. En efecto, debemostrar interés hacia lo que le permita
capacitarse para poder desempar una actividad docente que responda a las
necesidades de los estudiantes, que atienda la diversidad y que dirija el pensa-
miento hasta alcanzar niveles altos de dominio cognoscitivo. En fin, observarse
como el que se dedica a su actividad docente otorndole la importancia y el
mérito necesarios para desempeñarla óptimamente (de la Calle, 2004; Newman,
1996; Rodríguez, 2003), lo que, al mismo tiempo, podría conducir a que se rompa
con diversos mitos que fomentan el menosprecio de la docencia, especialmente en
el contexto universitario.
En consecuencia, el interesado en ejercer como docente en el contexto uni-
versitario deberá reconocer y concienciarse que el rol que desempeñará será uno
de suma importancia para el desarrollo de una docencia que garantice la calidad,
que es uno de los asuntos prioritarios de la universidad en la actualidad. Además,
deberá sensibilizarse en torno a la identidad profesional que asumiy de la tras-
cendencia que tenden la formación estudiantil. Respecto a esta identidad, Zabalza
(2005) puso énfasis en que "la historia de las dos identidades, como especialista
en un área y como profesor al final para funcionar bien, tiene que convertirse en
una sola, porque es lo que ayuda a entender al profesor el trabajo que está
haciendo" (p. 102). Así pues, se espera que dicha fusión configure la profesionalidad
de un profesor universitario que se dedique principalmente a la docencia.
Siguiendo las palabras que Monedero (2007) utilizó al afirmar que la prepara-
ción pedagica del profesor puede incidir en la eficacia y la satisfacción de la
enseñanza, lo que conduce a la calidad de esta, se espera que la propuesta que
aquí se presenta motive a diferentes instituciones de educación superior a promo-
ver en su profesorado la actualización pedagógica, desde su identidad docente y
en torno a la facilitacn de un proceso de enseñanza que propicie la eficacia,
desde el punto de vista del aprendizaje del estudiante. Sin embargo, según afir-
maron Torra et al. (2013), debe tenerse en cuenta que en muchos pses esta
formación previa no es una realidad, tal y como se observa para otras profesio-
nes. Según estos autores, "es necesario abordar la disfunción que representa el
hecho de que el profesorado universitario pueda acceder a la función docente sin
tener una formación previa" (p. 302). Así pues, la propuesta que se presenta a
continuación, puede extenderse a una formación inicial que forme parte de requi-
sitos de contratación en universidades en las que se desee garantizar la calidad
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de la enseñanza. Esto puede facilitarse por la misma institución universitaria, ofre-
ciéndose como parte del contrato para acceder a la docencia, tal y como se realiza
en universidades prestigiosas de Reino Unido, Australia, Noruega, entre otras
(Baume & Baume, 2001; Fernández, 2008; Zabalza, 2005). De esta forma, es la
misma universidad quien se preocupa por garantizar que la enseñanza que se
imparta en ella sea eficaz, de acuerdo con su misma visión y misión.
Propuesta para una formación en docencia universitaria: contenidos es-
pecíficos
Los contenidos de la formación que se proponen responden a una serie de
necesidades que el autor ha ido identificando en la literatura, que todaa hoy
sigue profundizándose, para reafirmar la importancia de la formación pedagógica
del profesorado universitario y en vías de que se profesionalice la docencia univer-
sitaria, otorgándosele la importancia que merece, por su relevancia dentro de la
formación académica que se ofrece en la universidad. Así, a través de esta pro-
puesta, se pretende dar a conocer una visión general y diferente acerca del desa-
rrollo de la formación pedagógica del futuro profesor universitario.
El docente universitario actual debe tener un conocimiento pedagógico que le
permita ejercer la práctica de la enseñanza y reflexionar acerca de esta, de mane-
ra que se propicie el trabajo activo del estudiante tanto dentro como fuera del
aula de clases, con el fin de que desarrolle al máximo sus capacidades hasta ha-
cerse autónomo de su aprendizaje. Por esto, el profesor debe estar preparado
para ofrecer los recursos necesarios que favorezcan ese desarrollo en los estu-
diantes y les permita acceder a las experiencias necesarias que les ayuden a
lograrlo. Así pues, el estudiante poddemostrar que conoce su área de especia-
lidad al mismo tiempo que sabe estar, compartir y trabajar en equipo y llevar a
cabo las tareas pertinentes a su profesión. Respecto a estos asuntos, Rué (2009)
indicó que
las intervenciones docentes que pretendan promover experiencias
formativas en las que predomine la reflexión entre los alumnos, que pro-
muevan una elaboración propia del conocimiento, a partir de los conteni-
dos proporcionados, deberán cuidar no solo el tipo de propuestas a reali-
zar, sino también los tiempos y modos en la presentación de las activida-
des, seguir el proceso de su desarrollo y cuidar los criterios de su evalua-
ción, atendiendo a que todos los pasos en este proceso proporcionen la
necesaria autonomía en el aprendizaje y aún la fortalezcan. (p. 111).
Así pues, atendiéndose a los asuntos que se han resaltado hasta este mo-
mento, la formación pedagógica que se propone tiene los siguientes objetivos:
- Garantizar al futuro docente la adquisición de los conocimientos teóricos y prác-
ticos de la pedagogía, que le permitan desarrollarse y desempeñarse como do-
cente en el contexto universitario, ofreciendo una enseñanza de calidad que
contribuya al aprendizaje de los estudiantes y a su desarrollo autónomo.
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- Facilitar los recursos didácticos y tecnológicos que ayuden a enriquecer el pro-
ceso de la enseñanza, desde su planificación hasta su puesta en práctica, de
manera que se propicie una participación activa de los estudiantes.
- Proporcionar los recursos necesarios para que seleccionen y elaboren diferen-
tes técnicas que permitan llevar a cabo un proceso adecuado de assessment y
realizar una adecuada evaluacn del aprendizaje.
- Reforzar los principios éticos en la evaluación del aprendizaje de tal forma, que
se respeten los derechos de los estudiantes en el proceso de enseñanza.
- Ofrecer los conocimientos necesarios acerca de las destrezas de comunicación
interpersonal, de modo que se facilite el trato con los estudiantes y se fortalez-
ca el trabajo en equipo con otros colegas.
- Proveer alternativas que le permitan al futuro docente seleccionar y organizar
las evidencias necesarias acerca de la planificación y ejecución de su actividad
docente y de la evaluación del aprendizaje que realiza.
En estos objetivos se encierran los contenidos espeficos de la formación
pedagógica, los cuales demuestran la complejidad del proceso de enseñanza, lo
que fundamenta la estructuración del contenido de la formación en sí misma (ver
tabla 1). Así pues, por medio de esta se pretende formar nuevos docentes uni-
versitarios que comiencen a ofrecer una nueva imagen a su profesión. Cabe
resaltar que la propuesta de formación que se plantea podría considerarse una
formacn más, pero el enfoque con que el autor la estructuró, organi y argu-
mentó permite ver la aportación relevante de la formación. En efecto, las áreas
formativas y sus contenidos, el orden lógico-pedagógico que se propone de es-
tos y la combinación de perspectivas anglosajonas y europeas hacen que el
proceso formativo sea enriquecedor y pertinente para el desarrollo profesional
del profesor universitario de la actualidad. A pues, cabe resaltar que con la
misma minuciosidad con que se profundi la formacn, debe trabajarse para
lograr la implantación de esta.
Justificación del orden de las áreas que necesitan formación específica
El orden que se propone para las áreas que necesitan formación específica
(tabla 1), responde a la secuencia lógica que debe tomarse en cuenta al momento
de iniciar e introducir a los futuros profesores universitarios en el contexto de la
actividad docente. Para esto, debe dejarse claro que se parte de la idea de que el
interesado en ejercer como docente, que participaría en la formación pedagógica
previa que se propone, conoce de manera superficial o desconoce lo que implica
pedagógicamente la actividad docente. Por tal ran, se comienza con el área
"Formación general acerca del aprendizaje en la educación superior". Conocer cómo
se aprende y las implicaciones que esto tiene en la docencia puede dar paso a una
apertura hacia la comprensn de la importancia de ofrecer una enseñanza que
responda a las necesidades de los estudiantes, respecto a su manera de apren-
der. En efecto, para que el profesor logre que sus estudiantes obtengan un apren-
dizaje significativo "debe tener un buen conocimiento acerca de estos, cuáles son
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Tabla 1. Áreas de necesidad para ejercer la docencia universitaria
Áreas que nece-
sitan formación
específica
Formación general
acerca del aprendi-
zaje en la educa-
ción superior
Desarrollo de la en-
señanza
Evaluación del
aprendizaje estu-
diantil
Planificación de la
enseñanza
Conocimiento di-
dáctico del conte-
nido
Comunicación en el
contexto educativo
universitario
Investigación edu-
cativa
Evaluación de la
actividad docente
Temas
generales
Temas o contenidos específicos
Andragoa y edu-
cación superior
Proceso de apren-
dizaje
Estrategias y recur-
sos para la ense-
ñanza
Recursos tecnológi-
cos en la enseñanza
Assessment y eva-
luación del apren-
dizaje en el contex-
to universitario
Recursos tecnológi-
cos en la evaluación
del aprendizaje
Estructuración de
la enseñanza: Pro-
ceso de planifica-
ción
Experiencias en di-
dáctica específica
Destrezas para la
comunicación en la
docencia
Investigacn edu-
cativa en el contex-
to universitario
Práctica en docen-
cia universitaria
Educacn superior. Normativas generales y
específicas de la educación superior. Educa-
ción de adultos.
Proceso de aprendizaje. Estilos de aprendi-
zaje. Inteligencias múltiples. Neuropsicología
del aprendizaje.
Enseñanza y aprendizaje activos. Estrategias
para enseñar. Control de tiempo. Arte de ha-
cer preguntas.
Recursos tecnogicos como parte del pro-
ceso de ensanza.
Concepto de assessment, aplicación y técni-
cas para la recopilación de información. Cons-
trucción de instrumentos para la evaluación.
Estándares de la evaluación del aprendizaje.
Principios éticos en la evaluación del apren-
dizaje. Modelos para presentar los resulta-
dos de la evaluación.
Recursos tecnológicos en la preparación y
desarrollo de la evaluacn del aprendizaje.
Adecuación de las competencias de los per-
files profesionales. Modelos para planificar.
Estructuración y organización de la enseñan-
za y la evaluación del aprendizaje.
Recomendaciones específicas para la orga-
nización temática de las asignaturas. Aplica-
ción de los recursos didácticos en contextos
específicos.
Conceptos teóricos y prácticos acerca de la
comunicación verbal, no verbal y paraverbal
y su aplicabilidad en el contexto educativo.
Métodos y diseños de investigación en la edu-
cación. Redacción de propuestas de investi-
gación. Recopilación y análisis de datos cuan-
titativos y cualitativos. Utilización de progra-
mas para el análisis de datos. Redacción de
informes. Publicación de arculos en revis-
tas profesionales. Utilidad de la investigación
educativa.
Estructuracn, organizacn y ofrecimiento
de una asignatura. Recopilacn de eviden-
cias acerca de la planificación y ejecución de
la enseñanza. Evidencias del assessment y
evaluación del aprendizaje con sus resulta-
dos discutidos. Reflexión acerca de la expe-
riencia en la práctica en docencia.
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los conocimientos previos que estos traen, cuál es el estilo de aprendizaje que
debe utilizar" (Ávila, Quintero, & Hernández, 2010, p. 74). De esta forma, el futuro
profesor va haciéndose la idea de lo que debe tener en cuenta cuando le corres-
ponda trabajar como docente, especialmente, en el contexto universitario, donde
se trabaja con un estudiantado de caractesticas muy espeficas, distintas de
otros niveles de enseñanza. En relación con esto, Verdejo y Medina (2009) afirma-
ron que
ciertamente, uno de los grandes planteamientos de la pedagogía y de la
Andragogía moderna consiste en que como aprendices construimos nues-
tro conocimiento, razón por la cual es imprescindible aprender cómo se
aprende y de qué manera se facilita el aprendizaje, hasta alcanzar el cono-
cimiento de nuestros estilos propios de aprender. (p. 72).
Una vez conocido y comprendido el proceso de aprendizaje, puede procederse,
de una mejor manera, a aplicar tales conocimientos en las estrategias para ense-
ñar, que se aborda en el área "Desarrollo de la enseñanza". Así pues, al ejemplificarse
las estrategias para enseñar puede observarse la relación que estas tienen con el
proceso de aprendizaje. Igualmente, sucede con el área acerca de la "Evaluación
del aprendizaje estudiantil". Esta introduce temas tales como: la taxonomía del do-
minio cognoscitivo, el assessment del aprendizaje y la evaluación del aprendizaje,
entre otros. Estos temas pueden aplicarse, de una mejor manera, en la práctica al
relacionarlos con el proceso de aprendizaje. Por esta razón, Paricio (2010) aseve-
que "la diversidad en el tipo de actividades programadas favorece la implica-
ción, la atención a la diversidad de estilos de aprendizaje y genera resultados de
aprendizaje más ricos" (p. 29). Por otro lado, cabe indicar que en ambas áreas, se
incluye una parte acerca de la utilidad de los recursos tecnológicos para la prepa-
ración de materiales para la enseñanza o de instrumentos para el assessment, la
evaluación del aprendizaje y para el enriquecimiento y complementación de la
actividad docente. A través de estos, se trata de acercar al futuro profesor a una
serie de recursos, pero haciéndole ver la pertinencia y utilidad de estos para el
mejoramiento de la práctica de la enseñanza (Cabero, 2014). En fin, lo significati-
vo de estas es que se abordan en consonancia con el área informativa (i.e., ense-
ñanza y evaluación), lo cual refleja conexión y correspondencia entre los conteni-
dos y justifica su secuencia gico-práctica.
A pesar de que la "Planificación de la enseñanza" es el inicio de todo trabajo
pedagógico, aquí se incluye en cuarto lugar. Esto responde a que se presume que
antes de planificar el proceso de enseñanza, deben conocerse los elementos ne-
cesarios para llevarlo a cabo. Es decir, para poder planificar adecuadamente y con
consciencia pedagógica, primero debe conocerse cómo se aprende, qué estrate-
gias pueden utilizarse para enseñar y cómo se evalúa el aprendizaje de los estu-
diantes. Si no se cuenta con los conocimientos necesarios, no puede hacerse una
planificación adecuada y coherente que, a su vez, facilite la ejecución de la ense-
ñanza. En relación con esto, debe tenerse en cuenta que esta propuesta para la
formación pedagógica del profesor universitario se dirige a profesionales que de-
seen introducirse a la docencia universitaria, por lo cual, se presume que tengan
poco o ningún conocimiento pedagógico. Así, se ve necesario trabajar con ellos de
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una forma diferente a la que se acostumbra normalmente, pues el aprendizaje
deberá guiarse igualmente, como si fueran alumnos de primer año en la Facultad
de Educación. Por esta razón, Garita (2008) indicó que
ahora que tenemos un horizonte más amplio de la educación de adultos,
en cuanto a aprender a aprender y las diversas formas de inteligencia
existentes, el reto es mejorar nuestra didáctica universitaria, en la planifi-
cación no solo conceptual de los conocimientos o las prácticas, sino en la
inspiración de los educandos, pues la verdad no solo debe informar, sino
inspirar. (p. 33).
Más adelante en la formación, se incluye un área acerca del "Conocimiento
didáctico del contenido". En este, se espera que los participantes trabajen con com-
pañeros de especialidades relacionadas, en torno a experiencias en didáctica es-
pecífica que les permitan observar la aplicabilidad de lo que trabajaron en las
áreas anteriores. Así pues, observando ejemplos reales de la actividad docente
de futuros colegas, podrían visualizar, de una mejor manera, la pertinencia de la
formación pedagógica y su utilidad en sus respectivas especialidades. Debe men-
cionarse, que esta área no se incluye antes por la especificidad de este y para que
se trabaje de una forma más personalizada. Respecto a esto, cabe mencionar que
"el aprendizaje de la enseñanza se favorece cuando las perspectivas de la ense-
ñanza y aprendizaje que se proponen desde el programa formativo son modela-
das por formadores de profesores en su propia pctica" (González & Fuentes,
2011, p. 63). Además, el encuentro de los futuros docentes puede propiciar espa-
cios donde "al debatir sobre actividades y tareas de aprendizaje, a como su
secuencia, los docentes exponen sus propios principios y teorías acerca de cómo
se enseña y se aprende" (Marcelo, Yot, Sánchez, Murillo, & Mayor, 2011, p. 197).
En la siguiente área de necesidad, "Comunicación en el contexto educativo uni-
versitario", se plantea que un experto en destrezas para la comunicación en la
docencia pueda presentar a los futuros profesores los elementos necesarios para
que se lleve a cabo un proceso de enseñanza con una comunicación efectiva. Una
vez que se aborden los procesos de planificación, de la enseñanza y de la evalua-
ción del aprendizaje, de manera general y específica, puede trabajarse con la
comunicación. De esta forma, pueden visualizarse, desde otra perspectiva, tales
procesos y profundizar en los elementos que se requieren para una comunicación
efectiva. En efecto, "la presentación oral debe apoyarse en una oratoria eficaz en
la que tanto la información verbal como la no verbal sea ajustada: el lenguaje
exacto y la vocalización y expresión correctas" (Gallego, 2008, p. 12).
Respecto de la "Investigación educativa", se incluye un área en la cual se pre-
tende que los participantes de la formación profundicen en torno a la investiga-
ción, pero desde una perspectiva educativa. Justamente, en esta área se encie-
rran temas que se relacionan con el diseño de una investigación dentro de la
misma actividad docente, en la cual puede indagarse en asuntos que se relacio-
nen con cuestiones pedagógicas. De esta forma, los futuros profesores podan
tener la oportunidad de contribuir al avance del conocimiento didáctico del conte-
nido, a la vez que difunden sus investigaciones en diferentes foros de interés para
la comunidad investigativa, tanto institucional como estatal e internacional. Así
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pues, Bolívar y Caballero (2008) argumentaron acerca de este asunto de la inves-
tigación educativa, de la siguiente manera:
La excelencia visible en la enseñanza conjuga las acciones excelentes y
expertas del buen docente con el interés por difundir y hacer públicos los
hallazgos obtenidos en la investigacn sobre enseñanza y aprendizaje.
Se trata de extender los resultados de la propia investigación, propiciando
su impacto en la práctica educativa del resto del profesorado. (p. 5).
Finalmente, se incluye el área "Evaluación de la actividad docente". Allí se con-
siente que se ponga a prueba la capacidad docente del futuro profesor y se someta
a un proceso de evaluación, a través de una práctica en docencia universitaria en
un contexto real. Este es un componente innovador, porque permite que todo lo
que se haya aprendido y perfeccionado a lo largo de la formación se ponga en
práctica. En efecto, "solo cuando la práctica va acompañada de formación y de revi-
sión es posible conocer más a fondo las entrañas de la docencia y la dinámica de
aprendizaje de los alumnos" (Zabalza & Zabalza, 2010, p. 61). De esta forma, el
futuro profesor puede tener una experiencia previa en docencia, lo que puede con-
tribuir al comienzo de su desarrollo profesional. Es significativo resaltar que, duran-
te esta experiencia, se le asignará un profesor, director/supervisor de práctica, que
guíe y dé seguimiento a la actividad docente. En el caso de que la formación se
llevara a cabo de manera inicial para profesores noveles, esta área podría sustituirse
por la aplicación continua en tareas de ejecución específicas en relación con el área
de necesidad en el que se esté trabajando a lo largo de la formación.
La formación pedagógica del profesorado universitario es tan importante como
su formación académica (i.e., especialidad). Es la base de un proceso de enseñan-
za que promueva el aprendizaje y ayude al estudiante a desarrollar las competen-
cias necesarias para desempeñarse en su futuro profesional. La formación peda-
gógica podría facilitar el entendimiento de las exigencias que se dan en torno al
proceso de enseñanza. De esta forma, estas no se observan como carga adicio-
nal, sino como parte importante y necesaria del mismo proceso de enseñanza. Al
mismo tiempo, se promueve el mejoramiento de las prácticas en favor del aprendi-
zaje del estudiante, lo que puede redundar en la calidad de la enseñanza. En
efecto, un profesor que conozca muy bien el contenido de sus asignaturas, se
complementa cuando desarrolla las destrezas que le permiten impartir debida-
mente la enseñanza. En relación con estas ideas, López, González y León (2014)
afirmaron que
el perfil docente derivado del mismo responde a un profesional que desa-
rrolla su actividad sobre la base de una labor planificada de forma sistemá-
tica y con suficiente antelación, donde la información a transmitir está liga-
da directamente con las competencias profesionales del trabajo para el
que capacita la titulación en la que se encuentra y que emplea recursos,
metodologías y estrategias didácticas en un contexto específico de ense-
ñanza-aprendizaje donde la planificación docente, la gestión del tiempo y
del espacio, los sistemas de evaluación y la interacción con el alumnado
juegan un papel importante. (p. 146)
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Así pues, dada la necesidad de reformar el proceso educativo en la universi-
dad, las instituciones deben promover la formación permanente de su profesora-
do facilitándole los recursos necesarios para esta. Esto podría establecer una cul-
tura pedagógica entre los profesores, lo que fomentaría una revalorización de la
docencia a nivel institucional.
Rol de las instituciones universitarias respecto a la formación pedagógica
de su profesorado
Las instituciones universitarias deben promover, paulatinamente, una cultura
de cambio en torno a este y otros asuntos que atañen a la calidad de la enseñan-
za, desde el punto de vista del profesor, en primer lugar. Esto implica que las
autoridades universitarias muestren interés en ofrecer una enseñanza que ponga
énfasis en una perspectiva activa del aprendizaje estudiantil. De esta forma, se
involucran de tal manera, que se observa un compromiso y una disposición para
colaborar con todo lo que sea necesario para trabajar con este asunto. No basta
con exigir, también debe ofrecerse, facilitarse, disponerse. En efecto, reconocién-
dose las responsabilidades de las instituciones universitarias, lo que refleja su
autonoa, pueden realizarse diferentes esfuerzos para garantizar la calidad de
la enseñanza, de entre los cuales la formación pedagógica del profesorado debe
ser prioridad. Así pues, se comienza a trabajar por y con aquel que dirige el proce-
so de enseñanza, lo que puede contribuir a que los estudiantes puedan tener una
mejor guía de su aprendizaje. Pues "proporcionando al profesorado s informa-
ción en cómo enseñar con eficacia, las instituciones pueden ayudar a crear una
mayor satisfacción del profesorado" (Meyer & Murrell, 2014, sección de Recomen-
daciones, párr. 5). Satisfacción que manifiestan profesores que participan de for-
mación pedagógica, que según Palomeque-Forero, Sánchez-Botero y Monroy-
Ramírez (2014) se da "por el nivel de manejo de las disciplinas que han adquirido
y por la concientización sobre la necesidad de actualización y renovación constan-
te en su labor" (p. 71).
Por tal razón, las instituciones universitarias deben promover el cambio, de-
mostrando la pertinencia que tiene la formación pedagógica de los profesores. No
obstante, para que sea creíble una formación que se proponga "debe ofrecer una
perspectiva contrastada y de autoridad con respecto a los principios de mejora de
la enseñanza universitaria" (Rué & de Corral, 2007, p. 20). Cabe señalar que esto
no debe hacerse simplemente por una imposición que carezca de fundamentos.
Debe hacerse a través de un proceso en el que se demuestre la necesidad (evi-
denciándose esta), se motive (mostrándose resultados de otros) y se propicie
algún tipo de mérito que valore el desarrollo profesional de los profesores. Pues,
como afirmaron Akkerman y Bakker (2011), ser en un área específica del saber
puede impedir que se tengan experiencias en otras áreas, especialmente en pro-
fesores que se cierran y no aceptan ser novatos en otra área. Esto se da porque
deben cruzarse los límites entre el dominio de su especialidad y el dominio de
conocimientos pedagicos.
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De Miguel (2003) afirmó que "solamente cuando existe un compromiso claro y
explícito de los responsables académicos respecto a la formación del profesorado,
podemos considerar que la mejora de la calidad de la enseñanza constituye un
objetivo prioritario en nuestras instituciones" (p. 26). Esta afirmación permite evi-
denciar lo que plantea en relación a que las instituciones universitarias deben
involucrarse en la formación pedagógica de sus profesores. De esta forma, pue-
den demostrar su interés hacia el ofrecimiento de una enseñanza de calidad. Por
tanto, "la Universidad cuenta con un profesorado con una vasta preparación como
especialistas en las diferentes áreas disciplinares, pero que, por el contrario, pre-
sentan una deficiente formación pedagógica y en habilidades sociales" (Sánchez
& Mayor, 2006, p. 924). Por esto, de nada sirve contratar profesores muy compe-
tentes en sus respectivas especialidades si no pueden guiar a los estudiantes
hacia el aprendizaje. En efecto, debe saber facilitarse el conocimiento a través de
una enseñanza bien dirigida, que propicie una comunicación eficaz y un trabajo
activo del estudiante.
Asimismo, las instituciones universitarias, como centros de formacn estu-
diantil, deben velar por la calidad de la enseñanza que se ofrece. Esto no debe
hacerse tan solo desde la mejora institucional, sino que debe hacerse desde la
eficacia de la ensanza, como principal evidencia acerca de la calidad de esta.
Justamente, "los dos grandes parámetros que determinan la calidad de una
Universidad son, por un lado, la calidad de los alumnos, y por otro, la calidad de
los profesores" (Muñiz & Fonseca-Pedrero, 2008, p. 14). No obstante, también,
se entiende que hay otros aspectos como las instalaciones físicas, los recursos
tecnológicos (e.g., recursos audiovisuales), la organización de los programas
de las titulaciones académicas, entre otros aspectos, que suelen tomarse en
cuenta para evidenciar la calidad. Sin embargo, en este artículo se ha hecho
hincapié en la importancia de observarse la calidad de la enseñanza desde sí
misma, desde su eficacia; donde se implica directamente la actividad docente.
Por esto, se indagó este asunto desde la figura del profesor, quien tiene la
responsabilidad mayor en el proceso de enseñanza, porque es quien facilita
directamente el conocimiento. No obstante, las instituciones universitarias,
desde los encargados de los asuntos académicos o desde sus facultades y
departamentos académicos, han de involucrarse de tal manera que se preste
atención e importancia a la enseñanza, compartiendo así su responsabilidad
con los profesores. A pues, debe tomarse en cuenta que hay que contar con
profesores que demuestren competencia, tanto en su área de especialidad como
en destrezas pedagógicas. Esto permite fortalecer la profesionalidad del profe-
sor ante su responsabilidad primera: el aprendizaje de los estudiantes, como
facilitador y ga del mismo.
La calidad de la enseñanza es un asunto muy actual del que suele hablarse
pero, más allá del discurso, debe propiciarse un esfuerzo en las instituciones
universitarias para garantizarla. Pese al auge que va obserndose en torno a
este asunto, todavía queda mucho camino por andar. En muchas universidades,
la concepción del proceso de enseñanza todaa tiene la sombra de un sistema
que pone como centro al profesor. El estudiante, mayormente, escucha y toma
apuntes que luego debe vaciar literalmente en un examen (i.e., con las mismas
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palabras que el profesor utilizó, sin propiciarse un proceso de comprensión),
luego de trabajarse en un proceso de memorización forzada que no necesaria-
mente conduce a un aprendizaje. De acuerdo con Verdejo y Medina (2009), com-
prender implica un entendimiento de lo que se transmite, pudiendo utilizarse de
alguna forma el contenido o las ideas que se contengan. Este proceso implica
que se guarde fidelidad al contenido original, aunque se comunique de manera
diferente; es decir, parafraseándose o codificándose la comunicación en otro len-
guaje. Esto último, evidencia la capacidad de entendimiento, porque el estudian-
te puede expresar en sus palabras la misma idea sin temer que se pierda la
esencia del contenido.
En consecuencia, todos estos esfuerzos deben desembocar en un compromi-
so institucional que promueva el cumplimiento de las exigencias acerca de la cali-
dad de la enseñanza. Es importante que las instituciones demuestren su compro-
miso con estos asuntos a través de una participación activa, siendo acompañan-
tes más que impositoras. Pues, "la participación institucional resulta necesaria
para la mejora general de la calidad universitaria lo que significa dedicacn y
compromiso institucional" (Vázquez, Colom, & Sarramona, 1998, p. 76). De esta
forma, se observa que se trabaja en colaboración hacia un mismo fin: la calidad de
la enseñanza. Los profesores deben observar que no trabajan solos, que hay
comunicación entre la administración universitaria y las facultades acamicas.
Así, la universidad se fortalece a la vez que se proyecta como una institución que
propicia una formación de profesionales con calidad.
5. Conclusiones generales
Una formación como la que se presentó en este artículo, responde a lo que
Baute e Iglesias (2014) plantearon; pues, luego de un proceso de planificacn,
estructuración y justificación de la misma, resulta "un sistema de formación pe-
dagógica perfeccionado, fortalecido y desarrollador de conocimientos, habilida-
des, valores y modos de actuacn del profesor universitario en correspondencia
con las demandas sociales a las universidades" (p. 80). A pues, acerca de la
formación pedagógica del futuro profesor, a partir de las ideas que se han ex-
puesto a lo largo de los hallazgos con su debida argumentación, puede concluir-
se lo siguiente:
- La formación pedagógica del futuro profesor, especialmente, una formación pre-
via o antes de ejercer como docente, es necesaria, importante y pertinente.
- La formación previa marca el comienzo de una nueva actividad respecto al cono-
cimiento pedagógico de los profesores universitarios. Es un precedente que
puede hacer cambiar la mentalidad de muchos docentes, que no rinden honor a
la profesión que ejercen.
- La pertinencia de una formación inicial radica en que el futuro profesor podría
familiarizarse, previamente, con todas las responsabilidades que acompan
su rol como docente universitario y desempeñarse de una mejor manera en el
contexto educativo real.
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- Lo importante de la formación pedagógica que se propuso es que los conteni-
dos de la misma permiten abarcar, de forma holística, el proceso de enseñanza
desde el punto de vista de la calidad de la actividad docente. Solo falta que se
tome la iniciativa para llevarla a cabo. No obstante, para esto requiere de un
equipo de profesionales, altamente cualificados, que sirvan como formadores.
Así pues, este equipo debe vivir lo que enseña, ser ejemplo de lo que promueve
y demostrar conocimientos respecto a todo lo que enseña y exige a los partici-
pantes.
- En la estructura y secuencia de los contenidos de la formacn, se toma en
cuenta, de una forma lógico-pedagógica, los conocimientos necesarios para cada
una de las áreas formativas. En lo que se refiere a los contenidos específicos de
la formación inicial que se propuso, puede afirmarse que se observa completitud
en referencia a la actividad docente.
- La formación pedagógica del profesor universitario es un asunto que no termina
de concretarse, a pesar de que se haga hincapié en la necesidad de formarse
para desempeñarse adecuadamente en el contexto universitario.
Acerca de cómo debe trabajarse en las instituciones universitarias para ga-
rantizar la calidad de la enseñanza, puede concluirse lo siguiente:
- La calidad de la enseñanza es un trabajo de todos en la universidad. No obs-
tante, para garantizar una enseñanza de calidad se necesita de una buena
comunicación que facilite el seguimiento de la actividad docente de los profeso-
res, pero que, al mismo tiempo, refleje apoyo por parte de la misma institución
universitaria.
- A la universidad le corresponde vigilar por la calidad de la enseñanza, lo cual,
solo puede lograrlo involucrándose en los asuntos que se relacionan con la
formación pedagógica del profesor y su desarrollo profesional, respecto al pro-
ceso mismo de la enseñanza.
- Si las instituciones universitarias desean promover una enseñanza de calidad
deberán establecer una serie de requisitos que, al menos, garanticen la cualifi-
cación docente del profesorado para que el proceso de enseñanza se lleve a
cabo de una forma eficaz.
En síntesis, puede afirmarse que, aunque se ha estado haciendo mucho para
hacer ver la importancia de la formación pedagógica del profesorado universitario,
todavía queda mucho por recorrer. Este es un tema que se aborda desde distintos
puntos de vistas, pero deben llevarse a cabo mayores esfuerzos para evidenciar
los beneficios de la formación pedagica. En efecto, teniéndose una idea real
acerca de la pertinencia de la formación y de lo que puede facilitar a un docente
para desempeñarse como tal, es lo que podría provocar que se tome con mayor
seriedad y compromiso este asunto. Así pues, queda afirmar que las instituciones
universitarias tiene un rol crucial en esto, pues son las que se sirven del trabajo
que desempeñan los profesores, principalmente, respecto al proceso de ense-
ñanza. Por tal ran, debe profundizarse en este aspecto, con el propósito de
fortalecer o despertar el interés hacia las competencias docentes y sus implicaciones
para la calidad institucional, en general.
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6. Recomendaciones para investigaciones futuras
Las recomendaciones para investigaciones futuras surgieron a partir de asuntos
que, durante el transcurso de esta investigación, despertaron el interés del inves-
tigador para profundizar en ellos, pero no formaban parte de los propósitos de la
investigacn. En efecto, la delimitación en toda investigacn hace que asuntos
como estos queden fuera del alcance investigativo, lo que a su vez puede propi-
ciar nuevos estudios que permitan el avance del conocimiento en áreas más espe-
cíficas. Entre las recomendaciones que se ofrecen para investigaciones futuras se
encuentran las siguientes:
- Estudiar la disposición de los profesores universitarios para formarse
pedagógicamente, mantener actualizados sus conocimientos pedagógicos y lle-
gar a desarrollarse profesionalmente como docentes de un área específica del
conocimiento.
- Determinar y comparar la efectividad de los programas de formación pedagógi-
ca para profesores universitarios que existen actualmente en las universidades
españolas, ya sean de libre acceso o de acceso limitado.
- Comparar el desempeño de profesores con formación pedagógica con el des-
empeño de profesores sin formación pedagógica y su efecto en el proceso de
enseñanza, en instituciones universitarias que cuenten con programas para la
formación de su profesorado.
- Auscultar cuánto conocen los profesores universitarios el proceso de aprendi-
zaje en adultos y su relación con la eficacia en la enseñanza.
- Examinar el conocimiento que tienen los profesores universitarios acerca de los
principios éticos en la evaluación del aprendizaje estudiantil.
- Indagar acerca de la estructura, la organización, el procedimiento y la efectivi-
dad de los programas y sistemas universitarios de evaluación de la actividad
docente de los profesores universitarios.
- Profundizar en torno a la opinión del profesorado universitario acerca de la
profesionalización de la docencia.
- Investigar acerca de la aplicación de la legislación correspondiente al acceso de
los profesores a los cuerpos docentes universitarios y su efectividad en torno a
la calidad de la enseñanza.
- Analizar cómo impacta el proceso de evaluación de la práctica docente en el
profesorado universitario desde la perspectiva de la calidad de la enseñanza,
tanto por sus pares como por los estudiantes, en los distintos niveles de la
educación superior.
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J. P. Vázquez Pérez
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