EL CUERPO SOCIAL: EL IMPACTO DE LA VIOLENCIA Y LA CREACIÓN DE
DISPOSITIVOS GRUPALES HOSPITALARIOS
Ana Carolina Farah23
RESUMEN
En los últimos tiempos la violencia y el entretejido social se filtran dentro de las
intervenciones sanitarias de una manera sorprendente e inabarcable desde las respuestas
pensadas hasta el momento. La clínica actual de niños debe necesariamente amparar el
sufrimiento de origen social: consumos excesivos, intentos de suicido, accidentes a
repeticn y somatizaciones se observan cada vez a edades más tempranas. Desnutrición
por "falta de olla, maternidades adolescentes sin redes sociales de inclusión, incremento de
violencia familiar, niños que deben tramitar duelos por traumatismos extremos por maltratos
físicos y psíquicos. Demanda social en la que como trabajadores de la salud mental nos
sentimos profundamente comprometidos.
La violencia actuada y naturalizada en lo cotidiano familiar, con patologías sociales
y personales (como el alcoholismo y la drogadiccn) comportan cuadros de impulsividad en
donde lo que está afectado es el desarrollo simlico. La cultura de la violencia es extensiva
y virulenta, lo que demanda la necesaria capacitacn específica en este tipo de abordajes
para brindar respuestas que aporten verdaderamente a la salud de niños y familias. La
violencia arrasa toda posibilidad de pensabilidad. Los efectos de la violencia social en el
cuerpo del niño y su familia son ltiples y las intervenciones se ven obstaculizadas debido
al alto impacto que producen en los referentes institucionales y la brutalidad con la que
aparecen.
Lo social hecho cuerpo ha modificado el perfil de la demanda en Salud Mental del
Hospital. Ha sido larga la historia de desamparo para los grupos más vulnerables. La
soledad en la crianza de los niños favorece la expresión de vínculos violentos cada vez más
tempranamente, siendo difícil de prever las implicaciones a futuro que estos traumatismos
precoces provocan en la salud biopsicosocial de los niños. Aquí el dispositivo grupal en el
interior de la institución se propone para realizar una práctica social que colabora con la
necesidad de elaboración individual y colectiva de una situacn traumática y de las
consecuencias psíquicas del impacto de la violencia. Hay algo de lo traumático que requiere
una especificidad en su abordaje y los dispositivos grupales son, en nuestra opinión un
recurso privilegiado en esa dirección.
Para finalizar, la ausencia de espacios instituciones que brinden lugares de
"anidacn social nos convoca al desafío de pensar al grupo como forma de respuesta
frente a las nuevas demandas sociales ligadas al sufrimiento infantil.
PALABRAS CLAVE
VIOLENCIA - TRAUMA SOCIAL - CUERPO - DISPOSITIVO GRUPAL.
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Lic. en Psicología, Institución: Servicio de Salud Mental - Hospital de Niños de la Santísima
Trinidad. Direccn de contacto: acarofarah@gmail.com
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En los últimos tiempos la violencia y el entretejido social se filtran dentro de las
intervenciones sanitarias de una manera sorprendente e inabarcable desde las respuestas
pensadas hasta el momento. La clínica actual de niños debe necesariamente amparar el
sufrimiento de origen social: consumos excesivos, intentos de suicido, accidentes a
repeticn y somatizaciones se observan cada vez a edades más tempranas. Desnutrición
por "falta de olla, maternidades adolescentes sin redes sociales de inclusión, incremento de
violencia familiar, feminicidios, niños que deben tramitar duelos por traumatismos extremos
por maltratos físicos y psíquicos. Surge entonces la pregunta sobre ¿qué de las violencias
no tramitadas se repiten en estas violencias?
Demanda social en la que como trabajadores de la salud mental nos sentimos
profundamente comprometidos.
¿Q constituye lo social corporalizado? ¿Es solo lo externo, el afuera, lo ajeno o
es posible pensar que lo social es todo el contexto en donde se presentan las patologías
individuales y familiares?
La actual sociedad de mercado y consumo, ofrece amplios mundos para tener,
devolviendo identidades que equiparan el ser con el tener, las modas adolescentes, las
nuevas tecnologías en donde se prioriza la imagen y la mirada en detrimento de la palabra.
Nuevas formas de comunicacn que favorecen los comportamientos impulsivos que se
ligan a la violencia.
La violencia actuada y naturalizada en lo cotidiano familiar, con patologías sociales
y personales, (alcoholismo, drogadicción) comportan cuadros de impulsividad en donde lo
que es afectado es el desarrollo simlico. La cultura de la violencia es extensiva y
virulenta, lo que demanda la necesaria capacitacn específica en este tipo de abordajes
para brindar respuestas que aporten verdaderamente a la salud de niños y familias.
La actual concepcn de Salud Mental, propuesta por la Ley Nacional N° 26.657 y la
Provincial 9.848 como "proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos,
culturales, biogicos y psicogicos, obliga a repensar las intervenciones hisricas ligadas
al tratamiento de las personas con padecimiento psíquico. Es desde una dinámica de
construcción social vinculada a la concrecn de los derechos humanos y sociales que
deben programarse los nuevos planes de salud, en donde todas las palabras sean oídas.
Dos temáticas son visibilizadas legalmente, las adicciones y la internacn de
personas con padecimiento psíquico en hospitales generales. Para que la implementacn
no sea violenta per se, las transformaciones deben ser paulatinas, capacitando al personal
frente a los cambios conceptuales y sus prácticas, previniendo re-victimizaciones y evitando
procesos de desarraigo identitarios y mecanismos defensivos desde todos los integrantes
institucionales.
La nueva ley modifica el concepto de Salud mental a padecimiento mental,
comprendiendo ésta a todo tipo de sufrimiento psíquico vinculable a distintos tipos de crisis
previsibles e imprevistas, así como situaciones más prolongadas de padecimientos como
trastornos y/o enfermedades. Respecto a las crisis previsibles y esperables en las distintas
etapas evolutivas, estas se ven agudizadas por lo social. ¿Las crisis sociales mo impactan
en el psiquismo infantil y en la constitución de su subjetividad?
La violencia arrasa toda posibilidad de pensabilidad. Los efectos de la violencia
social en el cuerpo del niño y su familia son múltiples y las intervenciones se ven
obstaculizadas debido al alto impacto que producen en los referentes institucionales y la
brutalidad con la que aparecen.
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Cuando miramos la realidad que se cuela por los distintos servicios hospitalarios
ingresan por la puerta grande miles de pacientes con problemáticas ligadas a la violencia
social.
Resultan insuficientes los lazos sociales, producto de largas colas de historia en
donde el otro no es mirado como semejante, donde el respeto no es igual para todos, en
donde la solidaridad aparece tardíamente, cuando las consecuencias y daños son
demasiado grandes, cuando ya lo preventivo no es posible de instalar.
"La agresividad en una cultura en la cual la violencia es cotidiana no es planteada
como un problema sino en su exceso" (Bleichmar, 2014). Son estos excesos, los que se
hacen públicos masivamente, apareciendo en los medios de comunicacn social y siendo
destinataria toda la población. En este mirar desde afuera se hace eco de la crueldad en su
xima expresn sadeana aquella madre que burlando todos los mecanismos
institucionales produce daño intencionalmente en su hija, provocando perversamente la
asfixia de la niña y frenando minutos antes de la muerte inminente. Munchausen por poder,
el poder de controlar la vida y la muerte, provocando graves secuelas sicas y psíquicas en
la niña.
Los traumatismos precoces muy severos generan en los niños y su familia un ficit
en el resguardo del interior respecto al exterior, apareciendo del lado de lo manifiesto
conductas de grave impulsividad y a nivel psíquico escisiones yoicas importantes.
Los diques internos que posibilitan limitar actos violentos, no se construyen
adecuadamente. lo se reprueban los episodios violentos desde sus consecuencias
sociales y no desde el límite interior que promueve el amor hacia el prójimo.
El concepto de trauma social podría definirse como el conjunto de acontecimientos
que marcan una sociedad, una época tanto desde los espacios comunes y públicos y que
incide y tendrá consecuencias traumáticas en las personas.
En las situaciones traumáticas de origen social, encontrar el sentido de los
traumatismos tiene especial importancia para su elaboración. Los agrupamientos
sociales espontáneos que se conforman para enfrentarlas, tienen un papel muy
importante en esta producción de sentidos, hacen un trabajo de semantización que
ayuda, no lo a la comprensión social del problema, sino al proceso personal de
simbolización.
Los grupos sociales a los que se recurre esponneamente como recurso
durante las crisis, constituyen uno de los instrumentos fundamentales para albergar
al sujeto en condicn de indefensión, y otorgar el reapuntalamiento necesario.
Funcionan como un aparato protésico. Además de contener, si son grupos en los
que en el apuntalamiento no predomina la sutura, cumplen funciones proteicas, en
el sentido de funcionar como una nueva matriz para el desarrollo de aspectos del
psiquismo (Edelman, Kordon, 2010).
"Lo social hecho cuerpoha modificado el perfil de la demanda en Salud Mental del
Hospital: niños desnutridos o bajo peso, dificultades vinculares graves, traumatismos sicos
y emocionales de todas las gamas posibles de imaginar, madres adolescentes sin
contencn familiar, adicciones múltiples, familias sin acceso y red laboral posible, pobres
relaciones comunitarias. Ha sido larga la historia de desamparo para los grupos más
vulnerables. La soledad en la crianza de los niños favorece la expresn de nculos
violentos cada vez más tempranamente, siendo difícil de prever las implicaciones a futuro
que estos traumatismos precoces provocarán en la salud biopsicosocial de los niños.
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"Entre la patología singular y los modos de produccn de la violencia social se van
gestando representaciones que hacen como sintónicas en los padres ciertas formas que en
otra sociedad serían gravemente perturbadas(Bleichmar, 2014).
Respecto a estas representaciones sinnicas en los padres, durante el primer
encuentro grupal de madres adolescentes con bebés internados en el Hospital se dramatiza
la siguiente escena:
Mamá 1: A (2 años) fue internada por segunda vez, primero por celulitis y ahora por
bronquitis. Es la segunda, la otra se llama B. En la primera internacn fue más fácil, porque
era más chica, ahora quiere que es sólo yo. Empieza a gritar, no quiere quedarse... Yo la
dejo que grite, por ahí me dan ganas de revolearla y la dejo porque no puedo. En mi casa no
porque pongo cara de mala y me hace caso, acá le tengo lástima.
Mamá 2: N (1 año 5 meses) estuvo internada por apnea, ahora también. Ella tiene
apnea del sueño y ella no se da cuenta, nos turnamos con mi marido para quedarnos
despiertos, para levantarnos cuando deja de respirar. Desde que nac la vigilamos, es
continuamente. Yo duermo con el oído mío cerca de ella mi mano en su panza.
Mamá 1: Ya le que ese miedo inconsciente. A mí me pasa cuando se pone a
llorar me despierto.
Mamá 3: es la segunda internación de P. (8 meses) ahora por bajo peso, la primera
por una fractura, por maltrato del padre. Yo quería traerla y el papá no me dejaba. Yo pensé
que era yo, porque estaba sola con ella y J. (hermano de 2 años) y se me pusieron a llorar al
mismo tiempo. Pensé que podía haberle enganchado el pie con el colchón. El padre al salir
de a me empezó a maltratar, me hizo perder dos embarazos, fractu a P. Me
amenazaba, no me dejaba salir, me quiso violar una noche y lo eché, espe un rato y los
puse a los chicos en el comedor y salí con un cuchillo a pedir ayuda.
Surgen en el grupo las dificultades vivenciadas por las mamás en la crianza de
niños pequeños, el no reconocimiento y decodificacn adecuada de las necesidades de
éstos, los sentimientos asociados, la comparacn entre hermanos, la mayor o menor
impulsividad materna y lo que no se puede mostrar en el ámbito hospitalario. Aparece
además el significante ligado a la enfermedad infantil, favorecedor de conductas de
sobreprotección en las mamás.
La violencia se infiltra en todas las escenas grupales, en la descripcn de la
problemática de cada díada. Durante este primer momento de presentación grupal y ante el
relato pormenorizado de una de las participantes de la situacn de violencia familiar de la
que es víctima ella y sus dos hijos menores de dos años, se la frena en su relato,
protegiendo al grupo y a ella misma en su exposicn. Se expone sin filtro la violencia
externa en el grupo, de alguna manera vomitando el exceso traumático, no elaborado por
ella.
"En el trabajo de historización, hemos podido observar la importancia que adquiere
el "testimonio” personal del traumatismo tanto para el que lo asume como para los otros
miembros del grupo(Edelman y Kordon, 2010).
Mamá 2: Todos los nos son diferentes, aunque yo tengo una más grande, ella me
entiende, hace caso, ella no. Yo creo que estuvo mucho tiempo sola...
Mamá 1: Yo siento que tengo que contar hasta 10 y no me alcanza. Cuando se
pone pesada, entiende creo.
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Terapeuta: No todos los nos entienden de la misma manera según las diferentes
edades.
Mamá 1: Pero la más grande entendía a la misma edad que ella. Viví con ella lo
mismo que vivió ella, violencia familiar. La más grande hacía caso porque tenía miedo a su
papá. Vio golpes, peleas, etc. esta no...
En un segundo momento grupal, una niña de dos años, N. quita insistentemente los
juguetes y las galletitas a todos los niños de manera indiscriminada. En esta escena es
posible hipotetizar que la niña no reconoce claramente lo que quiere, lo importante para ella
es quitar al otro pudiendo con dificultades aceptar límites externos. Aquí se realiza una
reflexión sobre aquellos otros niños, pasivos, poco estimulados en su desarrollo que no son
mirados, dado que esta pequa niña requiere en su pasaje al acto constante de la atención
grupal.
Terapeuta: ¿Qué le pasa a N?
Mamá 2: quiere todos los juguetes y le va a pegar (la agarra, la niña se resiste). No
me gustaría que le hagan lo mismo que ella hace... la hermana le da todo. Tal vez porque
estuvo enferma...
Mamá 1: yo a ella no la sobreprotejo, si quiere pelear que se pelee.
En un tercer momento grupal se muestran imágenes alusivas a la maternidad con
hijos pequeños, la primera condensa el desborde emocional, la multiplicidad de tareas a las
que es convocada una madre en el hogar, y la sensacn de desesperacn momentánea.
Mamá 1: pobre señora... a mí más o menos, que viene la más grande, que viene mi
sobrina, etc...
Terapeuta: son las mamás pulpos... y los maridos que no son pulpos...
Mamá: es que cuando no hacen las cosas las empezamos a hacer nosotras...
Otra imagen que se le propone al grupo es la que sigue:
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Mamá 1: se hartó... se ais con el chico...
Otra vez la violencia enlazada a las emociones primarias surgidas durante la
maternidad. La necesidad de aislamiento para poder sobrellevar de mejor manera la
maternidad, aislamiento debido a la falta de apoyatura externa social y familiar, de redes
efectivas de contención para la díada. Por último se presenta la siguiente imagen que alude
acerca de que la maternidad es más difícil de sobrellevar en soledad, y de la intención de
que el grupo se ofrezca como una ayuda y lugar de contencn para ellas.
Aquí el dispositivo grupal en el interior de la institución se propone para realizar una
práctica social que colabora con la necesidad de elaboracn individual y colectiva de una
situación traumática y de las consecuencias pquicas del impacto de la violencia.
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Por dispositivo entendemos el conjunto de condiciones normativas de la tarea a
desarrollarse: número de integrantes, tiempo de las reuniones y frecuencia de las mismas,
duración limitada o ilimitada del funcionamiento del grupo, pero más especialmente los
significados, los contenidos de la escena dramática sobre los que se trabaja, las
construcciones de sentido que se producen y el tipo de intervenciones pertinentes a este
trabajo de los coordinadores del grupo. Según cuál sea el dispositivo grupal se favorecerá la
emergencia de determinadas producciones.
Si pensamos en los casos extremos, en los mediatizados, los que provocan
intensos sentimientos de odio, los que nos sumergen en la perplejidad, paralizando nuestro
"aparato de pensar los pensamientos”, el dispositivo grupal, a tras de la verbalización de
la crueldad, de la creación grupal ligada a las causalidades, la posibilidad de depositación
masiva de la culpa en unas pocas personas, permite ir elaborando socialmente el trauma
social que causan debido a la gravedad que conllevan.
El grupo de reflexión permite un acceso múltiple: a las formaciones grupales del
psiquismo originadas en los vínculos primarios, a los procesos inter y transubjetivos y a los
modos en que estos fenómenos se enlazan, articulan o inscriben en las variables
institucionales y lo llamado macrocontextual.
La violencia impacta dentro del ámbito hospitalario a nivel individual, provocando
cortocircuitos y trastornos específicos para simbolizarla y metabolizarla y, si pensamos a
nivel institucional ¿cuáles constituirían los agujeros psíquicos grupales?
La no escucha de la demanda
La violencia en la interpretacn de las problemáticas familiares
Los modos agresivos de relación entre disciplinas, los reduccionismos tajantes que
provoca intervenir en el cuerpo atomizádolo.
No lo defensivamente el aliarse a otros nos protege de la violencia instalada en el
cuerpo social. El grupo horizontaliza saberes, permite el crecimiento en democracia, en
tolerancia y espera frente a otros iguales. Va en contra de lo social imperante, de lo que las
nuevas tecnologías no vehiculizan (sin tiempos de espera posibles, en donde la
instantaneidad gobierna el mercado)
La tortura moderna es casi siempre presente en sociedades
desculturizadas, o sometidas a un proceso pido de aculturacn. Sobre esta forma
actual, la tortura puede encontrarse también cuando los digos que estructuraban
los intercambios y encuentros entre diferentes grupos humanos han desaparecido
en beneficio de un modelo único de estructuracn de intercambios entre grupos.
Las regulaciones entre diferentes grupos constitutivos de una sociedad dejan de ser
efectivas por la instauración, brutal o progresiva, de un modelo único de sociedad.
(Iglesias Saldaña, 2005)
Hay algo de lo traumático que requiere una especificidad en su abordaje. Los
dispositivos grupales son, en nuestra opinión un recurso privilegiado en esa dirección.
A nivel institucional lo intolerable de pensar es el sufrimiento de un niño. Lo
impensable para una generacn según Janin, es indecible para la siguiente e innombrable
para la que le sigue. ¿Cndo reflexionamos sobre la violencia social hecha cuerpo qué
lecturas del pasado podemos realizar? Los largos os de dictadura, la herencia de leyes
caducas, de historias calladas, de desapariciones en la impunidad social en conjunto con las
cadas de silencio podrían constituirse en lo traumático transgeneracional, la violencia no
será algo que aparece frente al silenciamiento social previo ¿La violencia social se un
indecible?
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Afirmamos que lo traumático implica la ausencia de terceros. La no escucha de las
problemáticas sociales revictimiza a las familias y a los agentes institucionales. Las
instituciones tienen como función social la de tercerizar. ¿Los modos institucionales
conocidos serán ineficaces e improductivos ya que se remiten a otra gica? ¿De q
manera coexisten los paradigmas opuestos, la salud como producto colectivo o individual, lo
social externo o interno, el impacto de lo social en el cuerpo psíquico del niño?
Para finalizar, la ausencia de espacios instituciones que brinden lugares de
"anidacn social nos convoca al desafío de pensar al grupo como forma de respuesta
frente a las nuevas demandas sociales ligadas al sufrimiento infantil.
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BIBLIOGRAFÍA
Bleichmar, S. (2014). "Algunas herramientas para pensar los modos de aparición de la
violencia en la clínica de nos”. En Las teorías sexuales en psicoalisis. Qué
permanece de ellas en la práctica actual (Cap.21). Buenos Aires: Paidós.
Edelman, L., Kordon, D. (2010). Trauma social: trabajo elaborativo en grupos de reflexión.
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Janin, B. (2012). "Las marcas de la violencia. En. El sufrimiento psíquico en los niños.
Psicopatología infantil y constitucn subjetiva (Cap. 9). Buenos Aires: Noveduc.
Janin, B. (2009). La violencia en la estructuracn subjetiva en cuestiones de Infancia. La
violencia y sus dialectos en niños y adolescentes. Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales (UCES).
Janin, B. & Kahansky, E. (2011). Marcas en el cuerpo de nos y adolescentes. Buenos
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